ALTERNATIVAS DE MANEJO
PLAGAS DE INICIO DE CICLO EN EL CULTIVO DE SOJA
Por Ing. Agr. GRISELDA MENDOZA
Coordinación Dpto. Técnico, Aktra S.A.
Existe un sinnúmero de factores externos limitantes, a la hora de mencionar aquellos que dificultan o impiden un desarrollo normal de nuestro cultivo. Con seguridad, en nuestra lista de factores, serán calificados como principales a los insectos o plagas que puedan interferir desde el inicio del desarrollo de las plantas de soja, por el potencial de daño ejercido desde la germinación hasta el llenado de vainas.
Un enfoque más reciente ha llevado a organizar el daño de las plagas por categorías según cómo impacta en la fisiología de las plantas. Entonces, los insectos se colocan en categorías según el daño que causan, por ejemplo, reducción de la población, remoción de masa foliar, reducción de la tasa fotosintética de la hoja, reducción de la luz, la semilla, destrucción de los frutos, etc. El daño a la planta causa un daño al cultivo, el cual se define como una reducción medible del crecimiento de la planta, su desarrollo o pérdida de rendimiento.
Existen maneras de medir el daño causado por los insectos; por ejemplo, se estiman los niveles de defoliación, se calcula el porcentaje de daño a las vainas, o se determina el porcentaje de reducción en la población de plantas. Estas medidas son muy útiles para determinar cuándo se llega a un nivel de daño económico. Sin embargo, sigue siendo recomendable confirmar la presencia de un insecto plaga antes de hacer cualquier aplicación de algún insecticida, que nos pueda ayudar un correcto tratamiento fitoterapeútico. A pesar de que los daños por insectos en el cultivo de la soja, llegan a ser en ciertos casos, incluso alarmantes; hasta el día de hoy no se recomiendan las aplicaciones preventivas de productos químicos, ya que además de la contaminación ambiental, también representan un costo adicional en el cultivo y ayudaría a un potencial desequilibrio de la población natural de insectos benéficos.
Plagas de suelo y su control. Las plagas de suelo atacan a las raíces y dañan el cuello de la planta recién establecida; todas en general son importantes, dependiendo de la intensidad con la que se presenten en nuestro cultivo.
El uso de insecticidas curasemillas es el método más adecuado de protección de cultivos en la etapa de germinación y plántulas (Fipronil e Imidacloprid son los ingredientes activos más utilizados). Esto
representa una tecnología eficiente con mínimo impacto sobre el medio ambiente. No daña a los enemigos naturales. Además, la mayoría de los curasemillas disponibles en el mercado paraguayo son de franja amarilla.
Parcela atacada por orugas defoliadoras.
La utilización de dosis exactas y la correcta identificación del tipo o grupo de insectos a controlar son la clave para el éxito en la aplicación de ésta tecnología, con la cual podemos evitar pulverizaciones foliares muy tempranas, lo que a su vez posibilita la aparición de enemigos naturales en la parcela.
Las plagas tradicionales del cultivo como son las orugas defoliadoras (Anticarsia gemmatalis, Pseudoplusia includens, Urbanus proteus), el barrenador del brote y las chinches (Piezodorus guildini, Nezara viridula, Euschistus heros) representan una amenaza permanente a la producción en el transcurso del crecimiento y desarrollo de las plantas. En los últimos años también se incrementaron las infestaciones con ácaros (Tetranichus urticae), mosca blanca (Bemicia tabaci) y trips (Thrips tabaci, Frankliniella schultzei) asociadas a situaciones de sequía en las diferentes etapas del ciclo del cultivo.
Una práctica agronómica de gran relevancia en el manejo de las plagas de la soja ha sido la generalizada adopción de la siembra temprana, con un adelanto de la implantación de los cultivos de primera época de siembra en una o dos semanas respecto a la fecha normal de los años 80. Esto fue posible en gran medida por la siembra directa y los cultivares precoces, con gran potencial de rendimiento. Este adelanto de la fecha de siembra es un factor clave en el escape del cultivo a varias plagas tradicionales de la soja como las ya citadas a las cuales hay que agregar también al barrenador (Elasmopalpus lignosellus).
Este sistema, favorable en la mayoría de los aspectos, ha traído como consecuencia la aparición o aumento de plagas ya conocidas fomentadas por el aumento del rastrojo y la falta de roturación de los suelos. Lo que implica una mayor amenaza de insectos del suelo y de otras plagas tempranas de las semillas y plantas jóvenes.
Entre las plagas del suelo (o de primer estadio) más vistas en las parcelas tenemos: las orugas cortadoras (Agrostis spp.), gusanos blancos o corós (Diloboderus abderus), hormigas cortadoras (Atta sexdens; Acromirmex spp.), grillos (Gryllus assimilis), vaquita de San Antonio (Diabrotica speciosa), picudo (Sternechus subsignatus) babosas y langostas (Dichroplus maculipennis), entre otras.
Para las plagas tempranas, en el caso de la soja, su manejo se facilita por la alta densidad de siembra del cultivo, lo cual permite utilizar mayores umbrales de tratamiento que en aquellos de baja densidad como maíz o girasol. Además, existen alternativas de control químico que son eficaces y de bajo impacto ambiental como son los tratamientos de semillas a base de ingredientes activos como Fipronil (grupo fenipirazol) e Imidacloprid (grupo neonicotinoide).
En el caso de orugas cortadoras hay una importante gama de insecticidas que pueden ser utilizados para su control, entre ellos la gran mayoría de los piretroides (cipermetrina, alfametrina, etc.).
En el caso de grillos, el control debe hacerse de noche, pero esto solo no es suficiente, porque en las noches de temperaturas frescas el grillo no sale, y por ende no lo alcanzamos con la aplicación. Entonces, hacer el tratamiento nocturno y cuando las temperaturas sean de 15 ºC o más. Esto es muy importante, para conseguir alta eficiencia de control, ya que de esta manera los grillos estarán fuera de sus galerías y expuestos a la acción de contacto del insecticida. Para el caso recomendamos el Fipronil, también el mismo ingrediente activo para el control del coró (Diloboderus abderus).
Chinches.
En el caso de las langostas (Dichroplus maculipennis), las condiciones de sequía y altas temperaturas son las que favorecen a la aparición de este insecto como plaga importante, pudiendo causar daños severos a las jóvenes plantas.
El monitoreo y uso de los umbrales de control son valores orientativos que dependen de muchos factores agronómicos a evaluar “in situ”, pero donde la decisión está ligada principalmente al bajo costo con tratamiento de insecticidas.
Estos valores determinan que para un cierto nivel de plaga, según el estado del cultivo, las pérdidas ocasionadas equiparan el costo del tratamiento por lo tanto, a medida que más barato sea, con mayor rapidez decidiremos la necesidad de aplicar.
El ambiente y la sociedad reclaman cada vez más el uso racional de insecticidas de origen químico, sobre todo de aquellos, no respaldados por una fabricación y formulación responsable.
Aquellas formulaciones que existen en el mercado de eficacia comprobada que respetan los enemigos naturales, modos de acción específico para la plaga a tratar y de menor persistencia de sus residuos son los que deberíamos recomendar, siempre y cuando se encuadren dentro de los márgenes ideales de relación costo/beneficio, económico-ambiental, como factor determinante en los resultados finales de un cultivo comercial.
Fuente en Internet:
ACTUALIDAD DEL CAMPO AGROPECUARIO
