PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
LUIS HERNÁEZ (+)

  PEDRO ACHICADO - Obra teatral de LUIS HERNÁEZ - Año 2011


PEDRO ACHICADO - Obra teatral de LUIS HERNÁEZ - Año 2011

PEDRO ACHICADO

Obra teatral de LUIS HERNÁEZ

(Asunción, 1947)

 

Narrador, dramaturgo, ensayista y docente universitario. Aunque arquitecto de profesión, desde hace más de dos décadas se dedica también a la creación literaria. En efecto, a fines de los años ochenta irrumpió en el mundo de las letras con su primera obra, El destino, el barro y la coneja, novela publicada en 1990 y que desde su aparición en 1989 le ha ganado varios galardones importantes: el "Premio V Centenario 1989" la distinción de "Libro del año 1990" (otorgada por la Editorial El Lector), su inclusión en "Los 12 del Año 1990" y el "Premio Municipal de Literatura 1992". En 1996 publicó su segundo libro, Donde la­drón no llega, primera novela histórica paraguaya situada en época de los jesui­tas, durante sus últimos tiempos en tierras del Imperio Español, poco antes de su expulsión total en 1767. Posteriormente dio a luz Levadura y mostaza (2001), Destidós (2002) y Ese interior reino de nada (2003), su tercera, cuartay quinta novelas, respectivamente. En teatro, es autor de La moneda del abuelo, comedia musical para niños y jóvenes (estrenada en Asunción en 1996), La chispa azul (2000) y Pedro Achicado (2003), otra pieza teatral infarto-juvenil. Tiene ade­más varias obras inéditas que incluyen cuentos, novelas, ensayos y obras de teatro.

 

 

PEDRO ACHICADO

 

Personájes:

Pedrito, niño

Su madre

Kaiser, perro

Rayo, perro

Perro 1, perro

Perra 2, perra

Sapo

Amparito, novia de Sapo

Hormi Ganegra, hormiga

Hormiga 1, hormiga

Hormiga 2, hormiga

 

 

         En escena, el patio trasero de una casa

 

         Se deben incluir en la escenografía algunos detalles llamativos (un fondo de plantas con flores, algún arbusto, un árbol...) en los que sea fácil apreciar el cambio de tamaño que sufre el personaje, conforme se va desarrollando la acción. Estos elementos deben ser fácilmente removi­bles para que, luego de un corto apagón, durante el cual se procederá al cambio rápido de los elementos, sea posible apreciar el "agrandamiento" de las cosas del ambiente cuando el niño se va "achicando".

         Para que el montaje de la obra resulte más fácil, y no costoso, se sugiere la utilización de elementos como los que se detallan más adelante, que son fáciles de construir y ligeros para el cambio rápido en escena. Estos dos elementos, realizados con listones de madera y forrados con paneles pintados, pueden ser básicamente iguales aunque se recomienda algunas diferencias en el color, para resultar más vistosos, se pueden utilizar sobre un fondo oscuro, neutro.

         El dibujo que se propone, puede ser ampliado utilizando diferentes reticulados. Así se logrará el efecto de diferentes tamaños que se desea. De esa manera, cada cara de los elementos servirá para un tamaño: Tama­ño natural, Tamaño Perro, Tamaño Sapo y Tamaño Hormiga.

         Se incluyen además algunas sugerencias para el vestuario de los actores que representarán a los perros, a los sapos y a las hormigas. En lo posible, este vestuario deberá resultar sugerente, sin ser abrumadoramen­te detallado, asegurando la libertad de movimientos y expresividad de los actores.

 

 

UNO

 

         En el patio de su casa, de día, Pedrito se divierte trajinando con unas cuantas latas de cerveza o gaseosa vacías, una cuerda, y algunas piedritas que va cargando en las latas. Trata de hacer un sonajero bien ruidoso con la ristra de latas cargadas de piedritas.

 

Madre:        (Viene de la casa, trajinando en sus actividades) Pedrito, mi hijo, otra vez te encuentro ideando cosas raras... ¿qué es lo que estás haciendo ahora, mi hijo?

Pedrito:      Nada, mamá. Estoy aquí.

Madre:        Ya veo que estás aquí, no soy ninguna tonta, pero ¿qué es lo que haces con esas latas?

Pedrito:      Nada, mamá, nada importante... es decir, hago un sonaje­ro, ¿no ves?, estoy haciendo un sonajero...

Madre:        (Quejosa mientras trajina) Ay, mi hijo, algo me dice que esta es otra vez alguna de las tuyas... Sos terrible, Pedrito, no es posible que te  pases todo el santo día cabezudean­do...

Pedrito:      (Con picardía) Es que soy un niño, madre, ¡un niño...!, y los niños somos cabezudos.

Madre:        Sí, pero eso no te da derecho a molestar a los demás... (Se va)

Pedrito:      ¡Ufa...!, qué voy a molestar a nadie, si lo hago solamente en broma...

                  

         Pedrito se controla hasta que su madre sale y luego sigue con su trabajo. Sujeta una cuerda al sonajero, calcula el largo, mira a los costa­dos.

         Se acerca al lado opuesto al que salió su madre y llama, disimulando para que su madre no lo escuche:

 

Pedrito:      ¡Kaiser!, ¡Kaiser...! Piuuu, Kaiser, Kaiser... (Se arrima al borde  interior de la escena para que sólo pueda versesu cuerpo y no se vea lo que hace. Solamente se escucha su parlamento) ¡Oh!, ¡aquí está Kaiser!, Kaiser, la gran sie­te, lindo perro es Kaiser, eso, eso, muy buen perro es Kaiser cuando se queda quieto... Ah!, mira qué linda cola tiene Kaiser, quieto, ¡quieto te digo!, eso... así, así... ¡deja la cola quieta un momento, Kaiser!, eso, así, así, y ahora….(grita) ¡¡YA…!!!

                  

         Se escuchan unos ladridos desesperados y el barullo inférnal de las latas llenas de piedritas anastrzurdose, que se va alejando.

         Pedrito camina hacia el centro de la escena reventándose de risa.

         Por el otro lado entra la madre.

 

Madre:        ¡Pedro, mi hijo, qué hiciste?!

Pedrito:      (Riendo y señalando al costado.) ¿No 1o ves?, mirá cómo corre Kaiser con el sonajero en la cola...

Madre:        Pobre animal, corre como si le persiguieran mil diablos, pobrecito, está desesperado... ¿No te da pena?

Pedrito:      Es solamente una broma que hice para divertirme, mamá, ¿qué pena me va a dar?, no seas exagerada. (Corta transi­ción) ¿No sabés dónde está mi témpera amarilla?

