PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

  EL PLACER DE LA TRANSGRESIÓN - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 15 de Abril de 2012


EL PLACER DE LA TRANSGRESIÓN - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 15 de Abril de 2012

EL PLACER DE LA TRANSGRESIÓN


 Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

Uno de los idiotismos locales más notados y anotados por cronistas del pasado y cientistas sociales actuales es nuestra evidente falta de apego por la legalidad. Infringir normas constituye un placer secreto cuya explicación exigiría al investigador cuidadoso remover las más gruesas solapas culturales de la paraguayidad.

Para comprenderlo mejor, hagamos un ejercicio comparativo; con, por ejemplo, los Estados Unidos. En USA la frase “it is against the law” es una advertencia terrible; aquí, anunciar que algo está prohibido es una excitante invitación. Viajando por Estados Unidos llaman la atención los numerosos avisos que se encuentran a cada paso: Do not enter!; Keep away!; No wake!; Watch the steps!, Wet floor, etc. ¡No pasar!, ¡Cierre la puerta!, ¡No pise el césped! ¡Salida de niños!, ¡No arroje objetos por la ventanilla! Advertencias de este tipo, en el Paraguay, son tan útiles como un peine sin dientes.


Nótese que el paraguayo medio no lee carteles ni avisos; si en la puerta dice “empuje”, estirará; si dice “estire”, empujará; se equivoca al escoger el baño de su sexo, pese a las numerosas señales; pregunta dónde queda algo cuya indicación está ante sus narices. Ocurre que la lectura, en general, no es de su agrado y la elude cuantas veces pueda; en cambio, adora la verbalidad, como en tiempos de la Colonia.


Nuestros ancestros indígenas carecían de derecho positivo, de noción del documento, de plumas, tintas y papeles; los de origen español estaban demasiado lejos de sus Cortes y Audiencias. Ambos debían resolver sus conflictos y conducir sus trámites con las autoridades locales, tan privadas de conocimientos, imparcialidad y objetividad jurídicas como es fácil suponer. No existían constituciones que sirvan de referencia estable, solo la voluntad regia, no siempre ajustada al principio fundamental de la Ley de las XII Tablas: Salus populi suprema lex est; o sea, el bien del pueblo es la ley suprema (del Estado)”; aforismo que -dicho sea de paso- debiera presidir el frontis de los edificios y palacios legislativos, pero que en nuestro país, por causa de una ridícula traducción (y pese a las muchas veces que se advirtió), adorna la base del capitel de la sede del Ministerio de Salud Pública.


Durante la Colonia, las notificaciones de las disposiciones reales llegaban a Asunción con enorme retraso. Martínez de Irala, por ejemplo, pudo finalmente leer su nombramiento de gobernador recién en 1556, casi tres años después de haber sido firmada por Carlos V, exactamente en el año en que el emperador abdicó y que el mismo Irala falleció. Que al menos murió gozando la tardía satisfacción de verse nombrado y así acabar un provisionato político de casi dos décadas.


Al recibir resoluciones reales, el gobernador, los oficiales reales y los cabildantes se las pasaban sobre la cabeza, uno tras otro, en señal de sumisión al poder soberano, pero luego continuaban haciendo las cosas como habitualmente. La fórmula pragmática que utilizaban se expresaba con la célebre frase “se acata, pero no se cumple”. Se hacía así en la inteligencia de que el rey estaba muy lejos y de que era completamente ignorante de la realidad en las Colonias; y en particular del Paraguay, provincia sumida en el fin del mundo.


El acatar sin cumplir se sostuvo en el tiempo y terminó como principio bien afianzado en nuestra cultura jurídica, de suerte que actualmente goza de plena, sostenida y entusiasta adhesión popular masiva. Pasó a la modernidad paraguaya con la denominación de ley del ñembotavy, siempre asociada a dos actitudes: hacerse el tonto e intentar crear una situación de hecho irreversible. La ley del ñembotavy guarda cierta similitud con otras versiones, como la argentina hacerse el gil, la mexicana fingir demencia, la hispana hacerse el sueco y la general hacerse el oso. Mas es aquí, en el Paraguay, el único lugar donde la actitud llega a adquirir valor jurídico pleno, al ser socialmente consentida y pragmáticamente eficaz.


Lástima que los zorros grises no recopilen con una grabadora los estupendos pretextos que les dan los conductores; es una pena que en los registros de memoria no se recojan los “esclarecimientos” que formulamos en cada trasgresión. ¿Y las explicaciones de los políticos? Con ellas se conformarían antologías maravillosas. De seguro llegará el momento en que la ley del ñembotavy deje de ser meramente consuetudinaria y se inserte en el Derecho positivo. Podría formularse de este modo: La ignorancia de la ley no se presume, excepto en los casos en que este mismo principio también sea supinamente ignorado. O viceversa.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 15 de Abril de 2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)









Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA