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GÓMES FREIRE ESTEVES (+)

  HISTORIA CONTEMPORANEA DEL PARAGUAY (1869 - 1920) - Por GOMES FREIRE ESTEVES - Año 1983


HISTORIA CONTEMPORANEA DEL PARAGUAY (1869 - 1920)  - Por GOMES FREIRE ESTEVES  - Año 1983

HISTORIA CONTEMPORANEA DEL PARAGUAY (1869 - 1920)

Por GOMES FREIRE ESTEVES

Prólogo de ALFREDO M. SEIFERHELD

Reseña biográfica del autor: MANUEL PESOA

Complementos: RAÚL AMARAL

Editorial NAPA

Asunción – Paraguay

1983 (396 páginas)

 

 

PRÓLOGO

             La vigencia que la "Historia Contemporánea del Paraguay" (1869-1920) del doctor Gomes Freire Esteves ha exhibido a lo largo de los 62 años transcurridos desde su edición en Buenos Aires en 1921, hasta su reedición presente, es quizá, ya hacia los finales del siglo XX, la mejor credencial para verificar su valor trascendente, mucho mayor del que alcanzara cualquier otra obra escrita sobre la historia contemporánea del Paraguay de aquel período.

            "Temperamento político de áspera y vigorosa garra, fue siempre un combatiente", dice del autor Carlos R. Centurión. Y añade: "Su Historia Contemporánea del Paraguay" es de subido valor histórico y literario. Hay en él trabajo de investigación y datos fidedignos recogidos por el autor, como actor o testigo ocular, de sucesos importantes de la vida nacional. Quizás la pasión no se halle ausente en sus juicios; tal vez esa realidad le amengüe méritos desde el punto de vista puramente histórico; pero, a pesar de todos los prejuicios, es un libro de consulta, quizás, el más importante de los editados hasta hoy (1961) y referentes a la historia de nuestro país desde 1869 hasta 1920".

            Muchos fueron en realidad los intentos, fragmentarios todos, por describir el turbulento pasado político de nuestro país, empapado de valentía, osadía y azar, y donde a menudo ha entrado menos a tallar el cálculo de gabinete que el ímpetu por imponer una razón o una sinrazón. Gomes Freire Esteves, como hijo de un Paraguay que se reconstruyó duramente después de una hecatombe, no estuvo libre de las pasiones que envolvieron al país a finales del siglo XIX y principios del XX. No podía ser, desde luego, de otra manera.

            Militante del Partido Liberal, aunque pocas veces en el sector oficialista, Freire Esteves -que casi toda su vida fue un opositor político- es a su vez juez y parte en la historia contemporánea que pergeñara para la nación. Protagonista de varios de sus episodios, ha de dispensársele el fervor con que enfoca algunos hechos que lo tuvieron de tal, y ha de enjuiciarse sin severidad la falta de objetividad de que adolecen algunos capítulos y episodios donde sus sentimientos personales corrieron a la par que el afán de recrear el pasado tal como se lo viviera.

            Así, por ejemplo, cuando comenta las elecciones efectuadas en Villarrica el 12 de junio de 1887 durante el gobierno del General Patricio Escobar, para designar un senador y un diputado departamental - elección cuyas derivaciones habrían de decidir la formación del "Centro Democrático", más tarde Partido Liberal- Gomes Freire Esteves afirma que el Poder Ejecutivo "había montado la máquina del fraude y de la violencia, en todos los distritos departamentales, e impartido disposiciones militares sin disimulo alguno para hacer triunfar, a sangre y fuego, la fórmula oficialista". En contrapartida, la obra, que en alguna medida parece inclinarse hacia el Partido Liberal -aunque no por ello faltan acerbas críticas a sus gobiernos- juzga en forma benevolente los movimientos revolucionarios del 18 de octubre de 1891 y de agosto de 1904, que aparecen como hitos históricos antes que como fenómenos cuyas causas profundas deben desentrañarse. La era colorada, por contraste, es para él casi siempre la personificación del caudillismo "de facón y naco", encarnado en la tradición de los generales Bernardino Caballero y Patricio Escobar.

            Del mismo modo, la toma de posesión de la primera magistratura por el General y doctor Benigno Ferreira el 25 de noviembre de 1906 es saludada por Gomes Freire Esteves como "la asunción de un hombre de experimentación completa y hondamente representativo de las agitaciones populares que dieran en tierra, en 1904, al régimen colorado". Esta afirmación valía para nuestro autor a pesar de los treinta años de ausencia del país del nuevo mandatario y de su marcada tendencia antilopizta, elemento éste que estaba ya en discusión por aquellos años. El Partido Liberal Democrático o Cívico como también daba en llamarse, contaba desde luego en Gomes Freire a un portavoz destacado a pesar de su extremada juventud, y a cuya cabeza se hallaba precisamente Ferreira. Su deposición violenta, iniciada el 2 de julio de 1908 por inspiración del sector radical del Partido Liberal, una parte del Ejército acaudillada por el mayor Albino Jara y cierto número de colorados con José Gill de factótum, echó por tierra definitivamente aquella corriente política que un tiempo después intentará vanamente resurgir.

            Periodista de pluma punzante, en julio de 1912, después de un largo período de anarquía, se lo ve a Gomes Freire Esteves dirigiendo "El Nacional", que reaparecía defendiendo los intereses políticos de su sector liberal, tras de su clausura el año anterior. Desde sus páginas, y en vísperas de la asunción presidencial de Eduardo Schaerer (15 de agosto de 1912), Gomes Freire seguirá siendo un opositor, esgrimiendo la palabra impresa, actitud que trocará el 1° de enero de 1915 en que tiene papel protagónico en una sublevación que logra inclusive apresar al propio presidente de la República, liberado luego con el compromiso de conceder una amplia amnistía a los comprometidos, lo que no cumple sino parcialmente. Schaerer, a pesar de este contratiempo, será el primer presidente civil en entregar pacíficamente la banda presidencial, después de cuatro años de mandato constitucional, a su sucesor don Manuel Franco, el 15 de agosto de 1916. Gomes Freire Esteves, que conoce con sus compañeros de ruta tierras extranjeras, exhibe así, con apenas treinta años, una cualidad propia de él: su agresividad no solamente por esgrimir el verbo como arma política, sino también, cuando las circunstancias a su entender así lo exigen, la acción personal en consecuencia con aquella actitud.

            Desde entonces, y por espacio de veinte años, Freire Esteves es un cadáver político. Se dedicará a las letras y publicará su obra trascendente, la "Historia Contemporánea del Paraguay" que aquí presentamos. Concluirá, al mismo tiempo, sus estudios de Derecho e incluso mantendrá una cátedra en nuestra más vieja casa de estudios, ya de vuelta al país. Sorpresivamente y exhibiendo un giro de 180 grados, resucita en 1936, después de ese largo "interregno", dentro de una revolución donde su figura es casi un anacronismo. Con todo, poco faltó para que asumiese la primera magistratura de la nación, y los escasos meses de su presencia en el gobierno de Febrero le imprimieron a éste un curso muy particular, con la impronta personalísima de Freire Esteves.

            Cuando inició sus tareas con miras a dar cima a su historia contemporánea, no era desde luego Freire Esteves un historiador, como no llegó a serlo de aquéllos que exigen rigor y crítica para sus obras. Era, ante todo y sobre todo, un periodista, un político, un hombre apasionado, que también tejía en su obra su propio alegato, en base a un cúmulo de informaciones con que contaba de aquella época. No debe por ello sorprender que ella carezca a veces de los elementos necesarios de probanza de ciertas aseveraciones allí contenidas. Tampoco ha de sorprender no encontrar ahí la obra ideal, equilibrada y mesurada, producto de quien ausente del escenario, o lejos de él en el tiempo, no lo observa todo libre de las emociones que tiñeron aquellos hechos de determinados colores.

            Con todo, el libro de Freire Esteves es sumamente valioso y ha resistido el paso de los años. El medio siglo de vida paraguaya descripto en sus páginas sigue siendo de una frescura notable.

            Poco habría que agregar o restar de sus líneas que no sea en desmedro de un contexto logrado pacientemente. Antes de su aparición no se contaba con una historia como ésta. Y desde 1921, la misma ha servido a todos los que han intentado bucear en nuestro pasado inmediato, que han debido recurrir a él como la cantera que más piedras ha proveído para reconstruir los intrincados senderos de aquellos tiempos, signados por la lucha de hombres que despreciando la propia vida, como la ajena, trocaban la pluma por el fusil, el arado por el máuser.

            Con mucha frecuencia los relatos históricos suelen distorsionarse de forma tal que las palabras ocupan el lugar de los hechos. Es decir, los relatos interesados transforman aquel pasado o lo corrigen de suerte que afectan indubitablemente su conocimiento posterior. Llega un momento en que el hecho en sí ha sido suplantado, en su veracidad, por las palabras que hubieran debido describirlo fielmente. En tal sentido, cabe admitir que a pesar de la militancia política de Gomes Freire Esteves, casi siempre su libro refleja la mira del autor -equivocada o no es una cuestión diferente- y sus relatos son el fruto de la elaboración de una verdad, de su verdad, como ella llegara a su conocimiento, lo que no lo libera de culpa al haberse resistido a indagar o pesquisar a mayor profundidad y en forma más desapasionada, sucesos tan importantes como los que abarca nuestro primer medio siglo de vida constitucional independiente tras 1869.

            Este período, que arrastra todas las miserias derivadas de la guerra contra la Triple Alianza, constituye un lapso en gran medida ignorado de nuestro acaecer pretérito. Y si bien la división cronológica de Freire Esteves apenas tiene el valor de una línea arbitrariamente trazada en 1920, porque ese año nada significa salvo la vigencia de cincuenta años de la Constitución de 1870, en aquellas cinco décadas se dieron hechos troncales para el desarrollo nacional en todos los órdenes. De aquellos años data la aparición del periodismo político, comercial e independiente en nuestro país, la convocatoria y realización de la Asamblea Nacional Constituyente que el 24 de noviembre de 1870 sancionara la nueva Constitución jurada al día siguiente y en vigor por espacio de casi setenta años; la firma de los tratados de paz con el Imperio del Brasil y la República Argentina, el laudo Hayes, la firma de tratados de límites con Bolivia, la fundación del Colegió Nacional de la Capital, la vigencia del Código Civil argentino, la creación de la Universidad Nacional con sus primeras casas de estudios superiores, la fundación del Ateneo Paraguayo y del Instituto Paraguayo, la aparición de movimientos sindicales, la fundación de los dos primeros partidos políticos (que se cuentan entre los más antiguos de Sudamérica), la creación del Registro Civil, la institución del matrimonio civil, la fundación de la Escuela Militar, el establecimiento del voto secreto, la creación de la Dirección de Tierras y Colonias, la promoción organizada de la inmigración, la fundación de los primeros puestos militares en el Chaco y la toma de una serie de medidas cuyo conocimiento es fundamental para interpretar el presente. Es así que para 1920 funcionaban casi todas las instituciones requeridas por el sistema republicano de gobierno, las cuales solamente precisaban de un perfeccionamiento, que sería obra de los años.

            Y, paradójicamente, fue también esa una época de notoria inestabilidad política, donde los cambios gubernamentales de facto y aun los crímenes políticos ensangrentaron la vida pública, alterando todos los órdenes de su existencia. Trágicamente desaparecieron en aquel período, entre muchas otras, figuras como Juan Bautista y Emilio Gill, Facundo Machaín, José Dolores Molas, Eduardo Vera, Cirilo Antonio Rivarola, Blas Garay, Facundo Dolores Ynsfrán, Alejo Ramírez, Carlos García, Adolfo Riquelme y Albino Jara. De todas estas muertes, la de Carlos García afectó directamente a Gomes Freire Esteves, como autor material de ella, marcando a fuego su existencia y su futuro político. Cabe, pues, una digresión en estas líneas de recuento, para aludir a aquel episodio:

            Hacía un año que el Partido Liberal se hallaba en el poder. La caída de Juan B. Gaona, su primer presidente, y su reemplazo por el Dr. Cecilio Báez a finales de 1905, ahonda las discrepancias entre los dos sectores liberales, a los cuales converge también la juventud. Uno de ellos cuenta a Carlos García entre sus miembros, tiene al periódico "Alón" de vocero, dirigido por éste y se define como "radical": Gomes Freire Esteves pertenece al de los "cívicos" con el General Benigno Ferreira de portaestandarte y con "El Liberal" de portavoz oficial. García y Gomes son ex-revolucionarios y atraen la atención juvenil. En enero de 1906, después de contenidas fricciones, se desata una violenta polémica periodística entre ellos, en ambos órganos de opinión. García, joven de ideales sinceros pero impetuoso, agrede de palabra a Freire Esteves en un violento "Personal" que encuentra cabida en "Alón". La respuesta de éste no demora. El 10 de enero de aquel año, Gomes, en réplica, le dice a Carlos García, entre otras cosas: "Cuando alguien me escupe, tengo la costumbre de agradecerle primero y de despreciarle, después. Me basta. No tengo rencor para los viperinos. Pero, le diré, a fin de apaciguarlo, que yo no me he interesado jamás de su reputación; apenas sí de sus ideas actuales y de sus compañeros que son mis amigos, y de su comedia política en la prensa". El enfrentamiento político deriva en sangre. En aquellos tiempos el honor contaba más que hoy, y los duelos eran el antemural para lavar las ofensas.

            Retado por García, Gomes Freire Esteves acepta aquel lance caballeresco a pesar de la desventaja en que se hallaba su retador, que sufría de avanzada miopía. El 13 de enero de 1906 se enfrentan en duelo a primera sangre, con revólver y padrinos. Con el intercambio de los terceros disparos, García cae desplomado para siempre, mortalmente herido en la sien. Los cerros de Tacumbú contemplan aquel sacrificio en defensa del honor. Gomes Freire Esteves no se recuperaría nunca del todo del incidente. Albino Jara, el gran amigo de García, que lo despide ante su tumba, juraba íntimamente venganza. El 2 de julio de 1908 sería su oportunidad, cuando destruye el gobierno cívico del General Ferreira que a finales de 1906 había recibido las insignias del mando.

            Pasados los años, Gomes Freire Esteves no puede dejar de aludir, en su historia contemporánea del Paraguay, a aquel lance de honor y a sus consecuencias: "Era el primer tributo escribe- a una serie de fatalidades históricas que estaban para desencadenarse sobre la república, al embate de ciegas fuerzas sociales que trabajaban el ambiente y de que ni siquiera se daba cuenta la juventud, desde los nebulosos días del triunfo de la revolución. Aquel drama inesperado, hubo de dar a la oposición una bandera de lucha". Era éste el punto final de Freire Esteves a una polémica que de los linotipos se había trasladado, para siempre, al camposanto.

            Habíase afirmado más atrás, en otro orden de cosas, que la línea trazada en 1920, en que concluye el trabajo de Gomes Freire Esteves, era puramente convencional, sin asidero histórico práctico, salvo en cuanto al tiempo transcurrido de vigencia de la Constitución de 1870. Empero, ella vale, inadvertidamente, para establecer algunos paralelos en punto a los gobiernos surgidos en aquel período de medio siglo. Existe, en primer término, una cuasi paridad de años de gobiernos "colorados", a partir de 1887, y "liberales" desde 1904. Diecisiete años para los primeros y dieciséis para los segundos. Aquéllos de mucha más estabilidad -dentro de la inestabilidad- que éstos. Estadística en mano es de advertir que los gobiernos colorados de 1887 a 1904 fueron cubiertos por siete presidentes, en tanto que los liberales de finales de 1904 hasta mediados de 1920 (con excepción del breve mandato del Dr. Pedro P. Peña en 1912) precisaron de once mandatarios. En la primera era colorada, dos militares, los generales Patricio Escobar y Juan B. Egusquiza, completaron sus respectivos términos constitucionales de cuatro años, en tanto en la época liberal solamente lo hizo Eduardo Schaerer. Ampliando algo más nuestro paréntesis, consideramos útil destacar que en los cien años de vida política de la A.N.R. o de su ideario (incluyendo el gobierno constitucional de Bernardino Caballero) ningún miembro civil de dicha nucleación política pudo completar su mandato legal, habiendo diez de ellos ocupado la primera investidura del país. En contra partida, el Partido Liberal cuenta con tres civiles que al amparo de la Carta de 1870 terminaron sus plazos respectivos de cuatro años.

            Por estas y muchas otras aristas, asume el período abarcado por Gomes Freire Esteves caracteres peculiares. Sin duda, el cristal con el cual ha observado e intentado interpretar el mismo no fue del todo diáfano, lo que de manera alguna significa que la obra carezca de elementos de juicio válidos para su interpretación adecuada. Bien sabido es que la vida política de Gomes Freire Esteves, como la de tantos otros intelectuales más afortunados en las letras que en las controversias públicas, ha sido contradictoria en gran medida. Convertido en lopizta en sus años maduros, no pudo empero borrar los elogios que en la prensa asunceña había dedicado en 1906 al General Bartolomé Mitre, con motivo de su deceso, como tampoco disminuir ni disimular la admiración que sentía por Benigno Ferreira, miembro destacado de la Legión con galones ganados en ella. Liberal cívico, Freire Esteves fue, finalmente, uno de los artífices civiles del derrocamiento del mismo Partido Liberal, el año 1936. Estas aparentes contradicciones habrían derivado de su lento avance hacia ideas progresistas de la época.

            En su descargo, debe admitirse que su historia, que es política, económica, social y cultural, no busco hacer valer exclusivamente los hechos pasados y volverlos presente sin segundas intenciones. Para Freire Esteves la historia era también política, pero aquella política entendida por él en función de una tribuna para justificar el ayer pensando en el mañana. Desde luego, semejante manera de proceder ha sido frecuente en nuestros historiadores, o descriptores de hechos pasados, que al hacer historia no han dejado de hacer política, hurgando con frecuencia en los errores ajenos antes que en sus virtudes: Es decir, la historia como un recurso para acumular puntos en contra del adversario y no a su favor. La modalidad, que no pudo ser superada en mucho tiempo, hubo necesariamente de prender en espíritus apasionados como el de Gomes Freire Esteves. Pero su obra no ha de ser juzgada solamente por sus raíces, pues ha dado sus frutos y, sobre todo, una sombra a cuyo amparo han surgido muchos otros estudios históricos en nuestro país, así como calificados ensayos e interpretaciones.

            Por sobre estas consideraciones, el libro de Freire Esteves aquilata méritos poco frecuentes. Su labor no se resume al criterio de autoridad, sino que va mucho más allá. Su lenguaje es fluido, claro y sin recursos duales. Se halla contenida en él una serie de documentos, literal y correctamente transcriptos, cuya capacidad de empleo rebasa los meros linderos de la obra. En tal sentido, Gomes Freire Esteves legó un trabajo literario perdurable, de mucho provecho y proyección, que acaso no podría ser escrito en los días presentes con la riqueza de elementos que trae consigo en un estilo directo, sin retoques, y donde el orden cronológico es mantenido rigurosamente, a pesar de la variedad de temas tratados. La obra tampoco se pierde en detalles nimios y va casi siempre a lo concreto, a lo que era importante entonces, y sigue siendo en gran medida ahora. Ella no se limita exclusivamente al plano político de la vida nacional que era el punto fuerte de su autor, aunque están impregnadas de él casi todas sus páginas; Gomes hace hincapié también en las motivaciones culturales, educativas, financieras, sociales y agrícolas en forma dosificada y con buen criterio selectivo. Se trata, posiblemente, del primer intento serio por elaborar una historia con criterio globalizado. Se considera así que fue éste uno de sus aportes más significativos a la historiografía paraguaya, actitud que por lo demás no se desarrolló entre los historiadores que aparecieron con posterioridad. Acaso su noción de que la historia rebasa los límites de la política, merecería mayor análisis y estudio.

            Su "Historia Contemporánea del Paraguay" (1869-1920) es hace tiempo un clásico dentro de la historiografía paraguaya, cuya reedición era ya una necesidad inexcusable. La presente, que facilitará el acceso a un libro desaparecido de los anaqueles y clave para comprender nuestro pasado político inmediato, con todas sus falencias, es así un valioso aporte para nuevas y viejas generaciones. Ella habilitará, además, el conocimiento más pormenorizado de lo que da en llamarse la "Patria Nueva", surgida de las cenizas de 1870 y proyectada hasta nuestros días, y cuyo estudio ha venido siendo inexplicablemente marginado o muy superficialmente considerado, inclusive a nivel universitario. La obra, de valor narrativo, histórico y vivencial llena un vacío cuyo conocimiento, entendemos, se sabrá apreciar y justipreciar.

            En mérito a la verdad cabe, en cuanto a esta reimpresión, hacer dos observaciones: Los originales fueron escrupulosamente respetados, salvo las correcciones de aquellos errores tipográficos o del mismo autor, que buscaron perfeccionar la edición. En segundo término, se agregaron ilustraciones que creemos no habrían desagradado al autor en caso de que éste hubiera podido dar su conformidad o negativa. Las mismas tienen un carácter selectivo y se hallan referidas específicamente a lo tratado en el texto.

 

            Alfredo M. Seiferheld

 

 

GOMES FREIRE ESTEVES Y SU EPOCA

Por MANUEL PESOA

 

SEMBLANZA

 

-I-

 

            Los hombres más lúcidos del gobierno y de la oposición comprendieron cabalmente, apenas entrado el Siglo XX, que en las entrañas del pueblo paraguayo se estaba gestando un amplio movimiento de renovación política. El Presidente don Emilio Aceval, animado de una fina sensibilidad social, intentó componer en marzo de 1900 un gabinete bipartidista con el noble intento de canalizar los sucesos en marcha, por las vías institucionales. Colorados y liberales integraron entonces lo que podría llamarse un gobierno nacional.

            Aquel ensayo duró un año y catorce días, atribuyéndose su fracaso a la intransigencia "caballerista". Uno de los Ministros liberales renunciantes, el señor Fabio Queirolo, escribía después en "El Cívico", justificando su postura, lo que sigue: "El Presidente Aceval no supo o no quiso ser el punto de contacto entre todos los paraguayos... ahora (el partido de gobierno) quiere provocar represalias, reproducir las afrentas del pasado y sofocar la protesta nacional, cuyo rumor se percibe ya sordamente, como el de la lejana tempestad que se viene".

            El derrocamiento del Presidente Aceval, decretado por el "caballerismo" el 9 de enero de 1902, al cerrar todas las puertas a la evolución, abrió el camino de la revolución. Evaluando las condiciones imperantes, decía don Antonio Taboada, jefe histórico del Liberalismo paraguayo: "Todo auguraba un completo éxito. La revolución se hizo a base del Partido Liberal, pero sin bandera partidista. Acaso esta sabia medida haya constituido su principal fuerza. En la revolución pudieron alistarse liberales, colorados y neutros; todos los que perseguían un mismo ideal de regeneración".

            Entre los que se alistaron en la revolución de 1904, animados de "un mismo ideal de regeneración", figuró el entonces joven de 18 años Gomes Freire Esteves, influido por el romántico Liberalismo proclamado por José de la Cruz Ayala ("Alón") que conquistó a toda la juventud estudiosa de la época, sistematizado después por el Dr. Cecilio Báez en el Ideario Programa de 1902, que sirvió de bandera a la revolución.

            Refiriéndose al grupo de jóvenes que se alistó en las filas revolucionarias, el propio Gomes Freire Esteves puntualiza que así lo hizo, "sin más programa político que un vago ensueño de redención nacional y de democracia nueva". Influyó en la decisión personal de Freire Esteves un llamado del Coronel Manuel J. Duarte, esclarecido patriota y uno de los jefes militares de mayor prestigio de la revolución. Aquél profesó a éste una lealtad sólo interrumpida por la muerte.

 

-II-

 

            Triunfante la revolución, la juventud vigorosamente incorporada a la política, se lanzó a la lucha cívica con intensa pasión transformadora. Probablemente la inexperiencia y los briosos pocos años de sus protagonistas dieron a aquellas luchas características de terrible apasionamiento. En un lance caballeresco que debió ser impedido a todo trance, y que sin embargo no lo fue, se batieron a duelo los jóvenes Gomes Freire Esteves y Carlos García, identificado el primero con el sector gobernante y el segundo con el radicalismo.

            Comentando el doloroso episodio del 13 de enero de 1906, expresaba Freire Esteves: "Era el primer tributo a una serie de fatalidades históricas que estaban para desencadenarse sobre la República, al embate de ciegas fuerzas sociales que trabajaban el ambiente y de que ni siquiera se daba cuenta la juventud, desde los nebulosos días del triunfo de la revolución".

            Este luctuoso suceso incompatibilizó irreversiblemente a Gomes Freire Esteves con el Liberalismo radical, situación que se acentuó aún más con la irreductible actitud opositora de Freire Esteves frente a este sector, que asumió el gobierno el 2 de julio de 1908.

            Opositor militante y combativo, directa o indirectamente Freire Esteves movilizó durante largos años todas las inmensas energías de su espíritu en la tarea que se impuso a sí mismo como consigna de hierro: poner alguna vez término a la hegemonía del Partido Liberal. Para cumplirla no se detuvo ante ningún obstáculo ni descartó alianzas, vinieran de donde viniesen.

            Constituyen momentos culminantes de este tenaz empeño el intento casi logrado de derrocar al Presidente Eduardo Schaerer en 1915 y la gran conspiración militar contra el Presidente José P. Guggiari, de la que fue el Dr. Freire Esteves uno de sus principales mentores, en marzo de 1931. En esta última empresa su nombre ya estuvo vinculado al del entonces Mayor, después Coronel Rafael Franco, a quien el Dr. Freire Esteves iba a contribuir decisivamente a elevar a la Presidencia de la República el 17 de febrero de 1936, en la revolución que puso término a la era liberal.

 

- III -

 

            17 de febrero de 1936. Apenas estaban llegando a la Plaza Uruguaya las primeras avanzadas de las tropas de Campo Grande alzadas en armas contra el Presidente Eusebio Ayala, y el Dr. Freire Esteves ya estaba presente allí para arbitrar las primeras medidas políticas de la revolución, muchos de cuyos autores -el Coronel Federico W. Smith, jefe militar del movimiento, entre ellos- le consideraban primera figura civil de la jornada. El "ACTA PLEBISCITARIA DEL EJERCITO LIBERTADOR" es de su autoría. Sobre este punto al menos, existe unanimidad.

            Dicho documento histórico proclama la caducidad del Estado Liberal y consiguientemente de la Constitución Nacional de 1870, al tiempo que enuncia el propósito de convocar una asamblea constituyente. Lo suscriben numerosos jefes y oficiales del Ejército que venció en el Chaco.

            En un primer momento, ciertos sectores militares y civiles intentan el lanzamiento de la candidatura presidencial del Dr. Gomes Freire Esteves; pero éste, en prenda de unidad revolucionaria descarta esta salida y manifiesta su apoyo total al Coronel Rafael Franco, quien efectivamente poco después asume con carácter provisional la Primera Magistratura de la Nación.

            Según testimonios disponibles, corresponde también al Dr. Freire Esteves haber dado filiación ideológica a la revolución de febrero, tal como está consignada en el Decreto-Ley No. 152, de polémica memoria. Lo curioso es que a pesar de que nadie parece haber estado de acuerdo con su contenido, el Presidente Provisional y el gabinete en pleno estamparon su firma al pie de este Decreto-Ley, cuyo texto es harto conocido como para reproducirlo.

            Al respecto, el respetable Capitán de Fragata Juan Speratti, en declaraciones dadas últimamente a la prensa, refiere que "al mes, la Asociación Nacional de Excombatientes -a su juicio- la principal fuerza civil de la revolución, en el congreso realizado el 14 de mayo de 1936, resolvía por unanimidad de votos:

            Condenar y manifestar públicamente su repudio a la política desarrollada por el ministro del Interior Dr. Gomes Freire Esteves por considerarla injusta, peligrosa y contraria a los intereses de la Revolución Libertadora". Concluye el Capitán Speratti: "A raíz de este pronunciamiento, los hermanos Freire Esteves hicieron abandono de sus respectivas carteras y con ello, aunque no derogado expresamente (el Decreto 152), por razones obvias, el decreto quedó de hecho anulado".

            Hay interés histórico en saber por cuales "razones obvias", el Decreto-Ley No. 152 "quedó de hecho anulado" y en cambio no lo fue por expresa decisión legal pertinente del Poder Ejecutivo de entonces.

 

- IV -

 

            Desde mayo de 1936 hasta fines de setiembre de 1940 el Dr. Gomes Freire Esteves vivió fuera del país. Regresó una vez consolidado el régimen del General Morínigo, período en que influyó a través de numerosos amigos políticos, civiles y militares; ubicados en puestos claves. Se le atribuye haber respaldado la iniciativa de formar un partido laborista, inspirado en movimientos populistas como los del Dr. Getulio Vargas en el Brasil y el General Juan D. Perón en la Argentina; pero los sucesos producidos el 9 de junio de 1946 en la Primera División de Caballería con asiento en Campo Grande, frustraron ese propósito. Esta puede ser considerada como la última intervención política del Dr. Freire Esteves, definitivamente retirado a la vida privada con posterioridad a aquellos acontecimientos.

            Su espíritu entregóse entonces a una radical autocrítica, de la que emergió esta certeza basada en la experiencia recogida a lo largo de ásperos decenios de incesante lucha: Solamente en la democracia el ciudadano halla el medio apropiado para realizar en plenitud el desarrollo de su personalidad ética. Esta convicción iluminó las postrimerías de su dilatada existencia.

            Tuve el honor de conocer al Dr. Gomes Freire Esteves hacia el final de su vida. Aunque anciano, su vigoroso intelecto estaba incólume y se mantenía plenamente sensible a los cambios operados en el país y en el mundo. Coincidiendo a veces, discrepando abiertamente en otros casos, dentro del respeto que impone la convivencia civilizada, evocábamos con sentido crítico la ejecutoria de todos aquellos que en el Paraguay hicieron historia. Y era en esos momentos cuando realmente podía valorarse su dialéctica y la profundidad de sus juicios.

            Por deficiencias propias de nuestra vida político-institucional, el país se vio privado de escuchar la palabra del Dr. Gomes Freire Esteves, expuesta en el parlamento, la cátedra o la tribuna; y éste es un daño irreparable que nos hemos hecho a nosotros mismos. El ejemplo es válido para otros paraguayos que tampoco lograron ser escuchados y que fueron condenados aparentemente sin apelación. Como liberal de ideas y de partido, jamás podré consentir sin protesta que se incurra en injusticia semejante.

            Ediciones NAPA, al dar cabida indiscriminada al pensamiento y al testimonio de paraguayos notables, se afirma en la idea que comparto, de que los símbolos externos de la patria carecen de sentido, si el hombre concreto, medida de todas las cosas, carece del uso y goce de sus derechos fundamentales, de los cuales nadie, absolutamente nadie le puede privar.

 

 

INDICE

 

GENERAL ANTECEDENTES DEL PRIMER GOBIERNO PROVISORIO.

El triunvirato: su acción interna y externa

La Asamblea Nacional Constituyente. Sus funciones históricas.

