HECHO BOLSA, 2012
Grabados de GLORIA VELILLA
Matrices xilográficas impresas sobre plástico
Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro
Asunción - Paraguay
La inauguración de la muestra de grabados Hecho Bolsa de Gloria Velilla, tendrá lugar el Jueves 6 de diciembre del corriente a las 19:30 horas, en el Gabinete Florian Paucke del CAV/Museo del Barro (Grabadores del Cabichuí entre Cañada y Emeterio Miranda).
El horario de visita es: miércoles y jueves de 15:30 a 20 horas, viernes y sábados de 9 a 12 horas y de 15:30 a 20 horas. La entrada es gratuita. La muestra estará habilitada hasta el 5 de enero de 2013.
SOBRE LA MUESTRA
Fragmento del texto A CORAZÓN ABIERTO
…/// El trabajo formal ordena los insumos de esa búsqueda. Las bolsas son dispuestas de manera organizada, atenta a los dobleces y a la posición sobre el rectángulo del fondo. La composición de los negros, rojos y blancos está pensada y sopesada. Las texturas también: los corazones impresos muestran signos corrugados, estrías, muescas y tajos; a veces revelan manchas que hacen vacilar sus contornos bien delineados. Su representación corresponde al formato con que la convención iconográfica simboliza el órgano central y es vinculada con figuras y expresiones procedentes de la cultura masiva y popular (“corazón espinado”, “hacer de tripas corazón”, “corazón de oro”, “corazón abierto, “ser todo corazón”, “no tener corazón”, etc.). Gloria llama a esta obra Hecho bolsa, refiriéndose sin duda a la expresión coloquial “tener el corazón hecho bolsa” (encontrarse uno en situación dolorosa, desgarrado). La artista deja de lado el primer término para evitar, quizá, la obviedad del título.
Deja de lado el corazón, arranca el motivo del sufrimiento. Convierte el corazón en un significante: una cosa que remplaza al sujeto, un órgano sin cuerpo. Y este gesto puede activar una de las líneas de lectura de la obra: la idea de llevar el corazón, portátil, separado, como objeto de reserva o recambio, o bien como medio de apartar de uno la causa, el sitio de sus pesares; abandonarlo, arrojarlo o cambiarlo. También puede portarse el corazón fuera de un cuerpo, muerto recién, para ser trasplantado a otro, que lo necesita como motor de una vida a ser sustentada.
Si estas figuras se asocian a la del supermercado, lugar de donde provienen las bolsas de plástico, sus sugerencias podrían ser vinculadas con la tragedia del Ykua Bolaños: con el corazón encerrado y ardiente; contrapartida de la mercancía peligrada. Pero el acto estético, el juego de formas y colores, la intervención de la sensibilidad, así como la propia vocación tornadiza de la imagen, impiden que ésta se cierre en un solo ámbito. Al fin y al cabo, en cuanto asiento figurado del sentir, el corazón tiene muchos costados.
TICIO ESCOBAR
Diciembre, 2012
Fuente: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro
|