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LUIS DE GÁSPERI (+)

  EN DEFENSA DEL PARTIDO LIBERAL, 1946 - Dr. LUIS DE GASPERI


EN DEFENSA DEL PARTIDO LIBERAL, 1946 - Dr. LUIS DE GASPERI

EN DEFENSA DEL PARTIDO LIBERAL

 

Dr. LUIS DE GASPERI

 

Disertación en la Plaza de la Libertad,

31 de Julio de 1946

 

EN DEFENSA DEL PARTIDO LIBERAL

El doctor Juan Francisco Recalde, Presidente de la Casa de la Libertad, me ha pedido un estudio jurídico de los fundamentos del Decreto No. 12.246 del 25 de Abril de 1942 por el que se declara disuelto el Partido Liberal; del derecho que le asiste al Poder Ejecutivo para infligir sanciones de este género a entidades jurídicas, como la nuestra, y de los alcances que debemos dar a sus consecuencias.

Dada mi triple condición de liberal, de abogado del foro, y de profesor de nuestra Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, no he podido declinar este honor, y héme aquí dispuesto; a evacuar la consulta.

En el deseo de ahorrar tiempo y molestias a los que me escuchan, debo por fuerza dar grandes saltos e ir derechamente a averiguar si aun reconociéndose al Ejecutivo el PODER DE POLICIA de que se halla investido para la supervisión de las asociaciones y corporaciones de Derecho privado y público, puede admitirse como legítimo que esa facultad se traduzca en el derecho de disolverlas, sin previo pronunciamiento de la autoridad judicial, y sin forma de proceso, sin oír la defensa de la parte agraviada y dictar en consecuencia fallos que suponen jurisdicción y competencia en quien los dicta.

Basta el enunciado de esta pregunta para darla por contestada con un NO rotundo. La doctrina civilista del Río de la Plata reivindica para el poder judicial la facultad de casar la personería de las asociaciones y corporaciones “reconocidas” a “no reconocidas”. No ignoro la doctrina contraria del Derecho administrativo que pretende que esa facultad pertenece al poder administrador, pero la verdad es que la Corte Suprema Argentina y los doctrinadores argentinos sostienen lo primero, y por consiguiente la nulidad de todo Decreto por el que se case la personería de las asociaciones sin previo pronunciamiento de los jueces ordinarios, como violatorios del derecho de asociarse para fines lícitos y del derecho de propiedad.

El Partido Liberal es una de esas asociaciones contempladas en el art. 46 de nuestro Código Civil que adquieren personalidad jurídica por el sólo fenómeno de la asociación, dada la licitud de sus fines, que en este caso y por su naturaleza son de Derecho público, todo por aplicación de los artículos 1.711 y 1.712 del Código Civil.

Se entiende que una vez admitido el funcionamiento de las asociaciones de esta índole, adquieren ellas derechos que se incorporan a su patrimonio. Los derechos adquiridos son propiedad irrevocable de su titular. La propiedad es inviolable, según la Constitución. Nadie puede ser privado de ella sino en virtud de sentencia fundada en ley.

Siendo así, como lo es, se ha de convenir en que la casa_ción de su personería le priva de su capacidad de derecho y deja su propiedad sin titular, reducida a la condición de una RES NULLIUS, todo lo cual pide un juicio, una ley normativa anterior al proceso, y la defensa que de sus derechos haga la asociación enjuiciada.

Tal es la regla consagrada por el art. 15 de Ley española de 1.887. Si tal es la decisión del Derecho público de una monarquía ¿por qué no ha de serlo también de la de una República?

Contra todos estos antecedentes de doctrina, el Decreto No 12.246, sin forma alguna de proceso, sin oír la defensa del Partido Liberal, y sin ley anterior que le faculte a hacerlo, -pues el art. 48 del Código Civil supone una sentencia judicial previa- lo declara disuelto y cancela su personería y prohibe a sus asociados “el desarrollo de actividades políticas enderezadas a favorecer su subsistencia”. El Decreto es nulo, pero carecemos de órgano jurisdiccional para declararlo, salvo el derecho de resistencia a la arbitrariedad.

 

FUNDAMENTOS DEL DECRETO

Dos son ellos: 1º los hechos históricos; y 2º los hechos actuales. Los primeros podrían resumirse así: El Partido Liberal habría heredado el espíritu y los métodos propios de cuantos paraguayos conspiraron contra la independencia y soberanía de la nación, tales como los que se opusieron al movimiento emancipador de 1.811; los que se conjuraron con el caudillo Francisco Ramírez para derrocar al doctor Francia en 1820; los que en 1.827 alentaron los proyectos de Bolívar de mandar una expedición al Paraguay; los que solicitaron ayuda de Manuel Dorrego en 1.827 descubriéndole secretos militares del éxito seguro de la empresa; los que suplicaron a Rosas la conquista de la provincia del Paraguay en 1.851; los que dieron la bienvenida a la escuadra Norteamericana en 1.852 y le incitaron a deponer al gobierno de don Carlos Antonio López; los que hicieron lo mismo con la expedición naval brasileña de 1.855: los que provocaron el atentado de las fuerzas del Almirantazgo británico contra el cañonero “Tacuarí” en 1859; los que pidieron al Gabinete Imperial del Brasil organizar una legión bajo la bandera de la Triple Alianza y luego acompañaron al ejército enemigo como baqueanos en 1.865; los que declararon al gran Mariscal F. S. López “fuera de la ley, como paraguayo desnaturalizado, asesino de su patria y enemigo del género humano”, cuando aún él defendía los últimos confines del suela patrio.

Infiere de estos hechos el Decreto que “todos los liberales presentan un rasgo común que los vincula, como si fuesen de una misma casta: “el ansia de conquistar el poder político a cualquier precio, aun a costa de la soberanía nacional y del sometimiento del Paraguay a la hegemonía extranjera, es decir, que a todos anima el espíritu perverso de traición a la patria”.

En el poder, el Partido Liberal se habría caracterizado por su vasallaje espiritual a lo extranjero y su desprecio por lo autóctono. Sus mandatarios habrían sido instrumentos serviles del capitalismo foráneo; habrían renegado de nuestras glorias más puras y prohibido el culto de nuestros héroes; habrían dilapidado el patrimonio territorial creando enormes latifundios; habrían permitido que la autoridad del Estado fuera, menoscabada por empresas mercantiles; habrían entregado las vías de comunicación al monopolio privado, extrangulando así la economía nacional; habrían hipotecado el porvenir del país con concesiones leoninas; habrían encubierto la invasión boliviana por largos descenios, haciendo posible la ocupación de las tres cuartas partes del Chaco y mantenido el país en un estado de completa indefensión, circunstancia que influyó positivamente en el estallido de la guerra y en su sangrienta prolongación por espacio de tres años.

Fuera del poder, el Partido Liberal habría sido aún más vituperable en sus procedimientos: movido por su sed de mando y de un odio irreductible contra los que le impidan satisfacerle, no ha retrocedido ante ningún expediente por pérfido que fuese para el logro de sus propósitos. Asi ha recurrido a la protección extranjera para desencadenar revueltas fratricidas; ha creado dificultades internacionales; ha desarrollado y desarrolla actualmente una campaña sistemática de intrigas y calumnias contra el Gobierno y el Ejército Nacional, contra las instituciones de la República y sus dos vecinos, hoy felizmente superadas, a fin de suscitar recelos y trabar el desenvolvimiento del país.

Esta larga serie de “crímenes” contra la soberanía y dignidad de la Nación habría culminado con el pedido de ayuda a Bolivia para derrocar al Gobierno en 1.937 “según consta en documentos oficiales de la Conferencia de Paz del Chaco”. Como por aquella sazón todavía no se había firmado el tratado definitiva de paz con Bolivia, podía haberse roto el armisticio y reanudarse las hostilidades, de suerte que el hecho estaría, incurso en lo dispuesto por el art 87 de la Constitución o sea art 137 del Código Penal Estos cargos evidenciarían que el Partido Liberal es “esencialmente antiparaguayista y legionario, así por su extranjerismo recalcitrante, como por sus métodos inícuos y sus fines protervos”.

Y por vía de justificación de la donosa doctrina en que se inspira esta inculpación colectiva del pasado y del presente, sobre la que hemos de volver, agregan los Considerandos del Decreto: “Esto no puede imputarse únicamente a ciertos hombres con abstracción de la entidad a que pertenecen, ni es dable excusar a la misma por el hecho de que militan también en su seno personas honorables, que ningún influjo benéfico han podido ejercer en la vida partidaria. Ello comprueba que el mal no radica sólo en la perversidad de sus dirigentes ocasionales, sino en el sistema y espíritu que esos hombres personifican. En efecto, no obstante la renovación periódica de sus autoridades y el remosamiento de sus filas a través del tiempo, la conducta del Partido no ha cambiado”.

De los hechos actuales que a juicio del Ejecutivo autorizarían la disolución del Partido Liberal no se trae a cuento sino la prosecución de sus actividades políticas en contravención de los Decretos No 1.447 y 3.992 por los que se establece la tregua política como un medio de lograr la pacificación espiritual y de rehacer la unidad de la familia paraguaya anarquizada por “la acción destructora de dos partidos empeñados en estériles pugnas de carácter personal”.

 

 

LA PERSONALIDAD DE LA LEY PENAL E INTRANSMISIBILIDAD DE LA INFAMIA DERIVADA DE LOS DELITOS DEL DERECHO CRIMINAL.

 

Hemos de admitir, por un momento, que todo lo que antecede sea verdad. Habrían así nuestros mayores incurrido en la comisión del delito de traición a la patria, previsto por el art. 37 de la Constitución del 40, por los artículos 137 a 140 del Código Penal y los artículos 1 a 5 del Decreto-Ley No. 7.937 por el que se organiza el Tribunal de Defensa del Estado

Aunque no se individualiza a los autores de tan feo delito, sino que a todos y colectivamente se les incrimina, con tal de haber sido liberales, queda en pie la responsabilidad abstractamente imputada a los actuales asociados del Partido, lo que parece, a titulo de sucesores o herederos de aque llos delincuentes.

Incurre así el Decreto en un error advertido acá hace ya 76 años por los Convencionales del 70, informados, como estaban, sin duda, de la doctrina de Beccaria relativa a la personalidad de las penas y por consiguiente de la intransmisibilidad de la infamia derivada de la comisión de los delitos del Derecho criminal. La pena, como noción de responsabilidad, supone una relación de causalidad interna entre el acusado y el hecho que se le imputa, requisito ausente entre los herederos o sucesores de aquél y la acción incriminada. Viene de aqui el art. 119 de la Constitución del 70: “La traición contra: la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro, El Congreso fijará por una ley especial la pena del delito. PERO ELLA NO PASARA DE LA PERSONA DEL DELINCUENTE NI LA INFAMIA DEL REO SE TRANSMITIRA A SUS PARIENTES DE CUALQUIER GRADO”.

Este precepto se halla reproducido en la parte in fine del art. 26 de la Constitución del 40, porque constituyendo esta proyección de ultratumba de la pena un salto atrás, un retorno al pasado y lo que es peor a un pasado muy remoto, y siendo demasiado brutales las pasiones que se gastan en nuestra vida pública, se temió que por odio al presente se castigase a los que viven por las faltas y errores de los que ya murieron, siquiera la cultura universal haya desahuciado este género de castigo de todos los códigos modernos.

 

IRRESPONSABILIDAD PENAL DE LAS ASOCIACIONES

Aun cuando los cargos tan gratuitamente imputados al Partido Liberal son de los más graves y se hallan previstos por el Código Penal, padecen de imprecisión respecto de sus presuntos autores. Al arrojar la inculpación a sus componentes del pasado y del presente, a los muertos y a los vivos, aglutinados en el todo ideal de la asociación, se acusa al Partido de “antiparaguayista y legionario, así por su extranjerismo recalcitrante como por sus métodos inicuos y sus fines protervos”.

También esta vez hemos de admitir por un momento que este oprobio sea merecido. Lo será, por hipótesis, pero el Decreto que a titulo de sentencia, lo consigna, es peor que la ignominia que pretende condenar, pues, siendo la personalidad jurídica del Partido Liberal una ficción del derecho, nacida: de la pura virtualidad de la ley, es un adefesio y una deshonra imponerle por vía de pena “su disolución”, pues, las sociedades no pueden delinquir, y esta verdad se halla estampada en un texto expreso del Código Penal, Su art. 41 dispone que: “Las decisiones tomadas por las corporaciones, comisiones directivas, sociedades o cuerpo colegiado de cualquier clase, que haya dado lugar a un delito penado por este Código, responsabilizarán, única y exclusivamente a las personas y los bienes de quienes tomaron parte en su comisión, por medio de hechos directos, votos o consejos.

“En este caso la responsabilidad de los culpables será la del autor”. En correspondencia con esta norma penal, dispone el art. 43 del Código Civil que: “No se puede ejercer contra las personas jurídicas, acciones criminales o civiles por indemnización de daños, aunque sus miembros en común o sus administradores individualmente, hubiesen cometido delitos que, redunden en beneficio de ella”.

Es, pues, de toda evidencia que el Poder Ejecutivo ha incurrido esta vez en un desatino que a un estudiante le habría valido ser aplazado en los exámenes. El odio, empero, que, en su acción destructora, hace estragos de la ecuanimidad del que padece la enfermedad de esta pasión, permitio  que ese despropósito fuese suscrito por dos profesores de nuestra Facultad de Derecho, uno de ellos ex magistrado de nuestros tribunales.

 

SUBROGACIÓN DEL PODER EJECUTIVO EN LAS FACULTADES PRIVATIVAS DEL PODER JUDICIAL

Por lo que llevamos dicho, bien se ve que el Decreto que nos ocupa es toda una sentencia, sólo que es una sentencia: dictada por el Poder administrador, y lo que es peor un fallo dado fuera de toda forma de juicio, sin audiencia de la parte condenada, sin embargo de estar garantizada por el art. 27 de la Constitución del 40 la inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y de los derechos o facultades, con que una vez más se evidencia que la disolución de las asociaciones y corporaciones no puede tener lugar por mero ejercicio del poder de policía de que el Ejecutivo se halla investido, y con harto mayor razón si la asociación de que se trata es por naturaleza, como lo es el Partido Liberal, todo un estamento de la organización del Estado.

