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JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI (+)

  LOS PRIMEROS TRUEQUES y LA LLEGADA DE LAS PRIMERAS MERCADERÍAS (Por JUAN B. RIVAROLA PAOLI)


LOS PRIMEROS TRUEQUES y LA LLEGADA DE LAS PRIMERAS MERCADERÍAS (Por JUAN B. RIVAROLA PAOLI)
LOS PRIMEROS TRUEQUES y LA LLEGADA DE LAS PRIMERAS MERCADERÍAS
 
LA ETAPA DE LA CONQUISTA
 
 
 
 
 
 
LOS PRIMEROS TRUEQUES

"El Trueque –dice Branislava Susnik– puede tener dos concomitancias: trueque-reciprocidad y trueque-adquisición; el verdadero trueque implica el contacto de las parcialidades de diferente tipo cultural; empero, las "Visitas" interparciales, o intertribales permiten una distribución organizada de bienes más característicos de una determinada área habitada".

"Poco antes de la conquista hispana existía una "ruta de trueques entre Samaipata incaica y el área de los Xarayes, trayendo los "truequistas" Chanés varios objetos-adornos de metal, cuyo conocimiento difundióse ampliamente bajo el término de "señor de Candiré" entre los Itatines y otras parcialidades guaraníes; las plaquetas-adornos de metal atraían a los indígenas y provocaron importantes incursiones-migraciones. La inclinación de los Guaraníes al trueque, antes y después de la conquista, se menciona en todas las fuentes documentales, diciendo Doblas que ".teniendo por mengua el que los consideren incapaces de comprar y vender." (p.31). La conquista hispana intensificó el trueque de los indígenas con los blancos y también intertribalmente ya que las tribus asentadas en vecindad con el ambiente criollo servían de intermediarios. Los primeros contactos de los Guaraníes con los españoles basábanse en "trueque-regalías", los españoles buscando abrirse los caminos y asentarse pacíficamente, y los Guaraníes deseando adquirir "las novedades" en metal y abalorios; no hesitaban a entregar a sus mujeres si de esta manera pudieron establecer un "trueque-reciprocidad" o un "trueque-servicio". No existían un principio de la evaluación de bienes, predominando el interés de "pacificar con baratijas" por una parte, y por otra, la simple volición inmediata de elementos utilitarios o simplemente ostentativos" (73).

Ricardo Levene opina que "la primera forma del comercio indiano se inició con los rescates o cambios que hacían los españoles con los aborígenes, de bagatelas por metales preciosos y frutos de valor de América, de que ya habla Colón en su primera epístola".

"El 6 de mayo de 1497, se dictó una amplia provisión en virtud de la cual se concedía general franquicia de todos los derechos de importación y exportación para las Indias. En 1501 se reiteró esta prescripción. Para fomentar la colonización de tierra firme en 1512 se eximía del pago de todo derecho de la importación y exportación de géneros y efectos por el término de cuatro años, pasados lo cuales debía cobrarse siete y medio por ciento".

"Desde la creación de la Casa de Contratación, en 1503 (74), Sevilla tenía privilegio, con respecto a los demás puertos españoles, para el comercio de Indias. En 1524 fray García de Loaisa, presentó al Emperador un memorial exponiendo las ventajas de establecer en la Coruña la Casa de Contratación para el comercio de la especería, alegando que tales negociaciones debían hacerse con naves grandes (75). Quedando habilitados, a partir de 1529, nueve puertos de la Península al comercio directo con las Indias. (76).
 
 

LA LLEGADA DE LAS PRIMERAS MERCADERÍAS

Un piloto saonés, León Pancaldo, que iba en busca del estrecho de Magallanes, en el mes de abril de 1538, llegó al surgidero del Riachuelo, de "arribada forzoza, la nao mercante Santa María, "y no pudo pasar y entró en el río: venía cargada de mercaderías y muchos vinos y algunos bastimentos, con lo cual se reformó la gente que allí residía", nos relata el Padre Hernández. Sobre tales mercaderías cobraron los tenientes de tesorero y contador los derechos de almojarifazgo, en sedas, paños y lienzos.

