CHINCHES FITÓFAGAS EN EL CULTIVO DE SOJA
Por Ing. Agr. GRISELDA MENDOZA
Coordinación Dpto. Técnico, Aktra S.A.
El ataque de chinches sigue siendo una de las principales amenazas a la producción sojera del país. Constituyéndose en un factor de mucha importancia, siempre que nuestro objetivo sea obtener buenos rendimientos y excelente calidad de granos en la cosecha.
Pero este tipo de insectos dañinos tienen numerosos agentes de control biológico que contribuyen en gran medida a reducir sus ataques en todas las regiones productoras de soja. Una práctica agronómica de gran importancia en el manejo de las plagas de la soja ha sido la generalizada adopción de la siembra temprana, con un adelanto en la fecha de siembra de los cultivos tempraneros de 2-3 semanas, que fue posible en gran medida por la siembra directa y los cultivares precoces, con gran potencial de rendimiento.
Las prácticas de manejo integrado de plagas (MIP) de la soja se basan en la protección y el fomento de estos agentes de control biológico junto a un uso prudente de plaguicidas; sólo cuando se diagnostica que los niveles de ataque pueden provocar un daño que justifican su control (nivel de daño económico - NDE) y deben estar articuladas con las demás tácticas de manejo agronómico.
Sin embargo, a pesar de tener todas las herramientas para minimizar los daños, siguen estos insectos, representando un problema de interés económico fundamental, cuando en años de fuertes ataques reducen los rendimientos por unidad de área, además de afectar la calidad de los granos de soja, que lleva a aumentar los índices de descuento a la hora de entregar los granos.
Tanto las ninfas como los adultos se alimentan por medio de estiletes bucales con los cuales absorben la savia de los tejidos vegetales al mismo tiempo que inyectan enzimas y toxinas que producen necrosis en los tejidos. También pueden ser vectores de hongos patógenos. Esto incide tanto en los rendimientos como en el poder germinativo y calidad de las parcelas destinadas a la producción de semillas.
Chinche pequeña (Piezodorus guildinii).
Es por esto que debemos conocer muy bien el ciclo biológico, la forma de alimentación, los hábitats ideales, y las condiciones que predisponen a la reproducción y supervivencia de nuestros enemigos.
Varias especies de chinches invaden los cultivos de soja en las diferentes etapas de la formación de vainas. Las más comunes y de mayor incidencia en nuestro país son: chinche verde (Nezara viridula), chinche pequeña (Piezodorus guildinii), chinche marrón (Euschistus heros), todas del orden Hemiptera y de la familia Pentatomidae. A continuación una breve descripción de cada una de estas especies, tratando un poco de rememorar sus hábitos y costumbres.
Chinche pequeña
(Piezodorus guildinii)
El adulto vive de 2 a 3 meses; la hembra pone de 15 a 20 huevos por postura en dos hileras paralelas sobre vainas, aunque también puede hacerlo sobre hojas y tallos. Los huevos tienen forma de barril y son de color negro o gris oscuro con una banda transversal blanquecina, su corion es reticulado y pubescente. La eclosión se da generalmente a los 7 días, permaneciendo los emergidos en estado ninfal por 21 a 30 días, pasando en ese periodo por cinco estadios, el primero de los cuales dura 4 días y se caracteriza porque las ninfas permanecen ubicadas cercanas a la postura. En los dos primeros estadios las chinches son gregarias y no causan daño, pero a partir del tercero que comienzan a alimentarse intensamente y a dispersarse.
Chinche verde
(Nezara viridula)
Los adultos son chinches de 13-15 mm de color verde intenso, las ninfas varían de color rojizo en el primer estadio a negras y verdes con manchas blancas en estados avanzados de desarrollo. Las hembras efectúan de 2 a 3 posturas de 80 a 100 huevos cada una. Luego del nacimiento 7 a 10 días del periodo embrionario, las chinches permanecen hasta el tercer estadio agrupadas sin provocar mayores daños y a partir de entonces comienza su gradual dispersión. En total el insecto cambia cinco veces de piel hasta alcanzar el estadio adulto entre 35-40 días. El adulto puede vivir uno o dos meses, excepto la ultima generación (abril y mayo), cuyos individuos viven varios meses, pasando el invierno refugiado bajo la corteza de los árboles y otros lugares protegidos para emerger en la primavera siguiente. Tiene 3 a 4 generaciones anuales. Succionan los granos en formación e introducen toxinas y patógenos, por medio de su aparato bucal chupador. Las picaduras de las chinches impiden el desarrollo de granos chicos y provocan deformaciones en granos medianos. En granos grandes reducen el poder germinativo, porque pueden producir la muerte del embrión. En los cultivos muy infectados por chinches se produce el fenómeno de retención foliar permaneciendo las hojas en las plantas, hasta que se produce la caída, por efecto de las primeras heladas.
Chinche marrón
(Euschistus heros)
En los años 70, se trataba de una especie rara; sin embargo ahora, es una de las principales especies de chinches en soja. Las hembras ovipositan en las hojas, masas con 5-7 huevos amarillentos, las ninfas al eclosionar permanecen en el lugar sobre los huevos hasta pasar al segundo instar o estadio, donde comienzan a alimentarse, a partir del tercer instar son más activas e inician su dispersión siendo voraces. Los adultos presentan una longevidad de 116 días aproximadamente, pudiendo alcanzar incluso hasta 300 días.
A esta especie se la encuentra en la soja normalmente desde el mes de noviembre hasta abril, pudiendo llegar hasta tres generaciones en este periodo. Su condición de polífago, lo acomoda muy bien varios meses del año, entonces en los meses críticos vive de la energía acumulada y le permite escapar en muchos casos del ataque de insectos predadores y parásitos, lo que hace que por un largo tiempo permanezca con una alta población.
Chinche verde (Nezara viridula).
Ataque de chinches según el estado fenológico de las plantas. Hablando de las especies de chinches en general, la fecundidad media, varía entre 120-170 huevos por hembras, dependiendo de la especie, disminuyendo el ritmo de postura a medida que las hembras van envejeciendo, parámetros que son variables conforme al cambio de temperatura y a los alimentos de los que disponen.
Estas plagas inician a colonizar las plantaciones de soja, cuando las mismas se encuentran a mediados o final de la etapa vegetativa (Vn) o inmediatamente luego, en periodo de floración (R1 a R2), período de plena colonización; momento en el cual se encuentran en un estado de diapausa, para posteriormente, empezar el ataque en sí (comienzan a succionar), cuando la soja se encuentra formando las vainas (R3), que es, en ciertas ocasiones, llamado Período de alerta, porque es cuando aumentan exponencialmente la reproducción y la cantidad de ninfas. Avanzando hasta el siguiente estadio, correspondiente al desenvolvimiento de las vainas (R4) e inicio de llenado de granos (R5.1), la población tiende a aumentar considerablemente y es cuando la soja tiende a ser más susceptible al ataque, suele ser llamado Período crítico.
La población sigue creciendo durante el desarrollo o llenado de granos (R6), cuando alcanza el pico poblacional máximo. A partir de ahí la población empieza a decrecer, con la soja llegando a la madurez fisiológica (R7), al momento de la cosecha, los insectos sobrantes, se diseminan en las plantas hospederas alternativas y/o nichos de diapausa, en el caso de la chinche marrón.
Chinche marrón (Euschistus heros).
Entre las modificaciones más importantes con respecto a la dinámica poblacional de las plagas a través del tiempo, en el cultivo de soja, podemos mencionar:
a) Marcado incremento del área sembrada en todo el país, lo que produjo una siembra escalonada, creando una madurez continua, en varías épocas.
b) Menores espaciamientos entre hileras de plantas.
c) Mayor cantidad de soja sembrada en época temprana.
Mas allá de su mayor o menor nivel poblacional a través de los años, las chinches siempre serán plagas clave del cultivo de soja, es más su incidencia en la producción se caracteriza por causar pérdidas económicas a muy bajas densidades. Entre otras herramientas, una muy importante a ser utilizada a la hora de controlar chinches es la determinación del Nivel de Daño Económico (NDE), fundamental a la hora de adoptar medidas de control eficientes y oportunas, aplicadas sobre la base de un buen monitoreo de los lotes en las parcelas de soja.
Lo ideal es encontrar y conocer para cada especie el NDE, que justifique la decisión del tipo de control o del ingrediente activo a utilizar para el efecto esperado, considerando el distanciamiento utilizado en el cultivo y el destino de la producción, granos o semillas.
En el llenado de grano la población de chinches tiende a aumentar.
Un aspecto a tener en cuenta para evaluar estos insectos es su gran movilidad por lo cual se deben extremar los cuidados para realizar una correcta estimación de la densidad de la plaga. Por su tendencia a concentrarse en los bordes de las parcelas, no se deben efectuar promedios de esos recuentos, comparados con el resto del lote. Como umbral de tratamiento de chinches en soja se recomienda un nivel de 1-2 chinches por metro de surco con soja para consumo y 1 por metro de surco en producción de semilla. Estos niveles se recomiendan para cultivos a 50 cm entre surcos, en caso de utilizar distanciamientos menores, como los que normalmente son utilizados; se extrapolan los valores en la misma proporción.
Si bien es cierto que los ataques de chinches en soja al estado R3 suelen ser menos frecuentes que en R4 y R5, resulta clara la importancia de disponer de los NDE según diferentes estados reproductivos del cultivo para poder tomar decisiones más ajustadas a fin de evitar importantes pérdidas de producción.
