ADIÓS PARA SIEMPRE ADIÓS

Cuento de STELLA M. BLANCO SÁNCHEZ DE SAGUIER

ADIÓS PARA SIEMPRE ADIÓS

Cayetana llegaba todos los días muy temprano al mercado. Su negocio estaba dentro del Gran Tinglado.

-¡Hola Merce, cómo te fue ayer de noche?

-¡Ay Cayetana vos sabés todo lo que me pasó a eso de la una más o menos, ya luego anteayer de noche también a las diez por ahí, no sé si te conté, bueno eso te cuento primero, yo estaba metiendo todo los canastos de la verdura que don Simeón me trajo en su camioncito, y de repente le vi pasar a ese Luciano de porquería ei cova y se quedó delante del portón.

-Vos me estuvistes buscando en mi trabajo dos veces, me contaron ahí los muchachos, me dijo Luciano.

-No, no es cierto, para nada, podés estar seguro de eso, vos te fuiste y yo también ya me alejé de vos.

-Ja, ja, ja se rió medio en forma altanera, yo no te creo y así también medio contento parecía, se fue. Yo ya no le dije más nada ¿para qué? Mirá Cayetana yo te digo que me di cuenta que ya no me importa de él. Ante, cuando me amenazaba: ¡Yo me voy y vos te quedás sola, todo vas hacer vos y vas a ver lo que es bueno!, me parecía que todo se me iba a venir encima. Y yo no me daba cuenta Cayé que en la realidad no me hacía nada, no me hacía luego falta, él nicó todo el día fuera, yo que llegaba tarde apurada, arreglaba todo el bochinche que él me dejaba, lavaba los platos, barría nuestra pieza más o menos grande, porque ahí está nuestra cocinita, está la mesa, el televisorcito, una heladera chica, esa que vos sabés le compré a don Simeón, porque él ya compró pues otra más grande y después si que yo cocinaba por si venga de repente más temprano, aunque siempre llegaba luego tarde, a las diez o las doce de la noche por ahí, yo ya me dormía, cansada y me decía: "levantate pues y vamos a comer juntos algo, así pues hablamos un poco, que no podemos en todo el día". Te imaginá Cayé y yo co me levantaba y le calentaba la comida y me sentaba y todo a la mesa con él, para escuchar todas sus mentiras, alguna cosa sería cierta, pero la mayoría invento. Todo esto co me dolió mucho, porque yo Cayetana no es porque me mande la parte pero no soy fea, me piropean mucho por ahí y por aquí también y soy trabajadora intensa, y tener que aguantarle tanto, hasta sus golpes que me dió unas cuantas veces, pero yo ya sé ahora que se puede denunciar en esos grupos de mujeres, donde hay abogada y todo, ahí le dije que le voy a denunciar si viene otra vez, porque tengo todavía un moretón en el brazo de la última vez.

Pero mirá Cayetana, después sí que parece se metió en politiquería, y todo eso guaú era el asunto para quedarse por ahí, hasta tan tarde, decía: cómo si me llama Nicasio y Lechuí, a ese le conozco y tiene los ojos grandes y medio afuera como la lechuza, por eso le llaman cariñosamente Lechuí y así una partida de su amigo que él decía no podía negarse, y qué se yo en las cosas que andaba, parece en contra de los corruptos (aunque sea eso de bueno tenía) como transmite en la radio por un Paraguay sin corruptos, "Paraguay yaipotaba", jeí.

Pero eso que estuviera tanto tiempo por ahí era bastante bola, luego seguro se iba con su pendeja, no sé si antes en verdad o después de esa su reunión.

Pero hablando de todas las cosas para que vos veas Ña Cayé, yo que tengo mucha confianza contigo te voy nomás a contar que siempre en casa yo co nunca le hice faltar amor y amor de todas clases, porque yo le hice gozar siempre como dice la consultora de la mujer en el suplemento femenino que yo leo siempre, aunque vos no me creas Cayetana. Yo quería tener una familia, dos o tres hijos como Dios también quiere, pero él nunca quiso y me hubiera tanto gustado tener esa familia, pero bueno yo ya vi que con él no se puede. Y me acuerdo siempre que en el campo donde yo me crié con mi papá y mamá estábamos bien, mi papá era bueno, nos quería mucho, tanto que no nos dejó ir ni a la escuela, tenía miedo que nos pase algo por el camino, demasiado lejos estaba la escuela y había también cuatreros. Siempre por ahí en verdad era muy peligroso por eso no pudimos aprender, pero él nos enseñó aunque sea un poco a leer y a escribir lo que él sabía y también nos enseñó a cultivar la tierra y a querer a las plantas, a nuestras gallinitas y a nuestras vaquitas también, es tan hermoso co ese campo Cayetana, ¿por qué lo que queremos venir tanto a la ciudad? si estamos tan bien allá y tan mal de repente aquí y yo pienso a lo mejor por aprender cosa nueva no sé, porque allá si vos sos trabajadora tenés un terrenito; tenés de todos los productos y podés cambiar nomás tus cosas que tenés mucho por lo que no tenés, yo pienso esas cosas Cayé pero yo sola nomás, me parece que mucha gente no piensa en ese campo y tanto nos amontonamos aquí y claro, así todo anda mal, pero así parece le gusta a la gente. También los que venimos del campo dejamos pues todo y después cómo vamos a volver, a no ser que la autoridad nos prepare y nos dé las herramientas cuera como dicen en la escuela que me voy, ¿y a vós que te parece Cayetana?