Evidente es así que el Ejecutivo se ha subrogado en las facultades privativas del Poder Judicial, en flagrante violación del art. 87 de la Constitución que dice así: “En ningún caso el Presidente de la República ni los Ministros ni otro funcionario podrán arrogarse atribuciones judiciales, ni revivir procesos fenecidos, ni paralizar los existentes, ni intervenir de cualquier modo en los juicios. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable”.

 

LOS FUNDADORES DEL PARTIDO LIBERAL

 

Antes de explorar algunas sendas de la historia patria, hemos de pasar revista a los fundadores del Partido Liberal. Se verá así si nuestra gran asociación es la obra de un puñado de patriotas de buena ley o de una casta de traidores, que ha heredado, como reza el Decreto, “el espíritu de cuantos malos paraguayos conspiraron contra la independencia y la soberanía de la Nación”.

Fundado a 2 de Julio de 1.887 en esta Capital con el nombre de “Centro Democrático” el Partido Liberal, no registra el nombre de ningún legionario. El acta posterior y definitiva de 10 del mismo mes y año, consigna los nombres de estos veteranos de la guerra del 65 al 70: Pedro V. Gill, 2º Comandante del “Humaitá”; Cirilo Solalinde, médico militar que acompañó al Mariscal López hasta el Chiriguelo; Fernando Soteras; Octaviano Rivarola, mutilado en el asalto a los acorazados; Mariano Riquelme, citado por Domínguez en “Las Causas del Heroismo Paraguayo”; Guillermo González, mutilado; Marcelino Fleitas, Cirilo Mendoza, José María Fretes; Avelino Garcete, descendiente de Fulgencio Yegros; Patricio Gadea, Felipe Torrens, Manuel Avila e Ignacio Ibarra, que dijeron “presente” en la última revista de Cerro Corá; Diego y Jaime Téllez, Teófilo Manzano, Francisco Fernández, Daniel Candia, Miguel G. Ortiz, Luis y Zacarías Caminos, hijos del Cónsul José Rufo Caminos; Genaro Pérez, caído prisionero en Humaitá; Marcelino Rodas, Teniente de Caballería condecorado con la cruz de Corrales y las medallas de “Acayuazá” y “Tuyutí”, Vicente Ferrer Espínola, Juan Ascencio Aponte, Antonio Taboada, caldo prisionero en Yataí. Antonio Zayas, teniente; J. Mena, Evaristo Fernández, Juan Antonio Jara, Pastor Idoyaga, José Mateo Collar, José J. Goiburú, José María Carrillo, descendiente de don Carlos Antonio López, Policarpo Ríos, Juan J. Alvarenga, Manuel I. Frutos, descendiente de Mariano Roque Alonso; José María Ortellado de Guerrero, cuyo apellido figura en los Congresos de 1.811, 1.844 y 1.864: José Vera, Pancho Duarte, Eduardo Vera, ayudante del General Díaz, héroe de la Isla Poí y del asalto de los acorazados, al lado del legendario Genes y el Coronel Florentin Oviedo, figura legendaria del 65.

De esta generación de veteranos de la guerra grande descienden en línea recta estirpes de liberales a las que ninguna dictadura podría tiznar con la infamia de traición o de “legionarismo”. Don Amancio Insaurralde es hijo de un Comandante de Infantería de 1864 al 70 y nieto de uno de los próceres que suscribieron el acta de la Independencia; el General Patricio Alejandrino Escobar y Luis Escobar, son hijos del guerrero del 65 General Patricio Escobar y ex Presidente de la República; el doctor Arturo R. Campos es hijo del venerable patricio don Francisco Campos, ex practicante de la epopeya del 65; los Martínez de Villarríca descienden del Coronel Martínez, defensor de Humaitá; los Saguier y el doctor Eladio Velázquez son nietos de don Adolfo Saguier, que mandó la artillería en Curupayty; los Cazal vienen de Valois Rivarola; los Chase de Villarríca son sobrinos de Natalicio Talavera, el rapsoda de aquella tragedia; Eduardo y su difunto hermano Manuel Peña vienen del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y son sobrinos de don Agustín Cañete, ayudante del Coronel Martínez en Humaitá; el doctor Vicente Rivarola y sus hermanos son hijos de don Octaviano Rivarola, actor, al lado de Genes, del asalto a los acorazados y nietos de Juan Bautista Rirarola, prócer de la Independencia; Adolfo Casco Miranda es nieto de don José del Rosario Miranda; el doctor Justo Pastor Benítez, descendiente del Comandante Basilio Benítez, muerto en la batalla del 2 de Mayo; Roque Miers, procede del Coronel Toledo; los Mernes vienen por su señora madre del Coronel José Vallovera, que murió en Itá ybaté a los 80 años al frente de su escolta; el doctor Carlos R. Centurión es nieto de don Gaspar Centurión, médico militar de la guerra; José de la Cruz Franco es de la rama de Pedro Juan Caballero; los Peña Machain son nietos de Luis Machain, sargento del batallón 40 muerto el 24 de Mayo en Tuyutí y sobrinos de Santiago Machain, soldado muerto en Lomas Valentina; los Riart descienden por la línea materna de familias patricias como los Narváes, los García y los Corvalán; el Coronel Américo Benítez era hijo de don Gregorio Benítez; los Denis Roa de Recoleta descienden del Coronel Bernardino Denis, el más antiguo oficial de nuestro Ejército en 1.864 y Jefe del Campamento Cerro-León: los Ayala de Mbuyapey descienden de don Remigio Ayala, veterano de la gran guerra; los Pastore, del mismo lugar, descienden por la linea materna del alférez Luis Goiburú, de la progenie del Gobernador don Domingo Martínez de Irala; soldado a los 17 años de edad y herido en Lomas Valentina; don José y don Cándido García de Barrero Grande, fueron veteranos de la guerra del 65_70; Víctor Rojas y Pastor Urbieta Rojas, son de la familia del capitán veterano don Esteban Rojas: Adolfo Riquelme hijo de Sabá Riquelme, ayudante del Mariscal López, el doctor Elizardo Aquino es nieto del General Elizardo Aquino, uno de los más inteligentes jefes de la guerra del 65; los Mongelós son nietos del legendario Coronel Mongelós; y así sucesivamente. Pido excusas a aquellos a quienes involuntariamente he omitido en esta cita de la ilustre progenie de los liberales.

La límpida historia de los grandes jefes del liberalismo paraguayo, como José de la Cruz Ayala el doctor Cecilio Báez,. Queirolo y González , Navero, Manuel Gondra, Manuel Franco, Eusebio y Eligio Ayala, confunde a los charlatanes y embusteros que pretenden presentarnos como antiparaguayistas, legionarios, traidores, vende patrias. A Báez le debe, no sólo el “Partido Liberal, sino todo el país, su noción del liberalismo, concebido como ideario de los hombres libres puestos a practicar la democracia; a Gondra la cultura que predicó con el ejemplo; a Manuel Franco la austeridad, la probidad y el sentido romano de la justicia en la práctica del Gobierno libre; a Eligio Ayala, la organización financiera, la articulación de un sistema monetario estable, el robustecimiento de la economía general y la adquisición del segundo lote de armas con que se dotó al Ejército en vísperas de la guerra con Bolivia; a Eusebio Ayala, la sagaz dirección de los negocios Internacionales en esa misma contienda y el resultado victorioso de nuestras armas por la elección feliz del Jefe militar que había de conducirlas al triunfo; he nombrado al Mariscal Estigarribia, a quien los detractores del Partido Liberal no permiten que se le elogie, porque su gloria les hace daño a los ojos.