Madre:        Cuando hiciste el último deber de Plástica la dejaste tirada en el comedor, como siempre...

Pedrito:      ¿Tirada?, cómo va a quedar tirada una témpera, si la dejé en la mesa del comedor... ¿querés decir que se perdió la témpera amarilla?

Madre:        No, señor, no se perdió la témpera amarilla porque yo la     guardé. Si yo, YO, no la guardaba, se hubiera perdido.

Pedrito:      Ah, muy bien... Quiere decir que la guardaste.

Madre:        ¿Para qué la querés?

Pedrito:      Para hacer una cosa... (duda) Para hacerle un trabajo. Sí, te quiero hacer un trabajo, ahora que están por comenzar las vacaciones...

Madre:        Sin mentiras, Pedrito...

Pedrito:      Y bueno, en realidad no es un trabajo para vos, mami,sino una cosa  importante que quiero probar...

Madre:        Ay, Pedrito, Pedrito, cómo me gustaría creerte, pero me cuesta tánto, tanto, tanto creerte... sos terrible, mi hijo: Bueno, enseguida te traigo la témpera. (Se va)

 

         Pedrito controla hasta que se haya ido y luego saca del bolsillo una bolsita con granitos de isopor.

 

Pedrito:      Mientras mamá me trae la témpera voy a buscar el ají... Tengo que buscar el más maduro, para que sea bien pi­cante...

 

         De un arbusto ananca un ají y se sienta a trabajar refregando las pelotitas.

 

Pedrito:      Voy a refregar las pelotitas con ají para luego pintarlas con témpera amarilla... ¡Ah!, esto va a ser simpatiquísi­rno: las pelotitas de isopor van a parecer granos apetitosos y las hormigas se las van a llevar...  ¡Hijo...! ¡Cómo pica este ají...!

 

         Cuando entra su madre con la témpera él se levanta rápidamente disimulando. La madre lo mira dubitativa, le entrega la temperay se va.

         Pedrito se sienta para continuar. Progresivamente sus movimientos se van haciendo más lentos, más adormilados. Tal vez pueda bostezar alguna vez.

 

Pedrito:      Todas las pelotitas deben estar bien untadas con ají y lue­go las voy a pintar de amarillo para que parezcan maíces, o cualquier otra cosa apetitosa... Van a trabajar como lo­cas las hormigas llevándose los granos y después, cuando sientan el picante, van a bailar como más locas todavía... (bosteza) ¡Ah...! la gran siete, qué aburrido es esto... son tantas las pelotitas que debo juntar que se hace interminable este trabajo... Si no fuera por el gusto de ver a las hormigas saltando como locas, sería medio podrido hacer esto...

         Se escucha un ruido raro, como un trueno. Pedrito se levanta, extra­ñando, en el medio de la escena.

 

Pedrito:  ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que está pasando?, no entiendo nada, no entiendo nada...

 

         Se escucha un trueno más fuerte y hay un cambio de luces. Luego queda la escena totalmente a oscuras.

 

 

DOS

 

         Mientras dura el apagón se procede a cambiar los elementos de la escenografía (se giran los bastidores pintados), para mostrar que se ha pasado al Tamaño Perro.

         Pedrito recorre el escenario extrañado, constatando los cambios que se produjeron.

 

Pedrito:      Esto es rarísimo, no entiendo lo que está pasando; todas las cosas a                         mi alrededor se agrandaron de repente... (mí­rando hacia un costado)                        ¡Hijo...!, ¡mi casa es tan grande que parece un edificio de                                 departamentos...!

 

         Pedrito siente los ruidos que hace alguien que viene y temeroso se esconde detrás de un arbusto.

         Entra Kaiser sujetando en su mano la piola con latas que pende de su cola. Está muy cansado y nervioso. Enojado recorre el escenario tratando de sacarse las latas sin conseguirlo. Mira con temor hacia el lado por donde entró.

         Pedrito se asoma sigilosamente.

 

Pedrito:      ¿Kaiser...? ¿Sos vos, Kaiser?

Kaiser:        ¡Ah ...! ¡Aquí estabas...! Te busqué por todas partes, para pedirte ayuda y no te encontré... pero ya no importa. Ya no tengo tiempo, me  voy...

Pedrito:      ¡Kaiser! ¿Adónde vas...?

Kaiser:        Me voy, Pedrito... esta cosa que me pusiste en la cola me entorpece mucho y no puedo hacer nada para defenderme de los que me persiguen, así que me voy...

Pedrito:      Pero, Kaiser, parece que estás muy molesto y no es para tanto... Fue solamente una broma que te hice, no es para que te enojes así conmigo...

Kaiser:        Es que me siguen; no me puedo quedar aquí... ¿Lo recor­dás a Rayo, el perro de la otra cuadra? Pues bien, Rayo y toda su barra me están persiguiendo, y tengo que esca­par... Rayo es muy peligroso cuando uno no puede defen­derse... Corro mucho peligro quedándome aquí. Pedrito:Pero qué tanto peligro vas a correr, Kaiser, no seas mie­doso... Al final de cuentas, yo estoy aquí para defender­te...

Kaiser:        (Dubitativo) No, no estés tan seguro... La verdad es que así como estás ahora, también vos corrés peligro, si yo me quedo... Es mejor que me vaya.

Pedrito:      Dejame sacarte esto por lo menos... (trata de ayudar para soltar el sonajero de la cola) Ah, qué macana, ¿quién ató este nudo tan fuerte?

Kaiser:        Vos lo ataste, Pedri, ¿ya no te acordás? Lo ataste cuando eras grande, cuando eras fuerte...

Pedrito:      ¡A la miércoles que tenía fuerza entonces ...! (prueba tam­bién con los dientes) Parece que está cediendo este nudo asqueroso... (suelta el sonajero)

Kaiser:        Yo no habría podido sacármelo jamás...

 

         Escuchan que alguien se acerca. Asustados se esconden detrás de un arbusto.

         Entra por un costado Rayo, mirando amenazadoramente hacia todos lados.

 

Rayo:      ¡Kaiser! ¡Kaiser...! ¿Dónde estás, cobarde? Aunque te escondas te voy a encontrar, no hagas que me ponga más nervioso, te conviene evitar que me ponga más nervio­so...

 

        En una de sus vueltas ve que asoma parte del cuerpo de Pedrito detrás del arbusto y lo estira de la ropa.

 

Rayo:       ¡Aajajajaa...! ¡te pesqué por sin, sinvergüenza...! (nota que no es Kaiser sino Pedrito) ¡Ah!, ¡pero este no es Kai­ser! Qué sorpresa más grande... ¿A quien tenemos aquí? Pero si es Pedrito, este niño tan  simpático que siempre se divierte a costa nuestra... este niño que se pasa la vida haciéndonos esas bromas tan divertidas (lo zarandea con alguna violencia) tan, tan, tan divertidas...

 

Pedrito:      Rayo, dejame, dejame te digo, ¡basta, Rayo!, ¡soltame de una vez!

Rayo:         (Exagerando intencionalmente) ¿Basta Rayo, dijiste? ¿Oí bien? ¿Me ordenaste que te deje? No; debo estar equivo­cado, seguramente no es eso lo que dijiste... Estoy seguro de que educadamente me rogaste: por favor, señor Rayo, tenga la gentileza de soltarme...

Pedrito:      No... no... no voy a decir nada...

Rayo:         (Zarandeándolo) A ver, decí por favor, ¡por favor...!

Kaiser:        Basta, Rayo, es suficiente. Dejalo en paz.

Rayo:  (Exagerando) Ah, ja ja jáaa!, ahora oigo otra voz, y esa voz sí que la conozco... ¿Alguien me está hablando? ¿Dónde está? ¿Dónde está quien me habla?

Kaiser:    No te hagas el sonso. Dejalo en paz a Pedrito, que es mi amigo.

Rayo:       ¿Es tu amigo? ¿Pedrito es tu amigo? ¡Ah ... !, ¡esto sí que es realmente divertido! (a los perros que están adentro) ¡vengan, muchachos, y escuchen lo que dice este tonto!, ¡esto es realmente divertido...!

 

         Entra Perro 1 y Perra 2 muy divertidos, bromeando entre ellos.Estan en plan de diversión.

 

Perro 1:      (Entrando con Pena 2) ¿Qué es lo que pasa, Rayo?, ¿qué es eso tan divertido que pasa aquí?

Perra 2:      Oh, miren quién está aquí... mírenlo, mírenlo, es Kaiser... (a Kaiser) Kaiser, aquí estabas escondido, picarón, con razón no te veíamos por  el baldío... sos un vago, querido, un vago... andás por los lugares más inesperados.

Perro l:       Y este no es Pedrito...? Sí, señor... es Pedrito, ¡Pedrito!, el simpático de Pedrito que siempre nos anda tirando pie­dras (comienza a molestarlo a Pedrito, como si lo fuera a pinchar), tirando cascotes, tirando latas, tirando palos...

Perra 2:      (Cerrándole con su cuerpo el paso a Pedrito que trata de escapar de Perro 1) Y haciéndonos también la broma del hueso, ay, sí, la divertida broma del hueso atado con un piolín...¿Eh? ¿Te acordás de esa broma tan, tan, tan sim­pática?

Perro 1:      Ah, sí, yo sí que me acuerdo... Mira de lo que me vengo a enterar... Así que eras vos, Pedrito, el que me hizo correr detrás del hueso atado con un piolín...

Rayo:         (A Perro l, riendo burlón) ¡Me acuerdo!, ¡ahora me acuer­do!, ah, cuánto nos reímos de vos, pedazo de tonto...
Perro 1:      Así que eras vos... (se acerca amenazadora Pedrito) Así que vos ataste el hueso con un piolín para estirarlo cuando yo me acercaba y hacerme quedar como un tonto...

Pedrito:      (Un poco asustado) Yo no quería molestarle, en ningún momento se me ocurrió molestarte... yo solamente quería hacer una broma...

Perro 1:      ¡No, señor!, ¡no, señor! ¡Quisiste burlarte de mí! ¡Hiciste que todos se burlaran de mí!

Pedrito:      Pero si yo solamente quería pasar un buen rato, con buen humor...

Perro 1:      ¿Y quién te dio permiso para hacer tus caprichos a mi costa? Pero qué simpático... vos te portas igual que ese tavyrón de la televisión, que siempre se burla de los pró­jimos, haciéndoles quedar como tontos...

Pedrito:      Yo solamente quería hacer una broma...

Perro 1:       (Exagerado) ¡No! ¡No! ¡No lo puedo creer! ¡Eso no es una broma! ¿Eso es una broma?

 

         Todos los perros menos Kaiser: ¡No!

 

Perro 1 :     Ah, bien. Estamos de acuerdo, no es una broma. ¡Eso es una estupidez! ¡,Es una estupidez?

 

         Todos los perros menos Kaiser: ¡Sí!

 

Perro 1 :     Muy bien, perfecto... Todos estamos de acuerdo en que es una estupidez. Y a los estúpidos hay que darles una buena lección para  que aprendan...

 

         Todos los perros menos Kaiser: (Rodeando a Pedrito formando un corro y cortando amenazadores)

          ¡Síi! ¡Hay - quen - señarles! ¡Hay - quen - señarles...!

Kaiser:        (Trabajosamente rompe el cerco) ¡Basta ya!, ¡déjense de macanas...!

Perra 2:      ¿Y a éste qué le pasa?

Perro 1:      (Burlándose de Kaiser). Oh, atención, atención... ¡Aquí está llegando don Quijote para salvar a un necesitado...!

Rayo:          Este tarado me está divirtiendo mucho, por eso les lla­mé... ¿Qué vas a hacernos, Don Quijote?

Kaiser:        ¡No molesten más a Pedrito! ¡No lo voy a permitir!

Rayo:           Mira que sos pedazo de tonto, Kaiser... Pedrito se pasa todo el santo día molestándote a vos, y vos salís en nuestra contra para defenderlo...

Kaiser:        Eso no me importa. Es mi amigo y eso me basta.

Perra 2:      (Comentando con Perro 1 y Perro 3, divertidos). ¿Es su amigo, dice? ¿Kaiser dice que este niño tan desagradable es su amigo? Ay, mi querido, este Kaiser es un ingenuo que no tiene remedio...

Rayo:                   Es un verdadero tonto, querrás decir, qué va a ser inge­nuo...

Perro 1 :     En realidad pienso que es algo atontado, por la manera que tiene de reaccionar, digo... Hace un rato todavía anda­ba corriendo con la cola de latas que Pedrito le puso...

Perro 2:      (Burlándose) ¡Eh, Rayo!, nuestro Don Quijote ya se olvi­dó de la cola de latas que tenía, catalán, catalán, catalán... (Riendo) Basta, basta, muchachos, sean un poco más res­petuosos, no carguen más a  nuestro amigo... ah, es que no puedo aguantarme (se ríe) ¡Don Quijote calalan...!

Perro 1:      Pedrito, ponele de nuevo la cola, es tan divertido... (se ríen).

Rayo:      (A Perro 1) Bueno, acaba la cargada al pobre Kaiser, que al final de cuentas es nuestro amigo... A quien debemos dar la lección que se merece es a estejovencito que siem­pre se burla de nosotros... (Muy  amenazadoramente toma del brazo a Pedrito que, asustado, trata de liberarse pero no puede).

Kaiser:        (A Rayo, amenazador) ¡Dejado, Rayo!, ¡dejado en paz, te digo!

Rayo:      ¡Epa...! Esa sí que es una voz muy autoritaria... ¿Es una orden la que estoy escuchando? A mí no me gusta que me ordenen cosas... lo que me gusta es morder a la gente. Ah... esta oreja es bien tiernita...

Pedrito:      ¡Ay…! ¡Me va morder la ojeja Kaiser!

Kaiser:        ¡Dejalo en paz, te digo! (empuja a rayo con violencia)

 

         Rayo lo deja a Pedrito y se acerca amenazador a Kaiser. Pedrito dolorido se refriga los brazos.

 

Rayo:           ¿Quién te creés que sos para ordenarme lo que tengo que hacer? (lo va alejando, como preparando una pelea. Los Perros 1 y 2 lo cercan, azuzando).

Kaiser:        No me creo nada. Pero lo vas a soltar o te voy a moler a patadas...

Rayo:         ¿A patadas? ¿Me vas a moler a patadas, vos?

Kaiser:        O a mordiscos... cualquier cosa, pero no voy a permitir que le lastimes...

Rayo:           Vamos a ver si te animas, inútil...

 

         Rayo se abalanza sobre Kaiser y se trenzan en una pelear.

         Pedrito los mira preocupado y trata de interponerse entre ellos pero la Perra 2 y el Perro 1 lo alejan de un empujón.

         Se escucha el mismo ruido de trueno anterior, la luz parpadea y al final se apaga.

         Queda la escena totalmente a oscuras.

 

 

TRES

 

         Mientras dura el apagón se cambian los elementos de la escenogra­fía para adaptar la escena al Tamaño Sapo.

         Al encenderse las luces, Pedrito está solo, caído en el suelo, mirando alrededor sorprendido. Se refriega el brazo un rato más y luego lo olvida, cuando recorre la escena mirando todo con curiosidad.

 

Pedrito:      ¡A la miércoles...! ¿Qué es lo que estápasando hoy en mi patio…?  ¡Todas las cosas se pusieron enormes…! Esto es un despelote  mayusculo

 

         Mira al costado, o al fondo, donde se ven unas enormes sombras movedizas, y se escuchan ruidos y gruñidos de los perros peleando.

         Por el otro costado entrar Sapo sin que Pedrito lo vea y se ubica en un rincón. Sapo controla divertido todas las acciones de Pedrito.

 

Pedrito:      ¡Hijo...! ¡Kaiser está convertido en un gigante...! ¡Dale, Kaiser, trituralo a Rayo, trituralo...! Oh, no, qué macana... ¡Rayo y los otros también son gigantes! Aguanta un poco Kaiser, que ya voy a ayudarte! (agarra un palo largo, que hay en el piso y se acerca al costado, o al fondo, tratando de espantarlos) Rayo, perro tonto, dejalo en paz a Kai­ser... ! (Se da cuenta de la desproporción  y vuelve al centro desalentado) No les llego ni siquiera a las rodillas... qué me van a escuchar, si son todos gigantes... Y el pobre Kaiser se  las está viendo negras, por mi culpa.. ¡porque quiere defenderme,  pobre amigo mío...! (a Kaiser, que está afuera) ¡Trata de escaparte, Kaiser! Cómo quisiera ser más grande para hacerme respetar...

 

         Los gruñidos se van haciendo más tenues, como si los perros que pelean se alegaran. Pedrito queda desalentado.

 

Sapo:      (Que entró por un costado, mira divertido a Pedrito, sin hacerse notar. Se sienta y mira a Pedrito, que, sin verlo), recorre muy triste el centro de la escena preocupado por Kaiser. Sapo comienza a                           reír). Jroo,jroo, jroo...

Pedirlo:      (Asustado) A la miércoles, qué ruido más raro...! ¿Que es lo que pasa ahora en este patio...?

 Sapo:         Jruo,Jroo... Pedrito... iuju, Pedrito...

Pedrito:      ¡Qué voz más horrible...! ¿Quién es? ¿Quién me está llamando?

Sapo:          Jroo, jroo, jroo...

Pedrito:      (Lo ve al Sapo y retrocede espantado) ¡Ay, juepete...! Pero, vos... vos...

Sapo:           Jroo, jroo... ¡Esto es divertidísimo...!

Pedrito:      ¡Vos sos un sapo...!

Sapo:          Jroo, jroo, jroo... ¡Claro que soy un sapo!, ¡un lindo sapo, soy...! Te extraña verme tan grande, Pedrito... Me parece que hasta te asusta un poco verme así de grande. Esto es algo realmente divertido... Jroo.. jroo... Lo que te pasa, mi estimado Pedro, es que ahora vos estás chiquititooo, chiquititoooo... Creo que me voy a morir de risa...

Pedrito:      ¡Sos un insoportable maleducado...!

Sapo:          ¡Epa...! Mucho cuidado con la forma de hablar, mita-í...

                  Ahora no podés hacerte el altanero, Pedrito, no te convie­ne hacerte el altanero, porque puede resultarte peligroso...

Pedrito:      Yo no me hago el altanero. Lo que pasa es que me molesta que seas tan burlón, y que estés hinchándome sin motivo, si yo no te hice nada...

Sapo:         Jrroo, jroo... ay!, creo que me voy a morir de risa... ¿Qué vos no me hiciste nada? ¿Nunca me hiciste nada...?¿Nunca?

                  Siempre que me ves en tu patio me hacés la vida imposible, molestándome...!

Pedrito:      Yo... Yo... yo nunca quiero molestarte, solamente trato de espantarte...

Sapo:          Ay, ya comprendo... no me querés molestar, solamente espantarme... Y eso porque decís que soy muy feo.

Pedrito:      ¡Yo no dije eso!

Sapo:           Claro. Ya entiendo. No dijiste que soy feo, y eso quiere decir que pensás que soy muy lindo.

Pedrito:      ¡Yo tampoco dije eso!

Sapo:          Permitime un momento, no te enojes, por favor (ríe). Jro, jro....  jrooo... Gracias. Si no reía un poco iba a reventar, No mientas, Pedrito, que la mentira tiene las patas cortas. Tiene las patas más cortas que yo... ¡Jro... Jro....Jro... ! Este fue un chiste buenísimo. Si no me querés espantar porque soy muy feo, quiere decir que lo hacés para molestarme, para hacerme la vida imposible...

Pedrito:      No es correcto lo que estás haciendo. Decís las cosas que se te ocurren porque te aprovechás de tu tamaño...

Sapo:        ¡Ah ...! Qué bien, ¡pero qué bien...! Resulta ser que ahora el que se aprovecha de su tamaño soy yo... ¿Ves esa lanza que agarraste del suelo para espantar a los perros?, ¿la ves?

Pedrito:      ¡Claro que la veo...! Que me haya achicado no significa que me quedé ciego...

Sapo:           Muy bien, muy bien... ah, esto es simpatiquísimo... Pues bien, mi querido y pequeño amigo Pedrito, esa lanza de­bería resultarte conocida...
Pedrito:      ¿Cómo voy a conocerla? En este mundo raro todo es nuevo para mí;  no he visto esa lanza nunca en mi vida.

Sapo:        Ay...! Jro, jro... cof, cof (tose) me vas a hacer reventar de risa con lo ingenuo que sos... Esa lanza, mi querido ami­go, es el palito que usás siempre para tratar de pinchar­me... Y mepinchaste más de una vez, te cuento. Sí. señor. Las veces que estoy distraído y te acercás sigilosamente por detrás, me alcanzás a clavar esa horrible punta en el lomo...

Pedrito:      Yo... yo no sé qué decir... Creo queestás mintiendo: siem­pre te escapas.

Sapo:          Claro que me escapo, no voy a dejar que te diviertas a mi costa jugando al alfíletero... Me escapo después, pero la primera pinchada duele, Ah, ahora que me acuerdo, allí tengo el alfiler que dejaste olvidado esa tarde que se te ocurrió trajinar con las mariposas... Sí, trajinaste con las mariposas y de repente se te ocurrió probar también con­migo... Ah, vamos a aprovechar este hermoso momento para probarte cuánto molesta una pinchada de alfiler... (Va hasta el fondo y recoge del piso un alfiler de unos 50  centímetros. Se acerca amenazador y ríe) Jroo, jro, jro...

Pedrito:      No... no... no deberíamos ser vengativos, Sapo... No veo la razón para convertirnos en seres vengativos... y a mí no me interesa probar nada de nada, Sapo... (Se esquiva).

Sapo:          Esperá, espera (le persigue riendo divertido) no te mue­vas, es solo que quiero hacer una demostración científi­ca...

 

         Pedrito trata de escapar escondiéndose entre algunas tallos, matas, etc. En un momento dado despista al Sapo que retorna hacia el centro del escenario. Desde su escondite, Pedrito sigue el desarrollo de la acción.

         El Sapo, con el alfiler en la mano sigue buscando. Por el costado opuesto entra Amparito.

 

Amparito:  ¿Se puede saber qué hacés con ese horrible artefacto en la mano?

Sapo:      (Sorprendido y emocionado lo mira, paralizado y romántico) ¡Ay!, ¡oh...! Jroo jroo... Amparito, qué sorpresa más agradable...

Amparito: (Coqueta) Pasaba por aquí y me dije: voy a dar una vuelta por ese patio... jamás me imaginé que te encontraría aquí...

Sapo:          Hiciste bien, claro que sí... me alegra mucho que hayas venido a visitarme...

Amparito:  Pero si yo no vine a visitarte...

Sapo:       No, claro, qué cosas más tontas digo... me alegra mucho que hayas venido a este patio a dar una vuelta, quiero decir...

Amparito:  Ah, así es mejor. Ustedes, los varones, enseguida piensan cualquier cosa y después se mandan la parte...

Sapo:         Y ustedes, las hermosas, son siempre tan difíciles de en­tender...

Pedrito:      (Desde su escondite) ¡Hijo ...! ¡le dijo hermosa! ¡Pero qué va a ser hermosa...! ¡Este tipo está loco!

Amparito:  (A Sapo) Ay, siempre sos tan amable... Una cosa que siempre me agrada mucho a mi es el trato amable...

Sapo:           Pero no siempre soy así, no creas, no soy así con todas... Me comporto así solamente con las hermosas...

Pedrito:      (Desde su escondite) ¡Este tipo la está atacando en se­rio... !

Amparito:  (Coqueta) No te creo, no te creo ni una palabra... Los varones siempre usan palabras dulces para marearnos a nosotras, las mujeres...

Sapo:         No, Amparito, no es así... Lo que pasa es que vos a me tenés loco, todo el día me paso pensando en vos... (Se acerca muy romántico a Amparito e inadvertidamente la clava con el alfiler).

Amparito:  (Exagerada) ¡Ay!, ¡ay, por Dios! ¿Qué es esto? ¿Qué me estás haciendo...? ¿Me querés matar...?

Sapo:          No, Amparito, no es nada... ¡Qué tonto soy! Te lastimé sin querer, Amparito perdoname (tira el alfiler a un cos­tado)

Amparo:     Pero, ¿qué es ese horroroso artefacto tan doloroso?

Sapo:           Es solamente un alfiler, Amparito, un estúpido alfiler que acabo de tirar...

Amparito:  ¿Y qué andás haciendo con estúpidos alfileres, si puede saberse?

Sapo:          Nada, nada importante...

Amparito:  Estás insoportablemente misterioso hoy. Vengo y te en­cuentro con  un alfiler, que es la primera cosa misteriosa.

                   Te acercas y me lo clavas, y eso es la segunda cosa mis­teriosa y, además, molesta. Te pregunto qué haces con esa cosa estúpida en las manos y me contestas que nada. Esa fue la tercera cosa misteriosa.

Sapo:           (Apenado) Yo no quiero que te enojes conmigo, por nada del mundo quiero que te enojes conmigo...

Amparito:  Te digo una cosa: mirá, no sé qué querés que te diga pero no te  entiendo. No querés que me enoje contigo pero ha­ces todo lo posible por ponerme nerviosa. Ustedes los varones...

Sapo:          (Le interrumpe) ¡Nosotros los varones sufrimos mucho cuando ustedes se ponen así...!

Pedrito:      (Desde su escondite) ¡Eso! ¡Así se habla! ¡Ya estaba po­niéndose pesada esta loca burlándose del pobre enamora­do... !

Amparito:  Ay, pero por favor... Yo no me pongo de ninguna forma... (mimosa)  Bueno, dale, no te enojes ahora vos, somos amigos, ¿no es cierto?

Sapo:          Sí, desde luego, claro que somos amigos...

Pedrito:      (Desde su escondite) Ah, ja, ja, jaaa... ¡Un viejo zorro resultó ser este  sapo...! Ya comienza a atacarla de nuevo...

Amparito:  Pero hasta ahora no me contaste qué hacías con el alfiler...

                   Desde su escondite Pedrito sigue la conversación y gesticula su asentamiento, negativa, sorpresa...

Sapo:      Encontré el alfiler tirado entre el pasto y lo alcé para mostrarle a  Pedrito cómo duelen las clavadas que nos suele hacer en la espalda.

Amparito:  Claro que duelen las clavadas en la espalda, lo sé muy bien...  (repentinamente se da cuenta y se sorprende exa­geradamente) A Pedrito, dijiste?

Sapo:        Sí a Pedrito. Quería demostrarle cómo...

Amparito:  (Le ininterrumpe) Pero cómo vas a demostrarle nada a Pe­drito, si  siempre te está espantando... Si te acercas a el te va a jugar una patada que vas a salir volando por los aires...

Sapo:      No, no lo creas, no me va a patear nada (con mucha segu­ridad). Si Pedrito intenta patearme, yo lo voy a jugar una trompada que le hará  conocer lo que es bueno...

Amparito:  Mirá con lo que me venís a salir, fantasioso... Con lo grande que es Pedrito si le pones nervioso te va a hacer polvo...

Sapo:      (Negando con la cabeza) Jroo, jro... Permiti me que me ría un poco. No es tan grande, no lo creas, no es tan grande...

Amparito: Ya te estás poniendo misterioso otra vez... ¿Cómo que no es tan grande?

Sapo:   ¡No lo es! Jro, jro, esto es simpatiquisimo, ¡no es tan gran­de! Es como nosotros... Jro, jro...

Amparito:  (Señalando su altura) ¿Así?

Sapo:       ¡Así!

Los dos:     ¡Jroo, jroo... (se ríen).

Amparito:  Es la noticia mas increíble que escuché en mucho tiem­po... ¿Y decís que está por aquí? ¡Cómo vamos a divertir­nos...! (Comienza a buscar a Pedrito en tanto éste se es­quiva entre las matas) Pedrito... ¡iujuuu,  Pedrito...! (al Sapo)Traé el alfiler, que tenemos que estar preparados...

 

         Cuando ellos van hacia el fondo, Pedrito viene hacia el centro, se agita. En un momento dado, los dos sapos se distraen buscando en el fondo y Pedrito queda en el centro sofocado.

         Está tratando de descansar cuando se escucha el zumbido de un ínsecto que se acerca.

         Por los movimientos de Pedrito se nota que el insecto revolotea por encima y que en un momento dado connienza a perseguirlo, amenazador. Pedrito se  asusta y carretea tratando de escapar. Está muy asustado.

         Amparito lo descubre.

 

Amparito:  Ah, aquí está nuestro amiguito desaparecido...

Sapo:        No lo vayas a tentar, Amparito... parece muy asustado...

 

         Pedrito con sus movimientos muestra que el insecto le está persi­guiendo. Y muestra también que entre el miedo al insecto y el miedo a los sapos no sabe con cuál quedarse.

         El Sapo sigue atentamente la evolución del insecto que persigue a Pedrito y hace algún que otro JROO! amenazador. Amparito lo mira extasiada.

        En una de las vueltas, cuando el insecto ya esta por alcanzar a Pedri­to, el Sapo se interpone, protege a Pedrito detras de sí y con un movimien­to decidido se come el insecto.

 

Pedrito:      (Se detiene muy Cansado y mira a Sapo con admiración) ¡Hijo…!  ¡Te lo tragaste...!

Sapo:         Jro, jro...ah, creo que mevas a hacer reventar de risa... ¿Cómo podés ser tan maleducado...? "Te lo tragaste", decías... me salvaste la vida, ¡me salvaste la vida!, hubie­ras tenido que decir...

Amparito:  (Abraza al Sapo) ¡Mi ídolo!, ¡mi ídolo...! ¡Qué valiente sos, mi ídolo...!

Sapo:         Por favor, Amparito, no hice nada del otro mundo... So­lamente protegí a mi amigo...

Pedrito:      Yo... Yo... en realidad, no sé qué decir: me llegó a asustar mucho ese bicho...

Amparito:  (A Pedrito, señalando a Sapo) Tendrías que aprender a confiar en él... ¡ es tan valiente! Yo, cuando estoy cerca de él me siento tan seguraaaAA...! (Exclama asustada, con­virtiendo su palabra en un                            alarido cuando recrudecen los zumbidos.

 

         Ahora son varios zumbidos, bastante fuertes. Se nota por los movimientos de los tres; que los insectos vienen en formación. Los dos sapos que forman un frente para defenderse, se comen algunos insectos y espantan a los demás con unos cuantos JROO...! bien fuertes).

         Cuando se acaban los zumbidos quedan los tres muy cansados en el centro.

         Pedrito quiere agradecerles la ayuda pero los sapos se distraen por­que hacia el fondo se ve caer entre las plantas una pelota luminosa.

 

Sapo:    ¡Amparito! ¡Mira!, es un muá, ¡un muá!

Amparito:  Ay, ¡qué genial! ¡Los muá son riquísimos...!

 

         El Sapo y Amparito van hacia la pelota luminosa del fondo y disfrutan dando pequeños rodeos, gozando por anticipado.

         Pedrito se levanta, curioso. Olisquea el aire.

 

Pedrito:  ¡No!, no, no se acerquen... ¡huele a humo de cigarrillo!, por lo visto papá acaba de llegar a casa... ¡No vayan, Am­parito! ¡no es un mua!, ¡es un cigarrillo encendido, Amparito, no lo vayan a tocar...! ¡Se van a quemar...!

 

         La luz parpadea nuevamente y se oye el mismo trueno de las veces anteriores. Por fin se apagan todas las luces y la escena permanece a oscuras.

 

 

CUARTO

 

         Mientras dura el apagón se mueven una vez más los elementos de la escenografia, para convertir la escena a Tamaño Hormiga.

         Pedrito está en el medio del escenario buscando desesperado pero ya no hay rastros de los sapos ni de la pelota luminosa. En el piso se observan unas cuantas pelotitas amarillas repartidas desordenadamemte.

 

Pedrito:      (Recorre la escena buscando desesperado a los sapos) ¡Sapo! ¡Sapo! ¡Amparito! ¿Dónde se metieron? ¡No toquen esa lucesita brillante!   ¡No es un muá! ¡No es un muá! ¡Se van a quemar...! ¡Es un cigarrillo, se van a que­mar...!

 

         En una de sus idas y venidas se choca con Hormi, que atraviesa el escenario caminando muy formalmente. Hormi viste muy elegantemen­te, con un traje negro.

 

Pedrito:      Oh, por favor, disculpe...

Hormi:        (Arreglándose la ropa con un refriegue de las manos,como las hormigas) No es nada, caballero. No se preocupe. (Hace un desplazamiento lateral para vadearlo y seguir su cami­no).

Pedrito:      (Totalmente sorprendido) Ya no entiendo lo que pasa aquí... cada vez suceden cosas más sorprendentes en este patio... (lo sigue a Hormi con curiosidad). Perdóname, señor, pero ¿podría decirme quién es usted?

Hormi:        (Gira hacia Pedrito para observarle de frente y muy ceremoniosamente le entrega su tarjeta). Soy Hormi Ganegra, para servirle, caballero.

Pedrito:      Hormi... ¿qué?

Hormi:        Mi apellido es Ganegra, caballero. Soy Hormi Ganegra; una hormiga.

Pedrito:      ¡Por todos los salamines de la despensa...! ¿Una hormi­ga? ¿Y cómo puedo estar yo conversando con una hormiga?

Hormi:        Esa pregunta no se la puedo responder, caballero, senci­llamente porque no conozco la respuesta. Y ahora, le rue­go, dispénseme; debo continuar con mi trabajo.

Pedrito:      (Burlón) No debe ser un trabajo demasiado importante el suyo... Recuerdo que cuando se trata de una actividad sin mucha importancia, nosotros solemos decir: es un trabajo de hormiga...

Hormi:        (Ríe bajito, por educacion, pero se nota que está molesto) Una observación bastante tonta la suya, por cierto. En mi caso, caballero, puedo asegurarle que es un trabajo muy importante el que  hago. Soy el encargado de buscar las provisiones para el nido. Yo selecciono los alimentos que habrán de transportar los obreros...

Pedrito:      (Con ironía y agresivo) Ajá, debe sentirse muy contento entonces, usted, con su trabajo..., es el más fácil. Me pa­rece que usted es un poco avivado, señor Hormi Ganegra.

Hormi:        Y usted un poco irrespetuoso, caballero.

Pedrito:      (Casi burlón) Discúlpeme, señor Ganegra, no quise ofen­derle...

Hormi:        Mi trabajo es importante y trato de hacerlo bien, caballe­ro. Yo elijo el mejor camino, el más corto, dados los gran­des esfuerzos que demanda el transporte de cargas tan pesadas, pero también el más seguro, y eso, mi querido señor, no es fácil.

 

         Entran por el costado Hormiga 1 y Hormiga 2, trayendo cada uno sobre los hombros un trozo grande de hoja. Se detienen a escuchar la conversación de Pedrito y Hormi.

 

Pedrito:      (Se burla) O sea que usted Hace el trabajo cerebral del grupo, señor Ganegra, qué simpático, el trabajo cerebral ¡con un cerebro de hormiga...!

Hormi:        (Indignado) Me está ofendiendo gratuitamente, caballe­ro.

Hormiga 1 :         (Deja la hoja en el suelo y se acerca con Hormiga 2) Señor Ganegra, ¿le está molestando este intruso?

Hormi:        Oh, muchachos, me alegra mucho verlos... ¿Está todo bien en el itinerario que elegí?

Hormiga 1:Sí, señor, está todo bien... por suerte hoy no tenemos ninguna interferencia en el recorrido... Escuchamos que hablaba con este extraño tan descortés y nos acercamos para ver de qué se trata el problema.

Hormiga 2:(Mira con mucha atención a Pedrito, girando alrededor de él, como si lo reconociera pero no estuviera muy seguro. Pedrito se remueve un tanto incómodo).

Hormi:        Oh, no hay ningún problema, muchachos; solamente es­taba hablando con el caballero que hoy nos visita.

Hormiga 2:    (Le interrumpe con algo de violencia). ¡Señor Ganegra, creo reconocer a este caballero tan descortés!

Pedrito:      ¡Pero este loco está verdaderamente loco! ¡Cómo puede conocerme a mí una hormiga...!

Hormiga 2:Sí, le conozco, le conozco... Luce un tanto diferente aho­ra, así como está, con nuestro tamaño... Pero sí que le reconozco: este es el mitaí que siempre nos molesta po­niéndonos obstáculos en el camino...

Hormiga 1:   ¡Ajajaja, ya recuerdo...! ¡Ya decía yo que me tiene un aire conocido...!

Pedrito:  (Un poco asustado) ¡Están locos estos dos, señor Gane­gra! ¿Cómo van a reconocerme estos locos?

Hormiga 2:¡Claro que te conozco, mitaí! ¡Siempre que ves cuando venimos en fila con nuestra carga pones un palito, o hacés un hoyo, o escupís, para molestarnos...!

Hormiga 1:Sí, ¡es cierto... ! ¡ Y parece elegir cuando la carga es máááás pesada para confundirnos, señon Ganegra! ¡Nos pone el dedo, o un palito, lo que sea para confundimos y nos obliga a dar vueltas y vueltas con nuestra carga...!

Hormi:        Por favor, muchachos, compórtense educadamente. Es­toy seguro que el caballero no sería capaz de hacernos una cosa así...

 

         Pedrito, que sí suele hacerlo, acompaña las palabras de Hormi tratando de justificarse.

 

Hormiga 2: No, señor Ganegra, no se vaya a equivocar, yo le aseguro que este  sinvergüenza nos persigue siempre. Recuerdo que la mañana que  llevábamos las hojas de la santarrita que podaron, hasta abrió un  zanja con un palito, para cortar nuestro camino...

Hormiga 1: Es cierto, es cierto, tenemos que darle una buena lección para que no nos persiga nunca más (intentan pellizcar a Pedrito, que se esquiva).

Hormi:        (Con energía) ¡Basta! ¿Qué es lo que les pasa, mucha­chos? No sean maleducados. Debemos comportarnos educadamente con las visitas, no me avergüencen...

Hormiga 1: Usted no sabe lo que es capaz de hacer este mitaí, señor Ganegra.

Hormi:    ¡Basta, les digo! ¡Es un forastero y merece todo nuestro respeto...! Vamos, muchachos, dejémonos de macanas y volvamos al trabajo. (Señala las pelotas amarillas que hay en el suelo). Miren esos apetitosos granos... Deben ser riquísimos y muy nutritivos; vamos a llevarlos al nido. (A Pedrito) Y nosotros, caballero, debemos despedirnos.

 

         A desgana, Hormiga 1 y Hormíga 2 dejan de amenazar a Pedrito y se dirigen a los granos.

         Pedrito los ve alejarse y recuerda que son los granos que él preparó. Trata de interponerse entre las hormigas y los granos.

Pedrito:      ¡Hijo...! ¡Esas son las pelotitas de isopor que yo prepa­ré...!  ¡Esperen! ¡Esperen! ¡No toquen esos granos!

Hormiga 2:(A Hormi que está alejado preparándose para alejarse) ¿Ve, don Ganegra, cómo nos molesta?, ahora no quiere que recojamos los granos.

Hormiga 1:(Acercándose amenazadora Pedrito) Dejame que yo ha­ble con él y vas a ver cómo nos deja...

Hormi:        ¡Quédense allí, muchachos! (a Pedrito). Espero, caballe­ro, que tenga una buena explicación para este proceder tan inesperado.

Pedrito:      (Un poco más tranquilo) Sí la tengo, señor Hormi Gane­gra, tengo una explicación... Lo que pasa es que estos granos no son granos.

Hormiga 1:¿Qué los granos no son granos?, este mitaí está más loco que una cabra...

Hormiga 2:(Burlándose) Más loco que una cabra loca... (ríe).

Hormi:        ¡Silencio! (a Pedrito). ¿Puede explicarse mejor, caballe­ro?

Pedrito:      Esas pelotitas las preparé yo, señor Ganegra, no son gra­nos...

Hormiga 2:¡Mentira!, ¡se las quiere para él y nos está engañando una vez más...!

Pedrito:      No... no, no es mentira... es cierto lo que les digo: yo suelo hacer algunas cosas que no están bien, suelo hacer algu­nas bromas que causan problemas a la gente...

Hormiga 1:¡Mucho discurso, ya!, no podemos dejar que nos engañe una vez más, señor...

Pedrito:      No quiero ocasionar mas daño, señor Ganegra, no toquen esas Pelotitas, por favor, ¡no las toquen...!

Hormiga 2: ¡No es cierto lo que dice! ¿Por qué ahora se va a hacer el bueno si siempre nos causó problemas? (A Hormiga 1) ¡Vamos...!

 

         Hormiga 1 y Hormiga 2 se abalanzan sobre las pelotitas y las toman. Inmediatamente sienten una gran picazón y se retuercen.

 

Hormiga 2: ¡Ay! ¡Cómo pica esta porquería...!

Hormiga 1: ¡Y tiene un olor asqueroso...! (Se vuelven los dos muy enojados hacia Pedrito) ¡Esta es otra de tus macanas sin duda alguna...! (Se tiran sobre Pedrito para pincharles)

 

         Hay un parpadeo de luz y luego se apaga. La escena queda totalmen­te a oscuras.

 

 

CINCO

 

         Durante el apagón se vuelven a cambiarlos elementos de la esceno­grafia, y al encenderse las luces, la escena es la del inicio de la obra (Tamaño Natural).

         Pedrito está acostado en el medio de la escena y se despierta, rascán­dose el brazo.

         Entra la madre de Pedrito.

 

Madre:        ¡Pedrito! ¿Qué haces tirado en el suelo?

Pedrito:      (Sorprendido mira alrededor) Me... me quedé dormido, parece... No entiendo lo que pasa... ¡A la flauta...!, yo creía que estas cosas increíbles solamente le podían pasar a Alicia, en el País de las  Maravillas...

Madre:        ¿Alicia en el País de las Maravillas? No comprendo qué me querés decir...

Pedrito:      Nada, mamá, esto de soñar cosas raras, digo yo, o viajar... no sé.

Madre:        No es bueno dormir sobre el pasto, mi hijo, te puede picar alguna hormiga...

Pedrito:      (Asustado) ¿Una hormiga? ¿Dónde...?

Madre:        En el pasto, mi hijo; ¿dónde querés que estén las pobres hormigas...?

Pedrito:      ¡Ay, madre, madre...! ¡Si supieras cuántas cosas pueden hacer las pobres hormigas...!

Madre:        (Sin entender muy bien) Ay, mi hijo, me salís con cada cosa... Dale, recoge tus cosas... o no, dejámelas a mí y vos andá a lavarte para comer, mi hijo; que tu papá está por llegar...

Pedrito:      ¿Ya es la hora? ¿Ya viene papá...? (Transición) Voy a esperarle aquí.

Madre:        Pero qué vas a esperarle aquí... sabes que siempre viene con hambre y quiere sentarse a la mesa enseguida... Anda a lavarte.

Pedrito:      Entonces vos quedate de guardia aquí, mama y avisale que no tire ninguna colilla de cigarrillo en el pasto... ¡Que no tire la colilla encendida en el pasto...!

Madre:        (Impaciente) ¿Con qué cosa nueva me salís ahora, mi hijo?

Pedrito:      ¿Y Kaiser, mamá? ¿Dónde está Kaiser...?

Madre:        En el otro patio, pobrecito, casi se muere de desespera­ción, corriendo y corriendo, y a medida que corría, más se desesperaba por el ruido infernal de las latas... Bastante trabajo me costó sacarle las porquerías que le ataste en la cola...

Pedrito:      ¿Y está bien, Kaiser?

Madre:        Claro que está bien, ahora está bien, ya está tranquilo, pobrecito.

Pedrito:      (Se aleja hacia la salida) Es una tontería lo que hice, mamá, te lo aseguro. ¡Decile a papá que no tire al pasto las coli­llas... ! No podés imaginarte las cosas tontas que uno hace a veces sin darse cuenta.

Madre:        No sé de qué me estás hablando, mi hijo.

Pedrito:      (Pomposamente) Es sencillo, madre, muy sencillo... Te­nemos que aprender, de una vez por todas, a vivir sin molestar a los demás... No tenemos que hacer a los otros lo que no queremos que nos hagan, madre, ¿no te pare­ce? ...

 

         Pedrito se va y la madre hace un risueño gesto de perplejidad y se apagan las luces.

 

         DE: Pedro achicado (Asunción: Editorial Servilibro, 2003)

 

 

FUENTE - ENLACE A DOCUMENTO INTERNO

 (Hacer click sobre la imagen)

 

LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA DE AYER Y HOY . TOMO I (A – H)

TERESA MÉNDEZ-FAITH

INTERCONTINENTAL EDITORA S.A.

Teléfs.: 496 991 - 449 738;

Pág. web: www.libreriaintercontinental.com.py

E-mail: agatti@libreriaintercontinental.com.py

Asunción - Paraguay. 2011 (424, Tomo I)

 

 

 

 

 

 

 

Para compra del libro debe contactar:

LIBRERÍA INTERCONTINENTAL, EDITORA E IMPRESORA S.A.,

Caballero 270 (Asunción - Paraguay).

Teléfonos: (595-21) 449 738  -  496 991

Fax: (595-21) 448 721

E-mail: agatti@libreriaintercontinental.com.py

Web: www.libreriaintercontinental.com.py

 

 

Enlace al espacio de la INTERCONTINENTAL EDITORA

en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
LIBROS,
LIBROS, ENSAYOS y ANTOLOGÍAS DE LITERATURA PA
INTERCONTINENTAL
INTERCONTINENTAL EDITORA



Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA