PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
ELVIO ROMERO (+)

  RETORNO…, ELEGÍA y ODA A LA PASIONARIA - Poesías de ELVIO ROMERO


RETORNO…, ELEGÍA y ODA A LA PASIONARIA - Poesías de ELVIO ROMERO

RETORNO…, ELEGÍA y ODA A LA PASIONARIA

Poesías de ELVIO ROMERO


 
RETORNO…

En septiembre habrá luna,
y cuando haya luna, llena y clara,
subiré al monte y miraré las cabras,
subiré al monte y miraré las ramas
subiré al monte y miraré los campos,
y las cabras,
y las ramas,
y los campos,
desde el monte.
 
Entre verdes colinas sin heridas,
entre oscuros ganados parturientos,
entre besos de selva y hierba fina cada día,
llevaré este pedazo de mi sombra
saturada de puertas y de muelles,
y de muslos trasnochados;
donde no haya esta asfixia de ciudades,
donde no haya esas fábricas insomnes,
donde no haya este cáncer de fastidio.
 
La ciudad está llena de sombras;
la ciudad está llena de muertes;
de niños desnudos con protestas dormidas;
de mujeres que paren sin abrigo;
de criaturas aburridas de oficinas;
de miradas galopando en estiércoles;
de moribundas ansias averiadas,
de puertas y de orines.
 
Las manos están secas de atrapar vacíos
y los pobres, pobres! de arribar distancias
recogiendo un fruto de experiencia amarga...
Por eso no debo mentir sobre mi tierra,
-Cariátide de anáustias-
Yo no debo decir lo que no es cierto
para engañar a nadie,
porque de engaños hay estas puertas de hambre,
esta espesa mordedura de miseria.
No se debe engañar a nadie
pues de engaños ni la tierra nos da frutos,
y mi tierra semeja un camposanto
porque estamos hastiados de mentiras, camposanto...
Sobre este amargo asfalto se quiebran corazones
y los pies se agotan de arañar asfalto.
Sobre estos ventanales se tuercen lagrimillas
de niñas que nacieron para morir de hastío,
de adúlteros enfermos.
Los huesos se resienten porque no tienen aire,
los tuétanos se pudren.
Y en las terrazas y en los jardines altos
de espuma y de silencio,
esas niñas, castas, se frotan
los muslos como sacando chispas;
y en la ciudad,
-camposanto-
yo, náufrago.
 
Por eso,
subiré al monte y miraré las cabras;
subiré al monte y miraré las ramas;
subiré al monte y miraré los campos,
¡Cuando haya luna!
 
Publicada en: Cultura. II (25)
Asunción, octubre de 1945.
 
 
 
 
 
 
ELEGÍA
 
 
 
A Cayetano Ojeda, caído cuando menos debía.
 
 
Como esos leñadores que se pasan hachando
la corteza tenaz, y de pronto jadeando
se llenan de sudor,
marchó este hermano nuestro, viandante y trajinero,
llevando sobre el hombro su agobiante madero,
trémulo de estupor.
Marchó hasta detenerse.
Su carne estaba herida
por el blanco diamante
de un cuchillo, alevoso en el acecho,
y al abrírsele el pecho pudo verse
que siempre estuvo hecho
de sangre conmovida,
de polvo trashumante.
 
Le importa en su desgano
que así, de trashumante, se le tilde?
Él era sombra de sendero humilde,
su mejor padre, su mayor hermano.
 
Era del pueblo amigo,
cera de su madero;
su frente enarbolaba hacia su altura
y el hueco de su mano hacia su abismo;
era una lumbre pura
de cosecha y de trigo su desplante altanero.
Tal vez el pueblo mismo!
Hombre puro y lejano:
¡cómo amaba la vida
con el milagro de su voz tendida
sobre el viento encendido del verano!
Leño fuerte y fecundo,
su vida tuvo acento
de tiempo verdadero.
Llevó un talante bravo de maderamen cuya
vigencia de esplendor fue a lo profundo;
lo reconoce el viento,
lo sabe el pueblo entero,
la gente que fue suya.
¡Detente, Cayetano!
le gritó un día la muerte,
y él, como un gran pájaro que vierte
su música final... le dio la mano.
Fue cántaro y guijarro de repente;
calzó otra vez zapatos peregrinos,
y al tener por alcor todo el relente,
le dieron sepultura los caminos!
Publicada en: Cuenco, I (1),
Asunción, diciembre de 1955.
 
 
 
 
 
 

ODA A LA PASIONARIA

Dolores Ibarruri:
Te imaginamos todos penetrante y atenta
repartiendo palabras por todas las esquinas
con esas tus doradas actitudes de siembra
que, ¡tan sutiles!, tienen firmeza de luceros.
Porque ya tus retinas no agruparán paisajes
de medidas tremendas y muertes verticales;
ni verán esqueletos de rotas catedrales
que al viento dedicaban su lluvia de plegarias;
pues tú que has sido amiga de un pueblo convocado
a oponerse a enemigas substancias despreciables,
Tú sabes que te vemos tan pura como entonces.
 