Control químico basado en el NDE. Umbral de tratamiento
Al identificar el NDE podremos decidir o determinar el mejor método o el mejor producto insectida siempre focalizados en una agricultura sustentable y en un manejo integrado de plagas que nos permita contar con los enemigos naturales, erradicando a nuestros enemigos del cultivo.
El ataque de chinches puede reducir el rendimiento.
Numerosos insecticidas y mezclas de estos están registrados para el control de chinches en soja. Algunos insecticidas sistémicos ya registrados como los utilizados normalmente en tratamiento de semillas (Nitroguanidinas-Neonicotinoides) permiten disponer de productos alternativos a los que normalmente son utilizados. Los factores determinantes del éxito en el control de plagas mediante la utilización de productos fitosanitarios son la correcta determinación taxonómica de la plaga objetivo, la calidad de las aplicaciones, la selección del momento oportuno, la identificación del estrato de la planta en el que se ubica la plaga, el mecanismo de acción del plaguicida, las condiciones meteorológicas, fundamentalmente temperatura y humedad relativa, y la calibración del equipo con el cual se aplica el plaguicida (Massaro, 2007).
Por otra parte, resulta de gran importancia la evaluación permanente de la eficacia de control de los productos a emplear, particularmente a medida que surgen nuevas moléculas con novedosos mecanismos de acción. En este proceso de identificación de los productos y dosis más indicados, no sólo es conveniente sino también necesario para lograr una armoniosa inserción de la táctica de control químico en la estrategia de MIP, incorporar a la evaluación el impacto de los insecticidas sobre los enemigos naturales y organismos no destinatarios.
Normalmente se maneja una muy estrecha gama de insecticidas para el control de chinches, entre ellos podemos citar al grupo de los ciclodienos como endosulfán (actualmente prohibida su importación a nivel nacional), sólo o en mezcla con piretroides (cipermetrina, labdacialotrina, alfametrina); además del acefhato.
Actualmente se observa una tendencia a evaluar productos experimentales y comerciales formulados como mezclas que abarcan prácticamente a todos los grupos de insecticidas. En las últimas campañas agrícolas se han lanzado al mercado productos para el control de chinches en base a la combinación de piretroides y neonicotinoides. El principal argumento de estas mezclas es una mayor persistencia por la acción sistémica de los neonicotinoides (imidacloprid, acetamiprid, tiametoxan), que mejora la eficacia del control de ninfas. En Uruguay, se han corroborado resultados muy interesantes, utilizando la mezcla de Acetamiprid Cipermetrina, para el control de Piezodorus guildinii (Chinche pequeña).
En Estados Unidos los productos evaluados y con mejor performance para el control de chinches en soja son los piretroides lambdacialotrina, betaciflutrina, alfacipermetrina, aunque en dosis mayores a las utilizadas en Sudamérica. También se utilizan los neonicotinoides tiametoxan, acetamiprid e imidacloprid. A pesar de esta variedad de insecticidas evaluados, en EEUU no se recurren a las mezclas de insecticidas para el control de chinches (Fitzpatrick et al., 2002). Según encuestas realizadas en Entre Ríos, Argentina, los usuarios atribuyen los bajos niveles de control a varias causas: resistencia a los insecticidas de uso frecuente, alteración en la composición y propiedades físico-químicas de los productos fitosanitarios, cambios en las condiciones ambientales, poblaciones de ácaros como plagas más abundantes, deficiencia de los equipos de aplicación de plaguicidas y uso inadecuado de coadyuvantes (Toledo et al., 2005)
Frente a una baja eficacia de aplicación una actitud frecuente es aumentar dosis, o realizar mezclas de tanque no evaluadas experimentalmente, que en muchos casos, lejos de mejorar el manejo de la plaga, interfieren con el mismo al afectar la acción benéfica de los enemigos naturales. Esta situación es propensa para la generación de razas de chinches resistentes a los diversos grupos de insecticidas.
Frente a este panorama sanitario de mayor complejidad y posiblemente de menor sustentabilidad como consecuencia del incremento del número de intervenciones e insumos, debemos volver a los fundamentos del MIP olvidados en la última década. En este sentido el monitoreo periódico del cultivo, la utilización de los umbrales de control objetivos y racionales (umbrales económicos y umbrales de acción) el uso racional y rotación de insecticidas selectivos, continúan siendo las herramientas claves para un manejo sustentable de las plagas. La posibilidad de mantener a futuro la eficacia de los insecticidas utilizados actualmente dependerá del uso racional que hagamos de los mismos en el presente.
Fuente en Internet:
ACTUALIDAD DEL CAMPO AGROPECUARIO