Pero yo elegí mal luego a este Luciano, pero bueno, soy joven todavía y ahora ya no le quiero más, tengo que ser fuerte porque estoy segura va querer seguir otra vez conmigo, pero demasiado me perjudica nicó Cayé. Yo ya sé lo que voy a hacer para que no entre más en casa.

Ahora sí que Cayé estoy leyendo, escribiendo, usando la maquinita de calcular bastante bien, yo te conté luego que me voy a la noche a la educación para adultos en la escuela N° 74 Rigoberto Caballero de mi barrio a diez cuadras de mi casa.

Y vos sabés también que me dijo don Simeón, que me vaya al curso de la PYME; esperá que te cuento que es la PYME tengo aquí anotado, es pequeña y mediana empresa.

Y ahora que estoy estudiando vos ves como ya hablo mucho más el castellano, ante yo casi todo en guaraní, pero esa educación para adultos me vino al pelo, termino la primaria y luego la secundaria porque hacemos curso rápido y después me dijo don Simeón que siga al mismo tiempo eso de la PYME. Sí Cayetana y te cuento que estoy siguiendo ya eso, porque es dos veces a la semana nomás y así puedo, ¿y vos creés Cayé que no voy a aprender? ya lo creo que sí porque yo quiero ser mejor mucho mejor, salir de aquí y tener mis propias cosas.

Cayé: me dijo también don Simeón que su señora, él y yo vamos a poner una fabriquita de dulces, porque Ña Dolores, ¿sabés verdad quien es doña Dolores? la señora de don Simeón, ella sabe hacer los dulces, estuvo un tiempo en el Brasil viviendo y aprendió una maravilla, después Simeón ya le habló a sus clientes de los Supers y yo en la Micro empresa ya tengo amigos que me están viendo en esa otra parte, lo de la plata para poder comprar todos los elementos. Y a lo mejor co nomás ellas me ayudan y yo le convenzo a Don Simeón y a su señora y nos vamos al campo a instalar nuestra fabriquita y cultivamos nuestra frutas, nos va a resultar mejor así, ¿qué pico te parece Cayé? verdad que estaría bien así?

Y yo pienso, hay tanta gente buena co también en este mundo y que yo le haya conocido a esa gente le agradezco a Dios, por ejemplo vos que tanto me ayudás y también don Simeón y su señora.

Así que yo ya me dije, adelante Mercedita supérate y supérale definitivamente a ese infeliz ei cova de Luciano.

Así, Cayé yo estaba pensando anoche yo solita nomás, en mi cama todo lo que voy a hacer todo mi futuro, de repente sentí que alguien estaba forzando la cerradura de la puerta de mi pieza, trataban de abrir con golpes y todo, Dios mío me dije!!!! en verdad estoy sola, se me pusieron todos los pelos de punta, ha de ser un ladrón!!!. Que hay tantos ahora y son hasta asesinos Dios mío!!!. Qué lo que voy hacer Virgencita Santa, todos los Santos, ese San Cayetano tan milagroso ayudáme, todos mis planes se acaban, ayudáme mamita desde el cielo y sentía que seguían forzando la puerta, entonces Cayé yo digo, se produjo el milagro, todos me ayudaron, porque me acordé en medio de todos mis nervios, de mi pánico y de mis lágrimas, que había cambiado la cerradura de mi puerta y ahí mismo reaccioné y entonces traje una silla, tomé un balde de agua y coloqué delante de la puerta y me paré sobre ella para alcanzar la ventanita que estaba arriba y cuando derramaba de golpe toda el agua, al mismo tiempo grité con todas las fuerzas y decisión: Mirá Luciano, no quiero saber más nada de vos y dejáte de hincharme ya, y esto es en serio, no me vuelvas ni a mirar, ni aparezcas más por aquí porque peor cosa te voy a hacer y te voy a denunciar que me golpeaste con moretón y todo y te van a llevar preso, así que Luciano andate para siempre, andate! ! ! !