IMPULSAR PARA INCLUIR
Escrito por: MANUEL FERREIRA BRUSQUETTI
Enero 2011
IMPULSAR PARA INCLUIR
La noticia del crecimiento de 14,5% de nuestro país ha impactado a nuestro país y al mundo. Personas, empresas, fondos de inversión, periodistas, medios de prensa, centros de investigación de todos lados están intentando averiguar el por qué de este crecimiento. ¿De dónde salió Paraguay, un país hasta ayer desconocido, con estas cifras? Estamos en la mira del mundo.
La noticia del crecimiento de 14,5% de nuestro país ha impactado a nuestro país y al mundo. Personas, empresas, fondos de inversión, periodistas, medios de prensa, centros de investigación de todos lados están intentando averiguar el por qué de este crecimiento. ¿De dónde salió Paraguay, un país hasta ayer desconocido, con estas cifras? Estamos en la mira del mundo.
El impacto ha sido también para el paraguayo común, y sus reacciones han sido múltiples: desde el que está orgulloso por haber alcanzado resultados que nunca se habían visto, hasta el masoquista del que Luis Bareiro debe seguir escapando, y toda la gran gama de personalidades diversas que existe en el medio.
Lo que es seguro es que la noticia no le fue indiferente a nadie. Y seguramente a todos nos hizo reaccionar de la misma manera: metiendo la mano en el bolsillo o mirando nuestro extracto bancario y preguntándonos “¿Fui yo beneficiado por este crecimiento?”. Las respuestas a esta última pregunta también deben haber sido diversas: algunos que pudieron aprovechar el crecimiento, habrán encontrado mayor cantidad de dinero en sus bolsillos y en sus cuentas bancarias que aquellos que no pudieron hacerlo.
Hay quienes creen que los que pueden aprovechar lo hacen porque reciben ventajas del Estado, como, por ejemplo, le cobran pocos impuestos. Pero el Estado da muy poco para generar mayor capacidad de producir. La recaudación que se genera es gastada casi en su totalidad en contratar funcionarios a cambio de lealtades políticas. Y no sobra mucho para gastar en generar mayor producción. El Estado paraguayo se ha vuelto un costo y no una ayuda para la producción. Sin una reforma del Estado, la mayor recaudación sólo se va a transformar en más funcionarios públicos.
La diferencia entre los que pudieron aprovechar y los que no pudieron se basa fundamentalmente en un elemento: la tecnología. Y cuando digo tecnología me refiero a la capacidad de desarrollar actividades que transformen, que generen valor, para su empresa y para ellos mismos. No me refiero a la máquina, al motor, o a la computadora que son, más bien, medios para alcanzar esa capacidad transformadora.
Existe un número muy importante de paraguayos que no ha podido ni va a poder aprovechar grandes oportunidades como la de este crecimiento mientras no tengan tecnología. Nuestros “campesinos rurales” son el mayor ejemplo de este grupo: siguen utilizando técnicas del Neolítico para sembrar y obteniendo rendimientos que no alcanzan para mantenerse a ellos mismos ni a sus familias. Cada vez más un mayor número de ellos deben salir de sus fincas e ir a las ciudades en busca de mejor vida. En un país donde muy pocos campesinos tienen títulos de sus tierras, la migración a la ciudad implica salir de la finca solamente con el pago de una derechera que está lejos del valor real de mercado que pueda tener esa tierra.
En la gran ciudad estos compatriotas se convierten en “campesinos urbanos”, alojándose en un lote mínimo donde criarán sus pollos y chanchos y harán alguna changa de vez en cuando: lo que la literatura define formalmente como “campesino”. Y deberán vivir con poco o ningún servicio. Con alguna calle de tierra, sin desagüe pluvial o cloacal, con electricidad robada en el mejor de los casos. Viviendo en la miseria.
Es a estos paraguayos a quienes tenemos la responsabilidad social de impulsar. Y no confundamos impulsar con proteger. Si proteger significa dar pescado, el resultado es que cuando el pescado se acaba, el hambre resurge con más fuerza.
Debemos impulsar. Dotando a estos ciudadanos de las capacidades necesarias para poder aprovechar las oportunidades que se les presentan. Para ello, no puede haber niños con desnutrición porque de adultos no van a poder absorber la tecnología. No puede haber gente enferma. Necesitamos un pueblo sano y bien alimentado. Y debe existir una población educada, con mayor cantidad de niños en las escuelas. Con escuelas modernas con acceso a internet y al mundo.
Debemos incluir, haciendo que gran parte de nuestros compatriotas dejen de sobrevivir y empiecen a vivir.
Fuente: http://www.dende.org.py
(Registro: Junio 2011)