Dolores Ibarruri:
No sabemos, no, si te has sentido transparente
ayer en las contiendas sumergida,
no, pero hemos visto reflejadas en ti
desvelo y longitudes de alambradas horribles;
proyectadas: tijeras, sonámbulas mochilas
de soldados perfectos,
previstos desfalleceres de hombres enloquecidos,
portales y ventanas,
y flores, flores perfumadas de pólvora,
y barricadas anchas,
y atropello y traiciones;
y más: pupilas rencorosas y gritos vengativos
en un cortejo frío de trenes enemigos.
Después, después de todo; después de esas ardientes
alcobas perforadas, plazas abandonadas,
tejados retorcidos y hospitales, lo sucedido sabes;
después de haberte visto, acelerada,
por esa encrucijada de rabiosas estrellas;
después los telegramas desnudos con noticias
en un espanto sordo que enmudecen y callan
corazones golpeados;
después, más pura tú,
desde lejos formaste pechos albos, capaces
de asesinar cadenas.
 
Los hemos visto, sí,
-cercanos camaradas, nostálgicos de viña-
obreros y criaturas y doncellas,
finísimos, fecundos ruiseñores;
corazones tendidos por un frío horizonte
de gestas y epopeyas,
de crímenes y espinas;
tendidos, metidos en las alcaidías,
en los palomares,
en esos substanciosos, doloridos trigales,
balcones y veredas y abadías,
con oceánicos, densos, tendones en pelea.
 
Las horas de esos campos castellanos
de aislamiento y valor y polvaredas
nos llegaban aquí, lentas, con ritmos de metrallas,
por un momento lóbregas,
con esa consistencia de pesadas semanas
nutridas de cuarteles.
En todas ellas, toda España,
tan tuya como nuestra en su neuralgia;
sus pájaros y playas,
sus cálidas estepas donde los tiradores
con finas cabelleras de arena y mediodía
palpaban carabinas en pie de resistencia;
sus dunas y guitarras,
su tierna, amiga, frente de pinos y mantillas.
 
Mientras tú allá, aquí nosotros,
atentos al murmullo del mar, olas otras olas;
del mar -suave, esperado embajador sin leyes-
aquí nosotros, sobre esta hostil, vacía sementera,
mirábamos a España.
 
Sobre esa airosa cima de olivares
(de nardos y olivares)
que hoy perturban fusiles, cantidades de luto,
tu voz, innumerable, enraizada al valor,
diurna estaba.
Qué cerca de la muerte segadora!
qué de alzados presidios esperando:
Qué famélicas bocas atareadas!
y tus hijos, que fuertes, ¡tus hijos!, compañera.
 
Capitana:
Qué limbo no escuchó tu campanada?
Qué campos, tu mensaje de improviso?
Qué regazos, tus voces, qué regazos?
Donde guardar partículas siquiera,
donde -murmurábamos-
en qué cristales,
de tu sonoro mar de gritos-raíces?
Cómo guardar aún ínfimos residuos
de esos encinares y colinas,
de esas crestas,
que te vieron nacer, casar, ser madre,
para luego después,
con fijo rumbo y sol determinado
y amor, fijar banderas!
Pero estás tú, nuestra y de todos,
simétrica, indudable.
Queremos hoy decirte:
No en vano han combatido las mujeres,
-las que eran como tú-
junto al valiente esposo en las montañas,
ni en vano esos zagales fueron todos
para morir pensando que por su pueblo mueren;
que ya sabemos todos, aun los mediterráneos,
que todos esos hombres tronchados por cañones
no fueron lejos,
que volverán mañana sobre corceles aéreos
plenos de una humareda de elásticas palomas;
que ya no habrá más días de lágrimas terribles
volcados sobre amados cadáveres siniestros;
que sobre todos esos cementerios y cruces
nace España.
¡No rezagan los déspotas banderas!
Si ayer se han escuchado tambores funerarios
inaugurando furias y sombras en la tierra,
se escucha hoy sobre el alba, donde muestra un lucero
sus vírgenes pestañas, trabajo de picotas
que retiran sus viejos eslabones vencidos.
Repetimos, lo que tú bien sabes:
¡Nace España!
Enero 14 de 1946.
 
Publicada en: Cultura III (33),
Asunción. Junio de 1946

 

Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY – ANTOLOGÍA DESDE SUS ORÍGENES. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL, Dirección de la obra: OSCAR DEL CARMEN QUEVEDO. Recopiladores y autores: RAÚL AMARAL, MARÍA BARRETO DE RAMÍREZ, AÍDA ORTÍZ DE CORONEL, ELA RAMONA SALAZAR S., RUDI TORGA/ Tel. (595-21) 373.594/  arami@rieder.net.py  – Asunción/ Paraguay. 2005. 781 pp.).
 
 
 
 
 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA


(Hacer click sobre la imagen)







Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA