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  “ATANDO CABOS”: LINE BAREIRO NARRA SU ENCUENTRO CON SERAFINA DÁVALOS - Domingo, 26 de Febrero de 2023


“ATANDO CABOS”: LINE BAREIRO NARRA SU ENCUENTRO CON SERAFINA DÁVALOS - Domingo, 26 de Febrero de 2023

 

“ATANDO CABOS”: LINE BAREIRO NARRA SU ENCUENTRO CON SERAFINA DÁVALOS

 

 

 

Esta semana el país conmemoró nuevamente el "Día de la Mujer Paraguaya".  Más allá de la retórica que cada año envuelve esta celebración, la condición de las mujeres en el país debe ser abordada de manera crítica.  Hace más de 100 años, en un contexto completamente hostil, Serafina Dávalos se atrevió a hacerlo.   Su tesis "Humanismo", presentada en 1909, abrió las puertas a los estudios de género en el Paraguay.   A fines de 1990, la politóloga Line Bareiro escribía este prólogo a su primera reedición.

 

Serafina Dávalos. Cortesía. Su casa (Imagoteca Paraguay)

 

“Encontré algo que te puede interesar, te lo voy a llevar”, me dijo Rosita Palazón un día de noviembre de 1986. Le dije que sí, aunque no me imaginaba lo que Rosi pudo haber encontrado revisando la biblioteca de su mamá. Era la tesis de Serafina Dávalos. Pocas veces me entusiasmé tanto con un libro. Era la pista para una percepción diferente de la historia del Paraguay la que se me abría. Hasta ese momento conocía algo de la historia autoritaria del siglo XX y, a través de autores como Francisco Gaona y Ciríaco Duarte, sabía que existieron luchas por la democracia social y política desde la sociedad. Pero… ¡una feminista paraguaya de 1907!… una mujer intelectual valiente y lúcida, que cuestionaba a principios de siglo [XX] las bases de la dominación de los hombres sobre las mujeres. La sola idea rompía todos mis esquemas.

Con Humanismo entre las manos, comencé a buscar la otra historia, con el principio de cavar allí donde se está [1]. Me encontré con la sorpresa de que muchas personas cercanas a mí la habían conocido a Serafina. ¿Por qué mi mamá no me contó nunca de ella? Preguntaba yo, preguntaba María Lis, preguntaban mis amigas que saben de la importancia de la memoria. ¿Por qué tantos relatos sobre guerras y revoluciones y nunca sobre mujeres que quisieron una sociedad sin discriminaciones?

“Su casa era aquella de la calle Luis Alberto de Herrera casi Tacuarí, en donde ahora está la Asociación Médica”… “tenía una amiga inseparable llamada Honoria Ballirán”… “fue la primera abogada del Paraguay”… “fue la primera abogada de América del Sur”… “estuvo en 1910 en un Congreso Feminista en Buenos Aires, enviada por el gobierno paraguayo”… “fue fundadora de la primera escuela de comercio”… “se decía que era lesbiana, pero era una mujer muy inteligente”… “era una mujer diferente, que se destacaba, por eso hablaban mal de ella”… “su biblioteca era inmensa, piezas y piezas del suelo al techo llenas de libros”… “aikoomireínte, he’i Serafina sombrero, era un ñe’ẽnga  asunceno”… “hay una calle que lleva su nombre”.


La casa sobre Herrera casi Tacuary que perteneció a Serafina Dávalos © Andrés Colmán G. (Al otro lado del silencio)

 

¿Quién era esta mujer que se atrevía a cuestionar el rol de madre como el fundamental para las mujeres, cuando que en 1986 el ser madre configuraba todavía la identidad misma de la mujer en el Paraguay? [2] ¿Cómo era posible en el país de las Residentas, que lo soportaron todo sin pedir nada para sí, que alguien plantease en términos de esclavitud al matrimonio? ¿De dónde salió esta demócrata que veía en la desigualdad de género la base del despotismo?

Lentamente aparecían referencias más concretas. Enrique Riera la recordaba perfectamente, era su vecina, muy amiga de su papá. Era tía abuela de Rosemary Dávalos. “Cuando yo era chica y no quería prestar mis libros, me llamaban Serafinita en casa”, me contó. Rosemary me ayudó a conocer más, ella misma se puso a investigar entre sus parientes. [Serafina] Había nacido en Ajos, actual Coronel Oviedo en 1883 [3]. Se trasladó con su familia a Asunción y tuvo apoyo de su padre cuando se le ocurrió la extraña idea de estudiar derecho cuando las mujeres no tenían derechos. Murió el 27 de setiembre de 1957, luego de una larga y penosa enfermedad.


Serafina Dávalos fue la primera mujer docente en la Universidad Nacional de Asunción. Aquí, rodeada de sus colegas. Cortesía

 

Unos tres años antes de su muerte, la familia perdió el contacto con ella. Por alguna extraña causa se había vuelto inaccesible. Pocos días antes de su muerte, un médico del Sanatorio Leriche le avisó a uno de sus sobrinos que su tía se encontraba con diabetes muy avanzada, en condiciones espantosas. Cuando llegaron al sanatorio, ya no estaba allí. También su casa estaba vacía.

¿Con quiénes discutía Serafina? No podía imaginarme que pudiese escribir de esa manera si no tuviese un grupo de amigas que, como ella, cuestionaban el patriarcado. Rosemary me dijo que parecía que su grupo de referencia era principalmente de hombres. Una cita de Barrett, localizada por Paco Corral, nos ayudó a seguir avanzando. Serafina participaba activamente en los círculos intelectuales y progresistas de su tiempo. Dice Barrett:

“En Asunción tenemos La Colmena. Creo evidente que si en ella se tratara de afirmar una tendencia estética especial, el fracaso sería seguro. A la altura a que estamos, unos pocos no son nada, y todos son todavía pocos. La viabilidad de La Colmena se conseguirá abriendo las puertas de par en par a quien quiera que en el Paraguay haya firmado diez artículos. ¿Es mucha producción? Confío en que los invitados a la próxima cena serán más numerosos, y en que se alejará la cifra fatídica de los que acompañaban al crucificado. Organizada sobre esta base horizontal, baja y ancha, La Colmena estaría en condiciones de atacar y resolver cuestiones importantes, por ejemplo la del círculo de la prensa. Hermosa función sería la de disolver acrimonias personales de todo género, la de eliminar de una región social el veneno político. Se empieza comiendo juntos y se concluye pensando juntos. A fuerza de pasarse uno el vino y el pan, se pasa la mano, y dos manos que se aprietan son siempre una gran cosa. Otra observación, ya que estoy en ello. ¿Qué es una colmena sin reina? Sarah Bernardt asistía a la asamblea de los Hydropathes, después del teatro. Mme. de Noailles acude a los cenáculos actuales. Aprovechemos la oportunidad de ser galantes y ultramodernos. La reina de la Colmena, por derecho indiscutible, es la señorita Serafina Dávalos” (El Diario, 29 de octubre de 1907) [4].

Por lo tanto, Serafina estaba relacionada y discutía con intelectuales y políticos de primer nivel de su época como Manuel Domínguez, Arsenio López Decoud, Juan E. O’Leary, Ramón V. Caballero, Cipriano Ibáñez, Ignacio A. Pane, Juan Casabianca, Juan Silvano Godoi, Silvano Mosqueira, Fulgencio R. Moreno, José Rodríguez Alcalá, Viriato Díaz Pérez y Ricardo Brugada (h), que integraban La Colmena [5]. No sabemos si ella era la única mujer que participaba en esos círculos.

La acción en favor de la capacitación profesional de las mujeres, que Serafina propone en su libro como fundamental para la liberación femenina y la igualdad en la sociedad, fue llevada a la práctica por ella misma ya antes de la publicación de su tesis. Así lo expone don José Rodríguez Alcalá:

“El trascendental interés de ampliar los horizontes de la mujer a fin de contribuir en todo lo posible a su emancipación económica, se ha dejado sentir también en el Paraguay, donde no faltaron espíritus decididos que se dedicaran a servirlo. En este sentido, la Escuela Mercantil de Señoritas representa una de las iniciativas más prácticas. Fundada hace varios años por una distinguida intelectual que ofrece el raro ejemplo de haber conquistado la toga universitaria, la Doctora Serafina Dávalos, la Escuela Mercantil de Señoritas ha formado ya numerosas contadoras de sexo femenino, de cuyos buenos servicios se aprovechan las casas de comercio” [6].

Rodríguez Alcalá publicó su libro el mismo año en el que Serafina publicaba su tesis. Pareciera, por la cita precedente, que la escuela había sido fundada muchos años antes. Sin embargo, Carlos R. Centurión ubica el hecho en 1905 y aporta más datos sobre nuestra escritora:

“En el año 1905 fue fundado en la Asunción el Colegio Mercantil de Niñas. Su fundadora y directora fue la profesora Serafina Dávalos. El nuevo instituto se regía por el plan de estudios trazado por la doctora Dávalos y aprobado por las autoridades superiores de la enseñanza. Este colegio, en el cual se formaron las primeras peritas mercantiles y contadoras públicas del Paraguay, tuvo diecisiete años de vida. Su organización y eficacia débese, en primer término, a los nobles esfuerzos de su fundadora y directora”.

“Serafina Dávalos era oriunda de Coronel Oviedo, donde nació en 1883. Se educó en la Escuela Normal de la Asunción, en la que obtuvo diploma de maestra, en 1898; en el Colegio Nacional, de donde egresó bachiller, en 1902, y en la universidad de la capital paraguaya, en la que obtuvo el grado de doctora en derecho y ciencias sociales, en 1907. Fue la primera mujer de nuestra tierra que conquistó dicha graduación académica. Dedicóse a la docencia y a su profesión. Enseñó historia antigua, moral y derecho usual, en el Colegio Nacional, en el instituto antes citado y en el Liceo Nacional de Niñas, de dicha metrópoli. Falleció en la Asunción en 1957” [7].

Las referencias sobre actividades feministas de Serafina son de años posteriores a la redacción de Humanismo. En 1910 participó como delegada oficial del gobierno paraguayo en el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina [8]. En 1919 promovió la creación de un Movimiento Feminista, junto a Virginia Corvalán, Felicidad González, Carmen Garcete, Catalina Steward, Ermelinda Ortiz, Elida Ugarriza, Carmen Gatti, Sabrina Sapena Pastor, Adela Ibáñez y muchas otras. Cerca de ellas estaban hombres que apoyaban la igualdad de derechos, como Juan Vicente Ramírez, Justo P. Benítez, Lisandro Díaz León, Pablo Max Insfrán y el diputado colorado Telémaco Silvera, que ese mismo año presentó un proyecto de ley de derechos civiles y políticos de la mujer [9]. Una integrante de ese grupo, Felicidad González, asistió a la Conferencia de Mujeres de Baltimore en 1922 [10].

La precursora del feminismo en nuestro país fue activa integrante de las diversas iniciativas de mujeres que se desarrollaron a lo largo de su vida. Ejemplos de ello fueron la “Unión Femenina del Paraguay” de 1936 [11] y la Liga Paraguaya Pro Derechos de la Mujer [12].

Todavía estoy en deuda con Serafina. Esta es apenas la punta del ovillo. Queda pendiente una investigación sobre su vida, que significará una forma de recuperación de la más olvidada de las muchas historias olvidadas de nuestro país: la de las mujeres que no estuvieron conformes con su subordinación y llegaron a expresarse.

* * *

A días de entrar Humanismo en imprenta, encontré una referencia que hace aún más evidente la necesidad de profundizar en la investigación. Según el Dr. Ignacio Berino, “su creencia en el dogma del positivismo de Augusto Comte fue óbice para denegársele los más sencillos funerales cristianos…” [13]. Su biblioteca está en poder de los familiares de Ezequiel González Alsina. Pensando que ella habría dejado otros escritos, pedimos permiso para visitar la biblioteca, en ese entonces todavía vivía el intelectual del stronismo. No lo conseguimos.

Tengo la satisfacción, sin embargo, de que la memoria comienza ya a funcionar colectivamente. Ello es posible recién a partir del resurgimiento de organizaciones feministas en la década del 80 en nuestro país. Así, Mercedes Sandoval de Hempel termina su Exposición de Motivos del “Anteproyecto de Modificación Parcial del Código Civil”, con palabras de Serafina:

