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CIRILO R. ZAYAS (+)

  PRINCESITA ÑANDUTI - Zarzuela de CIRILO R. ZAYAS


PRINCESITA ÑANDUTI - Zarzuela de  CIRILO R. ZAYAS

PRINCESITA ÑANDUTI

(ZARZUELA EN TRES ACTOS)

 

Zarzuela de  CIRILO R. ZAYAS

 

PERSONAJES

DOÑA PACHANGA

 DOÑA BÁRBARA

 DON SIMPÁTICO

 NANDUTI

 KARAI BOSA

 HADA

 PRÍNCIPE

GUARANIA

COMISARIO

GUARDIA REAL

 MENSAJERO

 NENA

 PRIETO

 CHITO

 MIKI

 REY

 

CIRILO R. ZAYAS

Nació en asunción el 9 de marzo de 1929. Fue flautista, violinista, guitarrista, compositor, destacán­dose principalmente en la actividad periodística de promoción del fol­clore nacional. En efecto, el diario ÚLTIMA HORA publicó cerca de ciento cincuenta artículos que lue­go fueron reunidos en el libro Pa­rrilla, Luna y Folclore (Asunción, 1995). Es autor de Felicidades, hoy un clásico de la música paragua­ya, así como la letra de otras can­ciones con música de Chinita De Nicola, Neneco Norton, Florentín Giménez y otros destacados músi­cos. Es autor del libreto de la zar­zuela Mburukuja con música de Neneco Norton, igualmente escri­bió el texto de la zarzuela infantil Princesita Ñanduti con música de Chinita De Nicola (María Obdulia De Nicola).

El teatro musical paraguayo

El teatro musical paraguayo tiene su antecedente en la obra de Nicholino Pellegrini y Fermín Domínguez titulada Tierra Guaraní, estrenada en el entonces Teatro Nacional en 1913.

La zarzuela -género del teatro musical español-­surgió en nuestro país de la mano del compositor Juan Carlos Moreno González, quien escribió su primera zarzuela paraguaya en 1956: La Tejedora de Ñandutí, con texto de Manuel Frutos Pane; ambos crearon además Las alegres Kyguá Verá (o sea Las alegres muchachas de peinetas de oro); Corochiré (Cierta avecilla); María Pacurí y Paloma Pará (Paloma de diverso plumaje). El profesor Moreno González había nacido en 1916. Fue un virtuoso pianista. Realizó estudios de perfeccionamiento en Brasil. Fue docente en el Ateneo Paraguayo, director del Conservatorio Municipal de Música, director de Institutos Municipales y director de Cultura de la Municipalidad de Asunción. Fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito.

Años más tarde, el dramaturgo Alcibíades González Delvalle escribió la zarzuela Resedá (1960); Naranjera (1962); Ribereña (1964); La morena del trigal (1965) y Perú Rimá (1975), todas con música de Neneco Norton y con Florentín Giménez; San Juan dice que sí (1969); después el maestro Florentín Giménez compuso Loma Tarumá, con texto de Mario Halley Mora. Eladio Martínez puso música a los textos de Pacholí, Reseda Poty, ambos escritos por Manuel Frutos Pane. Probablemente La Princesita Ñanduti haya sido compuesta en 1983, siendo la única zarzuela de Cirilo R. Zayas y Chinita De Nicola. Fue representada en 1984 por la Compañía de Mercedes Jané.

Es interesante mencionar que el escritor Benigno Villa quiso "nacionalizar" la zarzuela con el nombre de Guaraniana, pero ese vocablo no prosperó y se ha seguido usando el término original.

En la década del 70 la zarzuela fue perdiendo popularidad, debido a la baja calidad de los libretos y la música.

 

 

 PRINCESITA ÑANDUTI

 

(A un costado del escenario, o en el proscenio aparece Doña Pachanga, la relatora.)

 

DOÑA PACHANGA: Buenas noches tengan ustedes... ¿cómo están? Yo soy Doña Pachanga y hoy les quiero contar una historia muy linda que sucedió en el campo hace ya mucho tiempo.

Cuando la niña Ñanduti tuvo la desgracia de perder a sus padres y quedó sola a vivir en la casa familiar, la empleada llamada Bárbara, sargenta como era, se apoderó de todo lo que habían dejado sus padres, y de todo lo que le correspondía a la propia Ñanduti ...Y de esa manera tomó posesión de la casa, la hizo esclava de sus caprichos a la pobre niña sin que ella pudiese hacer nada... No le permitía tener amiguitas ni salir a jugar a la plaza. Ni tampoco le alimentaba bien. ¡Pobrecita! Y era tan buena...

La niña Ñandutí, mientras descansaba, aprovechando la ausencia de Doña Bárbara, dormía profundamente, y soñaba que muchas voces le cantaban... que las guitarras venían a visitarla para llenarla de música, a cambio de los maltratos de Doña Bárbara. Sentía que una dulce canción le nombraba, invitándola a bailar... y entonces ella bailaba en sueños y era feliz escuchando y bailando esa canción como alegre son de serenata... Pero... shits.. vamos a espiar el sueño de Ñanduti... quédense quietitos y en silencio. (Se va abriendo el telón lentamente y se ve a una niña que duerme junto a un atado de ropa. El escenario está a media luz, de pronto se asoman los cantantes y rasguean sus guitarras parándose delante de Ñanduti, para dar ocasión a que ella se levante y baile mientras ellos cantan.)

 

TODOS:

 

Princesita encantadora, Princesita Ñanduti

La estrella más hermosa que sonríe muy feliz.

La Princesita encantadora, la princesa del Amor,

En el cielo y en la tierra, eres tu bendita flor

 

Princesita encantadora, Princesita Ñanduti,

La estrellita más hermosa que sonríe muy feliz,

Una rosa primorosa llevas tú en el corazón,

Una rosa primorosa de ternura y de candor.

 

 

Princesita encantadora, Princesita Ñanduti,

 Eres buena y Dios te premia

Porque .siempre fuiste así.

Princesita encantadora, la princesa del Amor

 Un jardín maravilloso llevas tú en el corazón.

 

¡¡¡¡PRINCESITA ÑANDUTI !!!!

(Bis)

 

(Al terminarse la canción y el baile, antes de que se vayan los músicos,,, Ñanduti vuelve a acostarse, se retiran los músicos y el escenario queda vacío un instante y de repente se oye la voz de doña Bárbara.)

DOÑA BÁRBARA: ¡Buenos días, mi querido señor! ¿Que tal? Por aquí, Don Simpático... (Zalamera.) Pase Ud. por favor... Ud. sabe que siempre es bienvenido en esta casa.

DON SIMPÁTICO: (Apoyándose en un bastón.) Muchas gracias, Doña Bárbara, muchas gracias. Buen día. Es Ud. muy amable...

DOÑA BÁRBARA: ¿Cómo está Ud.? ¿Cómo se siente? Hace días que no sé nada de Ud... ¡Qué ingrato es Ud!

DON SIMPÁTICO: Gracias por preocuparse de mi persona...

DOÑA BÁRBARA: No, al contrario. Ud. me cae tan bien... Ud. es todo un caballero... y esa clase de hombres es ya difícil encontrar en estos tiempos.

DON SIMPÁTICO: Ay, Doña Barbarita, no me haga ruborizar por el cumplido... No sabe qué bien me hace sentir todo lo que me dice...

DOÑA BÁRBARA: Ud. es eso y mucho más... En otras palabras: un gentleman... sí, todo un caballero.

DON SIMPÁTICO: Muy amable... He tenido mucho trabajo y por eso nomás no he podido venir a verla... Pero siempre la llevo en la memoria...

DOÑA BÁRBARA: Igualmente, Don Simpa. Hmm... Pasando a otro tema. Y a propósito del dinero que le pedí prestado,   Don Simpático... Ud. es tan... pero tan... tan...

DON SIMPÁTICO: Todo lo que Ud. quiera Ña Bárbara, a cambio de que me obsequie con una silla para descansar…

ÑA BÁRBARA:¡Ah!¡Sí,una silla! ¡¡ÑANDUTI!!                                                     

Simpático se tapa los oídos haciendo ademanes.) ¡Nandutí he dicho!

DON SIMPÁTICO: Ay... Ay... Ay... ¡qué gritos!

ÑA BÁRBARA: (Cruzando.) i iNANDUTI...!! (La advierte en el rincón durmiendo.) Con que durmiendo... ¿¿eh?? Es que para eso que te doy de comer... Haragana, sinvergüenza, desobediente... Yo te voy a dar dormir durante el día... (La maltrata.) ÑANDUTI: Ay, señora, por favor no me pegue, yo no he hecho nada malo...

DON SIMPÁTICO: Pero.. ¿qué es lo que pasa ahí? Ña Bárbara, ¿qué sucede? Perdone que me entrometa, pero...

ÑA BARBARA: Y de esto tengo la culpa yo misma. Tener que recogerla de la calle para vivir como una princesa... como una reina... Trae una silla para el Señor. ¡¡¡Pronto!!!

ÑANDUTI: (Asustada, va a traerla.) Sírvase, Señor... aquí se sentirá cómodo y descansará del camino andado.

DON SIMPÁTICO: (Sonriente) Simpática, la niña... muy simpática... No la maltrate Ña Bárbara. Además se ve que debe ser muy guapa y cariñosa...

ÑA BÁRBARA: Guapa y cariñosa... ¡Bah! Vea todo el atado de ropa que le había dejado para coser y zurcir... ¡y nada...!

ÑANDUTI: Pero, Ña Bárbara... Demasiado trabajo me dio Ud., no ve todo lo que hecho...

ÑA BÁRBARA: ¡ ¡ ¡Tú te callas!!! Y vete a la cocina a fregar los platos y todo lo sucio que se encuentre allí... Rápido.

DON SIMPÁTICO: Ña Bárbara, ¿no le parece mucha violencia con una niña? Es tan tierna todavía...

ÑA BÁRBARA: Todas son iguales... se las recoge de la calle y quieren reinar en la casa... No, Don Simpático, conmigo estas no andan... conmigo no andan ... no, no, no ...

DON SIMPÁTICO: En fin, si Ud. piensa así... qué le vamos a hacer. Ya he descansado un poco. Bueno Ña Bárbara, Ud. sabrá disculparme, pero tengo algo que hacer... Con su permiso, me retiro...

ÑA BÁRBARA: (zalamera.) Pero, señor de Dios, ¿es que se ha olvidado de su promesa...?

DON SIMPÁTICO: Perdone, ¿a qué se refiere? No tengo buena memoria. Tenga la bondad de perdonarme si me he olvidado de algo, señora Bárbara...

ÑA BÁRBARA: Y del préstamo, quiero decir del dinero...

DON SIMPÁTICO: ¡Ah! Sí, se me olvidaba... le daré una nota para mi ayudante y él la atenderá de inmediato... aquí la tiene, sírvase...

ÑA BÁRBARA: Don Simpático, cada día Ud. me resulta más... eh ... más este... más simpático. En serio le digo, mi querido amigo. Ahora mismo voy a cambiarlo y vuelvo... No se vaya, por favor, está Ud. en su casa. Póngase cómodo. (Mutis.)

DON SIMPÁTICO: Gracias, señora mía, es muy amable Ud. (Dirigiéndose a Ñanduti.) ¡Pihhss! ¡Pihhss! (Encorvándose.) Escucha Niña... Niña, quiero preguntrarle algo...

ÑANDUTI: (Entra.) Perdón, señor, ¿me llamaba Ud.? No me había dado cuenta, discúlpeme... ¿Puedo servirle en algo?

DON SIMPÁTICO: No es eso, mi niña, gracias ... Ven, conversaremos un rato. A ver... cuéntame porqué has salido de tu casa y por qué estás aquí...

ÑANDUTI: No estoy fuera de mi casa, señor. Esta es mi casa, sí, ésta era la propiedad de mis padres que murieron hace unos años ya y Ña Bárbara me la sacó...

DON SIMPÁTICO: ¡Hum-Hum! Con que esa teníamos,¿eh?... ya me parecía que había gato encerrado en todo esto. Pero ya veremos...

ÑANDUTI: La ropa que tenía para coser y zurcir la devolví hace un momento, señor... ese montón vino después,_. y como me sentía tan cansada... me recosté un momento..,

DON SIMPÁTICO: Tenías derecho a descansar un rato, claro que sí... Pero todo esto tendrá una solución, ya lo verás...

ÑANDUTI: ¿De veras...? Muchas gracias, señor.

DON SIMPÁTICO: Mejor, Don Simpático. Así me llama todo el mundo desde que descubrí en una quinta que tengo junto al cerro, una planta hermosísima que da frutas riquísimas, caramelos deliciosos y bombones de chuparse los dedos... ÑANDUTI: ¿En serio dice, señor? Nunca he visto un árbol así. ¡Frutas, caramelos y bombones! ¡Cuénteme cómo es eso, por favor!

DON SIMPÁTICO: (Risueño.) Oh, Criatura de Dios; ya me estás gustando más de la cuenta. Eres tal como yo me imaginaba. Ni más ni menos. Una chiquilla alegre y encantadora, a quien no se la deja jugar como tienen derecho todos los niños... ¡Sí, eso mismo; todos los niños tienen derecho a jugar y ser felices! ¿No te parece?

ÑANDUTI: Sí, a mí me gusta jugar a las muñecas, a las estatuas, al tuka é... pero Ña Bárbara no me da permiso para jugar. Dice que es una pérdida de tiempo... qué lástima…

DON SIMPÁTICO: (Pregunta a público.) Sí, ¿verdad que los niños tienen derecho a jugar? Verdad que Ñanduti tiene derecho a jugar... Muy bien, muy bien ... Ya que tú no tienes un jardín en donde recrearse, te obsequiaré estos caramelos y bombones que los traje de aquella quinta de la cual te hablé, ¿te acuerdas?