 

¿QUIENES SON LOS PARAGUAYOS QUE SE OPUSIERON AL MOVIMIENTO EMANCIPADOR?

Inculpados de haber heredado el “espíritu y los métodos propios de cuantos malos paraguayos conspiraron contra la Independencia, tales como los que se opusieron al movimiento emancipador de 1.811”, tenemos el derecho de preguntar ¿quiénes sean ellos? El Decreto se cuida de nombrarlos, porque así conviene a la malevolencia del espíritu que lo anima.

La verdad es que no hubo criollo alguno que resistiese al movimiento emancipador de 1.811. Acaso lo fueran los españoles nativos, acantonados por aquella sazón en el Cabildo de Asunción, quienes anhelosos de conservar la Provincia para la Madre Patria, resistieron, como era natural, no sólo a la idea de la Independencia, sino también a la sugestión del doctor Pedro Somellera, porteño, asesor de Velazco, de subordinar la Revolución paraguaya a los poderes de la Junta de Bueno Aires, Fue así como el Cabildo aceptó a 13 de Mayo de 1.811 el apoyo que por intermedio del Teniente José de Abreu, después Barón de Cerro Largo, le ofreció la Corte portuguesa de Río de Janeiro, pero con tan desgraciada suerte de que esto bastara para que el movimiento emancipador fuese precipitado y tuviese lugar al día siguiente.

Sí el Poder Ejecutivo entendió referirse a los paraguayos que en 1.820 fueron ajusticiados bajo la inculpación de haber conspirado contra “Su Excelencia el Supremo y Perpétuo Dictador” habría incurrido en gravísimo error de concepto, pues, casualmente todos los que en aquella “purga” cayeron fueron de la mejor cepa de criollos, de los que más bravamente se habían batido en Tacuarí en defensa de la Provincia contra el Ejército de Belgrano. Ellos fueron: el General Fulgencio Yegros, atraído de su estancia a esta Capital mediante una añagaza del Dictador; el doctor Baldovinos, los Arístegui, los Acorta, los Escobar, el Capitán Miguel Montiel y sus ocho hermanos y, Pedro Juan Caballero, que se suicidó en la prisión.

Ante estos apellidos que vibran con la sonoridad del bronce y puestos a razonar con el criterio del Poder Ejecutivo, pregunto yo si el Coronel Fulgencio Yegros, actual Secretarío del Ministerio de la Defensa, y sus tres hermanos: Miguel Angel, Flaviano y Luis Celestino, todos militares, descendientes directos del prócer, y a los que vimos cumplir, como a buenos paraguayos, su deber en la guerra con Bolivia, no merecerán, ellos también, el estigma de “antiparaguayos y legionarios” por presumírseles “herederos del espíritu” de su glorioso antepasado, a quien Francia hizo fusilar por “traidor?”.

No es difícil comprender todo lo absurdo que sería juzgar a esos cuatro dignos oficiales de nuestro Ejército por la causa que llevó al cadalso al ilustre progenitor de su familia.

La conjuración con Francisco Ramírez, caudillo de EntreRíos, para derrocar al Dictador, no pasa de ser una patochada, pues, Yegros nunca se comunicó con él. Pretende Renger que ante la negativa del Supremo de libertar a Artigas, habría Ramírez expresado la idea de invadir el Paraguay en carta dirigida a Yegros, pero la verdad es que nadie pudo dar testimonio de haber visto esa misiva, tan inédita hoy como en 1820. Si Yegros se conjuró con alguno para derrocar al Dictador, y es verdad que hemos heredado el espíritu de esos conjurados, se nos habría dispensado la honra de prolongar en el tiempo las ideas libertarias de Fulgencio Yegros, bravo ,entre los bravos, y patriota como hubo pocos en su tiempo Muchas gracias por la compañía.

Las supuestas relaciones de nuestros antepasados con Bolivar para mandar una expedición punitiva al Paraguay es otro desvarío que cualquiera que haya explorado aquella época de la historia, conoce en sus detalles. Ningún nativo estuvo jamás, en comunicación con Bolívar. No hay paraguayo nativo que haya tenido algo que ver con la carta que datada a 22 de Octubre de 1.823 escribió Bolívar al Supremo para pedirle la libertad de su amigo, el sabio Bonpland. Menos se sabe que paraguayo alguno haya incitado a Bolívar a declarar en 1825 y en Potosí a los representantes argentinos Alvear y Díaz Vélez su idea de invadir el Paraguay, pensamiento frustrado por oposición de Santander, presidente de Colombia,

Dada la irrealidad de la ingerencia de algún paraguayo nativo en estos ajetreos, parece mentira que el Poder Ejecutivo haya podido recordarlos y vincularlos al Partido Liberal, fundado 64 años después acá por el puñado de patriotas a los que ya he nombrado.

Más fantástica aun resulta la ayuda que paraguayo alguno haya pedido a borrego en 1827 para invadir nuestro país. Lo quiso, sin duda, el Gobernador de Buenos Aires, pero para ser acometida por Fructuoso Rivera, caudillo uruguayo, a quien quería de esta suerte alejar de la política ríoplatense. Pilas está probado que no llamándose a engaño acerca de estos propósitos Rivera, comunicó a Francia los planes de Dorrego por intermedio de Ferré, Gobernador de Corrientes, Y no seria tan fácil la empresa que escribiendo el Supremo a 12 de Noviernbre de 1.828 al Comandante del Salto, la pusiese en duda, como algo inverosímil,

Acaso la alusión de nuestros detractores venga por aquel criollo llamado José Tomás Isasi a quien don José Manuel Isasa, en carta datada en Santa Fe a 14 de Julio de 1828 y dirijida a Rivera, nombra, y se pretenda vincularlo con el ilustre liberal ya desaparecido a quien conocimos por el doctor Carlos Luis Isasi, por la identidad de sus apellidos. Sería una novedosa manera de escribir historia.

También hemos de cargar con la responsabilidad del pedido que en 1.851 hicieron a Rosas, Fernando lturburu, más tarde Secretario del Ministerio del Interior del Triunvirato, y Carlos Loizaga, posteriormente Triunviro, Ministro de Relaciones Exteriores y Senador de la Nación, de incorporar el Paraguay a la Confederación Argentina. Nuestros archivos partidarios no registran estos apellidos, de suerte que la vinculación que el Poder Ejecutivo pretende establecer entre ellos y nosotros, es otra superchería impropia de la seriedad de sus actos.

Ignoro quién haya sido el paraguayo que en 1.852 dió la bienvenida a la escuadra Norteamericana y la incitó a deponer al Gobierno de don Carlos Antonio López. Entiendo que la escuadra no pasó de Tres Bocas y que el conflicto que provocó su aparición en nuestras aguas fue luego, honorablemente finiquitado por sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos.

Sería interesante saber quién haya sido el paraguayo que en 1.855 hizo otro tanto con la expedición naval brasileña despachada por el Gobierno Imperial a raíz de la entrega por don Carlos Antonio López de sus pasaportes al Ministro José Pereira Leal, Sabido es que detenida, también ella en Tres Bocas, no penetró en el Río Paraguay, sólo surcado por el buque insignia del Almirante Pedro Ferreira de Oliveira, quien a 27 de Abril de aquel año suscribió con el General Francisco Solano López el tratado de amistad, comercio y navegación con que se restablecen nuestras buenas relaciones con el país vecino hermano.