“Por último diré que la Coordinación de Mujeres del Paraguay se reconoce heredera y continuadora de los esfuerzos de hombres y mujeres inteligentes y libres que sustentaron los mismos principios que hoy nos inspiran, y recuerda emocionada a la genial mujer que a principios de este siglo, en el año 1907, formuló en su Tesis Doctoral, Humanismo, el pensamiento que debe orientarnos: ‘Los legisladores no deben olvidar –escribió Serafina Dávalos– que el matrimonio en que una parte renuncia forzosamente de su libertad, hace que la familia se halle constituida sobre la base repugnante de la esclavitud, de la más injusta desigualdad, y que la reunión de familias así organizadas forma una sociedad en que la desigualdad es la base de sus vínculos, constituyendo un médium contrario al régimen de la libertad y nada más natural que los poderes constituidos en donde actúan individuos educados y acostumbrados en su familia al sistema de lo arbitrario y despótico, sean en los hechos, toda vez que estén seguros de su posición, amos de sus conciudadanos y despreciadores de los más sagrados derechos’” [14].

La construcción de la democracia que nunca conoció nuestro país es una tarea que debe ser obra de todos nosotros, de las mujeres y hombres que pensamos que el injusto reparto del poder, la riqueza y la cultura en nuestra sociedad puede y debe cambiarse. El rescate de la memoria histórica es una pieza fundamental para que ello sea posible.

 

Escena de Serafina, ¿dónde estás?, unipersonal de Gustavo llutovich, dirigido por Agustín Núñez,

que evoca la figura de la abogada feminista. Cortesía

 

Notas

[1] Irmtraut y Lars Karlson me enseñaron el principio de Grab da wo du bist, cavar allí donde se está. Es la investigación que prioriza lo cercano a uno.

[2] Manuelita Escobar de Peña, Imagen y rol de la mujer urbana paraguaya, presentada en la Semana Social Paraguaya. Mimeo.

[3] La fecha de su nacimiento es de Carlos R. Centurión, Historia de la Cultura Paraguaya, Biblioteca Ortiz Guerrero, Asunción, 1961, p. 575.

[4] Rafael Barrett, “Cenáculos”, en Obras completas IV. Textos inéditos y olvidados. Noticias y juicios. Apéndice documental. RP ediciones/Instituto de Cooperación Iberoamericana, Asunción, 1990, pp. 178-179.

[5] José Rodríguez Alcalá, El Paraguay en marcha, Asunción, 1907, p. 376.

[6] José Rodríguez Alcalá, ídem, pp. 363-364.

[7] Carlos R. Centurión, op. cit., pp. 575-576.

[8] Monte Domecq, en su álbum gráfico La República del Paraguay en su primer centenario (Buenos Aires, 1911, p. 119) publica una foto de Serafina Dávalos, en el centro de las fotos de 11 abogados. El epígrafe dice: “Doctora Serafina Dávalos. Primera Abogada Paraguaya. Distinguida escritora, profesora de la Escuela Normal de Maestras y ex delegada oficial del Gobierno al Congreso Feminista reunido en Buenos Aires en 1910, con motivo del Centenario argentino”. El título oficial del evento no fue, sin embargo, ese sino Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina (María del Carmen Feijoo, Las feministas, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1982, p. 13).

[9] La opinión, julio de 1929. Ver también “La mujer paraguaya”, texto de la conferencia que pronunció Felicidad González en Baltimore, citado en Juan Speratti, Feminismo, Asunción, 1989, p. 44.

[10] Juan Speratti, op. cit., p. 39.

[11] El libro de Juan Speratti (Feminismo, Asunción, 1989) se ocupa principalmente de esta organización.

[12] Ver la colección de El Feminista, periódico de la Liga Paraguaya Pro Derechos de la Mujer.

[13] Ver Conferencia del Dr. Ignacio Amado Berino, Apéndice I, de este mismo volumen.[14] Mercedes Sandoval de Hempel, “Anteproyecto de Ley de Reforma Parcial del Código Civil”, presentado por la Coordinación de Mujeres del Paraguay. CMP/Fundación Friedrich Naumann, Asunción, 1989.

 

Nota de edición: El presente texto de Line Bareiro prologa la versión facsimilar de Humanismo, tesis de Serafina Dávalos para optar al grado de doctora en Derecho y Ciencias Sociales, publicada en 1990. Una reedición fue publicada en 2007 por el CDE (Centro de Documentación y Estudios): Serafina Dávalos, A cien años de “Humanismo”. Agradecemos al CDE el poder compartir este material con nuestros lectores y lectoras.


 

Fuente: www.elnacional.com.py

Sección CULTURA

Domingo, 26 de Febrero de 2023

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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