HOMO OFICINALIS

 Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

Los burócratas son una parte de la especie humana que lentamente se va desprendiendo del tronco genético principal, para conformar su propio phylum biológico. Así explicaba un científico. Dentro de poco esta fractura evolutiva va a impedir, por ejemplo, que una mujer del género homo sapiens sapiens y un varón burócrata engendren conjuntamente. Supongo que ese nuevo género habrá de ser denominado homo oficinalis.

El burócrata adora al dios Formulario y sus objetos rituales son las certificaciones y copias autenticadas, los sellos y estampillas, las medias firmas, los recibos y conformidades, las fotocopias, en fin, los expedientes y las contraseñas. El encarpetado, el presillado de sobres y hojas de papel constituyen los actos rituales de consagración mística. Sus templos son la mesa de entrada, la ventanilla, el despacho, que es donde oficia de sumo sacerdote; por encima de él, solo se halla el Infinito etéreo e inmarcesible.

La doctrina fundamental del burócrata, en el ámbito de la administración pública o de la privada, se asienta sobre tres axiomas fundamentales: 1) lo que no está registrado, no existe; 2) lo que no tiene trámite establecido, es imposible; y, 3) quien no disponga de una fotocopia de cédula, está muerto.

La tecnología llegó en auxilio del burócrata para ayudarle a multiplicar las aplicaciones y formas impresas, esas que solamente dejan algunas pocas líneas para ser rellenadas. Pero la utopía medular de la doctrina burocrática es que alguna vez en el futuro, cuando se alcance el paraíso de la Gran Oficina Universal, ninguna aplicación tendrá espacios vacíos, ni siquiera para la firma. Pero, entretanto, hay que ir perfeccionando los modelos con paciencia y fe en la potencia de la mística formularia.

He aquí los cánones doctrinarios del homo oficinalis:

Máxima dorada: no dejes para mañana lo que puedes hacer pasado mañana.

Ley de hierro de la mesa de entrada: es inadmisible que una solicitud cumpla todos los requisitos en la primera presentación.

Primer axioma económico del funcionario: un mismo diario puede ser leído durante toda la mañana.

Segundo axioma económico del funcionario: una misma chipa puede ser roída durante toda la mañana.

Principio fisiológico de la función: el empleo del teléfono es esencial para la respiración.

Ley administrativa de incertidumbre radical: no le es dado al saber humano localizar un expediente en trámite.

Apotegma de la impredictibilidad: quien debe firmar algo tiende a ausentarse por tiempo indeterminado.

Teorema fiscal supremo: no le es permitido al Hombre reclamar antes de pagar.

Corolario del anterior: la velocidad de cobro de la factura es inversamente proporcional a la de la respuesta a la queja.

Orden cardinal del jefe: no traiga ningún problema que pueda ser solucionado por el subjefe.

Orden cardinal del subjefe: no traiga ningún problema que pueda ser solucionado por el subalterno.

Orden cardinal del subalterno: no traiga ningún problema.

Se cuenta el caso de la carta que una vez fue remitida por la Dirección de Servicios Sociales del Estado de Carolina del Sur, a un beneficiario (lo que va en cursiva son los espacios del documento que quedaron a cargo del funcionario rellenar): “Mr. John Smith: Sus cupones de pensión han sido suspendidos porque recibimos información de que Ud. …ha fallecido… Podrá apelar de esta medida... si cambia Ud. de situación. Quedamos a su grata disposición. Le saluda Atte.”. Por algún motivo que el anecdotario no menciona, el pensionado no respondió ni apeló la decisión, por lo que debe inferirse que esta habrá quedado firme, ejecutoriada y archivada.
Si Ud. recibió algo parecido, relea los formularios y consulte con el médico, puede que ya esté clasificado como difunto y no se haya percatado aún.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 01 de Abril de 2012

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