ÑANDUTI: Qué bueno es Ud., Don Simpático. Pero, sabe, también yo tengo un jardín que lo cuido con mis propias manos y lo riego con una agua traída sobre la cabeza de la fuente del cerro...

DON SIMPÁTICO: ¿De tan lejos, niña? ¿De allá de lo más alto del cerro, quieres decir?...

ÑANDUTI: Sí, pues de dónde quiere que sea si no tenemos agua en otra parte... Ese es el único lugar en esta zona. Y yo quiero tanto a las plantas que nos dan sus frutos y flores. Además si me olvido de traer agua, Doña Bárbara me castiga con su cinto...

DON SIMPÁTICO: Pero eso demasiado, niña mía... no... no puede ser... con todo esfuerzo y con tanto trabajo, te vas a poner enfermita... En fin, en premio a todo esto, y ya que te gusta cuidar del jardín, mañana mismo te regalaré una planta que da frutas, caramelos y bombones. Pero tienes que cuidarla y regarla siempre...

ÑANDUTI: Pero ¿esto es un sueño, Don Simpático? Me cuesta creer... ¡¡Mi jardín con una planta que da frutas, caramelos y bombones que son una delicia!!

DON SIMPÁTICO: Sí, yo los tengo en mi quinta. ¿Sabes cómo se llama la planta? ¡Frucabom! Sí, Fru-ca-bom, así es.

ÑANDUTI: ¿Frucabom? Nunca he escuchado ese nombre...

DON SIMPATICO: Sí, Frucabom; sólo algunas personas pueden tener esa planta de frutos tan deliciosos y apetecidos.

ÑANDUTI: Hace rato que no pruebo caramelos ni bombones. Me acuerdo que mis padres me regalaban cuando salíamos los domingos. Pero dígame Don Simpático, esa planta debe costar mucho, ¿verdad?

DON SIMPÁTICO: No, hija mía, de eso no te preocupes... quizás el Cielo te esté premiando por tu bondad y tu inocencia, porque Dios premia a los buenos y obedientes con sus padres y mayores y castiga a los malos, egoístas y desobedientes...

ÑANDUTI: Ah, ahora voy entendiendo un poco... Y dígame otra cosa, Don...

KARAI BOSA: (Entrando.) Buenas tardes ... buenas... Con permiso... muy buenas tengan ustedes. Perdone, no sabía que Ud. estaba aquí, Karai Don Simpático...

DON SIMPÁTICO: (carraspea.) Hmm... Lamentablemente para encontrarlo a Ud. (Le da la espalda a Karai Bosa.)

KARA1 BOSA: No se ponga na así... Don. Al final ¿qué le hice yo? Y bueno, no sé por qué no simpatiza conmigo. (cínico.) Je, je, je...

DON SIMPÁTICO: Tengo mis fundadas razones y se acabó...

KARAI BOSA: Je... je... je... Razones... razones... ¿Y cómo andas tú Ñanduti... qué dices... siempre guapa? (Le acaricia. Ella le rechaza.)

ÑANDUTI: Bien, gracias, Karai Bosa. Doña Bárbara ha salido... pero si Ud. volviese un poco más tarde...

KARAI BOSA: Sí, muy buena idea, Ñandutí, así le evito a Don Simpático mayores disgustos... pero antes tomaré un trago... esta botella es la preferida de Doña Bárbara... ¿gusta de un sorbo, don? ¡Je, je, je!... A tu salud, Ñanduti, y que te pongas más guapa cada día... (Bebe y hace mutis.)

ÑANDUTI: (Al ver la cara de desagrado de Don Simpático.) Disculpe... ¿pero se siente Ud. mal, por si acaso, Don Simpático...?

DON SIMPÁTICO: (Se da vuelta.) Nada de eso, niña mía... nada de eso. (Se sienta.) Ya pasó. Pero sigamos nuestra conversación, hija...

ÑANDUTI: Bueno, ya le pasó, me alegro, sigamos por favor Don Simpático ... me estaba contando sobre esa planta tan rica...

DON SIMPÁTICO: Dime una cosa: que te agradaría hacer en este momento en vez de coser y zurcir? Cualquier cosa, dímelo.

ÑANDUTI: Siempre me ha gustado la danza ... Si, Don Simpático, bailar ... bailar ... horas y horas ...¡Me encanta bailar!

DON SIMPÁTICO: Ajá... ¿con que sabes bailar? ¡Qué bonito! ¿Sabes bailar, además de coser y zurcir, cuidar el jardín, traer agua de los altos del cerro... amén de soportar los insultos y maltratos de Doña Bárbara...?

ÑANDUTI: Bailo sólo cuando Doña Bárbara no está aquí... porque si ella se entera... no sé qué me va a hacer...

DON SIMPÁTICO: Pero como justamente en este momento ha salido... a ver, baila, Ñanduti... ¿muéstrame como lo haces, por favor?

ÑANDUTI: Bueno, no sé si lo hago muy bien... Mi padre era español... y él me enseñó a bailar esto... a ver... mire. (Baila una danza folclórica.)

DON SIMPÁTICO: (Viendo entrar a Doña Bárbara. Trata de tapar a Ñanduti.) Ah, ya volvió Doña Bárbara, ¡qué pronto!

ÑANDUTI: Perdone, señora, sólo le estaba entreteniendo al señor. No se vaya a enojar conmigo... no hice nada malo...

D. BÁRBARA: ¡Con que Ud. también...! Y Ud. cómo permite que esta sinvergüenza deje de trabajar para ponerse a bailar como una gitana... Ñanduti, vete a la cocina a trabajar, a limpiar, a fregar, a coser y a zurcir toda la ropa que está en la esquina. Después ya veremos cuál será tu castigo por desobediente. ¡Vete! (Le sigue con la silla. Ñanduti sale corriendo asustada. Se oyen ruidos.)

D. SIMPÁTICO: Pobre niña... no la trate así... No ha hecho nada incorrecto, mi buena amiga... es una pobre chiquilla inocente...

D. BÁRBARA: ¡Pobre...! Haragana, diría yo, eso es lo que es: una perezosa que no hace nada. Duerme todo el día y cuando salgo baila_ ¡Qué simpática!

D. SIMPÁTICO: Bueno, en fin... Tendré que ir ganando terreno para llegar a destino esta misma tarde. Está oscureciendo y se me hace difícil andar por la noche. ¿Le entregó el dinero, mi ayudante'?.

ÑA BÁRBARA: Sí, Don Simpático. Muchas gracias. Con el préstamo anterior y el otro préstamo del año pasado y el otro anterior y el otro préstamo del antepasado, y el otro...

DON SIMPÁTICO: Sí, Ña Bárbara. Y el préstamo de todos los años que Ud. nunca me devuelve y juega a las cartas con ese malvado...

ÑA BÁRBARA: Apenas unas minutos, no más... No se enoje por eso... Es sólo un pasatiempo inocente...

DON SIMPÁTICO: No es que me enoje. Pero me molesta que la gente se dedique al juego y a otros vicios para perder inútilmente su tiempo y su dinero.

ÑA BÁRBARA: Pero no se ponga así, Don Simpa... por tan poca cosa...

DON SIMPÁTICO: Mejor dejemos las cosas así como están. Bueno, me voy, mañana estaré por aquí a visitarle... Hasta mañana

ÑA BÁRBARA: (Zalamera.) Hasta mañana, Don Simpático. (Buscando algo.) Dónde habré puesto esos naipes... ¡Ah! Aquí están... los naipes y aquí unos traguitos... (Trae una botella y bebe.)

KARAI BOSA: (Desde afuera.) ¿Volvió Doña Bárbara...? Doña Barbarita... Doña Barbarita... (Entra.) La mujer de los naipes y de las buenas bebidas... ¡Qué gran mujer!

D. BARBARA: Adelante, Karai Bosa, adelante. Aquí ya lo tengo todo preparado. Siéntese y empecemos nomás el juego...

KARAI BOSA: Juguemos, claro que sí... y... (ríe.)

D. BÁRBARA: (Riéndose.) Y vender criaturas a buen precio...

KARAI BOSA: Y vender criaturas en la otra orilla del río... Será un buen negocio, ¿eh? (Ríe.)

ÑA BÁRBARA: Sí, y este asuntito lo arreglaremos ahora. Ñandutí es guapa y es una bella niña. Pueden pagarnos mucho más por ella que por otras inútiles.

KARAI BOSA: Ya lo creo que sí... A Ñanduti la venderemos en diez millones, de los cuales, naturalmente, Ña Barbarita, me corresponden 5.000.000 de guaraníes, ¿verdad, Ña Bárbarita...?

ÑA BÁRBARA: Así es Karai Bosa... Y cuando la vendamos a Ñandutí traeremos otras criaturas más... algunas desobedientes con sus padres y malas con sus amiguitas y amiguitos y entonces... (ambos ríen.)

KARAI BOSA: Y sabe Ña Bárbara, la vendemos mañana por la noche a Ñanduti, y Ud. me avisa de cualquier otra criatura que tenga a mano por ahi, ya lo sabe...

ÑA BÁRBARA: Encantada, Karai Bosa... Vamos a hacer muchos negocios... Hay tantos niños cabezudos y niñas mentirosas por ahí... con esas vamos a trabajar y ganar mucho dinero.

Entonces ya somos socios, Karai Bosa... (Se pasan las manos.)

 KARAI BOSA: Pero por supuesto, Doña. Vale un trago. ¡A su salud!

DOÑA BARBARA: ¡A la salud de los dos! ¡Chin chin! (Ambos ríen. Beben y juegan. Música alegre. Telón.)

 

FIN DEL PRIMER ACTO

(INTERMEDIO MUSICAL)

 

SEGUNDO ACTO

 

TÍA PACHANGA: Así vivía la pobre Ñanduti, la pobre niña que sufría y trabajaba explotada y despreciada por Doña Bárbara... pero, a pesar de todo eso, su almita buena y corazón de oro, la impulsaba a soñar, a cantar, a bailar... solita... cuando D. Bárbara no estaba en la casa. Muchos vestidos tenía que coser... y lo que es peor... Ñanduti tenía que trabajar para que D. Bárbara recibiera el dinero y lo malgastara en sus caprichos, sin que nunca le comprara nada. De ahí que Ñanduti soñaba con tener muchos vestidos, bien planchaditos y limpios... Y se ilusionaba con los vestidos ajenos que tenía que coser... (Música romántica.) Un hermoso día, Ñanduti tomó un vestido primoroso y comenzó a bailar soñando que era suyo... Y le parecía arrancar del jardín las mejores flores, las mejores rosas para su vestido... y llenarse de fragancias... y lucir una hermosura tal, que pareciera la hija del cielo... un ángel encantador... Bailaba y cantaba... y le parecía estar volando muy alto... muy cerca de las nubes... llena de música, de alegría y de felicidad... Pero esa felicidad... esos pocos minutos de felicidad que sentía cuando se encontraba sola, terminaron en el instante en que D. Bárbara estaba de regreso a la casa... entonces...

(Ñanduti se halla cosiendo un montón de ropa, tararea una canción. Luego toma uno de los vestidos y gustándole la tela danza con el vestido en la ilusión de ser suyo- Transcurren segundos de la danza y hace la mímica de arrancar flores del suelo y ponérselas en el pecho. Un ensue­ño... sin embargo, escucha pasos y voces, y de nuevo a coser como an­tes. Entra D. Bárbara poniéndose un chal en la cabeza para salir al pueblo.)

DOÑA BARBARA: ¿Qué estás haciendo? (Siempre imperativa.) ¿Estás cosiendo? ¡Alguna vez tenías que trabajar! A coser todo ese montón de ropas que yo iré hasta el pueblo a comprarme unos cuantos vestidos de fiesta, para el viaje de vacaciones con Karai Bosa. ¿Entendiste bien, mi hija?

 ÑANDUTI: Sí señora, como Ud. diga...

ÑA BARBARA: Y nada de juegos, ni de cantos, ni de bailes, ni de nada. A trabajar. A coser para ganarse la comida. (Mutis.)

 ÑANDUTI: (Se queda pensativa y triste. Mira de nuevo el vestido y lo acaricia. De improviso una voz lejana la vuelve en sí. Es el hada que Llega justo hasta ella.) Oigo algo... ¿qué será? ¿De dónde vendrá?

HADA: Buen día... ¿Hay alguien en esta casa...? Un poco de agua, por favor. Vengo de lejos y necesito descansar.

ÑANDUTI: (Sobresaltada corre para luego volver con una anciana, la arrastra pesadamente hasta ubicarla en un sillón, le pantallea aire con las manos) Siéntese, señora mía, es lo único que le puedo ofrecer: una silla...

HADA: Gracias hijita ...¿Cómo podría recompensar tu buen corazón?

ÑANDUTI: Aquí tiene un poco de agua fresca, señora... Recuéstese y descanse... así...

HADA: Si todos los niños del mundo fuesen tan buenos como tú, Ñanduti... qué distinto sería. (Suspira.)

ÑANDUTI: ¿Conoce mi nombre, señora? ¿...Cómo?

HADA: Cómo no habré de conocerlo, hijita, todos los de esta comarca conocen tu corazón generoso y saben que manejas muy bien la aguja y el hilo...

ÑANDUTI: Eso no lo sabía yo, señora... pero trate de descansar. Luego podrá continuar su camino; a menos que Ud. quiera quedarse...

HADA: Será peor que me quede. Vivo muy lejos y sólo necesitaba de este breve descanso y de una mano generosa que me obsequiara con un jarro de agua fresca. Me moría de sed. Gracias, niña. No tengo con qué pagarte y quiero que recibas como recuerdo, estas agujitas que mucho te ayudarán en tus labores....

ÑANDUTI: Oh, gracias señora... Cuánto me alegro, precisamente le había pedido a Ña Bárbara otra aguja para seguir cosiendo y...

HADA: Escúchame bien, hija mía. De hoy en adelante nunca necesitarás tanto esfuerzo para coser y zurcir toda esa ropa. Acuérdate de lo que te digo...

ÑANDUTI: Me sorprende, señora... ¿Está hablando en serio?

HADA: Ya lo verás... ya lo verás, hijita. Y ahora como último favor ayúdame a llegar hasta el camino... Adiós hijita, adiós dulce Ñanduti... muy pronto nos volveremos a ver... ÑANDUTI: Adiós y gracias por su hermoso regalo. A ver... vamos a probarlo. Qué gusto da coser con esta bella aguja... (Admira las agujas y luego se pone trabajar contenta y risueña. De pronto una voz la hace parar su trabajo y entra el Príncipe.) ¿Quién es Ud.? ¿Qué hace aquí? ¿Qué es lo que desea, señor? Yo no tengo nada...

PRÍNCIPE: No te asustes Ñanduti, niña buena, elegida del cielo, donde vive mi padre; el Dios de todos los hombres, de todas las cosas, de todo el universo. No temas, Ñanduti. Sólo los niños malos pueden tener miedo al castigo.

ÑANDUTI: ¿Quién eres que tanto me impresiona?

 PRÍNCIPE: Yo soy el Príncipe del Amor. Me envía mi padre para poner en tus manos este obsequio que solamente Él puede hacer esto sobre la tierra.

ÑANDUTI: ¿Y quién es vuestro padre, Príncipe del Amor, si se ,puede saber?

PRINCIPE: ¿Mi padre? Él... está en el cielo y en todas partes. Es... Dios, y todo lo ve y todo lo premia y todo lo castiga... ¿comprendes?

ÑANDUTI: Sí... ¿y vienes a castigarme en nombre de tu padre? ¿Eso es verdad? ¿Mi patrona me pega y ahora tu patrón me pegará también?

PRÍNCIPE: No, Ñanduti... Tú eres una niña muy buena y trabajadora.

ÑANDUTI: Gracias, señor... ¿pero Ud. también me conoce?

PRÍNCIPE: Sí, por supuesto, te conozco. ¡Y por eso me envía mi padre para traerte esta varita mágica de oro y de diamante, para que te halles protegida contra el mal, ahora y siempre!

ÑANDUTI: ¡Oh, muchas gracias... qué hermosa es... gracias, Príncipe del Amor!

PRÍNCIPE: Sabes, en el cielo se habla mucho de ti, Ñanduti. Y alguna vez mi padre te abrirá las puertas de las Alturas, para vivir la gloria eterna... la vida eterna que se merecen todos los niños y niñas que son buenos y buenas de verdad.

 ÑANDUTI: Y dígame, Príncipe del Amor, ¿qué debo hacer con esta varita?

PRÍNCIPE: Es lo más sencillo. Cuando necesites algo, sólo tendrás que pensar en esta varita mágica y gritar: ¡Príncipe... Príncipe... ayúdame! Y al momento estaré a tus pies para servirte en lo que mandes. Ese es el deseo de mi padre en premio a tu bondad, Ñanduti.

ÑANDUTI: Pero esto es maravilloso... no sé cómo agradecérselo.

 PRÍNCIPE: No tienes por qué agradecérmelo... Hay mil florecitas en tus mejillas, Ñanduti... florecitas de candor y de pureza... y así admirado de tu cándida belleza y tus hermosas virtudes, quiero ofrecerte la canción que me nace del corazón... escucha:

 

Eres bonita, mi dulce amor, eres bonita,

Cual florecilla que da el jardín de tus mejillas,

Eres bonita como el fulgor de una estrellita,

 Eres rayito de sol... mi dulce amor.

Muy suavemenete mi corazón, te va cantando,

 Muy tiernamente, mi corazón, te va nombrando,

 Muy suavemente mi corazón, te va diciendo,

 Ven junto a mí, Ñanduti, ven junto a mí!

Eres bonita,mi dulce amor, eres bonita,

Etc. (BIS)

 

ÑANDUTI: Gracias, Príncipe del Amor, gracias. ¡Qué hermosa es su canción! (suspira.) Y su voz...

PRÍNCIPE: Es para ti también. Este es mi regalo.

ÑANDUTI: Muchas gracias de nuevo, Príncipe. Ahora, con su permiso, guardaré tus regalos. (Mientras se dirige a guardar los regalos desaparece el Príncipe y aparece por el lado opuesto la Princesa Guarania.)

GUARANIA: Ñanduti, también yo soy enviada del cielo. Soy la Princesa Guarania y tengo la virtud de encantar al mundo con el fulgor misterioso de mis melodías que caen a la tierra en forma de hilos de plata y ensueño.

ÑANDUTI: Entonces, ¿el Príncipe del Amor es tu hermano...?

GUARANIA: Sí... sí, lo es... Y así como él te obsequia la varita mágica, yo te traigo del cielo, en nombre de mi Padre, hilos de plata que de hoy en adelante, te ayudarán en tus labores. Habrás de realizar los mejores trabajos que asombrarán al mundo. Harás maravillas y primores y pasarás a la historia de tu pueblo como un encanto y una leyenda.

ÑANDUTI: Pero, ¿y todo eso por qué, Princesa...?

GUARANIA: Porque siempre fuiste buena, humilde y trabajadora, Ñanduti. Y Dios premia a los buenos de corazón y castiga a los malos.

ÑANDUTI: Cuánto daría por agradecer este regalo. Ahora sí que voy a trabajar como siempre he soñado; con hilos de plata y agujas que cosen milagrosamente... mira... mira Príncipe... ¡Dios mío! ¡Dónde se habrá ido! (Lo busca alrededor) GUARANIA: No te desanimes por tan poca cosa, Ñanduti. Haz lo que él te indicó con la varita mágica y al instante le tendrás al Príncipe del Amor a tus pies.

ÑANDUTI: ¿De veras...? No puede ser... ¿Lo dice en serio, Princesa?

GUARANIA: Sí, por supuesto. Haz la prueba. A ver...

 ÑANDUTI: (Tomando la varita mágica.) Príncipe... Príncipe... ayú­dame...

PRÍNCIPE: (Apareciendo.) Ordena y manda cuanto quieras, Ñanduti...

ÑANDUTI: En verdad, sólo quiero que estés conmigo. Quería mostrarte los hilos de plata que me obsequió tu hermana la Princesa Guaránia. (Cuando se da vuelta ella ya no está. El príncipe se sonríe.)

PRÍNCIPE: Escúchame, mi buena y generosa Ñanduti... tanto la Princesa Guarania como yo, tenemos que recorrer todo el mundo para premiar a los buenos y castigar a los malos, en nombre de nuestro padre, Dios. Y no tenemos tiempo que perder. Conozco los hilos de plata que hay en el Cielo, y no te preocupes por ello. Llámame cuando me necesites que estaré a tu lado. Y sigue trabajando siempre. Serás la preferida de todo tu pueblo y harás verdaderos milagros con tus bordados...

ÑANDUTI: Gracias, Príncipe del Amor. ¡Muchas gracias!

 PRINCIPE: Hasta la vista, Nanduti... (Mutis.) (Ñanduti se sienta, se pone a coser, luego mira hacia el cielo, suspira y tomando una palita izquierda.)

DON SIMPÁTICO: (Entrando.) ¿Cómo anda la gente por aquí...? Doña Bárbara... Ñanduti... Ven que tengo un regalito... Ñanduti. (A la platea.) Esta es la planta que voy a obsequiarle a Ñanduti, por ser buena y trabajadora... Pero, ¿dónde se habrá metido...? O será que a la pobrecita se la tragó la tierra...? ¡No, no puede ser!... Pero, ¿dónde estará...? ¿O salió con Doña Bárbara...?

ÑA BÁRBARA: ¡Don Simpático! Ud. por aquí... ¡qué placer! Justo cuando venía a llevarme algunas cositas para mi viaje de vacaciones. Me están esperando en la esquina, tendré que apurarme. (Al llevarse una y otra cosa se lleva los regalos de Ñanduti.) Tendré que disculparme, Don Simpático... me voy... Está Ud. en su casa. Aquí tiene buena bebida... ahí está la cocina... lo que Ud. quiera. Sírvase no más... Adiós...

DON SIMPÁTICO: ¡Que le vaya bien, Ña Bárbara!... feliz viaje... (Le acompaña hasta la puerta. Busca una silla para sentarse.) ¿Dónde estará Ñanduti...?, tengo que entregarle esto...

ÑANDUTI: (Que entra al mutis de doña Bárbara.) ¡Don Simpático! ¡Qué alegría verlo! ¿Cómo está Ud., señor?

D. SIMPÁTICO: Lo mismo digo, hija, lo mismo digo... Mi corazón canta de alegría al verte y abrazarte de nuevo. Y para que veas que siempre te llevo en mis pensamientos, aquí tienes el regalito que te había prometido... la plantita que da frutas, caramelos y bombones...

ÑANDUTI: ¿Para mí? ¿Y por qué se ha molestado, mi buen señor?

 D. SIMPÁTICO: No es ninguna molestia, al contrario es una alegría, un honor traerte este pequeño presente...

 ÑANDUTI: La planta que se llama Frucabom, cierto. ¿Así se llama? Frucabom... suena muy bien...

D. SIMPÁTICO: Así es, Ñanduti, espero que te guste...

 ÑANDUTI: ¡Por supuesto! ¡Qué hermosa es esta planta! ¡Qué maravilla! La ubicaré en el mismo centro del jardín para que cuando crezca pueda invitar a todos mis amiguitos en Navidad, Año Nuevo y Reyes.

D. SIMPÁTICO: Qué buena eres... Haces muy bien en acordarte de tus amiguitos...

ÑANDUTI: Hoy estoy de mucha suerte...

DON SIMPÁTICO: Ah, no me digas... ¿Y por qué lo dices, Ñanduti?

ÑANDUTI: Imagínese, Don Simpático. Recibí la extraña visita de dos personas que ni siquiera me imaginé que existían. El Príncipe del Amor que me obsequió una varita mágica para llamarlo cuando lo necesitara y ...

DON SIMPÁTICO: (Incrédulo.) ¿El Príncipe del Amor? ¿Estás segura de que lo has visto? ¿No habrás soñado, dulce amiga Ñanduti?

ÑANDUTI: No, Don Simpático, tiene que creerme...

DON SIMPÁTICO: Bueno, la verdad es que no sé qué creer, qué pensar...

ÑANDUTI: Sí, créame... y también vino la Princesa Guarania que me regaló un hilo de plata para coser y bordar maravillas.

DON SIMPÁTICO: ¿Cómo se llamaba? ¿Princesa cuánto...?

 ÑANDUTI: La Princesa Guarania, era muy bella y buena...

 DON SIMPÁTICO: Ah, sí... yo nunca la he visto...

ÑANDUTI: Sí, se lo digo en serio... Además vino una viejecita que me pidió agua y se la di y por eso me entregó cien agujitas de plata para mis labores.

DON SIMPÁTICO: Qué bien ... qué bien... ¿y no me quieres mostrar esos obsequios...?

ÑANDUTI: Claro que sí... aquí los tengo... (al no encontrarlos) ¡pero estaban aquí... estaban aquí...! ¡¡Desaparecieron!! (Casi llorando.) Ya me parecía que esto sólo era un sueño y nada más...

DON SIMPÁTICO: ¿Estás segura...? ¿Y no se los habrá llevado Ña Bárbara...? Estuvo recién a llevarse sus cosas...

 ÑANDUTI: Entonces, también se llevó mis regalos... Corro a buscarlos. No se vaya, por favor... (Mutis.)

DON SIMPÁTICO: (A la platea.) ¡Qué raro! Hilos de plata... o será que habrá soñado todo eso la pobre Ñanduti... trabaja tanto que podría ser un sueño... ¿Uds. vieron al Príncipe del Amor, o algo por el estilo? (publico responde.) ¿Y a la Princesa Guarania...? ¿Entonces es verdad lo que dice Ñanduti...? ¿Están todos ustedes seguros...? (público responde afirmativamente.) Bueno, si ustedes lo dicen, será cierto... Silencio, que allí viene.

ÑANDUTI: (Regresa llorando.) No pude alcanzarla... Iba muy rápido el coche... Qué lástima, cuánto lo siento...

DON SIMPÁTICO: Pues... deja todo eso por mi cuenta... Tomaré otro coche y solucionaré todo el asunto... Seca esas lágrimas y espérame... Volveré lo antes posible. (Ñanduti se sienta a coser tristemente.)

KARAI: Señor Comisario, esta es la niña que ha robado todas las cosas de Ña Bárbara...

ÑANDUTI: ¿Qué dice? ¿Yo...? ¿Pero de qué está hablando?

 KARAI: No te hagas la desentendida. Sí, tú: ladroncita...

 ÑANDUTI: ¿Por qué son tan malos conmigo...? Dios los va a castigar.

KARAI: Proceda, señor Comisario, y llévela por ratera. Es ella quien ha robado a Ña Bárbara... y con esa clase de gente no puede tenerse contemplación... ¡Ladrona! ¡Sinvergüenza!... ,

ÑANDUTI: ¡Eso no es cierto, jamás he tocado algo ajeno!

 COMISARIO: Andando... Andando... A ver... tú... andando...

 ÑANDUTI: Pero, yo le voy a explicar... Señor Comisario...

 COMISARIO: Nada de explicaciones... a la Comisaría... Ya te

arreglaremos las cuentas... (La bronca.)

 ÑANDUTI: (Desesperada.) Príncipe... ayúdame...

GUARDIA REAL: (Apareciendo con el Mensajero y con el Príncipe.) ¡Alto en nombre de Su Majestad, el Rey! Quedan Uds. detenidos por la orden que seguidamente leerá el Mensajero.

MENSAJERO: En nombre de Dios y el Rey, ordeno y mando que los señores Juan Ladrón Pérez que se hace pasar por Karai Bosa y Pedro Mentiroso González, que también se hace pasar por el Comisario, sean puestos inmediatamente a disposición de la justicia para que sean juzgados y condenados a los años de prisión que se merecen. Así mismo, Ña Bárbara Sinvergüenza Villamenor tendrá que desalojar la propiedad que legítimamente le pertenece a la niña Ñanduti porque la casa siempre perteneció a sus padres. Doña Bárbara también será juzgada y condenada a los años de cárcel que se merece por apropiación indebida. Firmado Justo Aparecido Legal. Juez de turno. He dicho. Ordénese y archívese.

GUARDIA: (Llevándoselos.) Y ahora caminando hacia la cárcel, hacia la cárcel se ha dicho... ¡Manga de holgazanes! ¡Adelante!

 MENSAJERO: Tengo otro mensaje para ti, señorita Ñanduti. En este mensaje, el Rey te pide le permitas llegar hasta tu casa para felicitarte por lo buena y trabajadora que eres y además te hace llegar un regalo de cien baúles de oro con los mejores trajes que podrás elegir para una gran fiesta que ofrecerá en tu homenaje.

ÑANDUTI: ¿Para mí? ¿Y cómo podré pagar todo esto?

MENSAJERO: Es un presente de Su Majestad, no se preocupe y acéptelo. También el Rey quiere probar las frutas y los caramelos de su jardín. ¿Qué contestación puedo llevarle, señorita Ñanduti...?

ÑANDUTI: Quisiera, señor, le diga a Su Majestad el Rey que será para mi un inmenso honor recibirlo en mi casa y además convidarlo con las frutas de mi árbol.

MENSAJERO: Se lo diré, señorita Ñandutí... ni bien llegue al palacio de Su Majestad.

ÑANDUTI: Y que en reconocimiento a su generosidad, me pondré a bordar para él con hilos de plata y agujas mágicas algo que nunca nadie soñó realizar, aunque Ña Bárbara me robó los obsequios... recurriré a mi amigo el Príncipe del Amor, para pedirle que me ayude...

MENSAJERO: Así se lo haré saber... encantadora Ñanduti... A sus órdenes... como Ud. diga. Con su permiso (mutis.)

 ÑANDUTI: Muchas gracias, señor Mensajero... (A la platea.) Pero... ¿estaré soñando...? ¿¿Quiere decir que todo el pueblo me quiere..?? Esto debe saberlo el Príncipe del Amor... Príncipe del Amor... Príncipe del Amor... ayúdame...

 

FIN DEL SEGUNDO ACTO. INTERMEDIO MUSICAL

 

 TERCER ACTO

 

(Antes de abrirse el telón aparece la Tía Pachanga.)

 

TÍA PACHANGA: Después de tanto sufrir y sufrir... Ñanduti recibió el premio que le enviaba el Cielo... porque solamente Dios puede hacer esos milagros ... Todo el pueblo comentaba lo sucedido, porque la noticia había recorrido todo el vecindario... Hombres, mujeres y niños querían conocer a Ñanduti... querían llegar hasta la casa de la niña, que por ser buena recibía un premio del Cielo... Entonces el mismo Rey dio una orden para que se preparara una fiesta en homenaje a Ñanduti. (Música.) Todos los músicos quisieron tocar y cantar para ella... Los poetas escribieron versos en su homenaje... los pajarillos cantaban en las copas de los árboles contentos y felices... era día de fiesta para todo el mundo... hasta el cielo parecía más hermoso... las rosas del jardín más fragantes y los invitados a la fiesta lucieron sus mejores trajes... Y fue así como... (Sigue música.)

NENE: Ñanduti, Ñanduti ... prepárate que ya viene el Rey en unos minutos...

PRIETO: ¡Qué suerte la de Ñanduti!

CHITO: Es verdad. Es la primera vez que el rey se interesa por una chiquilla...

WIKI: ¡Y qué bien lucirá con los obsequios que le hizo el Rey...!

 PRIETO: ¿Y ésto...?

NENA: Es un árbol que da frutas, caramelos y bombones ...¡un regalo de Don Simpático! Muy poca gente puede tener esta planta en nuestra comarca...

PRIETO: ¡Don Simpático...! ¡Ya lo creo! Como que es el ayudante del Rey... ¿Será por eso, digo yo?

CHITO: Entonces, ¿Don Simpático es persona de confianza del Rey...?

NIKI: Tal como suena ... tan amigo es del Rey que le tiene preparada una sorpresa, una sorpresa para Nanduti... Ya lo verán...

GUARDIA: ¡Atención... ya se divisa la carroza de Su Majestad!

TODOS: Ya viene... ya se acerca... ya está aquí... ¡Viva el Rey! (Aplausos.)

NENA: ¡Pongan todo en orden... llamen a Ñanduti...

TODOS: ¡Ñanduti!...¡Ñanduti! ¡Ven pronto! ¡Apúrate! ¡Pronto!

ÑANDUTI: (En off) Ya voy... Ya voy... ¡un momento, tengo mucho trabajo aquí...! Y debo vestirme...

TODOS: (Cuando entra el Rey.) ¡Su Majestad! (Hacen reverencias.)

REY: Buenas... muy buenas... muy buenas... ¿Dónde está esa preciosa niña que quiero conocerla... ¿dónde está?

DON SIMPÁTICO: Ya la verá, Majestad... ¡ya la verá! Voy a traerla yo mismo. Somos de confianza, ¿sabe? (Mutis.)

REY: Pero, ¿es verdad que esta niña maneja tan bien la aguja para los bordados...?

NENA: Más que eso, Majestad. Maneja la aguja como por encanto... todos los bordados son un milagro en sus manos...

PRIETO: ¡Algo divino... maravilloso!

REY: ¡Ajá! ¿Y dijo que haría un trabajo de recuerdo para mí...?

 CHITO: Así es, Majestad.

MIKI: Y dijo que nunca había hecho un trabajo igual...

REY: ¡Ajá! Esto me está gustando... ¡Ajaja! Esto se pone lindo... ¡Ajajaja!

DON SIMPÁTICO: Su Alteza Real, tengo el honor de presentarle a la dueña de esta casa, la señorita Ñanduti.

ÑANDUTI: (Llegando del brazo de Don simpático.) Buenos días, Majestad: bienvenido a esta casa que hoy se honra con su visita...

REY: Ñanduti, cuando los niños son buenos de verdad, siempre reciben una recompensa... Ayer, Don Simpático que es mi ayudante...

ÑANDUTI: ¿Ayudante del rey... Don Simpático...?

DON SIMPÁTICO: No tiene importancia, niña...

REY: Como iba diciendo, ayer, Don Simpático te regaló este hermoso árbol que da frutas, caramelos y bombones,.. Hoy... en presencia de todos te daré un obsequio para que por siempre premie tu bondad y tu trabajo...

ÑANDUTI: Es mucho honor para mí, Su Majestad.

REY: Te mereces mucho más, Ñanduti, te mereces el cielo porque sólo los niños y las niñas buenas van al cielo... ven aquí que te haré entrega de esta corona...

ÑANDUTI: ¡Qué preciosa es, Majestad!

REY: Es esta la corona que de hoy en más, te identificará como una princesa más de mi reino. Quiere decir entonces, que eres ya desde este momento: ¡Su Alteza LA PRINCESA

ÑANDUTI...! (Sonido de clarines. Le coloca una pequeña diadema en la cabeza.)

ÑANDUTI: ¿Princesa... yo ...? No puede ser... Debo estar soñando...

REY: Es que ya lo eres, Ñanduti... por decisión real. Yo, el Rey de esta comarca tengo la autoridad para nombrar príncipes y princesas, ¿comprendes?

CHITO: ¡Viva la Princesa Ñanduti!

TODOS: ¡¡¡VIVA!!! (Aplausos y vítores.) ¡Viva!

NENA: Un viva a todos los niños buenos y obedientes...

TODOS: ¡¡¡VIVA!!! (Aplausos.)

ÑANDUTI: Muchas gracias. No sé, Majestad, cómo agradecer tanto cariño... Yo sólo tengo un regalo humilde y pobre para ofrecerle, pero quiero que lo acepte porque lo hice con mis propias manos y con todo el fervor de mi corazón... Si me permite...

REY: Estaré encantado, niña... Adelante. (Mutis de ella.) ¿Qué será la sorpresa de esta bella niña? (Pregunta a público.) ¿Ustedes qué piensan. niños? A ver: ¿una flor? (Niños responden.) ¿Una rica fruta tal vez? (Niños ídem.) ¿Un fino pañuelo? ¿Un hermoso mantel? ¿Unas medias de algodón bordadas a mano, quizás?

ÑANDUTI: (Volviendo con un ñanduti en las manos.) Aquí está, Su Majestad. (Se lo entrega.)

TODOS: ¡Qué encanto!... ¡qué maravilla! ... ¡qué preciosidad!...

 REY: Pero esto es una obra de arte, Ñanduti... ¡Es una maravilla! Nunca he visto algo similar_.

DON SIMPÁTICO: Ya lo sabía... cuando Nandutí prometió regalar a Su Majestad algo excepcional tenía que ser algo asi... algo que por su blancura y su belleza se parezca a su corazón y a las nubes del ciclo...

REY: ¿Y esto, cómo se llama este bordado tan fino, Ñanduti...?

 ÑANDUTI: No lo sé, Majestad. Yo lo tejía cada día en mis momentos libres, haciendo diferentes dibujos, sin pensar en nombre alguno...

REY: Es que hay que ponerle un nombre... ¿no les parece señores...?, es algo tan hermoso que debe tener un nombre... ¿no es cierto?

PRIETO: Es cierto, sí, Su Majestad.

MIKI: Sí, hay que buscarle un nombre a este trabajo tan precioso.

 NENA: Lo mejor sería que lleve el nombre de la Princesita Ñanduti. ¿No les parece?

TODOS: (Aprueban y aplauden.) ¡Sí, es cierto! ¡Qué lindo nombre! ¡Es hermoso! ¡Ñanduti! Suena muy apropiado, etc.

REY: No está mala la idea... que lleve el nombre de Ñandutí para inmortalizar el nombre de una niña tan buena y generosa... Me parece muy bien... Sí. Así se llamará desde hoy este hermoso tejido, este colorido encaje: Ñanduti. (Aplausos.)

ÑANDUTI: Muchas gracias, Majestad... muchas gracias a todos ustedes. Y así como de todo corazón les agradezco, les confieso que perdono a Ña Bárbara por todo el mal que me hizo,.. Mis padres me educaron bien y yo no puedo tener otra palabra que... perdón... en los labios... perdón para ella y para todos los que me han tratado mal.

TODOS: (Aprobación general y aplausos.) ¡Muy bien, Ñanduti! ¡Felicitaciones! ¡Qué buena eres! ¡Perdonar para ser perdonado!

REY: Entonces, si todo el mundo está contento, lo mejor será cantar y bailar. ¿Qué les parece?

TODOS: ¡Sí, Su Majestad! ¡Excelente idea! (Aplausos.) ¡Viva Ñandutí! ¡Viva el Rey! ¡A bailar! ¡Cantemos!

 

Princesita encantadora, Princesita Ñanduti

 La estrellita más hermosa que sonríe muy,feliz

Princesita encantadora, la princesa del amor

 En el cielo y en la tierra, eres tú bendita flor

Princesita encantadora, Princesita Ñanduti,

 La estrellita mas hermosa que sonríe muy feliz

 Una rosa primorosa llevas tú en el corazón

Una rosa primorosa de ternura y de candor.

Princesita encantadora, Princesita Ñandutí,

 Eres buena y Dios te premia porque siempre fuiste así.

 Princesita encantadora, la princesa del amor.

Un jardín maravilloso llevas tú en el corazón.

 ¡¡¡ PRINCESITA ÑANDUTI !!!

 

(Todos aplauden. La canción se repite pero esta vez Ñanduti baila con el Rey primero; luego con el Príncipe y finalmente con Don Simpático. El resto de los invitados baila después.)

 

(TELÓN LENTO)

 

TÍA PACHANGA: Y fue así, como Ñanduti recibió del Cielo el premio que reciben todos los niños buenos de la tierra. Porque ella era buena, perdonó a Doña Bárbara y a su compinche Karai Bosa por todo el mal que le habían hecho. Cuando eso se supo en el pueblo y toda la comarca, tanto los hombres como las mujeres la admiraron y la consideraron mucho más... Desde aquella vez, lleva su nombre ese delicado tejido y bello encaje que hasta hoy conocemos con el nombre de Ñanduti...

Hasta pronto amiguitos, y no se olviden que pronto volveré trayéndoles otro de los más bonitos cuentos de tía de todos ustedes, la Tía Pachanga. Sean buenos y obedientes con sus padres y maestros, con todos. ¡Hasta pronto! (Música alegre. Telón.)

FIN

 

 

 

 

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Asunción, marzo de 2007

 

 

 

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