Hombres y proyecciones

Los acontecimientos del 31 de agosto

 

PRIMER PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. CIRILO A. RIVAROLA

Negociaciones con los Aliados

Presidencia de D. Salvador Jovellanos

Los empréstitos del 71 y 72

Revoluciones del 73 y 74

Pacto del 12 de Febrero

Crisis intestina del Gabinete

Las gestiones diplomáticas

 

SEGUNDO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE DON JUAN BAUTISTA GILL

Conjuración del 12 de Abril

Presidencia del Sr. Higinio Uriarte

El terror

Martirologio de D. Machaín y los presos políticos

 

TERCER PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. CANDIDO BAREIRO

Expedición Revolucionaria del "Galileo"

Presidencia Provisoria del Gral. Bernardino Caballero

 

CUARTO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DEL GRAL. BERNARDINO CABALLERO

Disidencias en el Parlamento

 

QUINTO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DEL GRAL. PATRICIO ESCOBAR

Fundación del Partido Liberal

Reorganización del Partido Colorado

 

SEXTO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. JUAN G. GONZALEZ

Revolución del 18 de octubre

Sucesos de 9 de Junio

Presidencia de D. Marcos Morínigo

 

SEPTIMO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DEL GRAL. JUAN B. EGUSQUIZA

 

OCTAVO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. EMILIO ACEVAL

Golpe de Cuartel del 9 de Enero

 

 

PRESIDENCIA DEL SEÑOR A. HÉCTOR CARVALLO 

 

 

NOVENO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DEL CORONEL D. JUAN A. ESCURRA

La revolución de Agosto

Expedición del "Sajonia"

La era liberal. Presidencia de D. Juan B. Gaona

Movimiento Parlamentario del 9 de Diciembre

 

PRESIDENCIA DEL DR. CECILIO BÁEZ

DECIMO PERIODO CONSTITUCIONAL

Entretelones de la anarquía

Rebelión Militar del 2 de julio

Presidencia de D. Emiliano González Navero

Hechos del 21 de Setiembre

Movimiento armado de Setiembre

 

 

UNDECIMO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. MANUEL GONDRA

Golpe de Estado del 17 de Enero de 1911

 

PRESIDENCIA DEL CORONEL ALBINO JARA

Rebelión armada de Febrero

 

PRESIDENCIA DEL SEÑOR LIBERATO M. ROJAS

Preparativos de una nueva guerra civil

Revolución de Noviembre

Toma del Norte por la revolución

Golpe Revolucionario en Asunción

 

PRESIDENCIA DEL DOCTOR PEDRO P. PEÑA

Gobierno Provisional de D. Emiliano González Navero

Batalla de Paraguarí

 

DUODECIMO PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DE D. EDUARDO SCHAERER

Revolución del 1º de Enero de 1915

 

DECIMOTERCER PERIODO CONSTITUCIONAL.

PRESIDENCIA DEL DR. MANUEL FRANCO

PRESIDENCIA DE JOSÉ P. MONTERO

 

 

 

 

 

 

 

SEGUNDO PERIODO CONSTITUCIONAL

PRESIDENCIA DE D. JUAN BAUTISTA GILL

25 DE NOVIEMBRE DE 1874 - 12 DE ABRIL DE 1877

 

            Como Vice-presidente de la República fue electo el señor Higinio Uriarte, para integrar el P. F. durante este período gubernativo.

            En el mismo día de la asunción del mando el nuevo Presidente formó su ministerio con los siguientes ciudadanos:

            Interior - General Germán Serrano.

            Hacienda - D. Emilio Gill.

            Guerra y Marina - General Patricio Escobar.

            Justicia C. e I. Pública - General Bernardino Caballero.

            Relaciones Exteriores - Dr. Facundo Machaín.

            La composición del gabinete muestra, en términos generales, la continuación del orden de cosas ya encauzado bajo la anterior administración.

            Tres generales matizan originariamente con una tendencia de fuerza la situación y la primera idea del Presidente, al edificar su gobierno en aquellos colaboradores militares, es equilibrarse entre ellos y utilizarlos a los fines de su seguridad interna, impidiendo toda veleidad de dominación en cada uno de los mismos.

            Apoyado firmemente por el Imperio, cuyas guarniciones estarían listas a sostenerlo; caudillo civil, de condiciones intrínsecas para domeñar los heterogéneos núcleos de opinión que se sumaran a la última coalición revolucionaria, de que fuera jefe adventicio; sin émulos ni rivales, capaces de contrarrestarlo, en esas condiciones, dentro del país, ejerce el Presidente Gill, desde la consumación legal de su advenimiento al poder, la mayor autoridad ejecutiva de que haya recuerdo en la era constitucional de la República.

            La historia de su gobierno puede preverse ya, en aquellos momentos, conocidos los antecedentes del mandatario y las calidades nativas de su espíritu.

            Hemos dicho que los Aliados, y principalmente el Brasil, cuando los primeros trámites del establecimiento del Gobierno Provisorio (1869), estando todavía vivo López en su trágica retirada, habían sólo contemplado, para exaltar los hombres que debían formar el gobierno provisorio, sus sentimientos de orden interno y de resistencia a la persona del Mariscal.  

            Paranhos creyó entonces encontrar en Rivarola el hombre de mayor garantía, desde ese punto de vista, para el gobierno provisional de la República.

            Terminada la guerra y a medida que se sucedían las nuevas fases de la política aliada y se planteaba el resurgimiento paraguayo, ya no es el partido liberal, lo que llama la atención del Imperio ni la causa del caído de Cerro Corá, sino los elementos del espíritu público paraguayo por medio de los cuales había de consumarse el aplastamiento completo de la nacionalidad y su sojuzgación indefinida por el triunfador más fuerte.

            Esos elementos no los iba a encontrar el Brasil, ni la República Argentina, entre los ciudadanos agrupados hasta el 31 de Agosto de 1870 al lado del Dr. Facundo Machaín.

            Fueron decretados, por el Imperio, la destrucción del grupo y la anarquía intestina del país, con las decapitaciones sucesivas de los hombres de resistencia nacionalista.

            Juan Bautista Gill fue entonces descubierto por Cotegipe, como el medio llamado a realizar los designios secretos de la alta política de la Alianza sobre el Paraguay, y acaso, el mismo ciudadano no llegara a darse cuenta nunca, a su paso por el gobierno de la República, de la misión complejísima que le cupo desempeñar.

            ¿Cuáles eran los atributos que le recomendaron al apoyo del Imperio, para arrasarse, por medio de sus manos, todos los factores posibles de la restauración paraguaya y asegurarse la larga hegemonía del elemento menos apto a reconstruir el país que, durante largas décadas ulteriores, prosiguió la obra de Gill en el gobierno?

            Leader civil del elemento atrasado, va a consolidar en el país, por obra de una sutil premeditación del vencedor, el régimen negativo de su razón de existir, como pueblo de una gran historia y de orgullo tradicional: la proscripción de toda influencia reconstructiva, cierta, en el manejo de la cosa pública, en cambio del auge irremediable de los cuarteles, adueñados de ella, desde los campamentos revolucionarios del 74.

            Todos los desenlaces lógicos de ese régimen, a modo de epílogos del proceso destructivo del Paraguay, que comienza con el derrocamiento del Presidente Machaín en la noche del 1° de Setiembre de 1870, arrojan ese significado, a la luz de los hechos definidos por nuestra historia contemporánea.

            La presencia del Dr. Machaín en la cartera de Relaciones Exteriores era la fachada que debía cubrir, a los ojos de aquella generación, el plan destructor esbozado.

            La inteligencia del primer magistrado, auxiliada por Gondín, trata de disimular la exclusiva primacía de los caudillos representativos del atraso popular y procura, desde ese momento, complicar en su administración al ciudadano paraguayo más prominente por sus virtudes cívicas y su ilustración, siempre cabeza visible del ya deshecho partido liberal.

            Debe aclararse a este respecto el papel que le toca desempeñar nuevamente al Dr. Machaín, así como a los demás ciudadanos de primera fila de su partido disperso por los sucesos que siguieron a su deposición de la Presidencia.

            El Juego de los intereses individuales y de las ambiciones encontradas había proseguido la tarea corrosiva de los Aliados contra la agrupación, y ya no hubo forma ni medio de mantener en ella la disciplina y la cohesión de las horas iníciales. El desencanto y el escepticismo se apoderan de sus principales exponentes y vino la medida final de la dispersión: libertad de acción para todos.

            De ahí que cada cual tratara de salvarse y abrirse camino en la vida pública, desde entonces, en la medida de sus fuerzas e inteligencia.

            Soldábanse así, hoy, las ligaduras y vinculaciones de los hombres más distanciados entre sí por sus antecedentes, para ser rotas de nuevo, en la primera oportunidad; espectáculo movedizo y cambiante, pero lógico y previsto por los directores auténticos de nuestra vida interna.

            Se ha visto ya el desarrollo de esas crisis paradojales de la anarquía desatada: en menos de un año se intenta una reconciliación de los liberales con Rivarola; entran Decoud y Ferreira en el gabinete; luego caen los Decoud y se alían con los bareiristas contra Rivarola, Gill y Ferreira; luego cae Rivarola; se entienden Gill y Ferreira; luego cae Gill; se intenta otra reconciliación de los liberales y Ferreira y así sucesivamente se despedazan y se vuelven a encontrar, los factores del cuadro caótico, bajo la fría determinación del designio extraño, de que no parecen estar apercibidos.

            Producido el advenimiento de Gill, a todas luces incontrarrestable y duradero por sus apariencias, dada su fuerza originaria, el Dr. Machaín y los restos de sus partidarios íntimos contemplan el momento histórico y el porvenir lejano del país.

            Y juzgando natural neutralizar, alguna vez, la dominación de los caudillos militares, sin ninguna preparación para el gobierno, que sostenían a Gill, fiados además en la propia gravitación, resuelven desarrollar una política de penetración en el nuevo régimen, y al efecto, aceptar los cargos de responsabilidad deslindada que les fuesen ofrecidos.

            El Dr. Machaín se hace cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores y va a prestar valiosos servicios a la República desde esa posición, en momentos difíciles para nuestra Cancillería.

            El primer año de gobierno transcurre en medio de las mayores perturbaciones económico-financieras que arrastran al país al último extremo del empobrecimiento y de la impotencia.

            Aconsejado Gill de financistas que no consultaban sino los apremios del momento y los planes de concusión empeñados, con su Presidencia, se deja llevar a una pendiente de excesos y grandes abusos de poder, que dan una lúgubre notoriedad a la primera etapa de su administración.

            Con el pretexto de crear rentas, declara los estancos del tabaco, de la sal y del jabón; monopolio regresivo, que se agrava con manejos fraudulentos y sin freno de la mayor inmoralidad, y concluye por matar el comercio, la agricultura y las industrias nacientes.

            Crea impuestos sobre el capital y la propiedad, sin posibilidad de realizarlos sobre la capacidad tributaria del país; y como corolario del pánico financiero, estrechado a su derredor, corta el pago de las amortizaciones e intereses de las deudas de Londres y emite papel moneda inconvertible por valor de $1.000.000.

            Este último arbitrio, el más abultado en su género desde la terminación de la guerra, a que apelaba el gobierno, trae por consecuencia inmediata un estado de grave desconcierto y zozobra en la población. La desvalorización súbita del numerario, que se cotiza al 4 y al 3 por 1, sume al comercio y al pueblo en una aguda incertidumbre; témese, cada día, una disminución mayor del crédito público y del valor del patrimonio privado.

            La administración de los monopolios y la emisión de billetes de curso forzoso, habían originado tanto escándalo y arrojado tal odiosidad sobre el gobierno, que éste temió por su suerte.

            En el interior, sus intermediarios y agentes se daban sin reparo alguno, a febriles negociados y en el exterior, el señor Pedro Gill, hermano del Presidente, encargado de realizar las transacciones, incurría, en más vasta escala, en las mismas irregularidades.

            Había que agregar a este enorme desquicio, los trastornos ocasionados al comercio local por las proveedurías brasileñas, que introducían, libres de derecho, grandes facturas de consumo general y las revendían en plaza, a precios de competencia insostenible.

            Complicaciones de orden interno y externo, independientes de aquel intenso malestar, abruman finalmente de preocupaciones no menos alarmantes al mandatario fiado hasta entonces en la protección del Brasil.

            Una sorda hostilidad hacia su gobierno de parte del jefe de las fuerzas imperiales, Barón de Yaguarón, general Auto Güimaraes le había determinado a pedir a Río Branco por medio del Ministro Sosa en Río, el retiro de dicho jefe y del Barón de Yvinheina, sin resultado alguno; como asimismo se enfrían sus relaciones con el vicario Fr. Fidelis de Avola, de todo lo cual, se le crea una atmósfera de intrigas y alarmas que a corto plazo daban sus frutos inevitables.

            En Mayo de aquel año tiene lugar en Río el ruidoso desenlace de la misión Sosa, que pone inmediatamente a prueba la adhesión de su gobierno a la política imperial.

            El horizonte internacional se obscurece por completo, de nuevo; se exige al Paraguay una prueba más de su sometimiento a aquélla, y cae fulminado el Ministro Sosa en la Asunción por los poderes públicos, por no haber obrado de acuerdo, en Río, con los Plenipotenciarios brasileños, a tenor de sus instrucciones oficiales.

            El Ministro Gondín se retira de la Asunción y le sustituye Pereyra Leal.

            La conferencia de Río había fracasado y quedaban otra vez pendientes las negociaciones con la Argentina.

            Mientras tanto, las dificultades económico-financieras de la situación, cobraban un giro de extrema gravedad.

            El país se encontraba presa del terror de una catástrofe, en aquel orden de cosas; la producción mermaba y las rentas desaparecían, produciéndose atrasos generales en el pago del presupuesto que aumentaban el tono sombrío del descontento público.

            El malestar económico azotaba simultáneamente a la Argentina y al Brasil; a aquélla, como resultado de las intensas especulaciones que siguieron a la abundancia del oro brasileño, derramado en su mercado durante la guerra, y a éste, por anemia proveniente de esa colosal sangría de dinero y de los gastos que aún le irrogaba su diplomacia armada en el Plata.

            El Presidente Gill, ganado por la grita de la protesta general contra su gobierno, se ve perdido y recurre en busca de una reacción salvadora al pueblo; consulta a los hombres que se diseñaban por su preparación y sus condiciones para promoverla: el Dr. Benjamín Aceval, D. José Urdapilleta, D. José Segundo Decoud y otros.

            Como conclusión de aquella consulta extra-administrativa saca en claro el Presidente la consigna perentoria de reformar su administración y reparar, en lo posible, el sistema económico-financiero que a tan funestos extremos le condujera.

            Una serie de cambios fundamentales se esbozan, para cuya sistematización completa y eficiente se constituye una Comisión Redactora de Proyectos de Reformas, encargada de proponerlos al gobierno.

            El Dr. Benjamín Aceval y D. José Segundo Decoud, miembros integrantes de la Comisión, concretando el programa de ésta, abordan los puntos de inmediata actualidad y sus proyectos se refieren principalmente a la cuestión Estancos y al Papel Moneda. Aconsejaban la abolición de los primeros y retiro de la circulación del papel inconvertible a costa de cualquier sacrificio.

            Para sostener aquella reacción administrativa y las nuevas promesas de enmienda del Presidente Gill, aparece un diario local, bajo la dirección del Sr. J. Segundo Decoud, con un programa de amplia conciliación nacional: La Reforma.

            Pero nuevas incidencias y complicaciones mayores iban a mezclarse con aquellos pasos del primer magistrado.

            Para la aplicación de las reformas, reincide en exacciones que traen otro cortejo de errores y dificultades. Destruye dos importantes instituciones comerciales de la plaza, la Asociación del Comercio Para guayo, un Banco de descuentos que comenzaba a girar prósperamente, y la Caja de Conversión, otra institución de crédito similar, de las cuales se apodera, a título de expropiación, sin llenar el vacío que dejan a las transacciones. La administración se complica con la creación de nuevos organismos y leyes de dudosa practicabilidad; y bajo el apremio de los acreedores externos e internos, se pierde la noción de lo venidero y son atacadas en su raíz las últimas reservas del patrimonio nacional: las tierras y edificios públicos.

            El nuevo Ministro del Brasil, Sr. Pereira Leal, a todo esto, por motivos de carácter financiero, se había distanciado del presidente y espiaba la ocasión de crearle dificultades.

            Gill, apremiado por tanto cúmulo de circunstancias adversas, que veía día por día, aumentar en torno suyo la repulsión del país por las consecuencias de su política y que, en medio de aquellas contrariedades había tenido, sin embargo, el valor de demostrar al gabinete de Río Branco su voluntad de servirle, -haciendo desaprobar a su pedido a los tratados Sosa-Tejedor-, resuelve dirigirse directamente a sus protectores y pedirles una retribución del sacrificio efectuado.

            Envía al Dr. Machaín al Janeiro, a objeto de conseguir un apoyo financiero del Imperio a su gobierno.

            No consigue nada Machaín en Río, sino promesas y viéndose entonces Gill, abandonado del Brasil, hostigado de su Ministro en Asunción y odiado del pueblo esquilmado, se decide a cambiar de política exterior y a buscar el apoyo de la República Argentina, por los medios más disimulados imaginables.

            Para esto, contaba con algunas bases de opinión en la República y el buen pie de relaciones reanudadas con la Cancillería argentina, en la última misión de Dardo Rocha cerca de su gobierno, no obstante el resultado infructuoso que tuviera.

            Un comerciante argentino, el Sr. Adeodato Gondra, emparentado con él, hombre de probada discreción y viejas vinculaciones en el país, esta vez es el confidente del primer magistrado y el mensajero de su pensamiento a los gobernantes argentinos.

            La aparición de aquel extraño intermediario, entre Gill y los políticos de Buenos Aires, se debe a otra circunstancia especial de los acontecimientos: a la intervención de D. José Urdapilleta, el nuevo factor de gobierno a cuyo derredor se incuba el plan en tramitación.

            Cuñado del Sr. Urdapilleta y emparentado con Gill, gozaba el nombrado Gondra, de uno y otro, entera confianza; de suerte que le cupo intervenir en aquel álgido momento de nuestra vida internacional en una forma eficacísima para la causa de su país.

            El Presidente Gill pensaba iniciar su programa de reacción contra el Brasil y de acercamiento a la República Argentina, cambiando de gabinete y llevándole nuevos hombres, señalados por sus virtudes y su carácter como los predilectos de la confianza nacional y los campeones de la desocupación extranjera.

            Era, a la sazón, D. José Urdapilleta, el hombre público sindicado por aquella aureola de austeridad y de energía a tonificar el ministerio y sostener la precaria situación del Presidente contra las maquinaciones de Pereyra Leal. El patriota del parlamento, acusador severo de los ministros prevaricadores; el veterano de Curupayty y Angosturas, prometían al pueblo paraguayo una garantía de lealtad en la custodia de sus intereses malbaratados y de plena virilidad, para la liberación de su territorio.

            Ofrecía, al mismo tiempo, dicho ciudadano, a los políticos del Plata, la recomendación de sus antecedentes radicales de opositor tesonero del Brasil; sinceramiento indispensable a la cancillería argentina, para ser tornado en consideración el plan proyectado.

            Así las cosas, es enviado el Sr. Gondra a Buenos Aires donde se pone al habla con Rocha y por su intermedio, se informa al gobierno argentino de las favorables disposiciones del Paraguay para una nueva negociación.

            Sobreviene en Asunción el sensacional cambio de gobierno: Urdapilleta es nombrado Ministro del Interior; Adolfo Saguier, de Hacienda. (Octubre 1875). Mientras tanto, se destituía y apresaba al general Serrano, sospechado de inteligencia con Pereira Leal. Emilio Gill, salía igualmente del ministerio.

            Estallaba en público la combinación presidencial.

            Pereira Leal comprende todo y desde aquel momento no perdona medio de armar celadas al gobierno y provocar su caída.

            Ínterin se reanudan las negociaciones con la Argentina, varias revoluciones y conspiraciones, dirigidas de la Legación del Brasil, son desbaratadas, mediante la energía de Urdapilleta.

            La principal de todas, que pone en serio peligro la estabilidad del Presidente y hubo de ocasionar su renuncia y fuga, en un momento desesperado, es la encabezada por el general Serrano.

            Pronunciada en Caacupé, el día de la Virgen de los Milagros, 8 de Diciembre de 1875, convulsiona la campaña y amenazaba concentrar grandes resistencias en el país, con el apoyo de sus nuevos instigadores. El Ministro Gondín, a la sazón en Montevideo, se embarca precipitadamente en una cañonera y se traslada a la Asunción, a objeto de hacer prosperar la revolución o aprovechar sus incidencias para producir otro cambio de gabinete en el gobierno y torcer la voluntad del Presidente Gill.

            Se vara la cañonera en el camino; es sofocada la rebelión entretanto, con el epílogo cruel del asesinato de su jefe, el general Serrano, después de ser sorprendido y tomado prisionero, en una emboscada, en las cañadas de Caazapá, por las fuerzas oficialistas que comandaba el general Escobar.

            Sufren la misma suerte del infortunado Serrano, sus compañeros en la caída, entre quienes figura el periodista francés, Sr. Eugenio Danos. Poco después, (3 de Febrero de 1876), se firman en Buenos Aires los tratados de límites, paz, comercio y navegación con la República Argentina, resultado final de aquellas agitaciones.

            Los tratados estipulaban la desocupación de las fuerzas aliadas, desiderátum de las aspiraciones nacionales.

            La amistad del gobierno argentino estaba más o menos ganada. El Ministro Derqui, durante la última convulsión, había empeñado todas sus energías en apoyo de Gill. Mandó bajar las fuerzas argentinas de Villa Hayes, para sostenerlo, y le facilitó un préstamo de $ 50.000, conseguido del Banco Nacional de Buenos Aires, bajo garantía del gobierno Federal, para los gastos de pacificación.

            La lucha de tendencias, entre los hombres, reaparece en el seno del gabinete.

            La popularidad de Urdapilleta despierta el celo del Presidente y de sus émulos, aspirantes a la futura presidencia, como Bareiro.

            No se le podía echar del ministerio, pero se resuelve anularlo, haciéndole el blanco de todas las responsabilidades odiosas de una policía entregada al más degradante espionaje e intrigándole con la Argentina, para restarle allí simpatías.

            Quedaba, al parecer, tranquilizada la República. Los problemas pendientes de administración, los asuntos económico-financieros del país, reclamaban urgente despacho.

            Intenta Gill distraer la atención pública en esfuerzos de otro orden: emprende un viaje de estudio a la campaña, con aquel pretexto, el 1° de Marzo, dejando en su ausencia al señor Uriarte en ejercicio del P. E. y regresa el 17 de Abril a la capital.

            Pero no era posible evadir ya las exigencias del estado de cosas: llegaba éste al extremo de no pagarse más a los empleados.

            Convoca Gill una reunión de notables en palacio y adopta el temperamento expedido por ella: máximum de economías en los gastos presupuestados de modo que no excedan de $ 15.000 mensuales; reducción de empleados a los absolutamente indispensables; reducción del ejército a 400 plazas, habiéndose intentado, al principio de su gobierno, movilizar hasta cinco mil; constitución de una comisión encargada de quemar el 50% del producto de las rentas generales, pagadero en papel; aceptación de la renuncia a la mitad de sus sueldos de todos los empleados del Estado, destinándose dicha suma a amortización del papel, etc.

            Se suceden los arbitrios concebidos a remediar aquel estado de quiebra confesada.

            Bajó la obsesión de amortizar el papel, el 60% de las entradas aduaneras, cobrado en oro y plata, es dedicado a abonar el presupuesto, y el resto, cobrado en papel, a la quema; véndense las cuatro manzanas del Cuartel de San Francisco, a precios tirados y a papel, destinándose también su producido, a la quema; se autoriza la venta de tierras fiscales hasta cubrir la suma de $ 6.000.000, a título de pagar la deuda externa e interna, exceptuándose de la venta los yerbales, ejidos de los pueblos y bañados de Tacumbú y San Miguel.

            Un grave suceso financiero, por último, hubo de acarrear en Junio la pérdida de la autonomía de la nación: la aprobación del convenio Bareiro con los tenedores de las deudas de Londres y el Banco Nacional del Paraguay (Limitado), institución esta última creada ex profeso para dicho arreglo, por el cual, el Estado entregaba la administración de su soberanía económica y financiera y de todas sus riquezas, durante treinta años, al mencionado Banco, que no traía en cambio a la plaza más que 50.000 £.

            Este contrato monstruoso que se hacía inverosímil por sus concesiones al Banco Nacional -entre las que figuraban la cesión del Ferrocarril, de todas las tierras y edificios públicos, inclusive el Palacio de gobierno; el monopolio de la explotación de la yerba mate, etc., etc.,- después de su aprobación por los poderes públicos, ocasionó el 15 de Julio de aquel año una protesta del gobierno imperial, que lo atacaba y desconocía, a título de salvar los intereses del Brasil en la República.

            Gracias a aquella eventualidad, extraña a la inspiración de los gobernantes de la época, fracasó en Londres el convenio Bareiro, apoderándose la desconfianza de los negociadores del Banco, y el nuevo congreso que se inaugura, desaprueba a su vez el contrato.

            Otro acontecimiento notable se registra en esos días, despejando la situación internacional de la República: el día 22 de Junio (1876), abandonaron definitivamente la Asunción los últimos restos de las fuerzas imperiales, de acuerdo a lo convenido por los tratados de Buenos Aires del 3 de Febrero.

            En su conmemoración, fue declarado feriado por el congreso dicho día en lo sucesivo. El Presidente de la República lanzó la siguiente proclama, en el comienzo de la desocupación:

 

            Ciudadanos:

            Como consecuencia de la desastrosa guerra de cinco años que sostuvo el país contra los ejércitos de la Triple Alianza, quedó a pesar de la paz, ocupado militarmente nuestro territorio por una fuerza argentina y otra brasilera.

            El estado de postración a que quedó reducida nuestra desgraciada Patria, indujo tal vez a los primeros Gobiernos Nacionales, constituidos bajo el amparo de la Alianza a no oponerse a esa ocupación que sin duda consideraron como una garantía de orden y de estabilidad.

            En efecto, rotos totalmente los resortes que vinculaban y unían el sistema administrativo del Dictador Don Francisco Solano López; derribado su gobierno y relajado el principio de autoridad; no fuera extraño que los primeros ciudadanos que ocuparon el poder, creyeran necesitar fuerzas extranjeras para crear a su sombra, una nueva Administración y afianzar la tranquilidad interna de la República.

            Más de seis años han transcurrido desde que se firmó el Tratado preliminar de Paz entre el Paraguay y los representantes de la Alianza; más de seis años ha que la guerra llegó a su definitivo término.

            Durante ese período, hemos logrado reconstruir nuestra nacionalidad y restablecer la autoridad requerida para el libre ejercicio de nuestros derechos, como nación soberana e independiente.

            Agrupados todos en torno de nuestra gloriosa bandera; proclamamos nuestras leyes fundamentales; y organizados al fin de una manera conveniente; no había ya razón ostensible para que esa ocupación militar se prolongara por más tiempo.

            Los resultados de la guerra y los compromisos internacionales que de ella nacieron, pudieron al principio servir de justificativo al asentimiento de una ocupación extranjera en nuestra propia casa; más hoy que todas las dificultades han desaparecido, no había pretexto ni razón que nos vindicase a los ojos de la Historia, si consintiéramos voluntariamente que continuase.

            Los esfuerzos de mi gobierno debían pues lógicamente encaminarse a negociar amistosamente le evacuación de todo el territorio de la república, pues ningún convenio formal ni necesidad reconocida nos obligaba a aceptar una ocupación, que podría en lo sucesivo tomar un carácter de permanencia; que, aunque no constituyera una amenaza para nuestra independencia, dadas las protestas de buena amistad repetidas veces manifestadas por los Aliados; constituía no obstante un hecho humillante para nuestra patria, que podría ser juzgada por las demás naciones como incapaz e inhábil para regir por sí misma sus propios destinos.

            En esta virtud, inspirándome en los delicados deberes que me impone el alto cargo que invisto, y celoso del honor y buen nombre del Paraguay, agradecí a los Aliados los sacrificios que le imponía la permanencia de sus ejércitos en nuestro territorio; y esforzándome en demostrarles la esterilidad que hoy resulta de ellas, gestioné y afortunadamente obtuve ponerle término, a cuyo fin se firmó en Buenos Aires un solemne Tratado en Febrero último entre el Paraguay, el Imperio del Brasil y la República Argentina.

            Muchos maliciosos han pretendido que las estipulaciones de esa desocupación jamás se llevarían a cabo, por suponer en las partes contratantes miras funestas a nuestro bienestar y progreso; mas mi Gobierno que conociendo prácticamente las sinceras intenciones de sus vecinos, no tenía ningún motivo para recelar de la lealtad de sus declaraciones; no ha abrigado nunca la menor duda de que el referido pacto internacional tendría a su tiempo el cumplimiento convenido.

            Los compromisos que espontáneamente se contraen entre gobiernos ilustrados, se ejecutan siempre con tanta exactitud como buena fe. Suponer que los gabinetes brasilero y argentino dejaran de cumplirlos fielmente, era desconocer la seriedad que distingue constantemente todos sus actos.

            La prueba más palmaria y el mejor desmentido a los maledicentes, se ha producido ya de una manera públicamente notoria. Parte de las fuerzas de la División brasilera se ha embarcado hoy con dirección al Brasil.

            El Tratado de Febrero ha empezado a tener ejecución y dentro de pocas semanas la desocupación total de nuestro territorio, será un hecho que no dejará ya dudas a nadie.

            El Paraguay va a entrar en una nueva era.

            Unido por vínculos de amistad, por conveniencias de vecindad y por solemnes tratados con el Imperio del Brasil y la República Argentina, tiene asegurada su paz exterior sobre una base tan sólida como duradera. A nosotros nos toca la conservación inalterable de la interior, demostrando que ni nuestros hábitos de orden se han corrompido, ni se han borrado de nuestros pechos el tradicional amor hacia nuestra Patria.

            De nuestra marcha actual depende sin duda el porvenir de la república. Después de una larga ocupación extranjera quedamos entregados a nuestras propias fuerzas.

            Probemos al mundo que a pesar de nuestras profundas desgracias, somos un pueblo viril dispuesto a sostener la Ley y el Orden Público, sin los cuales no son posibles ni la felicidad ni el progreso.

            ¡Paraguayos! Cuento con vuestro buen criterio y acendrado patriotismo para terminar la obra espinosa de nuestra regeneración política, y ahora que presenciamos el embarque de las fuerzas extranjeras, cuyo hecho motiva el presente manifiesto, cumplamos con el deber de dar un cordial adiós a esos disciplinados militares que han sido durante seis años nuestros huéspedes; deseándoles con toda sinceridad un viaje próspero y feliz; y roguémosles que conserven de su permanencia entre nosotros, un recuerdo tan grato como el que nos dejan.

            Vuestro conciudadano y amigo.

 

            JUAN B. GILL

            Asunción, 13 de Mayo de 1876.

 

            El 1° de Julio aparece un nuevo diario independiente "Los Debates", redactado por el señor Adolfo Decoud.

            Alternaban las dificultades económicas, con las incertidumbres de carácter político que nublaban el porvenir.

            Un club de fines patrióticos y electorales se había constituido con el nombre de Club Independencia y prestigiaba, a fines del año, para las elecciones de renovación del Congreso, una nómina de candidatos que, después, fue preconizada por La Reforma.

            El Doctor Machaín, retirado de la cartera de Relaciones Exteriores, donde le reemplazara el Dr. Benjamín Aceval, figura como uno de ellos. No obstante fue trabada su elección y no salió electo.

