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VÍCTOR JACINTO FLECHA

  DÉFICIT DE HEGEMONÍA Y AUTORITARISMO MILITAR EN EL PARAGUAY CONTEMPORÁNEO 1937-1947 (VÍCTOR-JACINTO FLECHA)


DÉFICIT DE HEGEMONÍA Y AUTORITARISMO MILITAR EN EL PARAGUAY CONTEMPORÁNEO 1937-1947 (VÍCTOR-JACINTO FLECHA)

DÉFICIT DE HEGEMONÍA Y AUTORITARISMO MILITAR EN EL PARAGUAY

CONTEMPORÁNEO (1937-1947)

EL EMPATE CATASTRÓFICO

VÍCTOR-JACINTO FLECHA

 

 

Programa de Estado y Sociedad

BASE Investigaciones Sociales

Septiembre, 1990

Asunción, Paraguay

 

 

Este trabajo forma parte de un proyecto apoyado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), a través de su Programa de Asistencia Individual Py. 03, al investigador. Es el segundo de una serie de tres, en que se analiza “El estado militar autoritario y los partidos en el Paraguay contemporáneo”. El primero fue publicado en esta serie, como

Documento de Trabajo Nº 21.

 

 

 

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

2. LA INESTABILIDAD POLÍTICA ES EL SIGNO DE LA HORA

2.1 LA OPACIDAD DE LAS RECOMPOSICIONES

2.2 LA OLIGARQUÍA EN BUSCA DEL CONSENSO PERDIDO. EL DIÓGENES: JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA

3. FORTIFICACIÓN DEL ESTADO

3.1 RELACIÓN ESTADO-CLASE OBRERA

3.2 RELACIÓN ESTADO-CAMPESINADO

3.3 RELACIÓN ESTADO-BURGUESÍA

4. CONSIDERACIONES SOBRE LA FORMA DEL ESTADO DE 1939 A 1945

5. LA FRÁGIL Y AMBIGUA DEMOCRACIA

5.1 GUERRA CIVIL DE 147. SUS CONSECUENCIAS

 

 

INTRODUCCIÓN

RESTAURACIÓN OLIGÁRQUICA. LOS MILITARES EN EL PODER. PROCESO DE FORTIFICACIÓN DEL ESTADO

“La clase dirigente tradicional que tiene un numeroso personal, adiestrado, cambia de hombres y programas y reasume el control que se le estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre en las clases subalternas; si es necesario, hace sacrificios, se expone a un porvenir oscuro argado de promesas demagógicas pero se mantiene en el poder, lo refuerza por el momento y se sirve de él para destruir al adversario y dispensar a su personal directivo”.

ANTONIO GRAMSCI

NOTAS SOBRE EL ESTADO Y LA POLÍTICA

Derrotado el Partido Liberal en febrero de 1936 por el movimiento cívico-militar de reivindicación nacionalista y antioligarquía se pensó, por lo menos así lo hicieron los autores del golpe y algunos sectores aliados a ellos, que se había vencido también a la oligarquía agroexportadora-financiera y sus aliados externos. Pero ellas, si bien acusaron el golpe de los nacionalistas, eran lo suficientemente fuertes como para paralizarse atemorizadamente frente a los militares y no hacer nada.

La oligarquía tenía una larga experiencia en el manejo del Estado como para dejarse atemorizar por unos “advenedizos” militares. Más de seis décadas de historia paraguaya las contemplaba. Y todo el sistema económico que desde el poder ella la había creado y que le pertenecía. La revolución no había modificado en nada esa estructura. Pero lo que inquietaba a la oligarquía era la posibilidad de hacerlo, era la posibilidad de una modernización estructural que pudiera contar con el respaldo consensual del pueblo y que al final perjudicara sus intereses.

Los hilos invisibles de los grandes enclaves tanineros, hierbateros, y las empresas navieras, telefónicas y de puertos, etc. Todos ellos en manos del capitalismo extranjero, comenzaron entonces a entretejer los peldaños de un contragolpe.

Por otro lado, el otro sector que hubiera podido estar interesado en una modernización industrializadora del país se encontraba maniatado por esa misma estructura económica que inhibía la formación de un sector industrial que pudiera fortalecer el campo de la burguesía. Esta se mostraba incapaz de transformarse de una “clase en sí, en clase para sí”, en el sentido de saber construir un proyecto autónomo y luchar por ello, para implementarlo en la sociedad.