"El arribo inesperado de Pancaldo y su socio, Juan Pedro Vivaldo, mercante genovés, con la Santa María, –nos refiere Luis Roque Gondra–, no sólo había servido para que se reformasen los habitantes del real; dejó también en ella su secuela de pleitos e incidencias triviales. Habían formalizado sociedad en Cádiz, por escritura pública del 1 de agosto de 1536, ante el escribano Alonso de Medina".

"Allí se hicieron a la mar, probablemente a fines de aquel año o a principios de 1537, con dos naos, la nombrada Santa María y la Concepción, al mando de Vivaldo, con buena carga de víveres, vino, especias, telas, vestidos, en demanda del estrecho de Magallanes. En la boca del río Gallegos perdióse la Concepción, el 80 de noviembre de 1537, por culpa de Vivaldo, según su socio, y patrón, con toda la carga que conducía. La Santa María no pudo tomar el estrecho, y dio vuelta, llegando de arribada forzoza al puerto del Riachuelo".

"Aquí se dio fin –prosigue Gondra– a la empresa, vendiéndose los restos del cargamento a los habitantes y las autoridades, después de satisfacer, como se dijo, los derechos reales de grado y por fuerza – y acaso más por fuerza que de grado –, a pagarse, cuando los compradores mejorasen de fortuna, "del oro o plata que se hubiese en esta provincia del Río de la Plata, o en las doscientas leguas de costa que le pertenecen en la mar del sur a esta conquista, del primer repartimento o repartimentos que se hicieren de oro y plata y otras riquezas en esta conquista entre los conquistadores de ella, pagados en cualquier parte de esta provincia".

"Con esto y con la obligacion que los compradores contraían, "son comunidad" y con renuncia de muchas garantías que las leyes concedían a los deudores, debe suponerse que quedaron satisfechos los vendedores. Así consta en numerosas cartas de obligación y reconocimientos de deuda, otorgados en Buenos Aires, en 1538, por valor de muy cerca de 1000 pesos de que sólo él justa y perfecta ley de a cuatrocientos cincuenta maravedíes cada uno".

"Mas con todo ello la sociedad no pudo liquidar en paz; y Pancaldo, representando por Melchor Ramírez, demandó a su socio Vivaldo, ante Ruiz Galán por cobro de 16.000 "pesos de oro de justa y perfecta ley de a cuatrocientos cincuenta maravedíes cada uno" en que estimaba el valor del cargamento perdido en el río Gallegos, por culpa del demandado, y los intereses, pérdidas, daños, menoscabos, etc., con más las costas".

"Ignoramos – concluye Gondra –, qué suerte tuvo la demanda, más allá del traslado que mandó correr el señor teniente de gobernador, y adonde fueron a parar las cartas de obligación que Pancaldo (el cual murió poco después) recibió, en pago el cargamento vendido, en esta primera actividad comercial del puerto de Buenos Aires. No debía ser, sin embargo, tan cruel la suerte de la población, cuando sobraban tiempo y ánimo para tales negocios, pleitos y especulaciones" (77).

Las expediciones españolas llegadas a estas tierras traían en sus "bastimentos" –como daban en llamar entonces a las mercaderías–, toda clase Jp productos que intercambiaban con los naturales de los países a conquistar. Así ocurrió en el Paraguay, cuando trataron de reducir a los indios diseminados por toda la Provincia. Este intercambio fue denominado "rescate" según Alvar Núñez, quien su libro "Los Comentarios", describe numerosos testimonios de tales contrataciones (78).

"La moneda no se usaba entre los guaraníes: siguiendo la costumbre primitiva, permutaban mercancías por mercancías, sistema más apropiado a la simplicidad natural, afirma Peramás" (79).

La palabra "rescate", es utilizada también por Ots Capdequi: "De ordinario en las capitulaciones de descubrimiento nuevo y población de los primeros tiempos vemos que se concede al descubridor el privilegio de un corto plazo –dos años– de que sólo él pueda rescatar con los indios, pagando a la Corona únicamente el quinto de lo que rescatase" (80).

"Esta es una gente y generación que se llaman los guaraníes, son labradores que siembran dos veces en el año maíz, y asimismo siembran cazabí (llamaban así a la mandioca); crían gallinas a manera de nuestra España, y patos; y tienen en sus casas muchos papagayos, y tienen ocupada muy grande tierra, (81). También los guaraníes, poseían variados comestibles, "vino de maíz, batatas y pan", árboles frutales como el limón, piña, etc.

En la región portuguesa ocurría otro tanto, según describe Fernández: No caso do pau-brasil, realizaba-se um comércio de troca entre indios e civilizados. Estes constituianno costa um pequeño abrigo fortificado, deixando nele alguns homens e aí os indios de regiao depositavam as toras de pau-brasil que cortavam em troca de objetos que os europeos, portugueses ou franceses 1hes ofereciam, Nestes abrigos, chamados feitorias, ficavam as toras de pau-brasil até que chegase um navio para levá-la á Europa. Os europeos que viviam nas feitorias eram poucos; geralmente viviam junto aos índios, amasiavamse con suas mulheres e nao tinham nenhum poder sobre eles; ao invés de impor os costumes europeos, eram eles que tendiama adorar os costumes indígenas" (82).


 

CAPITULO I - NOTAS

73) LEVENE, Ricardo. Investigaciones acerca de la Historia Económica del Río de la Plata. V. 1. La Plata, Argentina, 1927. pp. 111-112.

74) Se sabe que la Casa de Contratación, o Casa de las Indias, como se le ha llamado también, fue el órgano de la colonización en los comienzos, al punto de que resumía en sí, el ejercicio de altas funciones económicas, judiciales y las relacionadas con la ampliación de las exploraciones.

75) FERNANDEZ DE NAVARRETE. Colección de los viajes... p. 193.

SUSNIK, Branislava. Los aborígenes del Paraguay. IV. Cultura Material. Asunción, Paraguay: Museo Etnográfico "Andrés Barbero", 1982. pp. 56-58.
76) GONDRA, Luis Roque. Historia Económica de la República Argentina. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1943. pp. 60, 61.

77) RIVAROLA PAOLI, Juan Bautista. Historia Monetaria del Paraguay. Asunción: Editorial El Gráfico, 1982. Cap. I. p. 11 ss.

78) PERAMAS, José Manuel. La República de Platón y los Guaraníes. Buenos Aires: Editorial Emecé, 1946. p. 175.

79) OTS CAPDEQUI, José María. Manual de Historia del Derecho Español en las Indias y el Derecho propiamente Indiano. Buenos Aires: Editorial Losada, 1945. p. 309.
80) CABEZA DE VACA, Alvar Nuñez. Los Comentarios. Separata de la Revista del Instituto Paraguayo. Sin pie de imprenta. p. 12.

81) FERNANDES, Florestan. Antecedentes indígenas: organização social das tribus Tupís. Historia Geral da Civilização Brasileira. T. I. Livro Segundo. São Paulo, 1960. Cap. II. p. 82. (Difusão Européia do Livro).
82) AGUIRRE, Juan Francisco. Diario... Documento Quinto. p. 243. Copiado de su original.

 
 

 
 
Asunción, Paraguay, 1986.
 
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LA ECONOMIA COLONIAL

Por  JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI

COLECCIÓN: Tratado de Historia Económica del Paraguay.

Se acabó de imprimir el 12 de abril de 1986

en los Talleres gráficos de Editora Litocolor.

 

 

 

 

 

 

 

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