            En Febrero, la Municipalidad le nombra director del Colegio Municipal, cargo que acepta para ejercer desde él la enseñanza de la juventud.

            La incorporación del Dr. Aceval en el gabinete, precedida de una circunspecta actuación en la prensa, prosigue al frente de nuestra Cancillería, la tarea de liberación territorial y política de la República.

            Pero en las Cámaras, lo mismo que en el ministerio, y en las filas populares no se percibía, fuera de la iniciativa personal de Gill, otro elemento de juicio que pudiese orientar o dar base a evoluciones venideras.

            ¿Cuál había sido, mientras tanto, la secuela real de los dos años y pico de administración sucedidos?

            La campaña y la capital, en vías de rápida despoblación, a tal punto que en Junio de 1877 se calculaba a un número de 12.000 familias emigradas de la república a Corrientes, por causa de las expoliaciones de las autoridades, los estancos y falta de garantías; los bonos de la Deuda interna se cotizaban al 5 por ciento y de la externa, al 12 y 10 por ciento en Londres; un presupuesto anual de $ 350.000, incubrible, por obra de filtraciones organizadas desde el mismo gobierno; de la emisión del millón de pesos inconvertibles, no obstante los inauditos arbitrios empleados para amortizarla, restaban aún en circulación alrededor de $ 280.000; de la política de inteligencia con la Argentina, no se había logrado las franquicias aduaneras que continuaban siendo el tema obligado, sine qua non de nuestra restauración económica y del Brasil no se contaba sino la vigilancia continua de su diplomacia para resolver de nuestros destinos según la medida de sus previsiones, el ferrocarril del Estado enajenado a Travassos y Cia. por un millón de pesos a titulo de pagar las deudas consolidadas; asesinado Serrano, vigilados y amenazados a muerte Molas y Goiburu; Rivarola vagabundo a través de los desiertos, o tramando combinaciones irrealizables con los emigrados de Buenos Aires, Ferreira, Jovellanos, Sosa, etc.; los diarios, amordazados con leyes inconstitucionales, exigiéndose a sus Directores garantías pecuniarias absurdas; Urdapilleta, exprimido por la hipocresía; Machaín, retirado de nuevo a la llanura; Aceval, ocupando su lugar, sin arraigo tampoco para modificar el régimen, en ningún momento; y dominándolo todo, desde el fondo de los cuarteles, la red del viejo caudillaje caballerista, pronta a hacer presa de la cosa pública, malgrado los ascensos últimos a generales, de Emilio Gill e Ignacio Genes, hechos otra vez por Gill, para equilibrar aquél.

            Más he aquí que, en medio del mayor secreto, un complot subversivo de rara decisión, iba a epilogar aquel largo proceso de la borrascosa vida pública de Juan Bautista Gill.

 

 

Monseñor Juan Sinforiano Bogarín

 

CONJURACIÓN DEL 12 de ABRIL

MUERTE DE GILL

 

            El ciudadano Juan Silvano Godoy, ex convencional del 70, hombre de acción y pensamiento incisivos para haber intervenido, no obstante su juventud, con el sello de su intensidad, en hechos resonantes del tiempo transcurrido desde su iniciación; varias veces defraudado en sus esperanzas; ex revolucionario con Concha y Juan Antonio Jara, el 71; ex revolucionario con Bareiro y Caballero, el 73; hallábase entonces en Asunción, ejerciendo la abogacía, extraño a la situación imperante, pero atento siempre a la marcha política del país.

            La desocupación de las fuerzas extranjeras le había persuadido de la posibilidad de modificarse el curso de la política interna, mediante esfuerzos populares propios.

            Una resistencia latente en el elemento combativo de la llanura, se avivó y se preparó, en el acto, producida la desocupación de las guarniciones imperiales, a reanudar la lucha contra Gill, sofocada aparentemente por los contrastes de las armas revolucionarias.

            Molas y Goiburú, los dos caudillos indomables y aureolados de la fama de su denuedo, noche y día deliberan sobre la manera de cambiar el régimen; tratan de entenderse con Rivarola y demás hombres representativos de la oposición.

            Por fin, encuentran su centro de gravitación espiritual en el ex convencional Godoy. Consultado éste por ellos sobre la mejor forma y manera de realizar un golpe contra Gill, sobre la base de su supresión, les disuade de sus ideas favoritas de atacar al Presidente montados a caballo, como primera fase del movimiento proyectado, haciéndolos adoptar, en cambio, el procedimiento empleado en el día de la acción.

            Se forma un comité ejecutivo con los nombrados Godoy, Molas y Goiburú, incorporándosele, a última hora, Nicanor Godoy, hermano del primero, joven sin actuación pública anterior hasta aquel momento, con motivo del acuerdo efectuado entre los conjurados para designarse el tirador principal del Presidente, que hubo de recaer en Juan Silvano, circunstancial que determinó a Nicanor a pedir para sí dicha misión, resolviéndose que aquél saliese del país antes del suceso.

            Otros ciudadanos fueron después introducidos en el complot: Juan Regúnega, José Dolores Franco, Mariano Galeano, (el primero, hijo de Serrano; el segundo hermano de la novia de Molas; el tercero, tipógrafo de confianza que compuso la proclama del movimiento).

            Se acordó consumar los hechos. (Abril 1877).

            Después de frustrados dos veces, el día 12 de Abril, estaban de nuevo citados los conjurados en sus respectivos puestos, en la siguiente forma: en el escritorio de los hermanos Godoy (Villarrica casi esq. Independencia) se encontraban Nicanor, Molas, Franco y Galeano, debidamente armados, esperando el paso del Presidente. Dos cuadras al oeste, calle Alberdi esq. Villarrica, hallábanse Regúnega y Goiburú, este último a guisa de visita en la imprenta de Los Debates, sita en esa esquina, y aquél, parado en ella, aguardando ambos la señal del ataque para reunirse a sus compañeros del escritorio.

            A las diez de la mañana, el Presidente aparece, acompañado de sus edecanes Esquivel y Bentos, cruza la calle Independencia y sigue por la vereda de la emboscada.

            Los conjurados salen resueltamente a atacarlo, algunos metros antes de llegar a la puerta del escritorio, encabezados por Nicanor Godoy, quien, armado de una escopeta de doble caño, con cartuchos fabricados ex profeso, le hace fuego, y lo ve rodar al suelo.

            La ejecución había sido fulminante: Gill estaba muerto.

            Dentro de la rapidez de los hechos, se menciona la fuga de los dos edecanes, uno de los cuales intentó resistir y fue herido. Inmediatamente, se desarrollan las demás combinaciones tramadas por la conjuración. El punto de concentración era la Estación Central.         

            Montados a sus respectivos caballos, que había estacionado cada grupo a su proximidad, se dirigen a este sitio. Los caballos de Godoy y Molas, guardados por un muchacho en frente del escritorio, se habían desbandado con los tiros, yendo a parar el de aquél cerca del cuartel actual de policía, lo que determinó a Molas a saltar en la grupa de Galeano, lanzándose de ahí ambos, en compañía de Franco, por la calle Villarrica.

            Al llegar a la esquina de Yegros, un sargento de la guardia personal de Gill, pretendió sujetar al montado de Galeano y Molas, en cuya ocasión, el animal asustado da en tierra con sus caballeros, aprovechándose de eso el sargento para asestar un hachazo de sable a la cabeza de Molas.

            En eso, arribaban Goiburú y Regúnega, huyendo aquél, y seguidamente, continuaban todos hacia la Estación donde acabara de llegar, por las actuales calles 14 de Julio y Escalada, Nicanor Godoy, montado en su caballo que lograra aprehender milagrosamente en el sitio indicado.

            Con el percance sobrevenido a Molas, se tuvo que cambiar de itinerario, y en vez de dirigirse por el camino de Trinidad, se dirigen en conjunto a Luque, por Manorá, en cuyo paraje encuentran al general Emilio Gill, que venía a la ciudad, y le dan muerte.

            Los conjurados lanzaron aquel día la siguiente proclama:

 

            AL PUEBLO:

            Paraguayos: La hora de la reivindicación ha sonado y es necesario aprovecharla, porque de lo contrario, marcharéis uncidos al yugo que os imponga la tiranía y seguiréis abriendo el surco que ella os hace ejecutar a fin de aniquilaras completamente.

            Ciudadanos: La bandera de los principios, vuelve a aparecer en los oscuros horizontes de la Patria, indicándonos el único punto de salvación: acudid, pues, a sostenerla y haced que brille en todo su esplendor porque sólo así conseguiremos disipar tantos nubarrones que se ciernen sobre el porvenir de la nación.

            Ciudadanos: Todo lo sabéis, para que os repitamos, detalladamente que la revolución ha comenzado debido a los crímenes del traidor Juan B. Gill, el pueblo ya no podía soportar las expoliaciones de todo género que durante su gobierno hizo practicar.

            Paraguayos: La Patria al fin respira con libertad, contemplando el cadáver de sus verdugos; a nosotros toca la tarea de hacer duradera su libertad: so pena de que se os responsabilice de haberla traicionado.

            La Revolución os promete libertad y garantías que habéis menester; a las armas, pues, y venid a conquistar títulos de glorias, combatiendo la tiranía en nombre de las libertades públicas.

            Asunción, Abril de 1877.

 

            MATIAS GOIBURU, José D. Molas.

 

            Posteriormente, apareció impreso en Corrientes el manifiesto explicativo del suceso, conteniendo el proceso de la administración de Gill, refrendado por Nicanor Godoy, Goiburú y Molas, cuyos principales pasajes decían:

 

Doctor Francisco C. Chaves

 

Coronel Juan A. Escurra

 

 

            LOS JEFES DE LA REVOLUCION A SUS COMPATRIOTAS:

 

            Es inmensa la responsabilidad que contraen sobre sí, el pueblo y los hombres, que colocados a la cabeza de los movimientos populares, y representando en un momento dado la voluntad nacional, dejan esterilizar la ocasión, ya sea por pusilanimidad, incapacidad o por ausencia del sentimiento patriótico.

            Las culpables complacencias de Lafayette con la casa de Orleans en la revolución de Julio, cuando de su voluntad dependía la salvación de su Patria, le trajo a la Francia veinte años de tiranía absoluta y el desastre espantoso de la guerra franco-prusiana con que la providencia castigó en aquella nación famosa las faltas de sus hijos.

            La indiferencia del pueblo argentino ante la separación de Rivadavia del gobierno de la República, le costó la dictadura feroz de Juan Manuel de Rosas, y la pérdida de sus más esclarecidos ciudadanos, por el puñal de la mazorca.

            Y la actitud cobarde de los hijos del Paraguay ante el fusilamiento de los patriotas que dieron el primer grito de la independencia, Yegros, Iturbe y Caballero, ha sido castigada con sesenta años de sangrienta tiranía, sin precedente en la historia de los siglos, durante cuyo período tres generaciones de esclavos se han amamantado con la sangre que corría de las arterias de sus padres y hermanos, despedazadas por el látigo del verdugo.

            Juan Bautista Gill es el que ha provocado esta vez la vindicta del pueblo paraguayo.

            Elevado por el azar a la primera magistratura en una noche de orgía en que Satanás quiso reírse del pueblo mártir, su historia desde que pisó las gradas del poder no es sino una serie de atentados, de inmoralidades, de traiciones, de asesinatos, de inconsecuencia, de ingratitudes, de latrocinios y de infamias.

            Fue asesino, haciendo apuñalar en su propia casa al distinguido joven D. Fulgencio Miltos, Diputado al Congreso Nacional, y en las calles públicas en pleno día a los desgraciados Sánchez e Irigoyen.

            Fue ladrón, decretando los monopolios del tabaco y la sal en beneficio propio; y autorizando contratos leoninos mediante sumas de dinero que exigía adelantado, como sucedió en los contratos del maíz y con Segovia, de los novillos con Patri, del ferrocarril con Travassos y tantos otros.

            Fue traidor, traficando con los territorios de su Patria en el pacto de Cotegipe del cual fue uno de los autores principales; así como de las vergonzosas concesiones hechas en pro del imperio con desdoro del honor y la dignidad nacional.

            Fue inconsecuente, abandonando y haciendo la guerra a sus partidarios más íntimos y traicionando a los mismos brasileros a quienes debía todo, no por espíritu patriótico sino porque sus antiguos dueños se resistían a satisfacer su insaciable sed de dinero, como demostró una tarde que pretendió la anexión del Paraguay al Brasil.

            Fue ingrato, persiguiente a los únicos amigos que le habían permanecido fieles en su desgracia, haciendo su defensa durante su ausencia con peligro de sus vidas.

            Fue arbitrario, pisoteando las leyes, infringiendo la Constitución del Estado, restableciendo los pasaportes, amordazando la prensa, proscribiendo el libre pensamiento, interviniendo en asuntos contenciosos ajenos a su jurisdicción o imponiendo su voluntad por la amenaza a los poderes Legislativo y Judicial.

            Fue infame, forjando procesos imaginarios a sus enemigos políticos y a los que no aplaudían ciegamente sus actos vandálicos, encarcelando en calabozos antihigiénicos, a los que eran sospechosos, colocando emboscadas para asesinar o apalear a los que no iban a degradarse a sus antesalas, haciendo azotar a ciudadanos respetables, arrancándoles declaraciones falsas por medio de la tortura, como puede verse en el proceso inquisitorial seguido a los señores Aramburu y Benítes.

            ¿Y qué diremos de los procedimientos inicuos puestos en juego en las últimas elecciones practicadas en Enero?

            Desde el amanecer las mesas electorales estaban rodeadas por soldados disfrazados, oficiales y jefes de gendarmes, armados de puñal: (contra las disposiciones de un edicto policial que prohibía llevar armas el día de las elecciones) con la consigna de impedir al pueblo acercarse a ella como dispone terminantemente la ley de la materia.

            Así es, que los que en virtud de la libertad del sufragio iban a depositar sus votos en las urnas, se veían obligados a hacerlo por intermedio de los agentes del poder, que sólo entregaban a los escrutadores las boletas favorables al candidato oficial, desechando los contrarios. Hacer reclamaciones de estos atentados era exponerse inútilmente a mayores tropelías.

            A un sargento mayor empleado de la Policía, se le ha visto en la Parroquia de la Encarnación, abofetear a un elector y ponerle su puñal al pecho amenazándole con matarle si no le entregaba dos boletos que tenía con el nombre del candidato del pueblo.

            El Dr. Don Facundo Machaín, joven distinguido y uno de los candidatos populares, llegó a reunir las dos terceras partes de los boletos de su distrito, y asimismo no obstante los esfuerzos que empleó no consiguió hacer votar sino a ocho electores, mientras que los del poder votaban nueve y diez veces en cada parroquia.

            En la campaña han sucedido todavía hechos más escandalosos.

            En varios departamentos ni siquiera que era día de elecciones el 21 de Enero del corriente año: y sin embargo el diario oficial anunciaba los diputados y senadores electos en ese punto, así como también aparecieron en su oportunidad las actas para su aprobación.

            Y en Caraguatay y Barrero Grande, porque los jóvenes Rivarola se han presentado a disputar el triunfo, que obtuvieron con facilidad, a los esbirros de la autoridad, fueron denunciados como revoltosos que intentaban turbar el orden y una fuerza de veinticinco hombres mandada por un teniente coronel y dos oficiales se despachó para conducirles presos a las cárceles de la Capital, anulándose enseguida dichas elecciones.

            No es la circunstancia de haberse agotado con el pueblo el catálogo de los delitos y los abusos la que ha hecho sonar la gran hora de la reparación.

            Si el pueblo hubiera tenido la seguridad de que esa época de arbitrariedades, asesinatos y traiciones, había de haber terminado con el Presidente Gill al cumplir su periodo gubernativo, aun se hubiera resignado a tener paciencia y habría esperado.

            Pero Juan B. Gill pertenece a una larga y numerosa familia, llena hermanos, sobrinos, primos y un sinnúmero de parientes.

            La nación paraguaya aún está palpando las consecuencias funestas y tristísimas del reinado de estas oligarquías de familias.

            Gill si hubiera tenido tiempo, habría sido capaz de restablecer el poder de Francisco Solano en su familia.

            Como aquél había principiado a establecer el espionaje oficial, a considerar como un acto meritorio la delación y a perseguir a los pocos paraguayos que piensan con independencia, que tienen estimación por la delicadeza y el honor y el valor de levantar la voz a favor de las instituciones.

            Con un poco más de apoyo en la opinión hubiera hecho fusilar, ya que no consiguió hacerlos apuñalar; y secundado de los pocos que le rodeaban, fácilmente se habría impuesto a la Nación.

            El pueblo debilitado, pobre y harapiento por el salteamiento, se hubiera sentido sin fuerza para luchar con los lebreles de Gill, y éste hubiera logrado asegurar el poder para su raza.

            Los momentos pues eran apremiantes. Era necesario resolverse y proceder con brevedad.

            No era posible prescindir de la personalidad de Gill, autor y sostenedor del sistema que había implantado.

            Las revoluciones anteriores habían dado resultados negativos, porque los aliados que ocupaban militarmente el territorio, habían invocado siempre el principio de autoridad que encarnaban en las individualidades de los gobernantes abandonados y asilados en sus legaciones, para volver a entregarles el mando, arrancado de las manos victoriosas del pueblo.

            Era indiscutible por consiguiente que la persona del gobernante desapareciera.

            No son los contemporáneos, agitados por las pasiones del momento los que han de juzgar con rectitud y desprendimiento, son las generaciones venideras de otras épocas las que han de dar su fallo imparcial sobre nuestro proceder. De ellas esperamos nuestra justificación.

            No nos arrepentiremos nunca de nuestra obra, aun cuando tuviésemos la seguridad de que la ingratitud fuera la recompensa que nos espera.

            Al egoísmo y la envidia responderemos con el revolucionario francés: QUE SEA LIBRE NUESTRA PATRIA Y MALDITOS NUESTROS NOMBRES SI NECESARIO FUERE.

            Asunción, Abril 12 de 1877.

 

            Matías Goiburú, José Dolores Molas, Nicanor Godoy.

 

D. Juan B. Gaona

 

D. Manuel Avila

 

LUCHA DE CANCILLERIAS

 

            Misiones de Tejedor y Jaime Sosa a Río; de Rocha y Derqui, a Asunción -Tratados MACHAIN-IRIGOYEN (3 de Febrero de 1376).

            Hallábase el Plenipotenciario paraguayo Sosa en el Janeiro esperando al argentino, Dr. Tejedor, para iniciar las conferencias de los tratados a ajustarse con la mediación de los Plenipotenciarios del imperio, Vizcondes de Río Branco y Caravellas.

            Después de una prolongada demora del Ministro argentino, debida a las causas ya indicadas, arriba por fin a Río el día 20 de Abril (1875).

            El verdadero motivo que lo determinó a Tejedor a concurrir a la conferencia, fue la seguridad obtenida del Ministro paraguayo de que se entendería con él.

            La siguiente carta confidencial de Sosa a Tejedor, aclara este antecedente:

 

            CONFIDENCIAL

 

            Río de Janeiro, Abril 1° de 1875.

            Excmo. Sr. Dr. D. Carlos Tejedor, Ministro Plenipotenciario de la República Argentina, etc., etc.

            Buenos Aires

            Señor:

            Por una carta que era carácter de confidencial y urgente me dirigió el Sr. D. Salvador Jovellanos, ex-Presidente de la República del Paraguay residente hoy en esa ciudad, he sido impuesto de una conferencia que dicho Señor tuvo con V.E. sobre la cuestión de límites pendientes entre la República Argentina y la del Paraguay y en la cual se sirvió V.E. manifestarle que la realización de los tratados pendía de la desocupación inmediata y total de la Asunción, por las fuerzas brasileras; y habiendo dicho señor asegurado a V.E. que, lejos de oponerse a ello, apoyaría a V.E. le hizo ver la conveniencia de ponernos de acuerdo para llevar a cabo y conseguir hacer ese bien tan grande a uno y otro país; a lo que el Sr. Jovellanos contestó que no tenía duda ser eso mismo mi deseo.

            Termina dicho señor pidiéndome una pronta contestación y recomendándome a la vez escriba a V.E. sobre el particular.

            He deseado siempre ponerme en comunicación con V.E., pero circunstancias ajenas a mi voluntad, no me permitieron hacerlo a pesar mío.

            Hágalo ahora cediendo a la recomendación del Sr. Jovellanos y para ratificar lo que este señor ha referido a V.E. a mi respecto.

            Debidamente penetrado de la importancia de todo cuanto se trató en esa conferencia, cúmpleme manifestar a V.E. con sincera franqueza, que tanto V.E. como su gobierno pueden contar con mi humilde contingente y buena voluntad en todo aquello que de mí dependa, para la consecución de sus grandes y elevados propósitos, que son también, ya que no de los hombres que actualmente dirigen los destinos de mi Patria, con toda seguridad los de la nación paraguaya, y en particular de aquellos que, como elementos más inteligentes, combatieron al lado de la Alianza al tirano López y a los verdugos del pueblo paraguayo.

            No me son desconocidos, señor, los sentimientos generosos y fraternales de la República Argentina para con su hermana la desgraciada República del Paraguay, y es por ello que me asiste la más firme convicción de que la misión de V.E. será coronada del éxito más completo y feliz.

            Respecto a la cuestión de la desocupación total e inmediata debo decir a V.E. que no tiene ya la importancia que tenía antes de ahora, pudiendo decirse que esa cuestión ya dejó de serlo.

            Estoy seguro que ella no será más un obstáculo para la celebración del tratado de límites, porque aun cuando por orden de mi Gobierno debo solicitar por escrito (y solicité ya verbalmente en varias conferencias) del Gobierno Imperial la permanencia de sus tropas en el territorio paraguayo, por el mayor espacio de tiempo posible, se me han hecho ya declaraciones terminantes de que el Gobierno Imperial no puede mantener por más tiempo sus fuerzas en el Paraguay, no tan solamente por los crecidos gastos que demandan y ser por otra parte necesarias para el servicio del Imperio dentro de su territorio, cuanto por el constante y tenaz empeño de la República Argentina en pro de la desocupación.

            Mi Gobierno ya tiene conocimiento de esta resolución del Gobierno Imperial, y convencido de, que ella será un hecho tan pronto como se haya celebrado el tratado de límites, me ha encargado de la compra de armamento de nuevo sistema a fin de estar debidamente preparado para cuando tenga lugar esa transición.

            Si alguna dificultad llegase a surgir en el curso de las negociaciones, V.E. la allanará insistiendo siempre en la desocupación. Oportunamente me explicaré, si bien no me cabe duda que habré sido comprendido.

            El Gobierno Imperial está interesado en que se lleve a cabo cuanto antes el referido tratado. Puede V.E. dar entero crédito a mis palabras porque hablo con conocimiento de causa.

            Desearía entrar en detalles de no poca importancia, pero para ello tendría que extenderme mucho. Creo que con lo dicho basta para que V.E. conozca la disposición en que me encuentro respecto a la persona de V.E. y su Gobierno...

            Con los sentimientos de mi más alto aprecio y respeto hacia la persona de V.E. me suscribo su muy atento servidor.

 

            Jaime Sosa

 

            Los políticos fluminenses, mientras tanto, seguían desapercibidos de las verdaderas intenciones de Sosa, el elegido de Gondín, a quien le creían un instrumento ciego de sus designios.

            Llegado Tejedor a Río, lo primero que le piden a Sosa es que requiera en nota, a nombre del gobierno paraguayo, la continuación del estado de ocupación de la República por las fuerzas imperiales, para que los argentinos no creyeran que era el Brasil el interesado en ello.

            Sosa obedece la consigna, presenta la petición, pero, al propio tiempo, previene a Tejedor de ello.

            Se inician las conferencias, y desde el principio hasta el fin, domina la escena el acuerdo secreto de Sosa con Tejedor.

            Poco a poco, se descorre el velo de la combinación. En la primera conferencia, Tejedor plantea para los tratados la desocupación previa de las fuerzas imperiales y la entrega de la isla de Cerrito, a lo que contesta Sosa que el Paraguay no haría cuestión sobre la desocupación, toda vez que de ella dependiese el ajuste de los Tratados. En la segunda, se conviene que la desocupación tendría lugar en la forma que se estipulase, siempre que la Argentina y el Paraguay llegaran a entenderse, sea por transacción, sea por arbitraje, sobre los puntos discutidos.

            Los Plenipotenciarios brasileños, fiados en la adhesión de Sosa, invitan a Tejedor a tratar en la próxima conferencia sobre los Límites. En la tercera, Opta Sosa por la transacción, a base de la cesión de Villa Occidental, con gran sorpresa de los Plenipotenciarios imperiales, quienes piden la resolución del punto en otra conferencia. En ésta, Río Branco y Caravellos, preconizan el arbitraje, pero ante la indicación de Tejedor, de que ya estaba aceptada la transacción, se concluye porque Tejedor y Sosa se reuniesen separadamente y redactaran el Tratado.

            Con fecha 20 de Mayo, se reúnen así, Tejedor y Sosa, en el Hotel de Extranjeros y firman ad referéndum, los tratados de transacción, que van a continuación:

 

            TRATADO DE LIMITES SOSA-TEJEDOR

 

            Reunidos en Río de Janeiro a los veinte días de Mayo de mil ochocientos setenta y cinco los señores Plenipotenciarios del Paraguay y la República Argentina, con el objeto de celebrar separadamente el tratado de límites pendiente, han convenido en los artículos siguientes:

            Articulo 1° -

            No obstante el tratado del 1° de Mayo de 1865, la República Argentina se dividirá por el Sud y Este de la República del Paraguay por la mitad del canal del Río Paraná hasta encontrar por su margen izquierda los límites del Imperio del Brasil; por el Oeste, por el Río Paraguay desde su confluencia con el Río Paraná hasta la desembocadura del Arroyo Verde, situado inmediatamente al Norte de la Villa Occidental, continuando por el brazo principal del mismo Arroyo hasta la distancia de cuatro leguas en línea recta, por su margen derecha, y desde este punto por una línea paralela al Río Paraguay, hasta encontrar el Pilcomayo.

 

            Artículo 2º.

            Las islas de los Ríos Paraná y Paraguay de los límites expresados serán adjudicadas de conformidad con los principios de derecho internacional con excepción de la isla del Atajo o Cerrito, en la confluencia de los Ríos, que desde ahora se declara del dominio de la República Argentina y de las islas Apipé y Yacyretá en el Paraná, de las cuales la primera seguirá perteneciendo a la República Argentina y la segunda al Paraguay, según lo estipulado en el Tratado de 29 de Junio de 1856.

            Hecho por duplicado en Río de Janeiro a los veinte días del mes de Mayo de mil ochocientos setenta y cinco.

            (Sello Paraguayo) Jaime Sosa - (Sello Argentino) C. Tejedor.

 

 

            CONVENCION ADICIONAL DE DAÑOS Y PERJUICIOS

 

            Artículo 1°.

            El Gobierno Argentino renuncia a favor del Paraguay los gastos de la guerra y daños públicos.

            Artículo 2º.

            Se fija el plazo de un año para que los ciudadanos argentinos perjudicados por la guerra presenten sus reclamos, pasado el cual ninguno será admitido.

            Estos reclamos serán examinados y liquidados por una Comisión mixta que se nombrará dos meses después de canjeadas las ratificaciones y se compondrá de dos árbitros y dos jueces, escogiéndose a la suerte en el caso de divergencia de éstos, a uno de los árbitros, quien decidirá la cuestión sin más recurso. Esta Comisión funcionará en la Asunción.

            La deuda de esta procedencia será abonada por el Gobierno Paraguayo a medida que se vaya liquidando, en bonos a la par, que ganen el interés de seis por ciento y gocen de uno por ciento de amortización al año.

            La amortización se hará a la par y a la suerte, con asistencia del Cónsul Argentino.         

            Los intereses de los bonos empezarán a correr desde la fecha en que se haga el canje de las ratificaciones del Tratado de límites y de este convenio.

            Hecho por duplicado en Río de Janeiro a veinte de Mayo de mil ochocientos setenta y cinco.

            (Sello Paraguayo) Jaime Sosa - (Sello Argentino) C. Tejedor.

 

            Cedíase pues, a la Argentina, a cambio de la deuda de guerra y la desocupación, la Villa Occidental, el Cerrito, las Misiones, resultado que burlaba, por entero, el pensamiento del gabinete imperial que, desde un principio, no había querido cooperar a que la Argentina extendiese sus límites en el Chaco más al norte de la línea del Pilcomayo. Inmediatamente Río Branco, repuesto de la inesperada actitud de Sosa, que se había rebelado con la mayor energía, en el momento preciso, contra sus instrucciones, resuelve desbaratar en Asunción, el triunfo de Tejedor.

            Una cañonera, el Broconot, es despachada de Río, a la Asunción, con notas urgentes al Ministro Pereyra Leal encomendándole provocara sobre tablas la desaprobación categórica por los poderes públicos de los Tratados Sosa-Tejedor e hiciera declarar traidor al Plenipotenciario Sosa, por haberse salido de sus instrucciones.

            Llega a la Asunción la cañonera el 14 de Junio, de mañana, y dos horas después, el Congreso sanciona las medidas requeridas de Río: se desaprobaban los tratados y se descalificaba a Sosa.

            De esa suerte, el éxito de Tejedor volvía a anularse y quedaban en pie las negociaciones, otra vez desbaratadas desde el Janeiro.

            Tejedor lanza un manifiesto ruidoso contra el Imperio, y los diplomáticos de San Cristóbal, lavándose las manos, levantan sus cargos en un memorándum no menos sensacional.

            Crecían entre tanto, en la Asunción, las dificultades del gobierno y del distanciamiento de Leal con Gill.

            Deseoso el nuevo Canciller argentino, Dr. Pardo, que había sucedido a Tejedor, de aprovecharse de ellas, intenta reforzar la obra de zapa del Cónsul Alcorta y envía, con una misión secreta, confidencial, al Sr. Dardo Rocha, cerca del gobierno paraguayo, a fin de proponerle nuevas aberturas a las negociaciones pendientes.

            Encuentra Rocha un ambiente auspicioso en el gobierno; preparado el ánimo de Gill a su favor, por Alcorta, celebran ambos una conferencia a hurtadillas, por miedo de Pereira Leal; conciertan las nuevas bases de un arreglo definitivo, similar al tratado Sosa-Tejedor; baja Rocha a Corrientes, a traer poderes suficientes para tratar como Plenipotenciario y regresa munido de ellos a la Asunción.

            Cambio de frente, aquí, del Presidente Gill.

            Presionado por Pereira Leal, que comenzara a recelar de Rocha, opone una serie de evasivas, que se complican con algunos incidentes fortuitos y ajenos a la voluntad del enviado argentino, y que concluyen por acarrear otro fracaso a las gestiones.

            Se había concertado firmar las bases del arreglo.

            Preséntase Rocha a ese objeto en la casa del Presidente, a la hora convenida, y cosa inaudita, recibe del portero la indicación de retirarse. Va a mandarle Rocha sus padrinos e interviene Alcorta.

            Sábese, al fin, lo ocurrido: Gill se hallaba indignadísimo contra Rocha, atribuyéndole, como una ofensa personal, el desembarco del Dr. Miguel Gallegos a la ciudad, de bordo del cañonero argentino Pavón, en el que lo había acompañado desde la Villa Occidental, bajando luego a tierra con él, no obstante la prohibición impuesta por el Presidente, para una reciente expulsión de Gallegos, de que no volvería a la Asunción.

            Dadas las satisfacciones del caso, se reanudan los trámites, pero al incidente último, en que no parece extraña la intervención de Leal, suceden otros episodios no menos reveladores del estado de indecisión y temor del gobierno.

            Gill no oculta sus inquietudes sobre Leal y receloso de que fuese descubierto por él, insinúa a Rocha y Alcorta la conveniencia de conseguir la aquiescencia de Caballero y Escobar por intermedio del Padre Maíz, alegando no haberles aún informado de nada.

            Visto el Padre Maíz, se compromete a contestar a Rocha en la Villa Occidental, al cabo de unos días, pero sucediéndose éstos indefinidamente y no llegando nunca la prometida contestación, da por terminadas Rocha sus gestiones y regresa a Buenos Aires.

            En eso, cae en el Brasil el gabinete de Río Branco y le sucede el de Caxias-Cotegipe, con el programa de la paz armada contra la República Argentina, haciéndose todavía menos probable el corte final de las negociaciones.

            En la Argentina, por fin, un político moderado y de tacto, el Dr. D. Bernardo de Irigoyen, reputado como el diplomático de mayor equilibrio y ponderación, se hacía cargo de la Cancillería y no obstante la concentración de todas las energías del Presidente Avellaneda en los problemas de orden exclusivamente interno, consigue encarar los negocios internacionales, y especialmente los del Paraguay, en una forma más acertada que sus antecesores.

            Un hecho genuino de la iniciativa paraguaya vino a despejar e horizonte internacional del Plata, nublado desde 1869, con motivo de las negociaciones diplomáticas de la república con los Aliados.

            El Presidente Gill, que había comisionado al Dr. Machaín al Janeiro con una misión confidencial de carácter financiero, solicitando el apoyo del Imperio, para sobrepujar las dificultades económico-financieras de su situación -poco después del rechazo de los tratados Soja-Tejedor-, se impone del fracaso de Machaín en Río, y desespera de sus antiguos protectores.

            Los choques con Pereira Leal se agregan a aquella decepción, amén, de la violenta presión de los espíritus que clamaban por el término de los tratados pendientes y la desocupación de las fuerzas del Imperio.

            Decídese Gill a procurar una inteligencia con la Argentina y a substraerse del Brasil.

            Al efecto, modifica su ministerio, llama a su lado a Urdapilleta, el hombre del momento por su prestigio y energías, y plantea resueltamente la conclusión de los tratados con la Argentina.

            Comisionan Gill y Urdapilleta a Buenos Aires, al ciudadano argentino Adeodato Gondra, emparentado con ellos y hombre de toda su confianza, con la proposición del cambio proyectado.

            Llega Gondra a Buenos Aires, se ve con Rocha, y no obstante las malas impresiones de éste, le convence de la factibilidad del propósito y hace llegar por su intermedio al doctor Irigoyen y al Presidente Avellanada, la noticia de la reacción paraguaya.

            El gabinete de Avellaneda se resiste a tomar en serio y más, a creer la novedad traída por Gondra; no obstante, el Dr. Irigoyen, después de sobrevenir la modificación prometida del ministerio de Gill en esos días, combina con Rocha un modus operandi en que fuese aparentemente ajena la Cancillería, y actuase Rocha como intermediario entre él y el Sr. Gondra, quien debería proseguir sus trabajos en el Paraguay reservadamente con carácter de simple particular.

            Entrega Rocha a Gondra las siguientes bases de un nuevo arreglo: 1.) Línea de Pilcomayo, con la franja de tierra sobre el Río Paraguay comprendiendo la Villa Occidental hasta el Río Verde, cedida en el tratado Sosa-Tejedor; 2.) Renuncia de la Argentina a su crédito de guerra dentro de cinco años si el Paraguay lo pidiera dentro de ese plazo; 3.) Iguales franquicias aduaneras a la yerba, azúcar, café y tabaco del Paraguay, que a los provenientes de la Villa Occidental.

            Regresa Gondra con sus bases a la Asunción, y nuevamente concertado con Gill y Urdapilleta, quienes aceptan en el fondo el arreglo, baja a Corrientes, telegrafía a Rocha el convenio, pidiendo el envío inmediato de un plenipotenciario, en un buque de guerra, para garantía de aquellos.

            En efecto, Pereira Leal, apercibido de la actitud de Gill, había determinado provocar su caída de acuerdo con el general Mezquita, entendiéndose con los descontentos y emigrados para armarle una revolución.

            Amenazas diarias, a cuales más terroríficas, llovían sobre Gill y Urdapilleta de los entretelones la legación imperial.

            Las bases que llevaba Gondra, al pedir la designación del Plenipotenciario, fueron formuladas por Urdapilleta y establecían: 1°.) Aceptación de la línea del Pilcomayo y arbitraje al Norte hasta Bahía Negra; 2º.) Desocupación de las fuerzas brasileras y argentinas; 3º.) Reconocimiento por el Paraguay de las deudas de guerra; 4º.) Un Plenipotenciario y un buque de guerra, para garantía contra los brasileros.

            El 2 de Noviembre es nombrado el Dr. D. Manuel Derqui, Encargado de Negocios de la Argentina en el Paraguay.

            El 13 llega Derqui a Corrientes en el buque esperado, embarca a Gondra y siguen a la Asunción.

            En esos días regresaba Machaín del Janeiro, lleno de escepticismo sobre la misión Derqui, lo que le hace sospechoso a los negociadores, quienes recelan de él que, por rivalidad política con Urdapilleta, habría de obstruir los trabajos.

            Llegan Derqui y Gondra a la Asunción, conferencian directamente con Gill y Urdapilleta y aceptan las bases del gobierno paraguayo, menos la relativa a la desocupación simultánea, sobre la cual tuvo que consultarse nuevamente a Irigoyen.

            Baja Gondra a Corrientes a esperar la última palabra de éste, que llega al fin, accediendo también a la desocupación, solución que zanjaba toda dificultad.

            Torna Gondra a la Asunción y de aquí, a Buenos Aires, con las bases acordadas.

            El gobierno argentino invita entonces oficialmente al Paraguay y al Brasil a una conferencia en Buenos Aires para el ajuste de los Tratados tantas veces fracasados.

            El Dr. Machaín había sido ya nombrado Ministro Plenipotenciario para la celebración de dichos tratados en Agosto y se embarca el 8 de Diciembre a cumplir su misión.

            Su nombramiento, hecho sin conocimiento ni consulta de Leal, había sido otro de los motivos que ahondaron las diferencias entre el primer magistrado y el ministro imperial.

            El Brasil nombró Plenipotenciario a la conferencia de Buenos Aires al Sr. Aguiar d'Andrada.

            Mientras tenían lugar estos preliminares de la conferencia, la situación política del Paraguay, manipulada por Pereira Leal, pasaba por una grave crisis revolucionaria.

            Estaba decretada la ruina de Gill, si no se allanaba a retroceder.

            Las guarniciones del Imperio habían sido reforzadas con fuerzas de Mato Grosso.

            El general Serrano, Molas y otros cabecillas, fueron alentados de tal modo por las maquinaciones de Leal que habían terminado por lanzarse a una campaña armada, en el mes de Diciembre.

            La guerra civil amenazaba la estabilidad de Gill al extremo que éste pensó renunciar y salir del país y fueron necesarias la energía de Urdapilleta y la intervención de Derqui, para disuadirlo.

            Derqui hizo bajar en garantía del gobierno, de la Villa Occidental, varios batallones; le facilitó un préstamo de $ 50.000 argentinos, para gastos de pacificación, obtenido del Banco Nacional de Buenos Aires, bajo fianza del Gobierno Federal y contribuyó en diversas formas a tonificar la moral de la situación y a salvarla del desastre.

            El Ministro Gondín, que se hallaba veraneando en Montevideo, recibe la orden reservada de constituirse en la Asunción y aprovechar el curso de la revuelta para modificar el gabinete de Gill o hacer triunfar el movimiento.

            Se vara en el camino la cañonera en que venía y llega a la Asunción, después del triunfo de las fuerzas legales y el contraste de Serrano.

            Con todos aquellos antecedentes, no era posible ya ninguna desviación de los objetivos paraguayo-argentinos de la conferencia de Buenos Aires.

            Por otra parte, el gabinete de Cotegipe se hallaba abocado a grandes luchas internas y precisaba finiquitar también los negocios internacionales, para darse tiempo de contraer toda su atención en los asuntos internos del Imperio.

            El Plenipotenciario brasileño, Sr. Aguiar d'Andrada, llega a Buenos Aires el 18 de Enero y tres días después, comienza la primera conferencia. El Dr. Irigoyen, actuaba como Plenipotenciario por la Argentina; Machaín, por el Paraguay.

            La misión del Dr. Machaín fue auxiliada eficazmente por D. José Machaín, ciudadano paraguayo de vastas vinculaciones en Buenos Aires.

            Los puntos esenciales de las conferencias versaron sobre Límites, Deuda y Desocupación.

            En el primer respecto el Dr. Machaín obtuvo, sobre la línea del Pilcomayo, el arbitraje hasta el Río Verde y no hasta Bahía Negra; en el segundo, propuso que la deuda nunca sería total ni parcialmente satisfecha con territorio; en cuanto a la desocupación, no volvió a surgir ninguna dificultad por parte del Brasil que por motivos económicos y políticos, deseaba ya retirar sus fuerzas de la República.

            Pero el Paraguay deseaba ganar más en los tratados y el Dr. Machaín debía asegurarles la base del Libre Cambio.

            Para ello, se le exige los límites del Tratado de la Alianza y hubo que discutirse en Buenos Aires, como en Asunción.

            Por fin, el gobierno paraguayo resuelve el 28 de Enero conceder a la Argentina, todo el Chaco hasta Bahía Negra, a cambio del libre cambio por 5 o 10 años y envía a Aceval y a Falcón con esas instrucciones ante Machaín.

            Los nuevos comisionados llegan tarde.

            El 3 de Febrero el Dr. Machaín había firmado ya todos los tratados de Límites, Paz y Amistad con la República Argentina sobre las bases enunciadas.

            Estos tratados fueron canjeados el 13 de Setiembre.

            En Junio, el Brasil desocupa la República; en Agosto, la Argentina, la Villa Occidental.

            El Dr. Machaín renuncia al Ministerio de Relaciones Exteriores el 22 de Noviembre y es nombrado en su reemplazo el Dr. Benjamín Aceval.

            El 13 de Enero de 1877 el gobierno paraguayo, solicita del de los Estados Unidos la aceptación del arbitraje y el argentino, el 25 del mismo mes.

            A objeto de trabajar en los Estados Unidos a favor de los derechos de la República, fue enviado como Ministro residente a D. José Machaín, llevando como Secretario a D. José Segundo Decoud.

 

 

Dr. Pedro P. Peña

 

Doctor Antonio Sosa

 

Marcos Morínigo 

 

José Urdapilleta

 

 

PRESIDENCIA DEL SR. HIGINIO URIARTE

12 DE ABRIL DE 1877 - 25 DE NOVIEMBRE DE 1878

 

            En el mismo día del asesinato del Presidente Gill, el Vice-Presidente, Sr. Higinio Uriarte, asumió el mando, dirigiendo un oficio al Congreso en los siguientes términos:

 

            Asunción, Abril 12 de 1877.

            Presidencia de la República del Paraguay Ciudadanos Representantes de la Nación:

            El criminal acontecimiento que acaba de sorprender a todos los habitantes de esta capital, que por primera vez en los anales de la historia del Paraguay han visto sus calles ensangrentadas por el cadáver del primer magistrado de la República, me ha obligado a asumir acto continuo el mando Superior de la Nación con arreglo al Art. 88 de nuestra Constitución, a fin de que el país se salve de la anarquía en la cual quieren envolverlo los enemigos del orden.

            Os adjunto para vuestro conocimiento el bando que en este momento acabo de mandar publicar.

            Al propio tiempo os adjunto también un Decreto declarando en estado de sitio la República, a fin de que el P. E. tenga la suficiente libertad de acción para velar por los intereses de todos los habitantes, amenazados seriamente, si con mano firme no se logra mantener el imperio de la ley.

            La gravedad de este asunto no requiere que os recomiende su urgente despacho, pues vuestro patriotismo haciéndoos comprender el peligro que corre la Patria, os dictará sin duda una resolución inmediata.

            Higinio Uriarte, José Urdapilleta, Benjamín Aceval, Bernardino Caballero, Cándido Bareiro, Patricio Escobar.

            Quedaba, íntegramente, el gabinete anterior:

            Interior - Urdapilleta.

            Guerra y Marina - Escobar.

            Relaciones - Aceval.

            Justicia C. e I. Pública - Caballero.

            Hacienda - Bareiro.

            La primera preocupación del nuevo orden de cosas es sofocar la revuelta, inaugurada con la muerte de Gill.

            Los promotores del movimiento estaban en combinación con Rivarola y se proponían convulsionar la campaña, en compañía del incansable ex-Presidente que seguía conspirando desde la Cordillera.

            Aquella guerra civil estaba llamada a cerrar un vasto ciclo de la vida pública paraguaya, epilogando la hegemonía definitiva de los caudillos militares del 74.

            Traía el cuarto de hora de los desenlaces fatales de la política, el nudo desatado de las intervenciones extrañas sobre el gobierno de la República, que decretaran, en 1870, la inmolación del elemento civilizado del país, para consumación inevitable de sus designios.

            Los sucesos se precipitan, unos tras otros, y se encadenan, bajo aquella dura ley de causalidad histórica, que parece tejer, detalle por detalle, los dramas de sangre que van a desarrollarse.

            El Vice-Presidente Uriarte no es sino una sombra en el gobierno; sin responsabilidad personal propia, se reduce a refrendar con su firma la obra de los ministros adueñados de la situación.

            Guerra a muerte a los insurrectos, es la consigna del primer momento.

            Se declara el estado de sitio y se envía al general Genes a perseguirlos.

            Algunas horas después del suceso, los insurgentes se apoderan de Luque y su guardia de policía; convocan a la población, participándole el pronunciamiento habido y forman un plantel de 25 hombres armados para abrir la campaña y juntarse con Rivarola, hecho lo cual, prosiguen hacia Areguá.

            En el camino, apresan el convoy de tren de pasajeros que venía de Paraguarí, pero en momentos de pararse la máquina, al otro lado del arroyo Yuquyry, que estaba desbordado, y de organizar a nado Goiburú el pasaje de su gente, apareció la fuerza gubernista que iba en su persecución.

            Se escapa Goiburú sobre su caballo, más con tan poca suerte que, a los primeros saltos, el animal lo tira sobre la vía, rompiéndosele allí una clavícula, mientras se contenía a tiros la tropa enemiga.

            De Areguá, despachan a Regúnega a Barrero Grande, ante Rivarola, a quien lo encuentra el 14 de madrugada en el paraje de Carey, (Barrero Grande) donde vivía oculto, informándole de todo lo sucedido.

            Inmediatamente se pone Rivarola en movimiento y para la tarde del 15, en que llega Goiburú a Barrero con unos cien hombres, ya tenía reunido un contingente de 300 ciudadanos, armados irregularmente.

            Con aquella base de operaciones, inmediatamente, Rivarola y Goiburú, vienen sobre Pirayú, donde acampaba el ejército del general Escobar, con número y armas doble veces superiores.

            Tuvo lugar el combate entre las dos fuerzas a las 4 de la tarde del día 17 de Abril, con resultado adverso para los revolucionarios, que fueron desbandados sobre el campo de la acción, escapándose sus cabecillas mediante la obscuridad de la noche sobrevenida.

            Rivarola torna a sus guaridas de Barrero, donde vive invisible; Mariano Galeano, en momentos de espiar con Molas la llegada de una canoa a la orilla del río Paraguay, que debía llevarlos a la Villa Occidental, es aprehendido por agentes policiales, el 16 de Abril; dos días después, Molas, que logró escaparse en dicha ocasión, se entrega voluntariamente preso, en un estado desesperante de su salud; Goiburú cae en las picadas de San José, en una celada de las fuerzas legales, el 22 de Abril, siendo allí mismo asesinado; Regúnega es apresado el 1° de Mayo en Piray (Departamento de Villa del Rosario), y remitido a la Asunción, como igualmente José Dolores Franco, en Yabebyry, el 7 de Mayo, en ocasión de intentar también pasar el río Paraná.

            Nicanor Godoy había logrado ocultarse en Itá, y ganar después la Villa Occidental y Corrientes, sano y salvo.

            La herida de Molas cambió el curso de las operaciones, restando al movimiento campal proseguido por Rivarola y Goiburú y desbaratado en Pirayú, la acción personal del jefe más reputado; hecho casual que hubo de ocasionar la postergación de la campaña, a pedido de Godoy, para otra oportunidad, a no ser la insistencia de Goiburú que a todo trance quiso continuar el plan insurreccional.

 

 

EL TERROR

 

            Quedaba, pues, sofocada la rebelión. En poder del gobierno, los principales prófugos; Rivarola, perseguido de cerca y oculto en las selvas de Barrero; Goiburú, asesinado; Godoy, fuera del país; de hecho reinaba ya la paz de los sepulcros, como consecuencia de aquella derrota general de los alzados.

            El 5 de Mayo publica Uriarte una proclama, refrendada de su gabinete, anunciando la pacificación absoluta del país, con protestas de ajustar su gobierno a la práctica de las leyes.

            Pero he aquí que los nuevos mandatarios se encontraban librados a sus exclusivas inspiraciones, en la plenitud de su poderío.

            Ya no tenían a su lado los políticos del Imperio, listos para librar a sus entenados de los excesos primitivos de la violencia; y los instintos sordos del elemento atrasado, adueñado al fin radicalmente de la cosa pública, estallan, sin freno ni medida, en la dirección política del gobierno.

            Los caudillos, armados y recelosos, no están contentos con la represión legal de la revuelta; no ven asegurado su porvenir, el usufructo vitalicio del poder, a que aspiran con todas las fuerzas de sus sentidos, mientras, por ahí, alentasen aún los restos vivos del espíritu paraguayo capaces de polarizar las ansias reaccionarias de las generaciones nuevas.

            Aumenta la cavilosidad de Caballero, Escobar y Bareiro, el hecho, para ellos gravísimo, de que los presos políticos hayan recurrido al Dr. Facundo Machaín, para encomendarle su defensa ante los tribunales ordinarios.

            El abogado escogido por los procesados políticos, no era un jurisconsulto anodino y arrinconado por las sanciones de la vida pública; seguía siendo la figura del ciudadano embanderado del liberalismo de 1870, un punto de mira y de atracción constante de sus compatriotas.

            Y justamente, Machaín desoye las advertencias múltiples de amigos, parientes y extraños, de no aceptar el mandato recibido de los presos políticos, para evitar persecuciones de los hombres imperantes, por un rasgo de entereza moral, que le hace preferir el cumplimiento de un deber aparentemente profesional, pero en el fondo profundamente humano, antes que abandonar a su suerte a aquellos reos políticos sin ventura, víctimas de las exaltaciones hirvientes de las luchas civiles, para quienes sabía que no iba a encontrarse, excusándose él, defensor ni patrocinarte alguno.

            Llegaba para el círculo neto del bareirismo la hora culminante de realizar su programa inicial de 1869 y 1870, hasta entonces trabado por las combinaciones eventuales e imprevisibles de la política.

            Estaban en juego los mismos protagonistas del año clásico, que agrupara, en dos bandos definidos, las corrientes de opinión del nuevo Paraguay; por un lado, Bareiro y los generales armados de las fuerzas de línea; por otro, el ex-Presidente del 31 de Agosto y el espíritu de resistencia y de tradición liberal que seguía representando, a despecho de las transacciones habidas.

            Los eminentes servicios prestados al país por el Dr. Machaín en su vida pública ejemplar, su actuación, como Ministro Plenipotenciario para los tratados últimos de Buenos Aires, que libran la República de la ocupación extranjera y reducen a más de la mitad de nuestro Chaco la zona sometida al arbitraje; su probidad, reconocida por admiradores y adversarios; su ilustración, en fin, perfilaban en él, al leader del porvenir, llamado a modificar por la gravitación natural de su personalidad la marcha del gobierno de la República.

            Su intervención en el proceso de los presos políticos, empeñaba además, en beneficio de éstos, la observancia de alguna legalidad, y era lógico esperar que la mayoría de ellos concluyese por salir de la cárcel, condenados a lo más a la pena de destierro, a tenor de las leyes vigentes.

            Todos estos antecedentes engendran en la mente del gobierno un plan simplista de eliminación, por el asesinato, de los hombres considerados como centros de resistencia popular, único medio para sus directores de asegurarse la dominación vitalicia del poder a que aspiraban.

            Incubado así el propósito eliminatorio de las alturas, se arraiga día por día, cobra proporciones diversas, según las circunstancias que lo favorecen, ya abarca solamente un hombre, ya a un grupo de hombres, hasta que, por último, se concreta resueltamente contra Machaín y sus defendidos de la cárcel.

            Faltaba solamente excogitar el procedimiento y aprovechar los momentos propicios para la consumación de los hechos.

            No era posible acometer de frente la empresa del asesinato, en vasta escala, proyectada secretamente contra los nombrados ciudadanos.

            Transcurre el mes de Mayo, tras el vencimiento de la revuelta, en medio de la expectativa de los espíritus por la vuelta a la normalidad completa.

            El 3, había cesado el estado de sitio; y algunos días después, en el Congreso, asomaban síntomas de agitación independiente. Una interpelación se promueve al ministro de Hacienda, requiriendo esclarecimiento sobre inversión de fondos del presupuesto para reprimir el último movimiento; un proyecto de ley se abre paso, a pesar de acaloradas oposiciones, exigiendo que ningún ministro del P. E. pudiese aceptar ni lanzar su candidatura a la Presidencia de la República, sin previa renuncia de su puesto, seis meses antes de las elecciones.

            Los hombres bien intencionados del momento, sin distinción de antecedentes políticos, procuraban a la vez tender entre sí vínculos de comunión espiritual y desinteresada, como recurso patriótico, aconsejado por los graves peligros de una anarquía mayor y de una incertidumbre total del porvenir de la República.

            Bajo aquella preocupación vaga y anunciadora ya de las perspectivas inquietantes que presentían los hombres ajenos a la responsabilidad inmediata del gobierno, se lleva a cabo, el día 20, (Mayo) una reunión en la casa de los Sres. José de León y José A. Iturburu, con el objeto de constituir un club -que se denomina Sociabilidad paraguaya- llamado a desarrollar el programa de cultura, de concordia y de defensa común de los intereses patrios, por encima de todo personalismo, que interesaba a sus iniciadores. Concurrieron a dicha reunión los siguientes ciudadanos. Dr. Facundo Machaín, Francisco Guanes, Ángel y Otoniel Peña, José Segundo y Adolfo Decoud, Salvador Rivarola, Daniel Iturburu, Adolfo Saguier, José Tomás Sosa, José G. Granados, Juan González, Hilario Amarilla, José Marín, Juan León Corvalán.

            Con aquellas inobjetables manifestaciones del espíritu de asociación cultural y civil, a que se incorpora desde luego el Dr. Machaín, se abre una esperanza a la opinión intranquila y sedienta de paz.

            No se hacía propicia aún la coyuntura para desplomar el golpe de maza pendiente sobre las cabezas sentenciadas.

            Algunos hechos, al parecer aislados, habían descubierto ya, sin embargo, la efervescencia del terrorismo en acecho.

            El 7 de Mayo, el ciudadano Antonio Esteban Núñez, preso de la cárcel, donde purgaba el delito de haber intentado salvar en una canoa a Molas y Galeano, en ocasión de su frustrado pasaje a la Villa Occidental, aprovecha facilidades simuladas que se le suministran para evadirse, se arranca los grillos, baja el barranco del río, y allí es atacado, apuñalado y muerto por soldados que le salen al encuentro. Pocos días después de aceptar el Dr. Machaín el mandato conferídole por Molas y los presos políticos, de asumir su defensa, es citado a la Policía, con pretexto de averiguar si era cierto que había él manifestado que la persona que defendiere a Molas sería apuñalada.

            Así las cosas, en el seno del gobierno, no estaban tampoco del todo definidas las posiciones de los ministros.

            Urdapilleta evidentemente no podía equilibrarse con Bareiro, quien, a los 9 años de actuación incesante y de aspirar sin tregua a la primera magistratura, encontraba al fin el camino expedito para viar su candidatura, y no veía cómo deshacerse de aquel posible rival.

            Surge la primera dificultad, a fines de Mayo; renuncia Urdapilleta y luego vuelve a su puesto, por agotarse la contemporización con él, en precaución de dificultades mayores.

            Pero el ambiente caldeado de las alturas, contagia pronto a todo el país; fenómeno que precipita los acontecimientos luctuosos que premeditaba el oficialismo.

 

 

MARTIROLOGIO DEL Dr. MACHAIN Y LOS PRESOS POLITICOS

LA MASACRE DE LA CÁRCEL (29 DE OCTUBRE DE 1877)

 

            Mientras proseguía el sumario de los presos políticos, y el Dr. Machaín encauzaba la defensa de ellos en los términos de una vigorosa impugnación de las trabas que se le suscitaban, fue creciendo la expectativa pública en torno del eminente y abnegado jurisconsulto que se animaba a afrontar aquella excepcional situación, sin más fuerza que el poder de la ley y de sus virtudes cívicas, frente a las amenazas confabuladas del triunvirato adueñado de la República, a la sombra del Vice Presidente Uriarte: Caballero, Bareiro y Escobar.

            Lejos estaba del ánimo del Dr. Machaín apartarse de la senda exclusivamente jurídica de su cometido; pero de tal manera las intrigas, las indignaciones al principio sordas y luego manifiestas, la misma provocación de las autoridades, la presión irresistible de los hechos, fomentados intencionalmente desde la emboscada gubernativa, se combinan a su derredor, hacen de él, sin quererlo, la figura motriz de las agitaciones todas del momento, que ya no fue posible escapar a la red de la tragedia que le estaba tendida, hacía rato, por sus émulos tradicionales.

            Todavía van a pasar muchas escenas, antes de descorrerse el velo final del duelo.

            El descontento no estaba segado en la oposición,

            En el mes de Julio, el ex-convencional mayor Marcelino Gamarra, propone a Rivarola un levantamiento sobre la base de sublevar el cuartel de Artillería y Escolta de la Asunción, por intermedio de algunas clases y tropas que decía contar en dicho cuerpo. Es descubierta la conspiración y el día 17 reducido a prisión Gamarra, reputado a la sazón como uno de los admiradores más exaltados del Dr. Machaín.

            En Agosto el gabinete se modifica notablemente, quedando a rienda suelta la obra del círculo imperante.

            El Dr. Benjamín Aceval es nombrado el 3, Ministro Plenipotenciario a los Estados Unidos en misión especial para informar al Presidente Hayes, antes del fallo arbitral, sobre los derechos de la República a la zona litigada del Chaco.

            Urdapilleta renuncia de nuevo y se retira definitivamente del ministerio del Interior, rompiendo las últimas ligaduras que le unían a la situación. Le reemplaza Caballero. Son nombrados los señores Juan A. Jara y Adolfo Saguier, Ministros de Relaciones y de Justicia, respectivamente.

            En el mismo mes, se escapan de la cárcel, cuatro reos ordinarios de una celda que daba frente a la de Molas, con quien estaban combinados, desistiendo este último, a última hora, de la evasión.

            Aproximábase, a todo esto, el término del proceso y su elevación al Tribunal de Jurados, donde las dotes de Machaín acabaran de obtener un triunfo sensacional en la causa del reo italiano Antonio Scotto, condenado a muerte en el primer Jurado, y absuelto mediante él en el segundo; antecedente que descartaba a favor de los presos políticos otro triunfo irresistible del orador.

            El 5 de Setiembre tiene lugar el sorteo de los jurados que debían entender en la causa de los defendidos de Machaín; concurre éste al acto, como asimismo, custodiados por un piquete de soldados al mando del capitán Faustino Vargas, Molas y demás complicados en la muerte de Gill.

            Del sorteo, viene el capitán Vargas a la Policía y formula denuncia de que el Dr. Machaín había manifestado que Cirilo Antonio Rivarola se encontraba en la ciudad.

            Citado al día siguiente a la Policía, Machaín rechaza la imputación del denunciante, a todas luces instigado por los maquinadores que espiaban noche y día el momento de complicarlo con la justicia; hace la salvedad de deponer en esa emergencia solamente por deferencia y respeto a las autoridades, fuera de toda jurisdicción legal, y dice: Que lo único que él había manifestado, respecto a Rivarola, es que si salía sorteado para el Jurado, creía que concurriría, ignorando, por lo demás, su paradero.

            Entonces, dos testigos policiales, instruidos ex profeso, vuelven a contradecir esta declaración de Machaín y deponen a su vez, ratificando la denuncia del nombrado Vargas.

            La Policía remite estos antecedentes al Ministerio del Interior, y al fin, el general Bernardino Caballero, ministro titular de la cartera, previo acuerdo del gabinete, produce un decreto ordenando la prisión del Dr. Machaín, por supuesto delito de encubrimiento del insurgente Cirilo Antonio Rivarola.

            Cúmplese la orden y el Dr. Machaín recurre al Superior Tribunal pidiendo amparo contra el atropello del ministro del Interior.

            El Superior Tribunal pasa la denuncia del Dr. Machaín al Juzgado del Crimen, a cargo del Sr. Hilario Amarilla, y el Juzgado pide informes al Jefe de Policía, general Genes, sobre el caso del recurrente.

            La Policía contesta simplemente que el Dr. Machaín se hallaba preso por orden del ministro del Interior, general Caballero.

            El Juez Amarilla, calificando la actitud de dicho ministro de desconocimiento de su jurisdicción, eleva los antecedentes al Superior Tribunal, el cual promueve los esclarecimientos y pide la remisión del sumario ministerial.

            Recién el día 12, el ministro del Interior remite al Juzgado del Crimen el sumario, e inhibiéndose a su vista el Juez Amarilla, pasa a entender en él, como Juez ad hoc, el señor Juan G. González, Juez de Comercio, quien, sin más trámite, decreta sin valor legal todo lo obrado, acepta la fianza de los Sres. Ildefonso Machaín, Juan Guanes, J. Toribio Iturburu y Carlos Loizaga a favor del Dr. Machaín, y ordena su libertad.

            El Fiscal del Crimen, capitán Domingo A. Ortiz, solicita del Juez González reposición del auto de libertad; pero el recurso es desestimado, y en consecuencia, puesto en libertad el Dr. Machaín, el día 13.

            Mientras tanto, diversas incidencias, relacionadas con la prisión del Dr. Machaín, descubrían la agitación de los ánimos y el encarnizamiento de las persecuciones desbaratadas.

            El nuevo ministro de Justicia, Adolfo Saguier, remite un oficio al Superior Tribunal, significando que el sorteo de los jurados del día 5 ha sido un desorden.

            El Tribunal levanta un sumario aclaratorio con este motivo; se llama a declaración a las personas presentes en el acto del sorteo y unánimemente afirman y ratifican la deposición anterior de Machaín en la Policía.

            En el Congreso, una enérgica interpelación, promovida por el diputado Ángel Peña, llama al ministro del Interior a rendir cuenta de los medios penales aplicados, fuera de la competencia judicial, contra el Dr. Machaín, concurriendo Caballero, Bareiro y Saguier a sostener en la Cámara la legitimidad del procedimiento.

            Aquellas agitaciones tienen la virtud de poner más aún de resalto la popularidad de Machaín y el enardecimiento de sus adversarios.

            Para el abogado y hombre público representativo que, sin quererlo, iba generando en tomo de su actuación una masa militante de entusiasmo popular, la libertad recuperada, equivale, más que a la inocencia, a una victoria ganada sobre el gobierno, y para éste, podía ser el indicio de contrariedades indominables.

            Un proselitismo espontáneo cerca de Machaín; adictos de todas clases fórmanle un círculo numeroso y creciente en el que, habilidosamente, introduce la Policía sus elementos, disfrazados de terribles revolucionarios o de "hombres de confianza".

            Entre los adeptos más activos del círculo así formado figuraban, de buena fe, D. Miguel Carísimo, el médico Francisco Galeano, joven ardoroso de una rara energía cívica, Manuel Y. Frutos, capitán Juan Caballero, el ex-diputado Juan J. Alvarenga, Simón Sugasti y otros, fuera de los elementos policiales que se agregan, en cumplimiento de sus consignas secretas.

            La indignación da alas al grupo reaccionario y se mezclan traidores refinados con sus hombres sinceros, caldeándose así, artificialmente, la protesta contra los últimos atropellos de la situación.

            De ahí, todo marcha a designio de la emboscada gubernativa, preparada desde Mayo: el médico Galeano, animado por los gestos de decisión del grupo y las instigaciones dobles, disfrazadas de intenso oposicionismo, cae en la tentación, y propone a los amigos del Dr. Machaín un movimiento armado contra el gobierno en combinación con Cirilo Antonio Rivarola.

            Aceptada la idea por este último, es informado de ella el Dr. Machaín, quien se limita a conocer el plan.

            Quedó convenido entre Galeano y Rivarola, en una entrevista celebrada en Pirayú, que el movimiento se llevaría a cabo con contingentes armados, remitidos en grupos por Rivarola a la Asunción, para el día que se fijare.

            De todo esto, como queda dicho, conocía la Policía, mediante los factores falsos que atizaban su preparación.

            Por su parte, Molas había sido persuadido de que no saldría vivo de la cárcel por otros agentes del gobierno, fingiéndose grandes amigos de él, y que le ayudarían por todos los medios a evadirse, con el concurso de la misma guardia carcelera.

            Fueron vistos algunos soldados y clases de ésta, a nombre de Molas, produciéndose así la deseada conspiración del temido caudillo prisionero.

            Una mujer llamada Petrona Velazco, amiga de Molas, es el agente principal de los trabajos de liberación por medio de la guardia; por manos de ella corre el hilo de las comunicaciones, de las noticias, y de los estímulos pecuniarios de las tratativas.

            Pero, crúzanse entre aquellos pasos, igualmente, los agentes de la celada cada vez más próxima; traidores irresponsables, que la desesperación acogía como ángeles tutelares de la vida.

            En la mañana del día 15 de Octubre, el médico Galeano anuncia al Dr. Machaín que se esperaban, ese día, últimas noticias de Rivarola para consumarse el golpe a la madrugada.

            Al obscurecer, llega una mujer chasque de parte de Rivarola ante Galeano, pidiendo postergación de los hechos, a causa de la escasez del tiempo disponible y la excesiva claridad de la luna.

            Infórmanse los amigos de Machaín y él mismo, de la novedad y todo parecía marchar naturalmente.

            De pronto, antes de transcurrir ni dos horas, la Policía procede a aprehender en la ciudad a todos los amigos de Machaín y éste recibe intimación, a su vez, de darse preso en su propio domicilio, donde se le deja esa noche con centinela de vista.

            ¿Qué había ocurrido?

            Las escenas siguen aclarándose y se suceden rápidamente.

            Para las diez de la noche, un vasto sumario estaba instruido a los nuevos presos, con intervención del Juez del Crimen, y varias declaraciones se habían producidos, delatando resueltamente el movimiento y comprometiendo en él, con especialidad, al Dr. Machaín.

            Esta vez, el procedimiento policial daba un golpe certero y quedaba el distinguido hombre público cogido en las redes de sus enemigos.

            Al día siguiente, se le conduce preso a la Policía, igual que al ex diputado Juan José Alvarenga. Entre la serie de los presos de esa noche figuraban: el médico Galeano, Sugasti, Octaviano Rivarola, Feliciano Aquino, Ramón Melgarejo, etc.

            Cinco días después, Machaín es remitido a la cárcel, para dejársele en compañía de los demás presos políticos, de modo que las medidas proyectadas pudieran alcanzarle allí, en el mismo lugar, tiempo y circunstancia, que a Molas y demás compañeros.

            Había el peligro de que permaneciendo el Dr. Machaín en el Departamento de Policía, escapara de la masacre de la cárcel, fijada ya para pocos días después.

            Ante la situación producida, que desbarataba por fin enteramente, la realización del anunciado jurado de los presos políticos, y privaba de nuevo de su libertad al Dr. Machaín, éste y sus amigos recurren a los Tribunales y tratan de defenderse. Aquel asume su propia defensa; los demás nombran sus respectivos defensores.

            Empezaban a correr por la ciudad, diariamente, los anuncios de un asesinato en masa de los presos políticos.

            Machaín no les da crédito alguno y se siente tranquilo, segurísimo de su vida y de su libertad, no concibiendo que el gobierno de su país, pudiera alimentar a su respecto intenciones que no se atrevió a abrigar ni el Dictador Francia contra sus procesados del año 20, de asesinarlos dormidos.

            Molas, en cambio, cree a pies juntillas en las versiones y presiente su fin, por lo que se decide a llevar adelante los trabajos hechos con la guardia para la evasión, cayendo también en los líos que se le tendían.

            El día 24, el Dr. Machaín, recibe dentro de un ramo de flores, que le remite la Petrona Velazco, una esquela en que ésta decía haber sido avisada por doña Pabla Garcete, suegra del general Escobar, que la noche anterior se había resuelto en consejo de Ministros el asesinato de Machaín, Molas, Galeano y otros, en la misma cárcel.

            Aquel estado de espíritu se hace insufrible a Molas, quien prosiguiendo los falsos trabajos de la guardia y sin sospechar el conocimiento de la Policía, combina con los clases comprometidos, el día 28, llevar a cabo, después de medianoche, el pronunciamiento.

            Pero los contra directores ocultos del plan, aseguraron las medidas que impedirían moverse a Molas. Producida la tentativa, a la hora convenida, las llaves de la puerta de su celda no se encuentran, porque habían sido cambiadas por otras en la Policía; ni el agua fuerte, que se facilita a otros para limar sus grillos, hay para él, porque estaba toda derramada. Así, el temido caudillo, alzado por su ingenuidad o desesperación, se ve llevado y engrillado en su celda, cuando ocurre el pseudo motín de esa madrugada, y cuando sus compañeros le abren la puerta de la celda, tras inauditos esfuerzos, continuará engrillado y sin medios de arrancarse sus grillos por falta de agua fuerte, hasta que tiene lugar la llegada del piquete exterminador de la Escolta.

            Los hechos se habían producido en la siguiente forma: a las dos de la madrugada del 29, previa consigna antecedente, el oficial de guardia deja tomar su fuerza por algunos clases que ponen en libertad al preso político mayor Marcelino Gamarra, como primera fase del motín policial, y luego a otros.

            Inmediatamente avisada la Policía, que estaba acechando la señal del movimiento, lanza unos cohetes anunciadores al aire, y acto continuo, se despliega una serie de disposiciones militares contra la cárcel.

            El mayor Cristaldo Luis, al frente de su destacamento de la Escolta, escogido y listo para el efecto, y el mayor J. González (alias Chapí) con Marcos Riquelme, a cargo de la gendarmería policial, son despachados sobre el lugar supuesto de la asonada; dividen su fuerza en dos y avanzan haciendo fuego a discreción por las actuales calles Buenos Aires y Comuneros.

            Los presos se habían dispersado unos cuantos; Otros, por orden de Molas, habían intentado resistir, hasta que al sentir la llegada de las tropas de Cristaldo y González, volvieron casi todos a ganas sus celdas, incluso Molas, que continuaba con sus grillos.

            Se hacen cargo el piquete Escolta y la gendarmería policial, de la cárcel, y allí, comienzan a asesinar en masa a los presos, como se había anunciado en la población.

            Fueron así expeditivamente muertos: el comandante José Dolores Molas, engrillado, con catorce heridas de balas, puñales y sables; el médico Francisco Galeano, con cinco heridas de bala, espada y puñal; el ciudadano José Dolores Franco, con cuatro heridas de bala y un bayonetazo que le atravesó el costado derecho; el reo italiano Scotto, defendido y absuelto en un reciente jurado por Machaín.

            Terminadas estas ejecuciones, se procedió a buscar al Dr. Machaín, que se encontraba encerrado en su pieza y había permanecido ajeno a los hechos desarrollados desde la madrugada.

            Se le da también muerte en su pieza, con un puntazo de espadín en la yugular izquierda del pescuezo y varios balazos en el pecho, siendo luego saqueado.

            El Sr. Ángel Peña, diputado nacional en aquella época, ha descrito la escena de la muerte de aquel ilustre ciudadano, así como el momento social y político que la presidía, en la siguiente carta dirigida a un hermano del extinto.

 

 

            RELACION DEL SR. ANGEL PEÑA SOBRE LOS HECHOS DEL 29 DE OCTUBRE

           

            Asunción, Diciembre 25 de 1877

            Sr. D. Raimundo Machaín:

            Clarita relatará quizás mejor que yo los pormenores del suceso y lo que podría yo hacer escribiéndote no sería nada, pero no obstante te daré datos, que con tu fácil comprensión deducirás los hechos.

            El hecho es que todos los días venían a delatar al gobierno que los presos Molas, etc., etc., querían evadirse y en consejo de ministros se resolvió que si intentasen, les dejasen hacer y cuando lo perpetrasen hiciesen lo que quisieran; uno de los Ministros no estuvo conforme con esto y fue Jara y los otros quisieron; pero Caballero y Saguier convinieron precipitar los hechos y por intermedio de un sargento se le ofreció a Regúnega limas y agua fuerte, pero con la condición de no pasarlo a Molas ni a otro y así sucedió que derramaron el aguafuerte y a última hora le entregaron la lima como para hacer constatar el hecho.

            Cuando les permitieron el escape a Regúnega y Gamarra para hacer la farsa vinieron de la Escolta 60 hombres y empezaron a hacer fuego en el callejón de la Catedral, así como por la calle de Caapucú.

            Esta fuerza la mandaba el comandante Cristaldo yendo con él Marcos Riquelme.

            Hubieron dos heridos de la Escolta pero a consecuencia de los fuegos que hicieron los de la calle Caapucú con los del callejón de la Catedral.

            Al entrar en la cárcel se dirigieron al cuarto de Molas que estaba llaveado y abrieron la puerta y en el cuarto le tiraron unos tiros después lo sacaron afuera y le pegaron hasta 29 balazos y 6 hachazos uno en la cabeza (y le dijeron al pegarle: éste es el que te va a salvar como la vez pasada) y en los hombros, y brazos y un puntazo en las partes.

            Después se dirigieron a donde estaba Scotto y lo sacaron de un brazo y lo fusilaron y después a Franco y en seguida a Galeano que le tiraron por la ventana de la cárcel y al reconocer a Marcos le dijo a éste: Marcos, ¿por qué permites que esto se haga así? y el otro contestó: peyucá catú pe aña ray. (Mátenlo a ese hijo del diablo).

            En todo esto las tropas como oficiales se cebaron en los cadáveres de los fusilados y algunos de ellos tenían grillos, como ser Molas, Franco y Galeano, poniéndolos después a los rayos del sol hasta las doce, lo mismo que a su hermano.

            Concluyeron con esos fusilamientos y se formó la tropa cerca de la prevención y enseguida comenzaron a dar alaridos los soldados. Yayucata pe iñaranduva ya echa oicovepa. (Matemos a ese sabio a ver si resucita) y a esto Marcos Riquelme se desprendió con un farol y se dirigió el cuarto del Dr. y alumbró el cuarto y Facundo estaba en calzoncillos y en camisa y siguieron a Marcos seis soldados a indicación de Cristaldo y por la ventana le cerrajearon un tiro y le pegaron y Facundo gritó: "No me maten que alguna vez seré útil a mi país", y abrieron la puerta y le cerrajearon otro balazo, cuando se incorporaba en la cama y cayó otra vez y enseguida aquel correntino que andaba con el jefe Político con un espadín del jefe diciendo estas palabras: "No manói gueterí ya yucamandi de una vez ", (Aún no ha muerto; matémosle de una vez) le pegó un puntazo y le atravesó el pescuezo yendo a dar hasta la almohada.

            Este correntino es aquel que pegó una puñalada en Luque, que es un asesino.

            Concluido este salvajismo comenzaron el robo y saqueo de lo que tenía Facundo; le sacaron el reloj, las pulseras, los botones, la cartera, lapicera de oro, etc.

            El reloj lo tiene el jefe de la Escolta, coronel Meza, las pulseras Cristaldo, los demás no sé, pero todos estos trofeos de guerra se encuentran en manos de los que representan la autoridad (Caballero, Meza. Escobar. etc.)

            Debes poner en letras gordas que los MINISTROS Y LOS JEFES DEL GOBIERNO POR MEDIO DE SUS SOLDADOS HAN ASESINADO EN SUS CAMAS Y NO SOLO SINO HAN SAQUEADO TAMBIÉN.

            A Juan Guanes por haberle dicho a Bareiro que no era motivo para decretar estado de sitio, lo metieron preso y después fui a pedirle a Bareiro que me permitiera sacar el cadáver de Facundo, y me contestó con malos modos, que no podía hasta el levantamiento del sumario. El jefe de la Escolta Meza quería ponerme preso a mí también ¡Oh inmunidades! ¡Oh Constitución!.

            ¡Oh hombres de López! ¡Oh escuela de salvajes!

            La prensa decía que era combate abierto. ¡Qué escándalo!

            Dejando estos acontecimientos pasaré a otros que después se sucedieron.

            Sobre tu prisión tu familia te enterará mejor, de todos los pasos que di y anduve para que te desterraran y las rabietas que me han hecho pasar.

            Estos días salió Saguier a campaña con 60 hombres y el vaporcito por agua hasta Caraguatay, a buscarlo a Rivarola, pero no han podido encontrarlo y para poder descubrir han azotado a mujeres, como a diez, y han asesinado a tres entre éstas una muerta a azotes según dicen, y aquel Andrés Recalde, amigo de Rivarola, venía de Caraguatay, y en el camino le preguntaron dónde estaba Rivarola y no queriendo decir lo martirizaron y lo degollaron.

            Han vuelto sin nada y sin noticias.

            Para querer aparecer que ha sido una sublevación o evasión, ya sabes de los soldados presos, y a Galeano Mariano le han obligado a declarar en favor de ellos (de los del gobierno). Pero, como levantarán los cargos, éstos para que llevaron a los otros? Galeano, Melgarejo, etc., etc.

            ¿Por qué mataron a hombres en la cárcel con grillos? ¿Por qué se ensañaron con ellos? ¿Cómo es que a Facundo le mataron en la cama? ¿Cómo es que a todos los encontraron en sus cuartos a excepción de Regúnega y a Gamarra a quienes les facilitaron la evasión?

            A Petrona Velazco todos los días la mortifican y le han pedido que declare, y como ella no declara nada, la hacen sufrir en el mismo calabozo donde lo mataron a Facundo, y esta pobre mujer llora y pide a Cañete, cuando le van a tomar declaración, que la fusilen de una vez pero no la martiricen.

            Aquí ha habido una falsificación de bonos y están presos Eduardo Recalde, como autor de ella porque niega y Gada Puga, Cristóbal Gonzalo, Barbosita, Lamas, Navarra, Asiaga, etc., etc., y Mongelós se ha escapado, así es que la falsificación está entre Eduardo y Mongelós, de donde proviene la entrega de bonos a los otros, siendo el primero que niega a los que entregó.

            La Policía, así como el Gobierno, continúa en su misma marcha cometiendo siempre barbaridades.

            Ayer 25 hubo Te-Déum y casi nadie asistió, sólo Caballero, Bareiro, Uriarte y Cabriza.

            De noche el General Caballero paseó por los pesebres y a eso de la una se encontraba en un estado de embriaguez, que entre dos le trajeron a su casa...

 

            Ángel Peña

 

 

            Entre los escapados figuraban: Juan Regúnega, Marcelino Gamarra, Nicolás Delgado, Justo León, etc.

            Al día siguiente de los sucesos, tuvo lugar con gran acompañamiento, en el cementerio de la Recoleta, el entierro de Molas, Franco y Galeano, y los restos del Dr. Machaín eran embarcados a bordo del vapor Mensaggerr, con destino a Buenos Aires, donde reposan, como una protesta contra la época.

            Jamás, en la accidentada historia del Paraguay, hubo una emoción pública más honda que la causada por aquella hecatombe del fratricidio civil; pero el terror hizo presa de la sociedad y quedó ahogada en la sangre de los caídos la protesta de los corazones.

            El clamor popular señaló con energía a los autores del gran crimen y arreció la acusación de toda la República tanto, que no hubo villorio, por apartado que fuese del territorio, que no participara del gigantesco coro de anatemas que se desatara sobre el suplicio del Dr. Machaín.

            Un importante centro de paraguayos residentes en Buenos Aires, libres de la presión del terrorismo local, exteriorizó aquel estado de espíritu, lanzando la protesta que se extracta a continuación:

 

PROTESTA DEL CLUB "UNION PARAGUAYA" Y RESIDENTES EN BUENOS AIRES

 

            ... El infame asesinato ha sido ordenado con premeditación por los ministros del Poder Ejecutivo. Ellos, en consejo, han combinado el plan de la nueva hecatombe de San Bartolomé, con todos sus horrores y crueldades.

            Existen pruebas terminantes.

            Sin apoyarnos en documentos privados, que, podrían tal vez ser tachados de parciales y apasionados, nos fundamos en los mismos documentos oficiales.

            En ellos se dice que hubo un levantamiento en la cárcel, y que la policía, cumpliendo con su deber, sofocó inmediatamente el movimiento de cuya resulta murieron el Dr. D. Facundo Machaín, José D. Franco, José D. Molas, Francisco Galeano y Antonio Scott.

            Debemos advertir que todos ellos eran precisamente los predestinados y designados expresamente.

            El parte oficial dice que hubo un fuerte tiroteo que duró largo tiempo.

            ¿Cómo? Hubo un fuerte tiroteo y no murieron más que determinadas personas, con las circunstancias de ser las únicas y de no haber habido heridos en ninguno de los bandos.

            El hecho no admite duda.

            Se ha constatado, posteriormente, por pruebas irrecusables y patentes, que el Dr. Machaín fue muerto en su cama, como lo prueba el hecho de que sus almohadones estaban atravesados de un bayonetazo, así como de que su cama y cobijas estaban empapadas de sangre una mano, y todo él se ve cubierto de balazos, como también una mesita de noche.

            ¿Y un hombre puede haber mandado un levantamiento desde su cama, o acostándose en ella para hacerse matar?

            Se ha constatado que se recogió el cadáver de don José Molas con una pesada barra de grillos a sus pies, lo mismo que el de Franco, Galeano y Scott.

            Es a más del dominio público de toda la población de la Asunción, que estos bárbaros asesinatos, fueron mandados cometer por el gobierno paraguayo, y la manera de sucederse los hechos en aquella noche nos confirman en esta opinión.

            En presencia, pues, de este acontecimiento brutal e indigno, acusamos ante la opinión pública y el buen sentido de nuestros compatriotas, y todos los hombres del mundo civilizado, acusamos al Gobierno Paraguayo de los crímenes cometidos en la madrugada del 29 de Octubre.

            Y para que puedan conocerse los que forman parte de ese gobierno, abandonamos sus nombres a la execración de los presentes y futuros, poniéndolos en la picota de la opinión pública, para que sus rostros se cubran de vergüenza.

            Ellos son:

            Higinio Uriarte, Vice-Presidente en ejercicio del P. E., Adolfo Saguier, Ministro de J. C. I. P., Cándido Bareiro de Hacienda, Patricio Escobar de Guerra y Marina; Bernardino Caballero, del Interior; Juan Antonio Jara, de R. Exteriores.

            Protestamos con toda la fuerza de nuestras convicciones y sentimientos, manifestando públicamente que no respetaremos ese Gobierno autócrata y criminal, que se ha erigido para escarnio y deshonra de la Nación Paraguaya, y como una mancha sangrienta en la límpida faz de la América...

            Buenos Aires, Noviembre 11 de 1877

            Manuel G. Ayala., Escolástico Alvarenga, Pedro Alcaraz, Federico Alonso, Pablo Ávila, Guillermo Aspillaga, Estanislao Arce, Guillermo Alcorta, Ildefonso Ayala, Pedro Aguilar, José María Arzamendia, Manuel Alarcón, José Báez, Jacinto Benítez, Francisco Vargas, Antonio Benítez, T. Bareiro, Julián Bernal, Celestino Bernal, Raimundo Vargas, Nicolás Cañete, Venancio Centurión, Simón Castro, Fructuoso Cáceres, Vicente Caballero, Gregorio Cañizo, José Cabral, José María Cáceres, Agustín Cerro, Esteban Cabrera, Pantaleón Coronel, Pascual Carranza, Tomás Centurión, Diógenes Decoud, Adolfo Dentella, Pedro N. Decoud, Francisco Andrés Díaz, Alejandro Ferreto, Antonio Ferreto, Antonio González, Ramón Gómez, Daniel Idoyaga, Venancio López, Rafael Laguardia, Manuel Loizaga, Venancio Laindaria, José Leguizamón, Manuel Machaín, José Machaín, Fernando Machaín, Enrique Machaín, Manuel Mora, Cario Moreira, Gabriel Machaín, J. Martín Melgarejo, Manuel Mendoza, Wenceslao Melgarejo, Gregorio Machaín, León Martínez, Segundo Machaín, Constantino Mich, Nolverto Núñez, Augusto Otazú, Gaspar Otazú, Agustín Ortiz, José A. Ojeda, Luis Ortega, Doroteo Peña, Santiago Prado, E. D. Parodi, José B. Peña, Domingo Prado, Juan José Rodríguez, Roque Rivero, Ramón Rolón, Gerónimo Ruiz Díaz, Roque Requena, Serafin Riquelme, Cayetano Rolón, Juan N. Sosa, Manuel M. Sosa, Esteban Silva, Pedro Suárez., Marcos Salogra, Timoteo Sánchez, Fernando Samaniego, Francisco Torres, Juan Benito Velazco, Justo Abel Villasanti, Francisco Vega, Lino M. Vergara, Pedro Valdez, Raúl Villamayor, José Vega, Benito Vega, Francisco A. Vieras, Cándido Vivanco, Pantaleón Vergara, Cándido Villalba, Valdez, Gerónimo Valiente, Marcos Zarza.

            El mismo día 29, el P. E. decretó en estado de sitio todo el país durante dos meses.

            Después de aquellos luctuosos sucesos, quedó el gobierno reinando a su discreción.

            Restaba aún develar la montonera incoercible de Cirilo Antonio Rivarola, que, ora se dispersaba, ora reaparecía, en los departamentos de Barrero Grande y Caraguatay.

            Comisiones armadas especiales, a cuales más rigurosas, fueron permanentemente despachadas contra ella, y finalmente en 1878 (Julio) se tuvo que declarar en estado de sitio los mencionados departamentos para dar caza a Rivarola y reprimir el estado de convulsión crónica en que se hallaban.

            Con motivo de la declaración del estado de sitio el Sr. Octaviano Rivarola, a la sazón diputado, se opuso en la Cámara en términos que recordaban los homicidios y asesinatos políticos llevados a cabo bajo otros estados de sitio; actitud que originó un mensaje conminatorio del P.E. pidiendo una retractación o castigo de dicho representante por las calumnias que decía haber arrojado sobre el gobierno.

            Continuaba así, implacable, la política de sojuzgación y terror implantada contra los hombres sospechados de conexión con el único adversario en pie que quedaba en el interior.

            La administración del Sr. Uriarte no tuvo casi otros asuntos en que ocuparse fuera de las soluciones a sangre y fuego del régimen político que pretendía afianzar sobre el exterminio de sus opositores.

            En materia financiera, intentó establecer el monopolio de los yerbales a favor de una empresa particular y posteriormente del Consejo de Tenedores de Bonos Extranjeros de Londres, con cuyo representante, Sr. Alejandro Bayllie, celebró Bareiro el 20 de Agosto (1877) otro convenio similar al rechazado el año anterior por la protesta del Brasil, que no fue tampoco aprobado por el Senado; se promulgó una ley de concesión bancaria, autorizando al Sr. Joaquín Obejero, el establecimiento del Banco del Paraguay con un capital de $ 500.000 y diversos privilegios; continuó suspenso el pago de intereses y amortización de la Deuda Externa; vendiéronse los materiales y maquinarias restantes de los Arsenales de Asunción y Yuqueri y se aumentó el presupuesto mensual para el año, 1878, a $ 22.206.

            El Colegio Nacional fue dotado de un personal docente contratado del extranjero, compuesto de los señores J. Agustín Escudero, José María Pérez, Gastón Riviére, Pascual Vía, que se dispersó por causa de diferencias con el Director Sr. Escudero.

            Aproximándose el período de renovación presidencial, los hombres dirigentes se ponen de acuerdo en lanzar y apoyar la candidatura del Sr. Cándido Bareiro para la primera magistratura.

            Constitúyese, con ese fin y único programa, un Club electoral que se denomina LIBERTAD, bajo la presidencia del Sr. J. González Granados, el cual corre con los trabajos de fórmula legal en toda la República, auspiciando como candidatos populares, al Sr. Cándido Bareiro, para Presidente de la República y para Vice-Presidente, al Sr. Adolfo Saguier.

            El 9 de Agosto renuncia Bareiro del ministerio de Hacienda alegando su candidatura y proximidad de las elecciones; el 25 de Setiembre (1878) efectúanse éstas, dando por resultado la consagración de la fórmula consabida.

            Dos meses después, el 25 de Noviembre, el Sr. Higinio Uriarte entregaba el gobierno al nuevo Presidente y se hacía cargo de él, el Sr. Bareiro.

 

Pbro. Fidel Maíz

 

Doctor Benjamín Aceval

 

 

QUINTO PERIODO CONSTITUCIONAL

PRESIDENCIA DEL GENERAL PATRICIO ESCOBAR

25 DE NOVIEMBRE DE 1886 - 25 DE NOVIEMBRE DE 1890

 

            El nuevo Presidente no introduce ninguna modificación en el régimen político de su antecesor y consiguientemente forma su gabinete con los principales exponentes del mismo, incorporándole algunos factores nuevos, con vista de aparentar un cambio.

            He aquí el ministerio constituido al asumir el mando:

            Interior - Coronel Juan A. Meza.

            Guerra - Coronel Pedro Duarte.

            Hacienda - D. Agustín Cañete.

            Relaciones Exteriores - Dr. Benjamín Aceval.

            Justicia - D. Manuel A. Maciel.

            Los coroneles Duarte y Meza seguían siendo, pues, los brazos fuertes de la situación.

            El 2 de Diciembre fue constituido el Poder Judicial con los señores D. Mateo Collar, Juan Guanes e Hilario Amarilla.

            El 9 del mismo mes se convoca a elecciones de nuevos representantes, las que dan lugar a una encarnizada campaña oficialista en Enero y Febrero, en Villarrica, Pilar, Villeta y a grandes abusos contra la oposición.

            La situación general del país acusaba un mejoramiento franco en algunos órdenes de su actividad.

            El valor de las propiedades urbanas y rurales, en comparación al que tenían años atrás, había aumentado hasta deduplicar; la industria pecuaria lograba, al fin, independizar el consumo interno de los mercados de ganado vecinos, abasteciéndolo con sus propios elementos; un censo general del país, dirigido por el Sr. J. Jacquet, había terminado, arrojando, malgrado sus deficiencias y lagunas, saludables conclusiones sobre el haber del país en su comercio, población e industrias, y diversas obras de aliento, como la prolongación próxima de la vía férrea hasta Villarrica por cuenta del Estado, estaban planteadas, para el encauzamiento progresivo de los adelantos alcanzados.

            El año 1887, presenta el Presidente en su mensaje de Abril ante las Cámaras, como lleno de promesas y expectativa de la labor a desarrollarse bajo su administración.

            Un contrato, de cuantiosos intereses para la nación, había sido firmado por el gobierno, con el Sr. Luis Patri, estipulando en $ oro 1.400.000, el importe total de la línea férrea a prolongarse hasta Villarrica.

            La situación económica financiera registra los siguientes datos: Rentas generales, total $ 1.027.972.84; Deuda Interna, al 1° de Enero de 1887, $ 1.466.149.18; Deuda Externa, $ oro 4.250.000, habiéndose abonado por el segundo semestre de intereses, $ 42.500; Banco Nacional del Paraguay, con funcionamiento regular, utilidades líquidas $ 64.870.92; y una nueva ley monetaria, fechada el 27 de Abril, respondiendo a las vistas especulativas del momento, fijaba el valor de las monedas de plata circulantes -argentina, chilena, boliviana, peruana, mejicana, piezas de cinco francos, francesas, belgas, italianas, alemanas, de 25 gramos de peso y 900 milésimos de fino-, en 100 centavos de pesos fuerte cada una y un plazo de seis meses, para el retiro de la circulación, a las fracciones inferiores de 50 centavos, salvo las argentinas.

            Esta última ley, que pretendía establecer una uniformidad a la cotización de las monedas mencionadas y desmonetizar de la circulación las fracciones menores de 50 centavos que no fuesen argentinas, fue objeto de viva controversia.

            Preconizaba a la vez el P. E. la fundación de un Banco Hipotecario, con el fin de movilizar las propiedades raíces.

            El 28 de Abril se modifica el Poder Judicial con un cambio total de sus miembros, en cuyo reemplazo son nombrados el Dr. Alejandro Audibert, el Sr. Domingo A. Ortiz y el Sr. Luis Burone.

            El 10 de Junio las Cámaras sancionan el presupuesto general de gastos y recursos de la nación para el año 1888, promulgándolo seguidamente el Ejecutivo, en el monto total de gastos $ 1.012.677.75.

            De esta suma, correspondía al ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, $146.496; al de Guerra y Marina $ 181.236, además de los gastos de Proveeduría, que se efectúan administrativamente y alcanzan a $ 281.493.75; al del Interior, $ 301.044; al de Hacienda, $ 74.748; al de Relaciones, $ 24.660.

 

FUNDACIÓN DEL PARTIDO LIBERAL

 

Antecedentes. - Las elecciones de Villarrica del 12 de Junio.

Asambleas de Julio en la Capital

 

            La hora de las grandes transformaciones psíquicas de la República, había llegado.

            El régimen político del 74, que seguía imperando en el gobierno, se hallaba trabajado ya, como se ha visto, desde los últimos años de la presidencia de Caballero, por profundas disidencias parlamentarias y reacciones espontáneas de la juventud que aspiraba a intervenir en la vida pública por su propia virtualidad.

            Ahondando, más lejos, en los factores de la resistencia popular, que van a cobrar relieve, dentro de breve, a través de las caldeadas luchas civiles del Paraguay moderno, se perciben los hombres anticipados a la gran hora de renovación imperiosa que se diseña, y vense en el Senado nacional de 1880 manifestarse algunos de ellos como D. Cirilo Solalinde, en abierta pugna con la hegemonía de Bareiro, y al leader tradicional del régimen, investido entonces de la primera magistratura.

            Todas las circunstancias habían madurado la inspiración pública para el alumbramiento de un credo nuevo en el seno de nuestra embrionaria democracia, y no faltaban sino los hechos externos que tradujesen el estallido del sentimiento cívico en formas permanentes de lucha y organización.

            Ha de marcarse así, aquel año político, en los anales de la historia nacional, como uno de los ciclos culminantes del desarrollo reconstructivo de la República, tanto por su conexión con el pasado, sucedido del 69 hasta él, -del cual va a constituir una línea de separación espiritual inconfundible- como con el porvenir, que irá llenando por espacio de tiempo que se prolonga hasta nuestros días, de sus repercusiones constantes.

            Ciertamente, la causa venía también abonada de la sangre de los caídos bajo el rigor de las últimas tragedias y del espíritu de los emigrados a la Argentina, donde, seleccionados por los años, los estudios y la lucha por la vida, acumulaban, en su mayoría, un caudal de perseverancia revolucionaria y de combatividad vigilante sobre los destinos nacionales, para sumarse, como estímulo y reserva de fuerzas morales, al primer despertamiento popular que rompiese la pesada inercia de la República.

            Un pasado de sangre y de errores proyectaba sobre los cuarteles enseñoreados de la situación, la sombra amenazadora de las sanciones tempranas de la posteridad, y, no obstante el atraso de las masas, se discernía profundamente ya sobre las responsabilidades mayores de los gobiernos, a tal punto que el juicio histórico de los graves sucesos que habían producido sus hombres, estaba previamente formado, antes de todo pronunciamiento colectivo de la opinión.

            Añádanse a ello, lo desconocido y lo inesperado en los movimientos sociales históricos: las revelaciones extraordinarias del talento, del carácter, del entusiasmo, y del valor cívico, de que una generación no sospechada siquiera, desde la gestación misma de la causa, daría copiosa prueba de la preparación psicológica del país, para la vasta conmoción moral que se gestaba en sus entrañas.

            Estaban perfilados los tipos anunciadores y forjadores del credo: los hombres maduros y espectables, como el ex-convencional D. Cirilo Solalinde; el leader popular, llamado a mover las multitudes con su alma encendida y contagiosa, como D. Antonio Taboada; el caudillo de fuego, capaz de morir siempre el primero en la prueba, frente de los suyos, como D. Esteban Gorostiaga, los parlamentaristas de vocación para los debates incisivos y la acción de las tribunas, como D. José María Fretes y D. Francisco Fernández; el periodista de sistema, perseverante y eficaz, como D. Ignacio Ibarra; los aliados natos, de todo momento, como el doctor D. Benjamín Aceval; la juventud graneada, en fin, a cuya cabeza, descollaba con su civismo volcánico, su moral de revolucionario condensador de todos los ideales de su generación, D. José de la Cruz Ayala, y cobraba pronto el relieve de su talento, Cecilio Báez, llamado a sostener, más tarde, las cruzadas largas de los años de combate, desde la prensa, la cátedra y el parlamento, a la par de Fabio Queirolo, tallado ya en su tipo consular de virtudes antiguas, que le sobreviviría en la memoria de sus compatriotas; e iniciaban sus armas, apercibidas para la ardua jornada, Adolfo Soler, Manuel Ávila, Juan A. Aponte, Abdón Álvarez, Benegas, Pedro P. Caballero, los Caminos, Pérez, Urdapilleta, Torrents, etc., a quienes se sumarían luego otras figuras juveniles, de selecta idealidad como D. Juan Bautista Machaín, destinado a perecer como bueno en aras de su primera protesta armada, y detrás de todos aquellos espíritus, poseídos del sueño dorado del porvenir, un soldado ilustre por su pasado y su alma incorruptible de prócer, esperaba la hora y el puesto de abrir con su espada y con su vida, la ruta del advenimiento: el mayor D. Eduardo Vera.

            Pero faltaban aún los sucesos destinados a agrupar los hombres en torno de un programa concreto y definitivo de partido.

            En el mes de Junio, ellos se producen, con la más intensa repercusión en toda la República.

            Tratábase de elegir por el departamento de Villarrica, un senador y un diputado al congreso nacional. Las elecciones pasadas de Febrero, a última hora, se habían frustrado, por desaparición del Juez de Paz local en el momento preciso, como medio de desbaratar un triunfo descartado de los candidatos opositores. Se iba a reanudarlas ahora.

            El oficialismo había lanzado para ambos puestos, respectivamente, las candidaturas del general Bernardino Caballero y del Sr. Claudio Gorostiaga, y la oposición, las de los señores D. Esteban Gorostiaga y D. Antonio Taboada.

            Este último tuvo que permanecer en la capital.

            Desde los comicios clásicos de la Convención, jamás la opinión nacional había cobrado mayor iniciativa que en aquella lucha electoral, afrontada principalmente por el pueblo guaireño.

            El P. E. había montado la máquina del fraude y de la violencia, en todos los distritos departamentales e impartido disposiciones militares sin disimulo alguno para hacer triunfar, a sangre y fuego, la fórmula oficialista.

            Gorostiaga y los amigos de Taboada, sin arredrarse de ello, resuelven desafiar la coacción del gobierno, y lejos de retirar sus candidaturas, ante las amenazas de que eran objeto, se presentan al frente de sus huestes en los comicios cercados de bayonetas adversas.

            El 12 de Junio, día de la elección, toda Villarrica estaba convertida en un campo de batalla, bajo los acantonamientos armados de las fuerzas gubernistas -que capitaneaba el cabecilla Sr. Santiago Gómez Sánchez-, y los grupos de la oposición, puestos por su parte a la defensiva.

            En los distritos de campaña, el terror estaba organizado con mayor encarnizamiento.

            Pues bien, las consignas de la superioridad iban a ser desbaratadas por el triunfo inminente de la fórmula opositora, en la ciudad guaireña, y el oficialismo, en el curso de la elección, tuvo que salir de los procedimientos simulados e irrumpir sobre los independientes. Una provocación intencional de sus filas, origina la revuelta y sus efectos deseados: la dispersión, a tiros de remingtons, de los bandos adversos, que contaban con una inmensa mayoría.

            Pero la explosión de éstos, había sido costosa: quedaban como rastros vivos de ella, tronchadas por el fusil, las primeras bajas del futuro Partido Liberal, varios muertos, numerosos heridos, entre quienes se citaban conocidos y prestigiosos ciudadanos del departamento.

            La jornada electoral del 12 de Junio terminaba así con un combate sangriento en las calles de Villarrica, y telegráficamente, provocaba la intervención de los poderes centrales, que facultan la remisión de los principales protagonistas, Gorostiaga y demás partidarios, ya apresados por Gómez Sánchez, a la capital.

            ¿Cuál era mientras tanto, la impresión real de toda la República, ante aquel nuevo cuadro de sangre?

            A la sola noticia del apresamiento del candidato Gorostiaga y de los principales protagonistas del 12 de Junio, la conciencia pública de Asunción se manifestó a favor de los presos, en diversas protestas de solidaridad.

            Los ciudadanos ya preparados de antemano para la concentración seria de las resistencias dispersas, comprendieron que llegaba el cuarto de hora intransferible de un pronunciamiento franco de la opinión y se aprestaron a esta finalidad, como acto de identificación reflexiva con el gesto guaireño.

            Las damas mismas de la buena sociedad que habitualmente permanecían extrañas a los asuntos públicos, tuvieron su impulsión patricia, en un arranque de sugestiones generosas de un grupo de ellas y organizaron una manifestación de simpatía en honor de los presos de Villarrica, que estaban para llegar de un momento a otro, por ferrocarril, entre quienes venían los ciudadanos D. Esteban Gorostiaga, Marcelino Rodas, Bernardino Bordón, José A. Lataza, Francisco Medina, Patricio Echauri, Antonio y Evaristo Fernández, Rómulo Decamilli, A. Peralta, M. Arias, etc.

            Llegados los presos a la ciudad y alojados en el Departamento de Policía, recibieron allí mismo la mencionada manifestación, ante los ojos atónitos de sus guardianes, que no podían humanamente evitarla.

            Fue una escena desbordante de emoción civil, la de aquellas damas de la Asunción, apiñadas en los salones policiales, con sus diademas de flores y sus palabras de aliento a los cruzados de los comicios guaireños.

            Desde aquel momento, el proceso de formación del Partido Liberal se precipita.

            En Villarrica funcionaba ya un Comité, denominado Popular, desde Diciembre de 1886, presidido por los señores Marcelino Rodas y Bernardino Bordón.

            Excarcelados los presos políticos el 23 de Junio, la idea de fundar el partido se abre paso, cunde entre los espíritus predispuestos, y las filas constitutivas de los primeros fundadores estaban listas al finalizar el mes.

            El día 2 de Julio estaban citados, alrededor de cuarenta ciudadanos, en la calle Asunción número 1; por los principales promotores de la idea, a efecto de cambiar impresiones y echar las bases preliminares de la agrupación en proyecto.

            Efectuada la reunión, prevaleció unánimemente el pensamiento de dejar constituido, en esa misma oportunidad, el Club político que debería servir de cimiento al poderoso partido que lleva el nombre de Liberal, desde entonces. Quedó así resuelto, acordándose llevar a cabo otra asamblea más numerosa, el día 10, a la que se invitarían a los ciudadanos de la misma convicción que estuviesen animados a subscribir el acta definitiva de fundación del partido.

            La denominación adoptada, en ambas reuniones, para el Club establecido, fue la de Centro Democrático.

            He aquí las actas respectivas de las dos asambleas con todos sus firmantes:

 

FORMACIÓN DEL PARTIDO LIBERAL

ACTAS DE LA FUNDACIÓN DEL CENTRO DEMOCRÁTICO

 

            Nos los bajo firmados, reunidos en la casa calle Asunción número 1, el día Sábado 2 de Julio del año 1887, a las 7 y media de la noche, con el objeto de establecer un centro político, convencidos de la imperiosa necesidad de su existencia, procedimos a una formal declaración de que desde la fecha queda instalado dicho centro; bajo la denominación de "Centro Democrático", con los propósitos y fines que se establecerán en el acta definitiva de constitución.

            Y para que conste, firmamos la presente acta, fecha ut-supra. Cirilo Solalinde, A. Taboada, L. Benegas, Juan A. Aponte, Rafael A. García, José M. Fretes, Emilio Cabañas, A. Zayas, Ignacio Ibarra, Manuel Ávila, D. Candia, Adolfo R. Soler, Florencio Quintana, M. I. Mora, Vicente F. Espinola, A. Schanique, Juan Cirilo Mendoza, Felipe Torrents, Lino Vergara, A. Fernández, Luis Caminos, Avelino Garcete, M. Urdapilleta, José Z. Caminos, Guillermo Gonzáles, Genaro Pérez, Pedro P. Caballero, F. Milleres, Sinforiano Cano, J. Martínez, R. Decamilli, Pastor Idoyaga, José M. Ortellado, Juan B. Dávalos, Fabio Queirolo, Francisco Fernández, M. Paradeda, José de la C. Ayala, Constantino Arrúa, José A. Alfaro.

            En la ciudad de la Asunción, a los 10 días de Julio de 1887 por cuanto el Pueblo Paraguayo en su constitución política ha acordado a los ciudadanos, entre otros derechos como el de la libertad de la prensa y el de la palabra, el de la reunión y declarado asimismo inviolable la ley electoral, a fin de que estos medios que se consideran los más eficaces pueda establecerse para los actos de los gobiernos, no solamente una barra a sus avances posibles, sino también un medio de ilustrar a los mismos en el examen y resolución de las cuestiones de su competencia que afecten los intereses de la comunidad e intervenir espontánea y libremente en la formación de los poderes del Estado que deban encargarse de los destinos de la República.

            Y considerando que en el derecho de la reunión está comprendido el de la formación de asociaciones políticas para hacer más eficaz el uso de esos mismos derechos, por cuanto la unidad de acción lleva consigo mayor cooperación de inteligencia en el examen de los negocios del Estado e impone mayor autoridad moral en el ánimo de los gobernantes encaminándolos de este modo por el sendero que les señala la verdadera voluntad del Pueblo.

            Y teniendo presente la necesidad sentida de un tiempo a esta parte de una agrupación semejante nos los bajo firmados nos hemos reunidos espontáneamente y constituirnos por resolución unánime una sociedad política que denominamos Centro Democrático para hacer uso de los derechos que nos acuerda la Constitución Nacional y las leyes de la República en la forma que se determinará en los estatutos respectivos:

            Cirilo Solalinde, L. Benegas, José Ayala, F. Soteras, O. Rivarola, Pedro J. Alarcón, Florencio Quintana, Juan Filisbert, P. P. Domeque, F. Ramírez, S. Ibarra Legal, Manuel Paradeda, Evaristo Torres, Pedro V. Gill, Rosendo Fernández, Eduardo D. Doria, Emilio Cabañas, José Franco, Cornelio Escobar, Mariano Riquelme, Simeón Irigoitia, Pedro A. López, Victoriano Palacios, Guillermo González, M. Fleitas, Rafael A. García, J. C. Mendoz, A. S. Echaníque, Adolfo R. Soler, Liborio Palacios, L. Rivarola, G. Viveros, José M. Fretes, Avelino Garcete, Patricio Gadea, F. Torrents, Manuel Ávila, Diego Téllez, Teófilo Manzana, José S. Fernández, F. Logado, Z. González, Pedro P. Caballero, D. Candia, Cecilio Báez, Miguel G. Ortiz, Juan B. Dávalos, Luis Caminos, Genaro Pérez, P. Bobadilla, M. Rodas, Juan L. Vargas, E. Giménez, Sinforiano Cano, José Z. Ibarrola. Víctor M. Soler, Juan A. Jara, Pastor Idoyaga, José M. Collar, José J. Goiburú, Núñez, J. Martínez, Tomás Armoa, J. Mara Carrillo, P. Ríos, José Astigarraga, H. Cayoso, Salvador Fernández, Faustino Diez, Juan A. Aponte, Juan J. Alvarenga, Juan de la Cruz Ayala, R. Decamilli, Manuel Frutos, Silvano Castellví, E. Fernández, José M. Ortellado, Jaime Téllez, Fernando Franco, Apolinario Ortiz, José Vega, Lucas Amarilla, Onofre Romero, Elías Maldonado, José M. Delvalle, Serapio Méndez, F. E. Mena, N. Queirolo, Antonio Peralta, Donato Urgarte, Victoriano López, Juan B. Villalba, M. Urdapilleta, Anselmo Areco, José C. Ríos, Pedro R. Ortiz, Juan Martínez, Lorenzo Palacios, Enrique Regis, Lino Bogado, Juan A. Duarte, Manuel Sosa, Ignacio Astigarraga, Francisco Sosa, José María Meza, Félix Rodríguez, José Domingo Cayoso, José Valiente Gómez, Sebastián Báez, Miguel Castro, Lino Vargas, Manuel Vázquez, Antonio González, C. Talavera, Marcos Riera, Juan V. Ayala, Constantino Arrúa, Doroteo Trujillo, J. A. Alfaro, Benjamín Moliné.

 

            Con fecha 24 de Julio llevóse finalmente a cabo otra asamblea con el objeto de aprobar la declaración de principios y estatutos del partido y constituir sus primeras autoridades. Estas quedaron distribuidas en la siguiente comisión:

            Presidente                   -           Antonio Taboada

            Vicepresidente           -           Pedro V. Gill

            Secretario                    -           José de la Cruz Ayala

            Prosecretario               -           Fabio Queirolo

            Tesorero                      -           Bernardo Dávalos

            Vocales                       -           Cirilo Solalinde

                                                           Mateo Collar

                                                           Ildefonso Benegas

                                                           Cecilio Báez

                                                           José Z. Caminos

                                                           Juan A. Aponte

                                                           Víctor M. Soler

                                                           Francisco Soteras

                                                           Antonio Zayas

                                                           Avelino Garcete

                                                           Felipe Torrents

                                                           José J. Goiburú

                                                           Ignacio Ibarra

 

            Quedaba, pues, nucleada la organización inicial de las fuerzas opositoras, consumándose, con ello, uno de los sucesos de mayor trascendencia en la historia contemporánea del Paraguay.

            Hacia aquel Centro político convergerán, en adelante, todas las afinidades secretas del alma nacional, todas las energías sanas del pueblo y de la juventud, que no se avenían con el renunciamiento pasivo de los últimos diez años, transcurridos en la paz de los sepulcros, que dictaran al país las ejecuciones en masa del 77.

            El Partido Liberal estaba fundado, y desde ese instante, se definirán en sus filas tres generaciones de hombres representativos, caracterizando, cada una de ellas, el proceso de su formación, desarrollo y desenlace final en la actualidad, a los 33 años de actuación deslindada. Una cargará sobre sí la exclusiva misión del sacrificio hasta 1904; otra, de entonces al presente, la de contrastar el ideal con la realidad, en la cima del poder; otra, la de romper nuevamente la inercia de la tradición, al influjo de sanciones igualmente inapelables de los tiempos nuevos.

            El gobierno, en tanto, había ido derecho a sus fines; los candidatos oficiales del 12 de Junio salieron ungidos por la elección. Apresados los cabecillas de Villarrica y dispersadas sus fuerzas, tras el tiroteo sobrevenido, ocuparon los atrios comiciales, tranquilamente, los electores por unanimidad.

            En el Congreso, el día 20, concurren los ministros de Guerra y Hacienda a hacer frente a una ruda interpelación de los diputados Aponte, Fernández y Torrents, quienes piden, con motivo de las sucesos electorales, el enjuiciamiento del ministro del Interior. La interpelación quedó ahogada en las palabras de sus voceros.

            Una conmoción profunda recorría los ámbitos del país. Por todas partes, el germen de la resistencia estaba incubado. Las elecciones de Febrero de aquel año, antes de fundarse ningún club central en la Asunción, habían revelado el estado latente del espíritu público, y los departamentos de Pilar, Villeta, Villarrica y demás puntos convocados a comicios, respondían espontáneamente a los excesos del gobierno.

            La situación política comienza a preocuparse de la explosión liberal.

            La prensa, encabezada por La Democracia, se lanza a la oposición y nuevos órganos de publicidad se fundan para la lucha. En el mes de Setiembre, aparece El Independiente, a servir de tribuna al Centro Democrático y desde su primer número, llama la atención por la eficacia de su propaganda.

            No solamente se operaba sobre las masas por el contacto directo de los caudillos: el Comité encontraba el vehículo diario de sus ideas, los medios de difundir la causa naciente hasta las más lejanas poblaciones.

 

 

REORGANIZACIÓN DEL PARTIDO COLORADO

LA ASOCIACIÓN NACIONAL REPUBLICANA

 

            Los hombres conscientes de las alturas, que se encontraban enfrentados por aquella avalancha de opinión, sienten a su vez el apremio de la defensa y piensan en reorganizar sus filas, agrietadas por la disidencia.

            Era difícil compaginar la tradición de gobierno que constituiría el eje del Partido situacionista.

            Sus jefes netos y natos eran tradiciones vivas del pasado y trasuntos de una época, bien demarcada, por el juicio de sus propios contemporáneos.

            El general Caballero y el general Escobar, las dos columnas básicas del partido a reorganizarse, no eran sino los comitentes armados del bareirismo, librados tras la muerte de sus jefes civiles históricos, Cándido Bareiro y Juan Bautista Gill, a un dominio discrecional del poder.

            La trayectoria recorrida hasta entonces, por ambos personajes, estaba jalonada de sus hechos auténticos, de indeclinable responsabilidad y los diversos acontecimientos de los primeros lustros constitucionales, que habían rubricado con sus firmas, como autores y coautores morales y materiales, existían espesamente sedimentados por la tradición de su grupo, ya sea antes, ya sea después de la revolución del 74, en la conciencia pública.

            Y esa tradición no podría resistir al ataque de las generaciones nuevas, libres de toda sanción, y poseedoras del secreto de las esperanzas comunes al pueblo, en el terreno del ideal.

            Un hombre de Estado, comprensivo de las fuerzas imponderables de la libertad; liberal por su familia, su iniciación en la vida pública y su foja de servicios en la Constituyente, y más todavía, por su solidaridad íntima con la memoria de Machaín, D. José Segundo Decoud- se encontraba, atado por las circunstancias, en el duro trance de proseguir su política de transacción con el régimen, fruto de los días trágicos del mutismo absoluto y de la desesperación de sus compatriotas.

            Tuvo el instinto de las necesidades urgentes del momento y abocó al general Caballero a la perentoria medida de agrupar los partidarios de toda la República, en torno del Gobierno, en un Club político de carácter permanente.

            Era un factor esporádico, el concurso de aquel ciudadano, dentro del régimen que pensaba propiciar en las masas, para contrarrestar el despertamiento del liberalismo.

            Su verdadero pensamiento fue una utopía adaptada a la irremediable conformación de los hechos, y por tanto, un intento constructivo, fuera de la realidad.

            Pretendía D. José Segundo Decoud incubar frente al partido de la llanura, un partido del poder, sin conexiones confesadas con el pasado, que pudiese defenderse de las sanciones amenazadoras del porvenir: pensamiento que explicaba su posición adventicia en las filas del régimen, pero profundamente artificial, para alterar el curso de la historia.

            No sería, pues, un Partido nuevo el que se iba a formar, sino el viejo grupo bareirista, que se reorganizaba sobre las bases de nuevos reclutamientos populares.

            Con estos antecedentes, llevóse a cabo, el día 25 de Agosto, una reunión que tuvo por objeto la constitución del Club político oficialista. Después de un cambio de ideas, relacionadas con la organización proyectada, se resolvió dejar constituido el Club, con la denominación de Asociación Nacional Republicana, y se designó por aclamación la siguiente Comisión Provisoria, encargada de redactar el programa y dirigir los primeros trabajos de propaganda de la asociación:

            Señores: general Bernardino Caballero, Higinio Uriarte, José S. Decoud, Juan G. González, Juan C. Centurión, Remigio Mazó, Esteban Rojas, Miguel Alfaro, Guillermo de los Ríos, H. Carvallo, Zacarías Samaniego, Jaime Peña.

            Va a continuación el acta de la asamblea:

 

LA ASOCIACIÓN NACIONAL REPUBLICANA

 

            En la ciudad de la Asunción, a los 25 días del mes de Agosto de mil ochocientos ochenta y siete, reunidos los ciudadanos que suscriben y a indicación del general D. Bernardino Caballero y proposición del Sr. José Segundo Decoud, resolvieron constituirse en agrupación política con el laudable objeto de ocuparse preferentemente de todas las cuestiones de interés público que interesen la prosperidad y el engrandecimiento y felicidad de la patria, así como de propender al afianzamiento de las libertades públicas, consagradas por la carta fundamental de la República, y con el fin de dar una forma conveniente a este pensamiento se procedió a nombrar una comisión provisoria encargada de redactar el programa y estatuto de la asociación. A moción del Sr. J. C. Vera, fueron electos por aclamación para componer dicha comisión los señores B. Caballero, H. Uriarte, José G. Granados, Santiago Cardoso, Juan G. González, José S. Decoud, Ángel Benítez, Juan C. Centurión, Remigio Meza, Esteban Rojas, Miguel Alfaro, Guillermo de los Ríos, H. Carvallo, Z. Samaniego y Jaime Pena.

            En seguida el Sr. H. Uriarte manifestó la necesidad de nombrar un Presidente y Secretario provisorio para dirigir los trabajos conducentes a la organización definitiva de la Asociación, quedando electos los señores B. Caballero, para Presidente y Juan G. González para Secretario.

            Acto continuo se resolvió por aclamación de los presentes que la Asociación lleve el nombre de Asociación Nacional Republicana, con lo que terminó el acto, firmando a continuación los ciudadanos presentes.

            Bernardino Caballero, Cantalicio Guerrero, Higinio Uriarte, Lorenzo Ortellado, Zacarías Samaniego, Dionisio Loizaga, Juan. E. González, E. Rojas, Ángel Benítez, Constantino B. Valiente, José D. Vera, Juan C. Centurión, A. Saldívar, Fernando Riquelme, Calixto Gill, Héctor Carvallo, Félix de los Ríos, P. Oscaris, Manuel Fleitas, M. G. Granados, Juan E. Silva, Marcos Riquelme, José M. Villamayor, Ángel Avalos, Andrés Escobar, Santiago Cardoso, Remigio Mazó, Sabas Riquelme, L. Bareiro, Benito de J. Villalba, Eliseo Vargas, C. Machaín, M. Carmona, José S. Decoud, Juan Egusquiza, Juan Giménez, José Vargas, P. Segovia, José R. Mazó, J. Moreno, E. Chamorro, Francisco Zorrilla, Félix González, A. Elizeche, M. Morínigo, José G. Granados, Antonio Cabrera, Juan J. Cardoso, Pedro A. González, Juan C. Arrúa, Ángel Martínez, J. Peña, J. Bogarín, P. Zárate, Félix de los Ríos, Pedro P. Vázquez, Pedro Rojas. M. Godoy, R. Pena, C. Stuart, Gil Ramírez, J. A. Godoy, Pedro Fernández, Francisco Nocé, Remigio Mazó, Ramón Encina, Alberto Samaniego, Rolón Troche, M. Viera, Joaquín González, E. Fleitas, Ramón Benítez, J. Andrés González, José Pedroso, Juan E. Torales, Gregorio Narváez, Lorenzo Pérez, B. Giménez, B. Gómez, T. Alfaro, Blás Aquino, Miguel Alfaro, Higinio Céspedes, V. González, Pedro A. Vera, José D. Espinoza, Juan C. Meza, José T. Páez, etc.

            El 11 de Setiembre tuvo lugar en el Teatro Olimpo una asamblea magna de los situacionistas, y fueron aprobados, en esa oportunidad, los reglamentos y estatutos de la Asociación Nacional Republicana.

            La lucha del partidismo comenzaba.

            Cada bando adoptó una divisa: los liberales el color azul y los colorados o republicanos, el rojo.

            Al mismo tiempo, la arraigada intolerancia de los mandatarios, habituados a suprimir dificultades, vuelve a estallar contra los opositores, obligándolos a organizarse en verdaderas contra policías de seguridad.

            Los atentados y atropellos, las faltas de garantías individuales, afrontados constantemente por los liberales, desarrollan en ellos el desprendimiento, el espíritu de combate, de emulaciones heroicas y una multitud de caudillos, célebres por su arrojo, nacen de las filas del pueblo y sostienen con sus brazos la lucha desigual.

            Como complemento de la preocupación oficial sobre la marcha de las cosas, se había tonificado el ejército con los siguientes ascensos de su escalafón superior: (Julio 4) a general de brigada, del coronel Pedro Duarte; a coroneles, de los comandantes Luis Cristaldo, Zacarías Jara y Bartolomé Rolón; a capitán de navío, del de fragata, Sr. Domingo Ortiz, más varias promociones.

            Fuera de la actividad política, la administración se desenvuelve apremiada por las necesidades ordinarias de su desarrollo.

            A objeto de ensanchar el progreso urbano de la capital, el 16 de Julio, una ley especial autoriza a la Municipalidad a prolongar las calles Igualdad, Progreso y Libertad, de Salto hasta Salinares, de acuerdo al plano del ingeniero municipal, previa expropiación de los terrenos requeridos.

            En el mismo mes, se promulga la importante ley denominada de Obras Públicas, destinando el producido de la venta de tierras y yerbales fiscales a una serie de construcciones, como ser: puertos, terminación del Palacio y del Oratorio, depósitos de Aduana, cuarteles, escuelas, puentes y caminos, telégrafos, compra de cañones, fundación de un Banco Agrícola, etc. Para el efecto, se autorizó al Ejecutivo a constituir una Comisión de Obras Públicas, que se integró con los ciudadanos J. Segundo Decoud, C. Solalinde, Juan B. Gaona, Francisco Guanes y Emilio Aceval.

            La mayoría de esas obras no pudo ser realizada por carencia de fondos.

            El 1° de Agosto las Cámaras decretan que el Presidente de la República use, en todos los actos públicos, una banda tricolor en lo sucesivo.

            Concesiones acordadas: a D. Guillermo Godio, por 40 años, privilegio de un Banco Hipotecario, a fundar por medio de una Compañía que organizará, después de la concesión, con un capital de $ 3.000.000 oro (Agosto 8); excepción de impuestos a la Sociedad Anónima Banco Territorial del Paraguay (Setiembre 1°); id., a la Compañía Telefónica Nacional.

            Un suceso de capital influjo en la evolución agrícola del país, se registra en esos días: la fundación del Banco Agrícola, con un capital de 3.000.000 m/n., por ley del 24 de Setiembre. El capital se formaba con fondos a provenir de derechos especiales sobre exportación de yerba, tabaco, cueros, maderas. El 10 de Octubre, el ministro de Relaciones Exteriores, Dr. D. Benjamín Aceval, renuncia a su cargo.

            Otra iniciativa legislativa, notable por su oportunidad, viene a encauzar en forma regular y eficiente, la instrucción pública secundaria, hasta entonces incipiente: la ley del 24 de Octubre, creando el Consejo Superior de Educación, a los fines indicados.

            En el mes de Diciembre, la crisis latente del gabinete, se soluciona: D. Agustín Cañete, ministro titular de Hacienda e interino de Justicia, se retira, siendo nombrado en su reemplazo, D. J. Segundo Decoud, ministro de Relaciones Exteriores y el Sr. Higinio Uriarte, de Hacienda.

            El año finalizaba entre caldeadas luchas partidarias y graves inculpaciones de los liberales al gobierno por falta de garantías. Las persecuciones y atentados terroristas irrumpían, en plena ciudad, sobre los hombres de la oposición. El periodista José de la Cruz Ayala, volvía a ser el blanco de las amenazas y agresiones gubernativas, viéndose obligado a vivir escondido, varias veces.

            Otro periodista, Cecilio Báez, había sido exonerado de su cargo de Fiscal del Crimen, por su opinión política.

            El año 1888 registra, de Enero a Abril, los siguientes hechos: fijación de la jurisdicción de las comandancias militares de Villa Hayes y Fuerte Olimpo en el Chaco, comprendiendo la primera, la zona de Pilcomayo hasta frente de San Salvador y la segunda, de aquí hasta Bahía Negra, con miras de arraigar la administración militar del Chaco (Enero 13); creación de una Mesa Topográfica nacional, compuesta de siete agrimensores, con el objeto de intervenir en todas las denuncias de compras de terrenos fiscales y evitar los litigios provenientes de las malas mensuras; autorización a la Comisión Central, creada el año anterior, para organizar la concurrencia del Paraguay a la próxima Exposición Universal de París, de exhibirla primeramente en Asunción y al ministerio de Relaciones, de mandar redactar un libro de estudio e información sobre la República; cesión de la isla Yacyretá a los tenedores de bonos de los empréstitos ingleses, entre las 500 leguas de tierras que les fueron adjudicadas por el último convenio.

            En el mensaje al Congreso del Presidente de la República (Abril 1°), se bosqueja la situación del país, en estos términos alentadores: reducción de la Deuda Interna a pesos 1.068.891.53; pago a los acreedores de los empréstitos de Londres de las 500 leguas de tierras, originando la suba de la cotización de los bonos en Londres al 34% y 8 £ por cédula territorial; venta de tierras y yerbales, producido total en el año pasado, $ 1 .696.443.66; rentas ordinarias, $ 1.267.851.90; total de ingresos, incluyendo utilidades bancarias, durante ese ejercicio, $ 3.056.093.46, gracias al cual, se pudo emprender la prolongación de las vía férrea a Villarrica y otras obras públicas; aumento del número de alumnos escolares en la República a 15.180.

            En el resto del año, se anotaron: algunas concesiones de importancia como la de Eusebio Bedoya y Cía., para el establecimiento de un tranvía de pasajeros y carga a Tacumbú; la de Enrique de Caro, para instalar en Trinidad, lugar Campo Tapuá, un Hipódromo nacional; la de Ricardo Méndez Goncálves para la acuñación de $ 2.500.000, en monedas de oro y plata, con relieves nacionales, a introducir en el plazo de 5 años; subvenciones a varias líneas de mensajerías del interior, como la de Villa del Rosario a San Estanislao y de Paraguarí a Quyquyó; fallecimiento del ex-Presidente de la República Argentina, general D. Domingo F. Sarmiento, el día 11 de Setiembre, en la cancha Sociedad Andreuzzi, discerniéndosele honores nacionales extraordinarios en homenaje a su país y relevante actuación americana; renuncia de D. José S. Decoud, de la Cancillería y nombramiento en su reemplazo, el 28 de Setiembre, del coronel Juan Crisóstomo Centurión.

            Ha de mencionarse también en este año la concurrencia del Paraguay al Congreso Internacional Sudamericano de Montevideo, reunido el 25 de Agosto, ante el cual fueron enviados, a invitación del gobierno oriental, como Ministros Plenipotenciarios de la República, el Dr. D. Benjamín Aceval y D. José Zacarías Caminos.

            Volviendo a la lucha de los partidos: preparábanse de nuevo los dos bandos agrupados, a las próximas campañas electorales.

            El Partido Liberal seguía engrosando sus filas con nuevas y brillantes adhesiones, entre las que había llamado la atención, la del Dr. D. Benjamín Aceval.

            El momento culminante de la lucha se aproximaba, y en el mes de Diciembre, él marcaría en la existencia del liberalismo una etapa más de sus avances crecientes.

 

 

COMICIOS DEL 23 DE DICIEMBRE EN LA ASUNCIÓN

 

            El drama electoral del 12 de Junio, localizado en Villarrica, no había dado aún la medida de la profundidad de las agitaciones ciudadanas, que parecían preludiar.

            La ciudad de Asunción presenciaría con sus propios ojos un espectáculo más intenso y rudo, del punto de vista de las buenas costumbres democráticas, a que jamás había asistido.

            Estaban convocados a inscripciones los distritos de la capital para elegir dos senadores y dos diputados al Congreso.

            El Partido Liberal sostenía las candidaturas del Dr. Benjamín Aceval, D. Avelino Garcete, Zacarías Caminos y Pedro P. Caballero respectivamente para las mencionadas representaciones el Partido Colorado la de los señores coronel Manuel A. Maciel y Sabas Riquelme.

            Fijóse primer domingo de inscripción el día 23 de Diciembre.

            La máquina oficialista del 12 de Junio, fue considerablemente reforzada con una vasta preparación previa; armas y licencias de todas clases, dineros en profusión, robustecían la moral de los republicanos, además de los hombres de presa de la campaña, traídos ex profeso, para lanzarlos contra los liberales.

            A aquella concentración ostensible de elementos de fuerza, respondían éstos con una preparación, no menos enérgica, por el entusiasmo y la fe del triunfo.

            No esperaban el atropello liso y llano, en plena capital, para arrancárseles la mayoría.

            A las 8.30 de la mañana, más de 1.500 liberales se encontraban en la calle Paraguayo Independiente para inscribirse.

            Los colorados que no previeran aquella avalancha, se cuentan en menor número y se concentran en la Encarnación.

            Iniciadas las inscripciones, fueron rechazados en la parroquia de Encarnación, por los reconocedores, sufragantes colorados de otras parroquias que pretendieron inscribirse, circunstancia que los persuadió más de su derrota.

            Entonces, resuelven frustrar el curso de la inscripción por la violencia e impedir el triunfo de los liberales.

            Capitaneados por el cabecilla Rolón Troche, inician la agresión contra éstos, entablándose una lucha a mano armada, que da por resultado, en el primer momento, al desbande de los agresores; pero al rato vuelven al ataque, esta vez, encabezados por fuerzas policiales y de línea, armadas a winchester y remington y con descargas continuadas sobre la masa liberal.

            Esta, bajo aquella fusilería, se desbanda, menos uno de sus grupos, que permanece alrededor de D. Antonio Taboada, ante quién llega, revólver en mano, seguido de sus tropas armadas, el propio jefe de policía de la Capital, comandante Zacarías Jara, entablándose entre ambos un conflicto personal, en que el Sr. Taboada se conduce con la mayor entereza.

            Tras el desbande de los liberales, comenzó la persecución de sus grupos dispersos, a tiros, por las calles de la ciudad. Partidas de vigilantes, sable en mano, acompañadas de grupos civiles, caían sobre los fugitivos.

            Resultado final de la jornada: 2 muertos, 2 heridos expirantes, 37 heridos. Fueron apresados y arreados a la Policía D. Antonio Taboada, Fabio Queirolo, Gregorio Viveros y otros. Por la tarde subía a más de 68 el número de los liberales apresados, recluyéndoselos, casi en su totalidad esa noche, en una estrecha celda de la Cárcel Pública.

            Ni un solo republicano había sido apresado.

            La elección, pues, estaba perdida, frustrada, para el Partido Liberal. Por esta breve crónica, puede medirse la magnitud de la sensación, causada al pueblo asunceno aquel día y subsidiariamente a toda la República, por el desborde de la autoridad.

            Era una notificación irreparable de la clase de guerra que se desataba, entre ambas agrupaciones, con proyecciones hacia el más lejano porvenir.

            El coronel Maciel, a manera de protesta contra los excesos de sus correligionarios, retiró al día siguiente su candidatura.

            El año 1889 se inicia, (Enero 4), con el incendio total de la Iglesia de la Encarnación.

            Los vecinos del distrito promueven el levantamiento de un empréstito popular de $ 200.000, para la construcción de un nuevo templo, que aprueba el gobierno en el primer momento, con cargo de someterlo al Congreso. Este, después, lo convirtió en ley.

            Las elecciones de la Asunción, en ese mes, dan lugar a las reincidencias violentas del oficialismo.

            Van a continuación algunos hechos del año.

            Aprobación de los tratados firmados en Montevideo por los delegados paraguayos al último Congreso Internacional; crisis de relaciones con la Cancillería boliviana, con motivo del desalojo efectuado en Puerto Pacheco de presuntas autoridades bolivianas por una comisión militar paraguaya, que redujo a prisión a varios ciudadanos de aquel país, quienes, sobre haber cometido un delito, pretendían escapar a la jurisdicción nacional en dicha localidad.

            Se libra al servicio público la primera sección del Ferrocarril de Paraguarí a Sapucay, de las vías a construirse hasta Villarrica.

            El 1° de Abril, en la apertura de las Cámaras, expone el mensaje presidencial el estado de la República, con algunos datos auspiciosos: amortización completa de los títulos Fondos Públicos, órdenes de pago y letras a pagar; reducción de Títulos Fiduciarios, para el pago del Ferrocarril, a $ 755.192.49; producido de venta de tierras y yerbales, en 1888, pesos 1.884.178.90; rentas totales de la nación, inclusive el producido de las tierras, $ 3.551.445.54. suba de los bonos de los empréstitos ingleses al 41 %; gran incremento de la edificación urbana, del servicio postal y de la población escolar de la República, que asciende a 18.526 alumnos inscriptos.

            Con fecha 4 de Mayo se autoriza la inversión de $ 200.000 para el fomento de la inmigración; el 8 del mismo, se declara en estado de sitio el primer y segundo distrito electoral por dos meses.

            Enajénase nuevamente el Ferrocarril, en £ 2.100.000 a la empresa inglesa The Paraguay Central Raillway Company Limited, cuyos estatutos son aprobados el 1° de Junio.

            Se concede a D. Leonce Madave de Masogne, privilegio para explotar una línea férrea de Asunción a Igatimí, hasta la frontera brasileña, pasando por Emboscada, Arroyos y Esteros, San Estanislao, Villa Igatimí, como primera sección del Ferrocarril transcontinental de Asunción a Santos; id. a D. Tomás Duggan, de otra sociedad anónima, para establecer el Banco del Paraguay y Río de la Plata, con 8.000.000 de pesos fuertes por el término de 30 años.

            Por otra concesión se otorga a los Sres. Doering y Hasperath, para montar a un tiempo varias empresas, fábricas de azúcar, tanino, ladrillos a vapor y vastas plantaciones, con un capital de $ 1.000.000 oro; dos leguas de tierra sobre el río Paraguay por cinco de fondo.

            Se retira el ministro boliviano Claudio Pinilla, de la Asunción, en protesta contra la actitud de nuestra Cancillería, que apoyaba firmemente las medidas militares en Puerto Pacheco.

            El Paraguay obtiene numerosos premios en la Exposición Internacional de Barcelona.

            Se acredita una Legación en Europa ante Inglaterra, Francia y España.

            Entre las obras públicas se citan: varios puentes y caminos rurales, el murallón del puerto, restauración del Palacio, cuarteles, algunas aduanas, empedrados de la ciudad y diversas oficinas de la campaña. Subvenciones: a la empresa de luz eléctrica del Dr. Silvio Andreuzzi y a nuevas mensajerías; de Ypacarai a Caraguatay, de Caballero a Ajos, de Humaitá a Yabebyry.

            En materia financiera: se autoriza al P. E. (el 8 de Julio) a disponer de $ 1.050.000 oro, resultantes de la venta del Ferrocarril y a contratar con el Banco de Comercio, la amortización completa de los Títulos Fiduciarios, sobre la base de descontarse el 15% de dicha deuda, como también, con el Banco Nacional del Paraguay, la integración total del capital subscripto en acciones, y a hacer la conversión del resto de la suma proveniente de la venta del Ferrocarril, en moneda de curso legal, al cambio de plaza, destinándolo para reforzar el capital del Banco Agrícola y construir el Hospital de Caridad. Por ley del 13 de Setiembre, se autoriza a los Bancos Nacional del Paraguay, de Comercio y del Paraguay y Río de lo Plata, a acuñar $ 3.000.000 en monedas de plata.

            Otra concesión ferrocarrilera: a Antonio Peláez para explotar una vía férrea de Villa Franca Nueva hasta Bella Vista pasando por Carapeguá, Ybytimí, San Estanislao, etc.

            Otros hechos: creación del Diario Oficial de la Administración Pública, el 5 de Octubre, bajo la dirección del ministerio de Relaciones Exteriores; proclamación de la futura fórmula presidencial de los ciudadanos D. Juan G. González y Víctor M. Soler, para Presidente y Vicepresidente de la República, respectivamente, por el acuerdo llamado de conciliación del Partido Colorado y del Partido Liberal, y fundación del periódico La Razón a objeto de sostener dicha fórmula electoral; misión a la Conferencia Internacional de Washington de D. J. Segundo Decoud; renuncia el 5 de Diciembre del coronel Meza, del ministerio del Interior, y nombramiento en su reemplazo del teniente coronel D. Manuel A. Maciel, titular del ministerio de Justicia, en cuya cartera le substituye el Dr. César Gondra; nueva renuncia del ministro de Hacienda, Sr. Higinio Uriarte y nombramiento en su substitución, el 12 del mismo mes, del Sr. José T. Sosa; advenimiento de la República en el Brasil y solemnes honores decretados por el gobierno nacional, en celebración de dicho acontecimiento; inauguración, el 31 de Diciembre, de la Universidad Nacional, de acuerdo a la última ley de Enseñanza Superior, quedando abiertas las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales y de Medicina.

            El entrante año, 1890, va a registrar las más profundas modificaciones en la situación financiera de la República, cerrando la administración del general Escobar con una serie de medidas económico-financieras, que repercutirían hasta la actualidad, como el régimen de la inconversión del papel moneda, las emisiones sin garantía, los Bancos oficiales, malbaratados, etc.

            El siguiente cuadro da una idea de los medios de defensa que aún contaba la República, al iniciarse el año 1890, de que arranca gran parte de sus males financieros:

 

Deuda Interna: (única) - Al Banco de Comercio...................... $          39.455,61

Créditos hechos en el Banco Nacional del Paraguay........... $         429.844.63

 

Total................................................................................................ $           465.300.24

 

Deuda Externa.............................................................................. $ oro  4.250.000.

Activo del Estado, en cambio: Acciones integradas en el

Banco Nacional............................................................................. $             500.000.

Fondos de reservas en el Banco Nacional............................. $              37.035.18

Capital realizado en el Banco Agrícola.................................... $        1.046.387.77

 

Total............................................................................................ $          1.583.173.95

 

Vales por tierra y yerbales a cobrar en 1, 2 y 3 años............ $          1.899.838.03

Acciones de preferencia del Ferrocarril................................... $          1.050.000.

Producido de venta de tierras y yerbales en 1889................. $              809.125.78

 

            Animado el gobierno de aquel estado de cosas, se dejó atraer de perspectivas financieras, concebidas por combinaciones temerarias e insostenibles en el terreno de toda previsión.

            El 24 de Abril se inicia el devaneo aludido con una ley autorizando al P.E. a emitir fondos públicos, con carácter de Deuda Externa, hasta la suma de 500.000 i, con 6% de interés anual y 2% de amortización acumulativa, a pagarse semestralmente en Londres o la ciudad que fuere, de cuya suma, 400.000 £, serían entregadas al Banco del Paraguay y Río de la Plata, en pago de las 20.000 acciones debidas por el gobierno a dicho Banco, según ley de su fundación, y las 100.000 s. restantes, quedarían a disposición del gobierno. Las utilidades resultantes de dicho Banco, así como las del Nacional y hasta las rentas nacionales, se afectaban al servicio de la deuda.

            La crisis monetaria había recrudecido. Una total paralización de las transacciones mercantiles y de los negocios sobre tierras sumía la plaza en la mayor incertidumbre.

            En eso, las primeras saludables impresiones de la fórmula presidencial González-Soler, lanzada por la conciliación se desvanecen con la ruptura del acuerdo (el 7 de Abril), que abre de nuevo entre los partidos la guerra permanente.

            Quedó en pie la fórmula oficial: Juan G. González-Marcos Morínigo.

            El mensaje del P. E. a las Cámaras de ese año no oculta las incertidumbres reinantes.

            Terminada la reserva de las tierras, evidentemente, las rentas nacionales corrían el riesgo de una merma insoluble.

            En otro orden de cosas, anuncia el Presidente, en el último año de su administración, la reanudación de las relaciones amistosas con Bolivia, que envía, ante su Gobierno, el ministro retirado anteriormente, Sr. Claudio Pinilla, como Plenipotenciario ad hoc, para el canje de la ratificación pendiente del Tratado Tamayo-Aceval: en materia electoral, no obstante los sangrientos antecedentes que dieran resonancia a los últimos comicios, promete entera abstención, para la próxima campaña presidencial; en punto a administración financiera, informa de la amortización completa de los títulos de Deuda interna, llamados Fondos Públicos, letras y órdenes de pago y Títulos Fiduciarios, y la suba de los bonos de Londres hasta el 46%, mediante su servicio regular.

            El 5 de Mayo es nombrado comandante militar de las Misiones, el teniente coronel Juan B. Egusquiza, ciudadano que en breve vendría a actuar en primera fila en la política nacional.

            La evolución de las industrias seguía su curso progresivo, estimulado, a menudo, por los poderes públicos. Habiendo el residente e industrial francés, D. Esteban Mendiondou, reclamado por violación de sus privilegios exclusivos para la fabricación de jabón y aceites en la Asunción, el Estado satisfizo sus pretensiones, abonándole una indemnización, mediante la cual quedaran libres dichas industrias.

            La explotación y fabricación del tanino y tinturas se iniciaba con importantes concesiones, como las de D. Carlos Casado. Se instalan fábricas a vapor de fósforos y velas, con privilegios concedidos a los Sres. Casal, Correa y Cía., y en la industria del riel, se anotan dos concesiones de importancia: la del Sr. Adeodato Gondra, en representación de un sindicato de capitalistas, para explotar una línea de Villa del Pilar a Villarrica, pasando por Villa Florida (Misiones) y otra, de este punto a Paraguarí; y la del dueño del Tranvía a Villa Morra, Sr. Campbell P. Ogilvíe, para prolongar las vías de la Empresa hasta San Lorenzo del Campo Grande.

            El 18 de Junio, una ley de emergencia, provocada por los atrasos del Presupuesto, autoriza al P. E. a emitir hasta $ 500.000, en títulos de Deuda Pública amortizable, para cancelar aquellos. Dichos títulos serían admitidos en pago de la venta y arriendo de tierras y yerbales, afectándose al servicio de sus intereses y amortización, el producido de la venta de tierras y yerbales, y de los derechos adicionales sobre importación del 8% y 4% respectivamente, debiendo procederse sucesivamente a la quema de cada partida amortizada. Devengaban, finalmente, los títulos emitidos un interés mensual de 1 1/2% y debió pagarse con ellos el presupuesto, cuando las rentas no lo cubriesen.

            Como consecuencia de la ruptura del acuerdo electoral entre los partidos en Abril, la anarquía sobrevino entre sus núcleos dirigentes y una nueva fórmula presidencial fue lanzada contra la de González-Morínigo: la del coronel Juan A. Meza y D. Rosendo Carísimo.

            Este último no acepta su designación.

            La lucha prosiguió enardecida entre ambas fórmulas.

            El 26 de Junio el P. E. fija el día 17 de Agosto para la elección de electores de Presidente y Vicepresidente de la República y el día 25 de Setiembre para la reunión de los colegios electorales y elección de los magistrados.

 

OFICIALIZACIÓN DEL BANCO NACIONAL DEL PARAGUAY

 

            La política financiera del general Escobar iba a acometer una empresa llena de peligros: la conversión del Banco Nacional del Paraguay, de Banco mixto y particular, en Banco exclusivo del Estado. Todas las modalidades de la clase gobernante de la República, de la educación comercial y de las costumbres sociales, aconsejaban en ese respecto la mayor circunspección y prudencia.

            La falta de sanción y de responsabilidad efectiva de los gobernantes que dan la fisonomía característica de su veleidosa vida pública, pareció, empero, que sirviera de aliciente para empujarse a la Nación hacia el más tenebroso enredo financiero, de que haya memoria entre sus azarosos días de desarticulación administrativa.

            El Presidente Escobar, comprometido en los planes financieros a que hemos hecho referencia, con el núcleo central de los hombres dirigentes del régimen, asume, al fin, la responsabilidad de la medida laboriosamente proyectada. El 25 de Julio se promulga la ley pertinente a la oficialización del Banco Nacional. Según ella, se autorizaba al P. E. a adquirir en compra el Banco Nacional del Paraguay, abonando a sus accionistas el importe del valor escrito de sus acciones integradas, en moneda de curso legal, y el tanto por ciento pagado por las acciones deudoras al Banco, en alguna o algunas cuotas, al hacerse la adquisición.

            Quedaba sin efecto, la ley de fundación del Banco Agrícola y se emitían títulos llamados de Deuda Exterior amortizable, por valor de $ 5.000.000 oro.

            El Banco adquirido, pasaba a ser en exclusividad del Estado, con el siguiente capital: las carteras del Banco comprado, del Banco Agrícola y de la Junta de Crédito Público, las acciones del Estado en el Banco del Paraguay y Río de la Plata, las acciones de preferencia del Ferrocarril, los $ oro 5.000.000 de Títulos de Deuda exterior amortizable, el valor de las colonias del Estado, etc.

            El Banco estaba dividido en varias secciones, denominadas Comercial y de Colonización y de Obras de utilidad pública, destinándose a las primeras las anteriores funciones del Banco Agrícola.

            En una palabra: el Banco Nacional del Paraguay, trocado en Banco del Estado, asumía todas las funciones del Estado para el fomento de las industrias y del comercio, como son la administración de las industrias y hasta del Hotel de Inmigrantes, operaciones de compra y venta de los productos nacionales, la creación de Sucursales dentro y fuera del país, agencias de información en el exterior, etc., etc., todo con un capital más bien nominal.

            El primer Directorio del establecimiento, quedó constituidos en la siguiente forma:         

            Presidente, Emilio Aceval; Gerente, Maximino Ruiz Díaz; Vocales: Pedro Jorba, Cirilo Solalinde, Juan B. Gaona, Miguel Bajac, Esteban Rojas, Jorge Stewart, Vicente Sorazábal, Guillermo de los Ríos, Norberto Molina, Vocales: Ángel Crovato, Ildefonso Fernández, José R. Mazó, Juan Quell.

            Por la ley de Agosto 25 se modificaron algunos artículos de la carta constitutiva del Banco y se suspendía, por 60 días, la conversión de los billetes del Banco y de los otros, con lo que asomaba en la plaza comercial el fantasma de la inconversión.

            Otra ley, del día siguiente, facultaba al P. E. a afectar en garantía del empréstito de $ 5.000.000 oro, de la Deuda Amortizable, la suma de $ 400.000 oro anuales, de las rentas aduaneras, para el servicio de los intereses y amortización que se convengan con los prestamistas.

            El 10 de Octubre se convoca al Congreso a sesiones extraordinarias para tratar y sancionar el presupuesto.

            El 13 del mismo mes se promulga el decreto legislativo declarando electos Presidente y Vicepresidente de la República a los ciudadanos D. Juan G. González y Marcos Morínigo en el VI período presidencial.

            La candidatura del coronel Meza había sido eliminada enteramente.

            El Independiente pasó a ser el órgano que reflejaba la tendencia de esta candidatura vencida.

            El 10 de Noviembre, el coronel Juan Crisóstomo Centurión es nombrado Ministro Plenipotenciario ante Inglaterra, Francia y España, reemplazándole interinamente en la Cancillería el Sr. José T. Sosa, titular de la cartera de Hacienda.

            El día 25, el Presidente cesante, general Patricio Escobar, entrega el mando al nuevo mandatario D. Juan G. González, previo juramento de éste ante el Congreso, de que se le trajo comunicación.

 

 

Coronel Albino Jara 

 

 

Eliseo da Rosa

 

Belisario Rivarola

 

Doctor Jerónimo Zubizarreta

 

 

 

CINCUENTA AÑOS

DE VIDA PÚBLICA, POLÍTICA Y SOCIAL DEL PARAGUAY

Por RAÚL AMARAL

 

COMPLEMENTOS A LA

HISTORIA CONTEMPORÁNEA DEL PARAGUAY

De GOMES FREIRE ESTEVES

 

Asunción

1983

 

 

SUMARIO

 

I.       Síntesis de cronología temática

II.      Documentos incluidos en el texto

III.     Nombres de personas con actuación pública entre 1869 y 1920

IV.    Recuento bibliográfico

         1. Fuentes de época

         2. Fuentes actualizadas

IV.    Recuento bibliográfico

         1. Fuentes de época

         2. Fuentes actualizadas y 1920

IV.    Recuento bibliográfico

         1. Fuentes de época

         2. Fuentes actualizadas

 

 

EXPLICACIÓN

 

         Estos trabajos, destinados a complementar el conocimiento de la hoy agotada Historia Contemporánea del Paraguay de Gomes Freire Estéves, corresponden a un plan previsto, que se deduce de su propio desarrollo.

         Pero para una más fácil confrontación de la obra y una adecuada lectura de sus diferentes capítulos, se ha considerado necesario formular algunas aclaraciones en cuanto a la característica de sus apartados, que se comentan en el orden que sigue:

         I. Síntesis de cronología temática, agrupa en períodos constitucionales previa instalación del denominado "Gobierno Provisorio" - la evolución cumplida a lo largo de medio siglo, estableciendo divisiones de acuerdo a los temas de mayor trascendencia, verificados en cada una de ellas;

         II. Documentos incluidos en el texto, se refiere a todos aquellos que el autor ha trascrito directa y textualmente, habiéndoselos ubicado según fechas y con relación a la importancia de los mismos. No se incluyen aquellos que sólo fueron mencionados para apoyar la exposición lineal de los sucesos;

         III. Nombres de personas con actuación pública entre 1869 y 1920: figuran aquellos de más relevante o persistente actuación y sólo en su comienzo o de acuerdo a la aparición fijada por el autor en el trascurso de la obra. Tal es la razón por la cual no se ha adoptado el sistema de repetición de apellidos. La citada tabla "onomatológica" -si así puede llamársele- tiene también como propósito el de poner en evidencia las distintas nucleaciones familiares que se han ido turnando en el quehacer público nacional;

         IV. Recuento bibliográfico muestra a su vez dos sectores bien identificados, cuya incorporación pasa a explicarse de inmediato:

         1. Fuentes de época reúne a elementos de información producidos en el tiempo que abarca esta Historia a fin de que el interesado pueda completar el panorama con otros aportes y otros testimonios;

         2. Fuentes actualizadas son las que, sin guardar un paralelismo estricto, permiten aproximar el pasado -cotejándolo o no- a la realidad de nuestros días.

         Debe señalarse, igualmente, que los títulos han sido escalonados por orden cronológico para el primer caso y alfabético de autor para el segundo. Cuando el tema alude a hechos acaecidos entre 1869 y 1920, se tiene en cuenta la fecha de edición; superado ese tramo, la misma podrá o no coincidir con el tema tratado.

         Por último cabe sugerir alguna aproximación a fuentes que aquí no están representadas, en virtud de la condición esquemática de estos trabajos. Entre ellas puede recordarse a las siguientes: Colecciones de periódicos, Registro Oficial, Diarios de Sesiones del Parlamento y Mensajes presidenciales, dentro de una intención de consulta de mayor profundidad investigativa.

 

 

                                                                  rl. al.

         (Provincia Gigante de las Indias,  

         Marzo/ Octubre, 1983)

 

 

I. SÍNTESIS DE CRONOLOGÍA TEMÁTICA (1869 - 1920)

 

         1869

         Política: "Proyecto de petición  para el establecimiento de un gobierno provisorio" (I. 1)

         - Una asamblea general resuelve enviar a Buenos Aires (sede diplomática de la Alianza) una comisión representativa de los 365 ciudadanos que suscriben el referido documento (III. 31)

         - Se reúnen sesenta ciudadanos y fundan el Club del Pueblo (VI. 26)

         - En la plaza 14 de Mayo asumen el mando los integrantes del triunvirato: Rivarola, Loizaga y (Díaz de Bedoya (VIII. 15)

 

         Relaciones Exteriores: El nuevo gobierno dicta un decreto de ratificación de los protocolos del 2 de junio, reconociéndose de hecho el Tratado de la Triple Alianza (VIII. 18)

         - Reclamación del Gobierno Provisorio por la ocupación de la Villa Occidental (hoy Villa Hayes) por tropas del ejército argentino (XII)

 

         Economía: Habilitase todo el litoral del Paraná para la libre introducción de ganado proveniente del extranjero (IX. 25)

         - Decreto de libre concurrencia particular de la explotación de yerba mate y bosques, hasta entonces monopolizada por el Estado (IX. 27)

 

         Organización jurídica y del Estado: Abolición de la esclavitud (X. 2)

         - Creación de la Administración de Correos.

         - Todos los puertos del país son declarados francos.

         - Se nombra Presidente del Superior Tribunal de Justicia al Dr. Facundo Machaín, y secretario a don Juansilvano Godoi.

         - Es iniciada una campaña en favor de una Carta Constitucional (X. 10).

 

         1870-1880

         (5. II) Manifiesto del Gobierno Provisorio sobre garantías civiles.

 

         Política: El año anterior se ha organizado una agrupación política: el Club del Pueblo, Este de 1870 se organiza el Gran Club del Pueblo, que es su oponente (25. II). Se convoca a elecciones de diputados a la Convención Constituyente. Se confiscan los bienes de Madame Lynch (3. VII).

         En la elección de convencionales triunfa el Gran Club del Pueblo.

         (15. VIII) Inicia sus sesiones la Convención Constituyente, la que el 31 de ese mes declara acéfalo el Triunvirato Provisorio y crea el cargo de Presidente de la República. El 24.X1 son elegidos Presidente y vice en asamblea, Cirilo Antonio Rivarola y Cayo Miltos. Al día siguiente se sanciona la Constitución, basada en la Argentina. Una falsa tradición hace creer que el autor de la misma es el joven Juan José Decoud, de 22 años de edad.

 

         Relaciones Exteriores: 21.V: Llega el nuevo ministro argentino Gral. Julio de Vedia. El 20.V1 se firma un protocolo de paz con los países aliados.

 

         Educación: Se crea el Consejo de Medicina e Higiene Pública.

 

         Economía: El 29.X1 la Comisión se dirige al P.E. solicitando la colocación de un empréstito, a la vez que lo autoriza a disponer de las propiedades fiscales. El 3.XII se autoriza el levantamiento de un empréstito por $/P 2.000 con garantía de las propiedades y rentas de la Nación.

 

         25-XI-870 – 18-XII-871: Presidencia de CIRILO ANTONIO RIVAROLA

 

         Política: En febrero de 1871 se instala la primera Comisión legislativa. Se reorganiza el gabinete y el Gral. Caballero inicia su carrera pública y política asumiendo el ministerio de Guerra y Marina. Fallece el vicepresidente Miltos y es nombrado Salvador Jovellanos. El 13.X. el presidente dirige un manifiesto al pueblo. Son disueltas las Cámaras y se convoca a nuevo Congreso. El 18.XII. es derrocado Rivarola y asume el vice Jovellanos.

 

         Relaciones Exteriores: 1872: Tratado Loízaga-Cotegipe con Brasil; 1873: de paz con el Uruguay.

 

         Educación. Créase el Consejo Superior de Instrucción Pública.

         Organización Jurídica: Funciona el Superior Tribunal de Justicia.

 

         Economía: Se declara inservible una nueva emisión con garantía de los bienes fiscales. Se gestiona en Londres un empréstito por £ 1 millón, de los cuales el gobierno recibió 403.000; de un segundo empréstito de 2 millones recibió solo 24.000 (ambos restos fueron aprovechados por comisionistas e intermediarios.

 

 

25-XII-874 – 12-IV-877: Presidencia de JUAN BAUTISTAGILL.

 

         Política: El presidente es asesinado en plena vía pública por un grupo de conjurados políticos el 12 de abril de 1877. Asume el vice Higinio Uriarte. El 29.X. del mismo año se produce la matanza de los presos políticos en la cárcel pública y de su defensor el Dr. Facundo Machaín.

 

         Relaciones Exteriores: El 22.VI.876 las fuerzas aliadas de ocupación se retiran del Paraguay. Se firma, 20.V.875 con la Argentina el tratado Sosa-Tejedor.

 

         Educación: El 4.I.877 se funda el Colegio Nacional, que comienza sus clases al siguiente año.

 

 

12-IV-877 – 25-XI-878: Presidencia del vice HIGINIO URIARTE.

 

         Política: Se produce el 29.X.877 la matanza de presos políticos en la cárcel pública.

 

         Economía: Créase el Banco del Paraguay con $ 500.000 por capital

 

 

 

25-XI-878 – 4-IX-880: Presidencia de CANDIDO BAREIRO.

 

         Educación: Ley de creación del Seminario Conciliar.

 

 

4-IX-880 – 25-XI-882: Presidencia provisional del Gral. BERNARDINO CABALLERO.

 

         Política: El 4.IX.880 fallece imprevistamente el presidente Bareiro debiendo sucederle el vice Adolfo Saguier. Un golpe de Estado impone al Congreso el nombramiento del Gral. Caballero, ministro del Interior. Se forma el Club Libertad, de apoyo político al mencionado mandatario.

 

         Educación: Se reforma el plan de estudios del bachillerato. Es fundada la segunda Escuela de Derecho, anexa al Colegio Nacional bajo la dirección del maestro español Dr. Ramón Zubizarreta. Se nombra delegado del Paraguay al Congreso Pedagógico Internacional de Buenos Aires al Dr. Adolfo Decoud (1882).

 

         Organización Jurídica: Creación del Registro Civil de las Personas y de la Escribanía Civil de Podres.

 

         Economía: Fomento a la colonización. Creación del Departamento Nacional de Inmigrantes. Partida de $ 5.000 para la participación del país en la Exposición Continental de Buenos Aires (1882)

 

         Milicia: Compra de armamentos por valor de $ 10.000 y del cañonero "Pirapó".

 

         Fundaciones: Pueblo de Villa Florida y colonia de San Bernardino y Villa Hayes.

 

 

25-XI-882 - 1886: Presidencia del Gral. BERNARDINO CABALLERO.

 

         Educación: Se inaugura la Escuela de Derecho. Se designan becarios a la Argentina y el Uruguay.

 

         Relaciones Exteriores: Creación de la Legación en Buenos Aires.

 

         Organización Jurídica: Ley por la que se instala la Municipalidad de Asunción, siendo sus miembros designados por elección.

 

         Relaciones Exteriores: Creación de la Legación en Buenos Aires.

 

         Organización Jurídica: Ley por la que se instala la Municipalidad de Asunción, siendo sus miembros designados por elección.

 

         Relaciones Exteriores: Condonación de la deuda de guerra por el Uruguay y firma de un tratado de paz y amistad (20.IV.883). El Uruguay devuelve los trofeos de guerra (1885).

 

         Economía: Se funda la Bolsa de Comercio. Creación de las Juntas Central de Agricultura y del Crédito Público. Funcionamiento de la Oficina de Estadística. Ley de venta de tierras públicas (1885).

 

 

25-XI-886 - 1890: Presidencia del Gral. PATRICIO ESCOBAR.

 

         Política: El 10.VII.887 se funda el Centro Democrático o Partido Liberal y el 11.IX. la Asociación Nacional Republicana, ambos partidos tradicionales.

 

         Educación: Consejo Superior de Educación (1887). Ley de Enseñanza Obligatoria. Fundación de la Biblioteca Nacional (21.IX). Creación de la Universidad Nacional (1889) con las facultades de Derecho, Medicina y Matemáticas. Fundación de la Escuela Normal de Niñas.

 

         Relaciones Exteriores: Participación del Paraguay en la 1ª. Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington (1889-90), siendo delegado D. José Segundo Decoud. El patriota cubano José Martí es designado cónsul del Paraguay en New York.

 

         Economía: Fundación del Banco Agrícola. Instalación fábricas de fósforos, velas, azúcar y cigarrillos. Censo nacional: 263.750 habitantes para el país y 23.304 para Asunción. Productos nacionales representados en las Exposiciones universales de Bruselas, París y Filadelfia.

 

 

25-XI-1890 – 9-VI-893: Presidencia de JUAN G. GONZALEZ

 

         Política: 18.X.891: Revolución liberal sofocada. Estado de sitio por treinta días.

 

         Economía: Establecimiento de la Contribución Directa (hoy Impuesto Inmobiliario)

 

         Administración: Se concluye la construcción del Palacio de Gobierno.

 

 

9-VI-893 – 25-XI-894: Presidencia del vice MARCOS MORINIGO

 

         Política: Por tratar de imponer la candidatura a presidente de su pariente D. José Segundo Decoud, es derrocado el 9.VI.93 el presidente González, siendo reemplazado, por el vice Marcos Morínigo. Se acentúa la influencia del Gral. Juan B. Egusquiza, jefe de represión del movimiento liberal de 1891.

 

         Economía: Se habilitan puestos de exportación de caña de azúcar. Ley de Emisión de Títulos de la Deuda Interna (20.VII) por $ 1.400.000. Ley de yerbales y tierras fiscales (3. IX).

 

 

 

25-XI-94 - 898: Presidencia del Gral. JUAN B. EGUSQUIZA

 

         Política: Regresa al país el dirigente liberal Dr. Benigno Ferreira, después de 20 años de exilio voluntario (23.II.895). El sector liberal intransigente acaudillado por el Dr. Cecilio Báez combate los empréstitos de 1871-72: En el antiguo pleito del Estado contra la empresa del Ferrocarril el Dr. Báez incita a atacar a la empresa, produciendo una división en el directorio del Partido Liberal, El Presidente se entiende con la fracción "cívica" o acuerdista de los liberales.

 

         Relaciones Exteriores: Es estudiado por el Congreso el tratado Benítes - Ichazo con Bolivia. Viaja Blas Garay a Europa para la copia de documentos que acrediten los derechos territoriales del Paraguay al Chaco (26.XII.895) Entredicho de límites con Bolivia.

 

         Organización jurídica: Ley Orgánica del Poder Judicial y de los Tribunales de la Administración de Justicia. Educación y Culto: Funcionan 289 escuelas nacionales y particulares con un total de 19.625 alumnos. El 30.I.895 León XII nombra Obispo a Monseñor Sinforiano Bogarín.

         Economía: Se promulga la ley sobre derechos de exportación e importación; Se autorizan gastos para participar en la Exposición Internacional de Bruselas (27.V.896). Se funda la Sociedad Colonizadora (29.V1.898).

 

 

25-XI-898 – 9-I-902: Presidencia de EMILIO ACEVAL

 

         Educación: Se crea el Consejo Nacional de Educación (15.VI.899). Consejo Nacional de Higiene (16.VIII.899).

 

         Organización jurídica: Se integra la Suprema Corte con los Dres. Benigno Ferreira, Benjamín Aceval y Emeterio González. Se promulga la Ley de Matrimonio Civil y se introducen modificaciones al Código respectivo.

 

         Economía: Propónense reformas a la Ley de Contabilidad (30.XI.98). Participación en la Exposición Universal de París (12.I.899). Decreto fijando la cotización diaria del tipo oficial del oro en plaza, a cargo del Ministerio de Hacienda (22.V.899).

 

         Política: Denuncias de fraude electoral en el Norte del país para invalidar el diploma del Dr. Báez como senador (1901).

 

         Relaciones Exteriores: Se nombra al Dr. Báez ministro plenipotenciario ante el gobierno de México y delegado a la II Conferencia Internacional Americana (21.VII.901). Báez sostiene la necesidad de incorporar el arbitraje a las normas del Derecho Internacional Americano.

 

         Economía: Implántase el Sistema Métrico Decimal.

 

         Milicia: Decreto de organización de la Guardia Nacional. Formación, en la misma, de un batallón de aspirantes a oficiales.

 

         Relaciones Exteriores: Ministro boliviano Antonio Quijarro peticiona la caducidad del tratado Benítes-Ichazo.

 

 

9-I-902 – 25-XI-902: Presidencia del vice ANDRES HECTOR CARVALLO

 

         Política: Golpe de Estado por diferencias habidas entre fracciones de la Asociación Nacional Republicana. Movimiento armado contra el Congreso reunido, resultando muerto el senador Dr. Facundo D. Ynsfrán. Renuncia el presidente Aceval y asume el vice Carvallo.

 

         Educación: 608 alumnos matriculados en la Universidad y colegios nacionales. El Dr. Báez es recibido de su viaje a México como maestro de la juventud.

 

         Relaciones Exteriores: Canje de ratificación del Tratado de Arbitraje con la República Argentina, firmado el 6.XI.899 (5. VI. 902). Reconocimiento de la independencia de Cuba (12.VIII.902).

         Economía: Autorízase una nueva emisión monetaria y un préstamo de 1 millón de pesos al Banco Agrícola. Se aprueba la ley de Descanso Dominical (7.XI)

 

 

25-XI-902 – 19-XII-904: Presidencia del Cnel. JUAN A. ESCURRA

 

         Política: El presidente Escurra representaba, dentro de la Asociación Nacional Republicana, a la corriente adicta al Gral. Caballero. Desde el 4.VIII.904 comenzó a prepararse el movimiento revolucionario liberal que lo derrocaría. La rebelión avanza, estableciéndose en Villeta, casi a las puertas de Asunción el cuartel general de la Revolución. El vice Dr. Manuel Domínguez se pliega con un manifiesto titulado: "Yo acusó". El 15.VIII los revolucionarios lanzan un "Manifiesto al Pueblo" firmado por Benigno Ferreira. El 12 de diciembre se realiza en Pilcomayo, en la cañonera "El Plata", allí fondeada, una reunión entre integrantes del gobierno y los de la Revolución, con la mediación de los respectivos ministros de Argentina y Brasil. Las bases establecen la designación de un Presidente provisional; la confirmación en el gabinete de los ministros de la situación en las carteras de Interior y Justicia, Culto e Instrucción Pública; por cesantía se renovaría la mitad de ambas Cámaras, fijándose también el pago de los gastos ocasionados por la Revolución. Dichas bases son aceptadas el 19.XII, renunciando el Cnel. Escurra y el Dr. Domínguez, designándose presidente provisional a don Juan B. Gaona, acaudalado integrante de la junta rebelde.

 

         Educación: 364 escuelas nacionales y particulares, 793 maestros y 28.614 alumnos. Por decreto del 31.VIII.903, ocho médicos graduados son becados a Europa. En febrero de ese año se celebra el Primer Congreso Pedagógico Nacional.

 

         Relaciones Exteriores: Promulgación de la ley de Organización del Servicio Diplomático (17.VIII).

 

         Ordenamiento jurídico: Se autoriza la formación de una comisión para la reforma de los Códigos vigentes.

 

         Economía: Queda restablecida por ley la Caja de Conversión.

 

 

19-XII-984 – 9-XII-905: Presidencia de JUAN B. GAONA

 

         Política: Declárase el estado de sitio hasta el 31.III.905. Un proyecto parlamentario de préstamo de $ 400.000 para la creación de un Club Social, malquistó al presidente Gaona con el Congreso y un sector de la Revolución, viéndose obligado a renunciar el 9.XII.905

 

         Organización jurídica: Créase la Oficina General de Inmigración y Colonización y la Dirección General de Vías de Comunicación.

 

         Milicia: Créase el Estado Mayor General del Ejército y la Sanidad Militar. Promúlgase la Ley de fundación de una Escuela Militar para el ingreso de oficiales al Ejército de Línea.

 

 

9-XII-905 – 25-XI-906: Presidencia de CECILIO BAEZ

 

         Política: Hallándose acéfala la vicepresidencia, el Congreso designa presidente provisional al Dr. Cecilio Báez, en reemplazo de Gaona. Un agitado debate periodístico conduce al duelo entre los jóvenes liberales Carlos García y Gomes Freire Esteves, muriendo el primero de los nombrados (13.I.906). En abril de ese año se forma la Liga de la Juventud Independiente, integrada principalmente por estudiantes ajenos a la política de partidos. Luego del 2 de julio de 1908 y a invitación de Manuel Gondra, unos ingresarán al Partido Liberal y otros a la Asociación Nacional Republicana. Se conoció también a este nucleamiento como "Partido Constitucional", por estar sus principios sustentados en la defensa de la Constitución.        

 

         Economía: Estallan numerosas huelgas obreras. El Dr. Báez, el 14.V.906 arenga a los trabajadores con un discurso patriótico.

 

         Relaciones Exteriores: Tratativas paraguayo-bolivianas mediante los delegados Manuel Domínguez y Emeterio Cano, especialistas en límites. Se destinan $ 100.000 para costear los gastos de la Comisión nombrada para determinar el brazo principal del Pilcomayo. Son designados representantes del Paraguay a la 3a. Conferencia Internacional Americana de Río de Janeiro, en 4.VII.906, el ministro ante el gobierno del Brasil, don Manuel Gondra, el diputado Dr. Gualberto Cardús Huerta y el senador D. Arsenio López Decoud.

 

 

 

25-XI-906 – 4-VII-908: Presidencia de BENIGNO FERREIRA

 

         Política: Sangrientos incidentes en las elecciones de diputados y senadores realizadas en la campaña.

 

         Relaciones Exteriores: Prosigue el estudio de la cuestión de límites con Bolivia. El país se adhiere a las conclusiones de la Convención de La Haya. El 17.VIII se aprueba el nuevo protocolo firmado en Buenos Aires el 1.II sobre la Comisión Mixta para la Demarcación del Brazo Principal del Río Pilcomayo, con un solo perito por cada parte.

 

         Educación: Es trasladada de la Capital a Villa Rica la Escuela Normal de Maestros. Funcionan 554 escuelas, con 80 maestros y 41.000 alumnos. Se mantienen 40 becas en el exterior.

 

         Economía: Contratación de técnicos profesionales europeos para el Departamento de Ingeniería. El 24.XII es fundado el Banco de la República con capitales privados.

 

 

4-VII-908 – 25-XI-910: Presidencia del vice EMILIANO GONZALEZ NAVERO

 

         Política: El 2.VII estalla un movimiento sedicioso encabezado por el mayor Albino Jara, con algún aporte civil. Dos días después renuncia el presidente Ferreira y asume el vice, González Navero. El 21.IX.908 prorrógase el estado de sitio hasta el 30.XI. Desencadénase persecución de opositores y militantes sindicales. Nueva prórroga del estado de sitio hasta el 31.III.909. En IX.1908 había fracasado un movimiento armado. El 12.IV.910 se decreta la Ley General de Amnistía por Delitos Políticos.

        

         Ordenamiento jurídico. Promúlgase la Ley para la vigencia del nuevo Código Penal.

 

         Relaciones Exteriores: Acuerdos nacionales sobre extradición, naturalización y arbitraje. Con la Argentina se firma uno sobre legalización de exhortos y cartas rogatorias. Nómbrase la delegación paraguaya al IV Congreso Científico Latinoamericano a celebrarse en Chile.

 

         Economía. Es suprimida la Caja de Conversión.

 

         Milicia: El 27.VII.908 se suprime el Estado Mayor General del Ejército. Es fundada la Escuela Naval de Mecánicos.

 

 

 

         1910-1920

 

25-XI-910 – 17-I-911: Presidencia de MANUEL GONDRA

 

         Política: Diferencias habidas entre el ministro del Interior, Adolfo Riquelme, y el de Guerra, Cnel. Albino Jara, que el presidente Gondra no quiso zanjar en favor de éste, motivan su renuncia el 17.I.911, al mes y 23 días de haber asumido el mando.

 

         Milicia: 23.XII.910 se promulga la Ley de Servicio Militar Obligatorio.

 

 

17-I-911 – 5-VII-911: Presidencia del Cnel. ALBINO JARA

 

         Política. El nuevo presidente, surgido de un golpe de Estado y designado por el Congreso, se preocupa por formar su propio partido; con algunas colaboraciones importantes. El Dr. Cecilio Báez asume la Cancillería y el Dr. Manuel Domínguez el ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Un sector del denominado Partido Liberal Democrático apoya al incipiente gobierno. En febrero de 1911 se desencadena una rebelión armada que encabeza el ex ministro del Interior, Adolfo Riquelme. Este es apresado y fusilado el 17.III de ese año, desapareciendo sus restos para siempre.

 

         Relaciones Exteriores: El Paraguay concurre a la Exposición Internacional de Agricultura del Centenario Argentino. Incidentes protagonizados por los plenipotenciarios paraguayos Carlos Cálcena, en Buenos Aires y Juansilvano Godoi, en Río de Janeiro.

 

         Educación: Créase el Instituto de Historia y Geografía, que no llega a funcionar.

 

         Economía: La línea del ferrocarril llega a Encarnación, posibilitando su empalme con Posadas.

         Milicia: Adquisición de armamentos y contratación de un oficial de Estado Mayor del Ejército de Chile.

 

 

5-VII-911 – 28-II-912: Presidencia de LIBERATO M. ROJAS.

 

         Política: El 5.VII.911, después de 6 meses y 18 días de frenético gobierno, el Cnel. Jara es depuesto por sus propios compañeros de armas. Las Cámaras nombran presidente a Liberato Marcial Rojas, apoyado por los republicanos y grupos de ex-jaristas. El 22.XI.911 estalla un movimiento cuyos líderes son los dirigentes liberales Manuel Gondra y Eduardo Schaerer. La revolución se acentúa, hasta que un golpe de Estado republicano derriba a Rojas el 28.II.912. Dos días antes ha muerto el Gral. Bernardino Caballero.

 

         Relaciones Exteriores: Argentina y Brasil ubican sus escuadras en la bahía para garantizar la vida y bienes de sus connacionales. Se produce una ruptura de relaciones con el gobierno argentino de Roque Sáenz Peña. El canciller Antolín Irala formula, a su vez, reclamaciones.

 

         Economía: El gobierno lanza una emisión de 30 millones de pesos; reserva 10 millones en garantía de préstamo para la obtención de 500.000 pesos oro negociados con el Banco de la República. La cantidad es entregada a Emiliano Rojas, hermano del presidente, para la compra de armamentos en el exterior, pero éste desaparece sin rendir cuentas.

 

 

28-II.  – 22-III-912. Presidencia de PEDRO P. PEÑA

 

         Política: el 28.II. se produce el golpe republicano en Asunción, designándose presidente al Dr. Pedro P. Peña, en carácter provisional. La revolución encabezada por Gondra y Schaerer arrecia hasta que consigue derribar al gobierno, que había durado 21 días.

 

 

22-III. – 15-VIII-912: Presidencia de EMILIANO GONZALEZ NAVERO

 

         Política: Se designa presidente de facto a don Emiliano González Navero. Dirigentes opositores contactan con el Cnel. Jara que ha regresado a hurtadillas de su destierro y lo inducen a iniciar campaña armada, lo que así hace. A consecuencia de las heridas recibidas en el combate de Paraguarí, muere el 11.V.912.

 

         Economía: Declárase deuda del Estado el empréstito que el comité revolucionario triunfante había contraído con el ciudadano portugués Manuel Rodríguez, mediante Decreto reservado que no aparece en el Registro Oficial (V.20). La deuda alcanza a $ o/s 1.700.000.

 

         Periodismo: Reaparece el diario "El Nacional" bajo la dirección de Gomes Freire Esteves.

 

 

15-VIII-912 – 15-VIII-916: Presidencia de EDUARDO SCHAERER

 

         Política: Juicio político a los miembros del Superior Tribunal de Justicia Dres. José Tomás Legal y Cayetano Carreras, iniciado en la Cámara de Diputados.

         - Fúndase la Unión Patriótica bajo la dirección del expresidente don Emilio Aceval.

         - El Dr. Cecilio Báez es nombrado miembro del Superior Tribunal de Justicia en reemplazo del Dr. J. Gaspar Villamayor (2.XII.914)

         - Estalla un movimiento armado dirigido por los hermanos Gomes y Luis Freire Esteves y el Capitán Fidel Ferreira. Breve prisión del presidente Schaerer y derrota posterior de los conjurados (1.I.915)

         - Allanamiento del diario "General Caballero", de tendencia republicana (III.28).

         - El Dr. Báez renuncia al Superior Tribunal de Justicia y publica un manifiesto (II.916)

         - Atentado en la vía pública contra el periodista y dirigente obrero Leopoldo Ramos Giménez (VII.5)

 

         Relaciones Exteriores: Desígnase plenipotenciario especial a don Fulgencio R. Moreno para tratar la cuestión de límites con Bolivia (19.I.915)

         - Tratado de arbitraje con Estados Unidos de Norteamérica, Italia y Brasil.

         - Acuérdase con la República Oriental del Uruguay la equiparación de títulos de segunda enseñanza.

 

         Educación: Se instituye una Comisión de Códigos para revisar leyes vigentes.

         - Es adquirida en $ 300.000 la biblioteca particular de don Enrique Solano López.

         - La cantidad de escuelas se eleva a 1.124 y la de alumnos a 68.937. Estas cifras aumentan a 74.245 al terminar el período gubernativo.

         - Quedan implantados la Licenciatura y el Doctorado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

 

         Economía: Ley financiera para el servicio de la deuda con el ciudadano portugués Manuel Rodríguez.

         - Autorízase al Gobierno a contraer un empréstito por £ 1.250.000 con la Paraguayan Corporation.

         - Modificación del contrato constitutivo del Banco de la República, que funciona como institución privada.

         - Fracasan las negociaciones del empréstito con la Paraguayan Corporation y se autoriza la emisión parcial por el importe de las deudas contraídas por la Revolución. Aceptación de pago de títulos del empréstito por el tenedor particular de los créditos.

         - La Dirección del Tesoro es autorizada a emitir bonos por $ o/s 800.000.

         - Por Ley del 30.I.916 se autoriza una nueva emisión de billetes hasta la suma de $ c/l 35.000.000.

         - Concesión para las obras del puerto a la empresa norteamericana The Construction and Engineering Finance Co.

         - Créasela Oficina de Cambios.

         - Deuda externa: de Londres, £ 756.181; por compras de la Revolución, £ 440.301.

         Milicia: Son creados el Escuadrón de Seguridad, en la capital, y la Gendarmería Montada, en la campaña.

         - Se reglamenta y pone en práctica la Ley de Servicio Militar Obligatorio.

         - Nómbrase subteniente al aviador Silvio Pettirossi.

         - En $ o/s 52.000 el Estado adquiere del ex-presidente Escurra una casa para oficinas.

         - Por asesinato al comandante de la I Región Militar, Mayor Alfredo Medina, es condenado a muerte y fusilado el Tte. Rogelio Godoy.

         - Mediante decreto del 8.II.916, asume la dirección de la Escuela Militar el Coronel Manlio Schenoni.

         - Inicia sus publicaciones la revista "El Memorial del Ejército".

 

 

 

15-VIII-916 – 5-VI-919: Presidencia de MANUEL FRANCO

 

         Política: Se dicta una nueva Ley Electoral, que modifica la del 23.VIII.911. Aumentan los senadores a 20 y los diputados a 40.

         - Elecciones de legisladores de acuerdo con la nueva ley (4.III.917)

         - Ley de amnistía para los complicados en el movimiento del 1.I.915.

         - Con la presencia de 2.000 ciudadanos es celebrada en el Belvedere la sanción de la Ley de amnistía (1.I.918)

         - Ley del Registro Cívico Permanente: Registro Cívico Nacional y Padrón Electoral de Extranjeros.

         - Reforma de la organización de los tribunales (23.X.918).

 

 

 

6-VI-919 – 15-VIII-920: Presidencia del vice JOSE P. MONTERO.

 

         Relaciones Exteriores: Nómbrase Canciller a don Manuel Gondra, quien renunciará el 23.I.917 para hacerse cargo de la plenipotencia en los Estados Unidos.

         - Cecilio Báez es designado ministro ante los gobiernos de Gran Bretaña, Francia, Italia y España y don Fulgencio R. Moreno en Bolivia, Chile y Perú.

         - Se establecen instrucciones para la concurrencia del Paraguay a la Conferencia de Neutrales, a celebrarse en París.

 

         Educación: Representación paraguaya a la Conferencia Internacional Americana de Microbiología y Patología, que se realiza en Buenos Aires.

         - A fines de 1917 se dispone la reapertura de la Facultad de Medicina suprimida por economías en 1908. Los nuevos cursos se inician en marzo de 1918.

         - Fúndase en Concepción una Escuela Normal Rural Elemental.

 

         Economía: Es creado el Consejo de Estadística, denominándose "Valores de Aduana"

         - Por decreto del 6.II.917 se prorroga para ese año el presupuesto de 1916.

         - Se procede a la venta de dos barcos de la flotilla.

         - Concesión a la Central Products Co. para instalar un frigorífico en San Antonio.

         - Concesión al particular José Gimeno para la instalación del sistema de aguas corrientes.

         - Por ley se crea la Dirección de Ganadería (30.X)

         - Los ingresos fiscales suman: $ o/s 1.273.312,27 y $ m/n 63.614.708,34

         - El saldo de la deuda externa alcanza a $ o/s cinco millones ochocientos mil ochocientos treinta y cinco con 03/100 en total. La deuda interna amortizada es de más de $ o/s 10.000.000.

         - Es enajenado en $ 900.000 el barco oficial "General Díaz".

         - El 27.XII.918 se sanciona el presupuesto para 1919.

         - Por disposición de enero de 1919 se aplica un impuesto de $ o/s 2 por cada res vacuna vendida a los frigoríficos.

         - El 6.II redúcese a 4 o/s 3 el derecho a la exportación de extracto de quebracho.

         - Se autoriza al Tesoro a emitir bonos por $ o/s 500.000

 

         Milicia: Nueva reglamentación para la Escuela Militar.

         - Intégrase el Superior Tribunal Militar.

         - Renuncia el ministro de Guerra y Marina, don Emiliano González Navero por disentir con el Poder Ejecutivo en la organización del ejército. Dice que existen tendencias personalistas.

         - Es nombrado para dicho cargo el Coronel Adolfo Chirife.

         - Fallece de un síncope el presidente de la República, Dr. Manuel Franco y asume el vice-presidente Dr. José P. Montero.

        

         Política: El 25.VIII.919 renuncia el ministro del Interior, Dr. Luis A. Riart.

         - En junio de 1920 es proclamada la candidatura a la Presidencia por la fórmula Manuel Gondra - Félix Paiva.

         - Modificase la Ley Orgánica Municipal.

 

         Relaciones Exteriores: Se aprueba el Tratado de Comercio con el Japón.

         - Se procede al ajuste del Convenio de cabotaje y otro de arbitraje firmados con el Uruguay.

 

         Educación: Es modificado el plan de estudios de la Escuela Normal, fijándose la duración en cuatro cursos.

         - Nuevo plan de estudios para la enseñanza secundaria.

         - Ley de enjuiciamiento y remoción de magistrados.

 

         Economía: Subsidio de $ o/s 20.000 a la Municipalidad de la Capital para el pago de la primera cuota de compra de la quinta del General Caballero.

         - Ampliación del crédito del Gobierno en el Banco de la República (entidad privada) hasta £ 130.000.

         - Decreto que dispone la postergación indefinida del pago de sueldos a los empleados públicos por los meses ya atrasados de octubre, noviembre y diciembre de 1919.

         - Impuesto de $ c/l 50 por faenamiento de ganado vacuno.

         - Aumento de patente de cabotaje.

         - A raíz de haber insinuado imputaciones de contrabando por parte de personas vinculadas al Gobierno es exonerado el Director General de Aduanas don J. Gabriel Molas.

         - Por disposición del 12.VIII.920 aumentan a $ 20.000 el sueldo mensual del Presidente de la República y a 12.000 el del vice.

 

         Milicia: El 27.II.920 se expide un Decreto de reglamentación orgánica del ejército.

         - En $ o/s 20.000 es adquirido el local de 13 de Agosto y Avda. República, con destino al ministerio de Guerra y Marina.

 

 

 

         II- DOCUMENTOS INCLUIDOS EN EL TEXTO 1869

 

I.25 - "Proyecto de petición para el establecimiento de un Gobierno Provisorio".

III.31 - Acta para la creación de un Gobierno Provisorio.

VI.2 -  Firma de los protocolos que se refieren al petitorio para la formación de un nuevo gobierno.

   .11 - La Comisión da su conformidad a los términos anteriores.

26.26 - Acta de instalación del Club del Pueblo.

VIII.5 - Acta de elección de los triunviros.

      .6 - Notas por separado de los aliados en las que se reconoce al Comité Elector y se declarara la conformidad por la elección de los triunviros.

    .15 - Acta de instalación del Gobierno Provisorio.

IX.10 - Manifiesto del Gobierno Provisorio explicando sus antecedentes y su misión.

XII - Reclamación del Gobierno Provisorio por la ocupación de la Villa Occidental (hoy Villa Hayes) por tropas del Ejército argentino.

 

         1870

 

III.25 - Declaración del Gran Club del Pueblo.

IV. - Texto del Estatuto Electoral para los comicios de convencionales,

V.3 - Convocatoria a elecciones generales de diputados a la Convención Constituyente.

VI.20 - Firma del acuerdo preliminar de paz.

    .23 - Constitución de mesas del Registro Electoral.

VIII.15 - Discurso del triunviro Carlos Loizaga al inaugurarse las sesiones de la Convención Constituyente.

Discurso del titular de la Convención D. Federico Guillermp Báez.

 

         1871

 

VII.13 - Apelación del Presidente Provisorio D. Cirilo Antonio Rivarola al ser destituido del cargo por sanción del Senado.

     .15 - Disolución de las primeras Cámaras legislativas. Manifiesto al pueblo firmado por Rivarola.

 

         1874

 

IV.25Acta de pedido de intervención imperial por el Gabinete paraguayo.

 

         1876

 

VI.22 - Proclama del Presidente Gill al comenzar la desocupación del territorio nacional por las fuerzas aliadas.

 

         1877

 

IV.12 - Proclama de Matías Goiburú y José Dolores Molas al iniciarse la conspiración contra el Gobierno del Presidente Gill.

         "Los Jefes de la Revolución a sus compatriotas", documento firmado por los anteriores y Nicanor Godoi.

         Oficio del gabinete del vice-presidente Uriarte, dirigido al Congreso.

         Protesta del Club Unión Paraguaya y residentes en Buenos Aires por los hechos que culminaron con el asesinato de los presos políticos en la Cárcel pública.

 

         1878

 

XI. 12 - Laudo del Presidente norteamericano Rutherford B. Hayes.

         Documentos sobre la reocupación paraguaya de la antigua Villa Occidental.

 

        

         1880

 

IX.4  - Manifiesto del ministro del Interior, General Bernardino Caballero con motivo de la muerte del presidente de la República, D. Cándido Bareiro, y renuncia del  vice, D. Adolfo Saguier. Comunicado del Congreso Nacional anunciando la designación del General Caballero para desempeñar provisionalmente y hasta  final del mandato la Presidencia de la República.

 

        

         1885

 

V. - Decreto de recepción de los trofeos de guerra devueltos por la República Oriental del Uruguay.

 

 

         1887

 

VII.2 - Acta de la primera asamblea convocada para la fundación del Centro Democrático (después Partido Liberal)

   .10 - Acta de la segunda asamblea, con carácter constituyente.

VIII.25 - Acta para la formación de la Asociación Nacional Republicana.

IX.11 - Acta de la segunda asamblea constituyente de la Asociación Nacional Republicana.

 

         1891

 

X.18  - Proclama "Al Pueblo de la Nación Paraguaya" encabezado con la firma del Mayor Eduardo Vera, al producirse la revolución liberal.

 

 

         1904

 

VIII.15 -  "Al pueblo. Manifiesto de la Revolución", firmado en Villeta y encabezado con     la firma de Benigno Ferreira.

XII.12 - Bases de acuerdo del Pacto del Pilcomayo.

 

 

         1905

 

V.29  - Manifiesto del Comité Provisorio del Partido Liberal, iniciado con la firma de D.          Antonio Taboada.

 

 

         1908

 

VII.4 - Manifiesto "Al pueblo" al producirse el pronunciamiento de Albino Jara.

 

 

         1916

 

I.       Emigrados paraguayos residentes en Buenos Aires rechazan declaraciones del candidato liberal de la Presidencia de la República, Dr. Manuel Franco.

II.      "De la anarquía a la dictadura", documento del Dr. Cecilio Báez,  explicativo de  su renuncia al Superior Tribunal de Justicia.

 

 

 

 

 

 

 

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