La burguesía al estar demasiado sesgada por la estructura agropecuaria del país y, por ende, sin un espacio de acumulación autónomo, era de una debilidad extrema. Podríamos decir que la burguesía paraguaya nació tarde, mientras apenas se estaba constituyendo, el desarrollo del capitalismo a nivel mundial se encontraba ya en sus etapa monopolista. Esta diferencia su situación cualitativamente de las burguesías nacidas durante el desarrollo del “capitalismo temprano”, que disfrutaron de un proceso concatenado de industrialización (fabricación de los “medios de producción”, referidos al sector I y al sector II) que nunca se dio en nuestro país; si partimos del principio de que para fabricar una aguja, tendrían que haberse fabricado antes las maquinarias que fabriquen la máquina de fabricar agujas... El avance técnico científico y el grado de acumulación de capital que hubiera exigido la fabricación de los “medios de producción”, referidos al sector I se veían tan lejos del alcance, que era casi imposible que la burguesía paraguaya nace como sucedánea de la burguesía a nivel internacional y, como tal sin ninguna estructura y proyecto autónoma sino en una burguesía transformadora de materias primas para la exportación. La producción manufacturera destinada al mercado interno se encontraba a un nivel casi artesanal, debido al hecho de que dicho mercado no estaba plenamente constituido y, una población aún poco numerosa (en la década de 1930, se calculaban menos de un millón de habitantes).

Es posible que por todo ello, la burguesía paraguaya se haya visto en la necesidad de contar con los intereses oligárquicos y que, a pesar de las contradicciones, no haya podido evitar entrar en un sistema de alianzas con aquella clase, lo que a su vez implicó el sacrificio de las clases explotadas.

El hecho mismo, como ya lo hemos vistos (1), de la destrucción por parte del sector del gobierno del 36 que respondiera a los intereses de la burguesía de sus compañeros de ruta, llegó a debilitar aún más a nivel político a la propia burguesía de lo que a nivel de la estructura económica ya lo era.

Y como bien dice Gramsci, en la cita arriba nombrada, a la clase dirigente tradicional por su experiencia y por todo el aparataje que de por sí lleva el haber estado en el poder durante tanto tiempo, le es muy fácil recuperar el poder cuando tiene aunque sea una ranura por donde entrar.

Para el caso paraguayo, este hecho se dio en momentos en que el gobierno que había intentado “revolucionar” el Paraguay se encontraba sin ningún apoyo popular. El respaldo de todas las fuerzas políticas no liberales, con excepción por supuesto, de los intelectuales de La Liga Nacional Independiente, sin ningún arraigo de masas, habían sido desechados del proceso en mayo del ’36. El mayo soporte a nivel de masas era la Asociación de Excombatientes y ésta también había desertado del proceso. Prueba de ello, es el poco éxito de la Unión Nacional Revolucionaria, partido formado desde el gobierno para sostén de la Revolución, que a pesar de un fervoroso llamado de Franco, el 18 de mayo de 1937, en el sentido de buscar una “Identificación de las dos entidades de tal modo que los mismos excombatientes sean los directores de la una y que los mismos soldados y jefes de la una sean de la otra”, la nueva entidad política no llegó a tener más de 30.000 afiliados mientras que la de los excombatientes iban más allá de los 125.000 socios.

Pero también es obvio que tras un proceso de masas y una experiencia común de intento revolucionario (aquí pensamos, sobre todo, en los meses febrero-mayo de 1936) aún cuando éste fuera derrotado, nada queda igual. El Partido Liberal, representante más genuino, en ese momento, de la oligarquía, al retomar el poder por medio de los jefes militares partidarios suyos, tampoco puede ya retornar a sus viejos ímpetus y métodos. Existe un odio popular hacia sus antiguos caudillos. Por tanto, se busca a hombres liberales “alejados de la política, profesionales”, para asumir la cosa pública, conjuntamente con los militares. Estos, como “guardianes del orden establecido”, comparten las responsabilidades del gobierno.

En el sentido de los intereses de clases, podemos decir que la burguesía paraguaya se privó de llevar adelante su proyecto histórico, temerosa de ser arrastrada por las masas. Pero tampoco la oligarquía pudo tomar el poder, sino a través de una estrecha alianza con ciertos sectores militares, con miras a que sus intereses –que pudieran ser amenazados por otro proceso radical de masas- fueran resguardados por ellos.

1 - Víctor-jacinto Flecha: Más acá de la utopía burguesa. La pervivencia del Estado Oligárquico. (Consecuencias sociales de la Guerra del Chaco en la sociedad y la política paraguaya), Asunción, BASE IS, Documento de Trabajo Nº 21, marzo 1990.

 

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Nº 28. Déficit de hegemoní... by portalguarani

Biblioteca Virtual del PORTALGUARANI.COM

 

Fuente digital : http://www.baseis.org.py

Registro: Agosto 2011

 

 

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