Menos aceptable es que un paraguayo haya jamás incitada en 1.859 a las fuerzas navales británicas a atentar contra el cañonero “Tacuarí”, en la rada de Buenos Aires, al tiempo en que este buque partía trayendo a su bordo, de regreso al país, al General López, que acababa de obtener la pacificación argentina y el acuerdo de San José de Flores de 10 de Noviembre de aquel año. Nadie ignora el origen de este incidente. Resentido en 1.858 Mr. W. D. Cristie, representante británico cerca de nuestro Gobierno, por las observaciones que a su conducta protocolar le habría hecho el Presidente de la República, aprovechó la desatención de que se creyó objeto a propósito de la libertad que había solicitado para Santiago Canstatt, implicado en una conspiración contra la vida de don Carlos Antonio López, para ordenar al Almirante Sushington, jefe de la escuadra inglesa en el Río de la Plata, el apresamiento del “Tacuari” y del General López, por vía de represalia. La imputación que por aquella sazón se hizo a los paraguayos residentes en Buenos Aires de haber sugerido la comisión del atropello, no se funda en documento alguno que se conozca y no pasa de ser una de tantas patrañas de que los gobiernos de fuerza se sirven para inculpar a sus adversarios y hacerlos pasar por “traidores”.

Nos hemos de ocupar del cargo que sigue, con que también se pretende confundirnos. Es el famoso asunto de la legión paraguaya del 65; con el cual nada tenemos que ver, a menos de admitir que por arte de cábala o de nigromancia, venga cualquiera de nosotros imbuído de las pasiones que excitaron hasta el fanatismo contra el Gobierno de López a los paraguayos que se alistaron bajo la bandera de la legión, y ofrezcamos en circunstancias análogas nuestros servicios al extranjero con tal de ver derribado al Gobierno.

Fuera de ser física y moralmente imposible esta transvasación de los estados de ánimo de un grupo de hombres a toda la generación que le sucede, desde que no se da entre los seres humanos el sistema de los vasos comunicantes que conduce a la nivelación de los líquidos ahí está: el medio siglo que llevamos de vivir en la honestidad, tiempo en el cual hemos alcanzado la plena madurez de nuestra inteligencia y afirmarlo la total responsabilidad de nuestras acciones en la vida pública, para evidenciar ante la historia, que también a nosotros nos juzgará, cuán inicua es esa grosera superchería del legionarismo del Partido Liberal.

Esta injuria con que vanamente se pretende tiznar el rostro de los miles de ciudadanos que militan en sus filas, viene de la ojeriza de nuestros adversarios, los cuales, no encontrando la; formulación concreta de un ideario moderno, acorde con el grado de cultura general que el país ha alcanzado, e inspirado en la fundamentación sociológica del Derecho y en la idea victoriosa de una Democracia estructurada por el principio de las mayorías, del sufragio universal y del creciente poder de la crítica por la opinión pública y la prensa, encontraron hacedero filiar a los hombres del presente por las faltas y los errores de remotos antepasados comunes de suerte que por esta singular manera de contemplar a, sus contemporáneos viniesen ellos a monopolizar el aservo de patriotismo que nos legaron nuestros mayores, a acaparar las recias virtules de la raza, a abarcar, como propio, todo lo que hay de bello en lo autóctono y a crear por este medio una aristocracia del nacionalismo, única y universal heredera de la gloría ganada en cien desiguales batallas por nuestros abuelos y continuando en el tiempo de la tradición legendaria de aquellos próceres

No nos dividirían, pues, matices de una doctrina política en la concepción del Estado y de sus fines permanentes e históricos, sino esa calidad venida de la distinción entre ellos, como los únicos paraguayos, y nosotros, los liberales, los traidores, los legionarios, expulsos de su sociedad; gravísimo error que sólo conduce a fomentar el odio implacable y estéril de paraguayos contra paraguayos, como si todos no procediésemos de una misma rama, no formásemos parte de la misma comunidad social no hubiésemos nacido en el mismo suelo y no tuviésemos el derecho de fundar aquí nuestros hogares, de educar aquí a nuestros hijos, de vivir aquí de nuestro trabajo, libre de los sobresaltos y temores que conocimos en estos últimos diez años de la terrible persecución de que fuimos objeto, por el sólo delito de ser liberales, en que nadie se libró o del confinamiento de la proscripción, cuando no de la Cárcel y el vejamen víctimas de una incomprensión feroz, que es lo que deseamos despejar y ver terminada, para que alguna vez podamos retornar a la armonía y a la unión de la familia paraguaya, a la constitución de una nación organizada, fuerte por sus instituciones libres, por la seguridad de sus habitantes y por la rectitud y firmeza de su justicia.

Viene de este error la acusación que nos dirigen de haber declarado al Mariscal Francisco Solano López “fuera de la ley, como paraguayo desnaturalizado, asesino de su patria y enemigo del género humano”, otro hecho histórico cumplido hace 75 años y con el cual el Partido Liberal, como entidad política, como Testamento del Estado, nada tiene que ver. En este carácter, el Partido Liberal no acepta solidaridad alguna con ese dictado con que los sobrevivientes de la hecatombe del 65 al 70 apostrofaron al Mariscal, porque una entidad de Derecho público, exclusivamente constituida para intervenir en la organización de los poderes por el ministerio del sufragio universal no puede inscribir en su ideario la participación en los pleitos históricos, como tampoco sería legítimo que se propusiese intervenir en disputas religiosas o filosóficas, sin crear serios motivos de división en sus filas Y es así como en el Partido Liberal se cuentan escritores que han defendido la memoria del Mariscal López, sin que nadie les vitupere el haberlo hecho. En materia religiosa, liberales hay que son católicos, otros que me comulgan con el dogma católico y son heterodoxos, como lo fué Báez, por ejemplo, uno de sus más ilustres jefes. En filosofía reina la más absoluta libertad de pensar. El Partida no está afiliado a ninguna escuela.

Hace 48 años, en la magna asamblea que a 15 de Agosto de 1.908 celebró el Partido Liberal en el Teatro Municipal, y por boca de don Manuel Gondra, el más ilustre y eminente de sus líderes ya desaparecidos, cerró nuestra asociación con llaves de oro la enconada disputa histórico-política suscitada en torno de la figura del Mariscal López, con estas palabras impregnadas de tolerancias y de concordia: “No envenenemos nuestras cuestiones políticas, nuestro ambiente de civismo, ni el estandarte inmaculado de la libertad: aceptemos el pasado integro de la patria, con sus errores, con sus glorias, con sus sufrimientos y con sus martirios. No busquemos raíces a los partidos actuales, no busquemos faltas ni errores en la tradición y respetemos todo el pasado, respetemos hasta nuestra tiranía, ya que nuestro tirano ha sido el único de los tiranos de América que supo morir teniendo en sus labios el nombre de la patria”.

¿Qué más se puede pedir de nosotros? Las magistrales palabras de aquel estadista trasuntan toda una doctrina política: la doctrina según la cual el Partido Liberal, como entidad del Derecho público, como estamento del Estado, no controvierte el pasado, sino que lo acepta íntegro y en la plenitud de lo que es, como verdad histórica, pero tampoco se inmiscuye en la conciencia de sus asociados para fijarles normas en la apreciación de esos hechos, de suerte que les deja en la más absoluta libertad de pensar y formular la crítica del pasado, tal como está permitido hacerlo en todos los pueblos cultos de la tierra

 

 

EL PARTIDO LIBERAL EN EL PODER

 

“En el poder, el Partido Liberal se habría caracterizado por su vasallaje a lo extranjero y su desprecio a lo autóctono” La acusación es vaga, imprecisa, carente de toda trascendencia en un juicio de este género. ¿Qué es lo autóctono que el Partido ha menospreciado? ¿El folcklore? Nunca, jamás. ¿El idioma guaraní? Menos Gondra, Osuna, Fariña Núñez y otros liberales eminentes fueron guaranizantes entusiastas. Nunca nos opusimos, -ni aún los hijos de extranjeros-al cultivo de estos aspectos de nuestra sociología. Bilingüe el Paraguay, resulta absurdo ser nativo de él y no dominar ese dulce, aglutinante y cadencioso idioma que parece creado por el Amor para expresar en las armoniosas ondulaciones de sus giros la pasión más elevada del alma humana

¿Qué entenderán nuestros detractores por “vasallaje a lo extranjero? Somos una civilización de trasplante, una cultura europea injertada en el tronco indígena, como una orquídea que floreciese entre dos ramas de un urundey, ¿Por qué habríamos de desestimar lo extranjero? La lengua en que el Poder Ejecutivo querelló al Partido Liberal es la castellana, y este idioma es extranjero. El papel en que el libelo se estampó procede de ultramar y es extranjero. La tinta empleada para: dejar en él grabados los sonidos y las articulaciones de las palabras, es extranjera. La pluma utilizada para suscribir el documento, es foránea, y empleada por el libelista a pesar de su xenofobia.

Si mirásemos al pasado, entraríamos en el Reino de Extranjía. Inglés fué el arquitecto y constructor del Palacio de Gobierno; extranjero el arquitecto y constructor de la magnífica cúpula del Panteón de los Héroes; el que concibió el Teatro trunco de López y la Estación del Ferrocarril; ingleses los que trazaron y fijaron la primera vía férrea a Paraguay; los técnicos que en Ybycuí dirigieron la fundición de los cañones y de las balas que durante la guerra grande vomitaron fuego en las trincheras de Humaitá y Curuzú hasta que expiró el último soldado que las defendía; austriaco el coronel Wisner de Morgesntern, autor del Mapa General de la República que el Mariscal López hizo levantar en vísperas de la guerra; francés el Coronel Alfredo Du Graty, también contratado por López para explorar la riqueza mineral de nuestro suelo; extranjero el Coronel Thompson que trazó en aquella guerra los planos de las trincheras al pie de las cuales se hacia el juramento de “vencer o morir”; y si contemplásemos nuestro derredor, veríamos que extranjeros son los ingenieros que dirigieron el trazado y la construcción de la Ruta Mariscal Estigarribia; extranjeros los que construyeron las obras del Puerto, los que levantaron el edificio del Banco del Paraguay; extranjeros los que instalaron la Compañía Internacional de Teléfonos; extranjeros los concesionarios de la explotación petrolera del Chaco; extranjera la harina con que se amasa el pan que comemos y así es extranjera la mayor parte de los signos del progreso de que nos ufanamos

 

NUESTROS MANDATARIOS HABRIAN SIDO INSTRUMENTOS SERVILES DEL CAPITALISMO FORANEO. REFUTACIÓN

También este dicterio ha de merecer nuestro formal repudio, por su manifiesta malevolencia. Si en tan peligrosa generalización hubiese siquiera asomos de verdad, podría citarse a uno sólo de los liberales que, habiendo desempeñado altas funciones públicas, se haya señalado por haber acumulado una fortuna en el desempeño de sus funciones, pues, es de imaginar que los capitalistas extranjeros habrían pagado la ciega adhesión y el sometimiento de los serviles que se prestaban a su voluntad. Mas, todo el mundo sabe que nuestros estadistas vivieron y murieron, por regla general, si no en una aurea mediocridad, en la pobreza Don Emilio González Navero, dos veces Presidente de la República; el doctor Cecilio Báez, también ex-primer magistrado de la Nación; don Manuel Gondra, ex-Ministro de Relaciones Exteriores y ex-Presidente; el doctor Manuel Franco, ex-Presidente; el doctor José P. Montero, ex-Presidente: Eligio Ayala, ex-Presidente, vivieron en una medianía catoniana y algunos de ellos fueron inhumados por suscripción de sus amigos o a costa del Estado, porque sus deudos no tenían con qué pagar su entierro. Este es el ejemplo que dejaron los estadistas liberales “serviles al capitalismo extranjero”.

No quiero hablar de los liberales que todavía siguen proscriptos y cuyo retorno ahora se nos anuncia. Salvo raras excepciones, los más de ellos tuvieron que ganarse el sustento diario para poder superar a la adversidad Algunos de ellos, como don Eduardo Schaerer, el doctor Eusebio Ayala, el doctor Venancio B. Galeano y Ernesto Arias murieron en el destierro. Para ellos pido un minuto de silencio.

 

TAMBIEN HABRIAN ELLOS DILAPIDADO EL PATRIMONIO TERRITORIAL CREANDO ENORMES LATIFUNDIOS REFUTACIÓN:

Hénos aquí ante la historia escrita al revés. Los enormes latifundios que dice el Decreto no son obra de los mandatarios liberales, y yo, con un profundo sentido de justicia histórica, me atrevería a decir que tampoco es obra de los estadistas colorados, sino de las desgraciadas circunstancias económico sociales y políticas que afligieron a nuestro país al salir de la guerra del 65 al 70. Tal me parece la única explicación de la Ley de Venta de Tierras Públicas del 85 a cuyo favor se parcelaron las tierras del Chaco y se formaron grandes dominios allí y en el Alto Paraná es posible que el precio a que esas tierras salieron del dominio del Estado nos parezca vil en la actualidad, pero el sacrificio que eso representa para la comunidad es pequeño en comparación con los beneficios resultantes de la formación de enormes emporios de trabajo y de riqueza de toda índole en esas tierras originariamente incultas, HABRIAMOS PERMITIDO QUE LA AUTORIDAD DEL ESTADO FUERA MENOSCABADA POR EMPRESAS MERCANTILES. REFUTACION

Como los anteriores, este cargo padece de vaguedad, de imprecisión, como no cuadra a un libelo con que se pretende infamar a media República. Háblese con mayor precisión y contestaremos. Nadie puede defenderse de la difamación reticente.

 

HABRIAMOS ENTREGADO LAS VIAS DE COMUNICACION AL MONOPOLIO PRIVADO, EXTRAGULANDO ASI LA ECONOMÍA NACIONAL. REFUTACIÓN.

Tampoco podemos saber esta vez de qué vías de comunicación se trata, pues, la fluvial puede ser libremente surcada por quien quiera hacerlo. La vía férrea sigue explotada por la Empresa del Ferrocarril a pesar de haber fenecido su concesión en 1932 tiempo en el: cual y por razón de la guerra con Bolivia no pudo tratarse, en el Senado el proyecto de ley general de ferrocarriles que tuve la honra de presentar a su consideración. Desde 1936 al presente la responsabilidad ha corrido a cargo de otros partidos.

 

HABRIAMOS HIPOTECADO AL PAIS CON CONCESIONES LEONINAS. REFUTACIÓN

No discuto que haya concesión que pueda parecer así. No puedo hablar de otro modo, adversario, como siempre he sido por razones de doctrina, de las concesiones de privilegio para que los capitales extranjeros puedan incorporarse a nuestra economía. Mas, si es verdad que tales concesiones existen y ¿por qué no se las corrige? Siempre, he sostenido que no hay ley contrato entre el Soberano y el concesionario que no pueda ser objeto de revisión en términos de justicia o sea sin detrimento de las partes. Este asunto, empero, no puede ser tratado con minuciosidad sino en la cátedra, y no en la plaza pública.

 

 

HABRIAMOS ENCUBIERTO LA INVASION BOLIVIANA POR LARGOS DECENIOS, HACIENDO POSIBLE LA OCUPACION DE LAS TRES CUARTAS PARTES DEL CHACO Y MANTENIDO AL PAIS EN UN ESTADO DE COMPLETA INDEFENSION, CIRCUNSTANCIA QUE INFLUYO POSITIVAMENTE EN EL ESTALLIDO DE LA GUERRA Y EN SU SANGRIENTA PROLONGACION POR ESPACIO DE 3 AÑOS. REFUTACIÓN

 

Falso, de absoluta falsedad es que hayamos encubierto la aleve penetración boliviana en el Chaco. Desde remotos tiempos concebida y planeada esta invasión, era ya en 1.904 un grave peligro para un pequeño país que hacía 34 años que había visto extinguida toda su población viril en la guerra más desigual de que hay recuerdo en la historia. El tratado Soler Pinilla premiosamente ajustado en Buenos Aires bajo los auspicios del doctor Estanilao Zeballos, por el que se convencionó un statu-quo que había de durar hasta la decisión del pleito por arbitraje, dice con harta elocuencia que si por aquella sazón tuvieron los estadistas liberales que admitirlo, lo hicieron presionados por la realidad dolorosa de nuestro desamparo, sin perjuicio de tomar inmediatas medidas de precaución relacionadas con la defensa militar de este territorio. El Coronel Manuel Duarte, patriota ejemplar, fué comisionado a Europa a hacer las primeras adquisiciones de armas que, desgraciadamente, fueron empleadas contra nuestros propios compatriotas en la jornada sin gloria del 2 de Julio de 1908. Siguieron 15 años de convulsiones económico-políticas de que no es posible responsabilizar ni a personas ni a partidos determinados, sino a toda la nación que hasta entonces no habría alcanzado la plena madurez para la práctica del gobierno libre

La aparición de Eligio Ayala en el escenario de la política, y del Gobierno, señala las primeras providencias de organización de las finanzas públicas, como condición a que se subordina el fortalecimiento de la economía general, requisito indispensable para pensar en la guerra. La estructuración de un sistema monetario estable, aunque sea de papel moneda, pedía el equilibrio presupuestal y de la balanza de comercio, extremos ambos difíciles de lograr sin un acentuado espíritu de disciplina en el Ejército y sin una dirección inteligente de nuestro comercio internacional por virtud de una política arancelaria técnicamente nueva. Sólo al favor de estos postulado; era posible iniciar un programa de ahorros en los gastos públicos, mejor dicho en el presupuesto de ejercicio, que mirase - a la contratación de una misión militar europea y a la adquisición gradual de armamentos, dentro de un plan a ejecutarse en el decurso del tiempo, sin alarmar a la opinión del extranjero, sin la multiplicación de nuevos impuestos que, al gravitar onerosamente en la economía privada, disminuyese la capacidad contributiva de los habitantes del país, y desalentase la iniciativa individual para las actividades productivas, ni sin acudir a emisiones de papel moneda inconvertible que, al desarticular el sistema monetario nos expusiese a una inflación pavorosa de precios, cual acontece al presente, ni sin apelar a empréstitos extranjeros que al hipotecar al país impusiese su redención a las generaciones venideras. Este esfuerzo pedía discreción. El Gobierno soportó en silencio el alud de diatrivas con que la oposición creía defender el Chaco. Prefirieron nuestros hombres públicos perder concepto ante sus compatriotas a ganarlo por la revelación indiscreta de planes cuyo conocimiento podía favorecer a nuestro potencial adversario en el pleito territorial. La pasión política llegó al extremo de afirmar que nuestros estadistas se proponían entregar o vender el Chaco a Bolivia. Nunca la difamación fué más gratuita que entonces. La prensa adversaria dijo cuanto quiso al favor de la libertad que nuestro Partido le garantizó. Nadie fue desterrado. Ningún Partido adversario fué disuelto. Nuestra tolerancia alcanzó los límites de la abnegación al soportar la crítica despiadada de todos los sectores de la opinión pública. Todo era poco, como sacrificio, en el altar de la patria.

El Presidente Ayala había logrado ahorrar en cuatro años $140.000.000 con los cuales pudo su Gobierno adquirir el “Humaitá” y el “Paraguay” en Italia; 10.000 fusiles mauser con su correspondiente carga en España; 6 baterías de cañones Sneider 75, otras de mortero Stocker Brande y ametralladoras pesadas y livianas y aviones en Francia, con que se dotó al Ejército. Después y a iniciativa del Presidente Guggiari promovimos la contribución del fusil, con la que adquirimos otros 10 000 mauser.

Luego vino la guerra imprudentemente desatada por Salamanca. No es posible excluir la hipótesis de que el Presidente boliviano haya sido alentado por lo que él sabía de nuestra dejación en el orden militar, según así puede inferirse de la forma en que emprendió una guerra de tipo colonial que sólo las grandes potencias pueden emprender sin peligro para ellas y de la manera cómo su Ejército salió de ese Chaco que tan fácil presa de conquista, sin duda, le habría parecido.

Mas si hubiese de responderse con sinceridad a una interrogación, yo osaría preguntar si por qué medios de información se habrían impuestos los bolivianos de nuestra indefención en el Chaco? Si por conducto de los hombres públicos del Partido Liberal que estaban al, frente del Gobierno y de la responsabilidad consiguiente, o por conducto de la prensa de oposición que encontraba demasiado patriótico ponernos en la picota por una supuesta traición a la patria?

Los hechos posteriores se encargaron de desvirtuar esta campaña malevolente Acudamos al testimonio irrecusable del Teniente Coronel Basiliano Caballero Irala, quien después de decir en su libro: “Nuestros Zapadores en la Guerra del Chaco” que nuestra raquítica preparación militar en el Chaco no daba mayores esperanzas”, “Que no había (la) decisión de defender el Chaco”; “Que la convicción de propios y extraños (de) que el Paraguay iba a un total sacrificio era unánime, rotunda etc”, agrega en una nota puesta al pie de la pág. 29 los efectivos y el material que entregaron en liza en "Boquerón" y son los siguientes: El Ejército Paraguayo comprometió en esta batalla 11.000 hombres, 32 cañones, 24 morteros Stoker Brande, 300 ametralladoras pesadas y livianas, 7.500 fusiles, al paso que el Ejército boliviano sólo empleó 1.000 hombres en las trincheras del fortín, 1.200 en el camino de “Jujra”, 600 sobre el camino “Castillo” Ramírez”, 8 cañones, 50 ametralladoras pesadas y livianas, dotación completa de fusiles y 6 cañones antiaéreos,

¿En qué quedamos? ¿Hubo o no la decisión de defender el Chaco? ¿Fué raquítica nuestra preparación militar?

La batalla de Boquerón fué ganada para nosotros. Las sucesivas también, salvo uno que otra revés inherente a todo conflicto armado. Si por aquella sazón eran liberales los estadistas que estaban al frente del Gobierno, no parece justo que se los siga acusando de haber mantenido al país en un estado de completa indefensión.

Si no bastara el testimonio del Teniente Coronel Caballero Irala, yo invitaría a nuestros detractores a leer la “Historia de la Guerra del Chaco” por el Coronel chileno Aquiles Vergara Vicuña, ex instructor jefe de artillería en la Escuela Militar de su país, y a quien a 18 de julio de 1932 hubo de confiar el Presidente Salamanca la jefatura del Estado Mayor boliviano. Son tres tomos de abundantísima documentación. Podrá el lector ver allí el juicio sereno de este técnico de la guerra, para quien no hay otra explicación del resultado del conflicto con el Paraguay que la superioridad de sus comando y la organización del Ejército.

Bastan por ahora estas pruebas prentorias -para desvirtuar la especie malevolente que con la fuerza de una cosa juzgada se pretende mancillar la límpida historia de la actuación de nuestro Partido en la guerra con Bolivia. La limitación de nuestros recursos no nos permitió dotar a nuestro valiente Ejécito con la profusión de máquinas mortíferas con que en esta última guerra mundial alistaron las grandes potencias sus ejércitos, pero si con lo necesario para que el resultado final nos fuese favorable.

 

VALIDOS DE LA PROTECCION EXTRANJERA HA RIAMOS DESENCADENADO REVUELTAS FRATRICIDAS REFUTACIÓN

Dos son los únicos movimientos armados que en su historia patrocinó el Partido Liberal: el de 1.904 y el de 1.912, ninguno de los cuales se condicionó en su nacimiento y desarrollo a la “protección extranjera”, “El Libertad” en que vino embarcado el primero, fué barco paraguayo, tripulado y comandado por paraguayos. “El Constitución” en que apareció en aguas paraguayas el segundo, fué adquirido en Inglaterra, y así como asomó en Humaitá, vino tripulado y comandado por paraguayos. La expectativa que ambas campañas hayan podido despertar en los gobiernos vecinos, tiene su reverso, y así, si fuésemos malevolentes, podríamos decir que los gobiernos a los cuales combatió el Partido Liberal en aquellas revoluciones, contaban con el apoyo de gobiernos extranjeros. Mas el respeto que nos merecen nuestros adversarios políticos no nos permite descender a estos particulares del pasado de nuestros infortunios comunes y así hemos de declarar y sostener que ni ellos ni nosotros jamás pedimos la protección extranjera para ventilar nuestras querellas domésticas.

 

EL SUPUESTO PEDIDO DE AYUDA A BOLIVIA PARA DERROCAR EN 1.937 AL GOBIERNO

Agrega en este punto el Decreto que “Esta larga serie de crímenes contra la soberanía y dignidad de la Nación habría culminado con el pedido de ayuda a Bolivia para derrocar al Gobierno en 1937, según consta en documentos oficiales de la Conferencia de la Paz del Chaco”.

Hénos aquí ante la mayor impostura que en tiempo alguno se haya consignado en un acto gubernativo, como el que nos ocupa.

Y aun cuando nadie jamás dió crédito a mentira tan burda ya por un Manifiesto publicado en Buenos Áires a 31 de Julio de 1.942 suscrito por los desterrados liberales que viven en aquella Ciudad, se ha dado a la estampa el facsímile de la carta que a 14 de ese mes y año había dirigido sobre este mismo asunto el doctor Enrique Finot al doctor Manuel Carrasco J., por la que se desautoriza la acusación dirigida a nuestro Partido, no pasaré adelante sin dejar expresado una vez más nuestro formal repudio a la falsa y maliciosa imputación contenida en aquel Decreto. Viene este infundio de cierta referencia que el Embajador Spruille Breden había hecho en la Conferencia de Paz del Chaco a expresiones del doctor Finot, según las cuales “los deportados paraguayos había solicitado la ayuda boliviana para derribar al régimen de Franco”.

Al favor de la vaguedad de estas palabras, los inspiradores del Decreto de disolución del Partido Liberal, se creyeron autorizados a inculpar a los proscriptos liberales de Buenos Aires de haber solicitado la mencionada ayuda.

El doctor Finot, empero, invitado a declarar la verdad dijo en la mencionada carta que “Las manifestaciones que menciona Mr. Braden NO SE REFIEREN EN MANERA ALGUNA AL PARTIDO LIBERAL, pues, tuvieron como único antecedente algunas insinuaciones que le habían sido transmitidas en Buenos Aires, de PARTE DE ELEMENTOS EXTREMISTAS DEL PARAGUAY, insinuaciones a las que no dió ninguna importancia porque las personas que se las transmitieron no lo inspiraban confianza alguna”.

Queda así puesta en evidencia la impostura.

 

EL ÚLTIMO DE LOS CARGOS. REFUTACIÓN

Consiste el último de los cargos en haber contravenido nuestro Partido los Decretos Nº 1.447 y 3.992 por los que se establece la “tregua política como medio de lograr la pacificación espiritual de la República y de rehacer la familia paraguaya”. Si es verdad que el Partido Liberal prosiguió sus actividades políticas a despecho de aquellos Decretos, habría el Poder Ejecutivo tenido la prueba de que la pacificación espiritual de un pueblo no se logra por decretos de “treguas”, traducidos en el silenciamiento y la inacción de los Partidos. Y la evidencia de que así es, ahí está el Decreto Nº 14.543 de 19 de este mes y año por el que se deroga la “tregua” y se nos autoriza a la normalización de nuestras actividades partidarias.

Bienvenida sea esta medida de gobierno. Yo la saludo como una providencia augural de días mejores para la República. Como liberal, estoy dispuesto a olvidar las persecuciones y los agravios de toda índole de que he sido objeto, y me atrevería a invitar a mis correligionarios que han sufrido más que yo, a que hagan otro tanto, superándose en la abnegación a que se condiciona el restablecimiento de la paz interna y el reajuste de los resortes institucionales, hasta que, reunidos los Partidos políticos paraguayos alrededor de una mesa redonda, podamos convencionar las bases de esa paz en una Constitución que nos asegure por la sucesión innumerable de los años que ya no habrá desterrados ni confinados, ni miserables querellas de hermanos, sino una grande, sólida y firme unión de todos los paraguayos para la mayor grandeza de nuestra patria.

Cumple, empero, a nuestra lealtad advertir que mientras ese borrón de ignominias que es el Decreto Nº 12.246 no desaparezca del Registro Oficial y no se rectifiquen los conceptos agraviantes e injustos con que se ha pretendido mancillar al Partido Liberal, no podremos, ni nosotros, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijas, arrancar del corazón la amargura que en él ha dejado esa injuria.

He dicho.

 

Impreso en la Editorial El País S.A.

Asunción, 1946

 

 

 

 

 

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