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JESÚS RUIZ NESTOSA

  LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XIII) - La ruina eterna de sus almas - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 02 de Julio de 2017


LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XIII) - La ruina eterna de sus almas - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 02 de Julio de 2017

LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XII)

 «La ruina eterna de sus almas»

 

Por JESÚS RUIZ NESTOSA

 

 

jesus.ruiznestosa@gmail.com

 

Tras la firma del tratado por el cual España cedía a Portugal un vasto territorio en el que se encontraban varias reducciones jesuíticas de guaraníes, el marqués de Valdelirios fue enviado a Suramérica para representar a la corona española en la fijación de los nuevos límites.

Gaspar de Munive León Garabito y Espinosa, marqués de Valdelirios, enfrentaba una situación compleja. Nacido en la ciudad de Huamanga (Ayachucho, Perú), ocupó varios cargos en el virreinato de Lima y luego en España, donde estaba emparentado con numerosas familias de la nobleza. Después de que las coronas de Portugal y de España firmaron un tratado por el cual esta cedía a Lisboa quinientos mil kilómetros cuadrados de territorio, el marqués de Valdelirios fue enviado a Sudamérica para representar al rey de España en la fijación de los nuevos límites.

La reacción de los indígenas que debían abandonar sus pueblos hizo que el marqués de Valdelirios, antes que controlar el trazado de la línea divisoria entre los territorios españoles y portugueses, decidiera que el ejército que lo acompañaba se aliase al ejército portugués para imponer, manu militari, el cumplimiento de dicho tratado. Pero también debía enfrentar una situación de contenido humano porque los indígenas expulsados de sus poblados marchaban a una muerte segura. Los portugueses les daban, para abandonar sus poblados, un plazo de seis meses, y ellos reclamaban por lo menos tres o cuatro años para poder hacer el traslado en orden.

En medio de esto, el provincial de los jesuitas de la Provincia del Paraguay, padre José Barreda, le dirigió una larga carta en forma de memorial exponiéndole cuál sería la verdadera situación de insistirse en ese breve plazo de seis meses. En artículos anteriores de esta serie se hace mención de los argumentos expuestos.

En la parte final de su carta, dice el padre Barreda: «Si todos estos inminentes riesgos, que no son imaginarios, sino casi ciertos, y consiguientes al próximo en que al presente estamos de que apostaten los indios de los siete, y aún treinta pueblos, se hiciesen presentes al rey nuestro señor, y al fidelísimo rey de Portugal con la ingenuidad y verdad con que ya lo estamos tocando, se podrá creer de su católico y fidelísimo celo, que no es su ánimo y voluntad se atropelle la gloria de Dios, y respeto de la iglesia, por cumplimiento de los tratados ya ajustados» (1). Barreda trata así de salvar los sentimientos religiosos que atribuye a los monarcas de España y Portugal y restarles culpabilidad en el daño que se les hace a los indígenas, cuyo «grito hasta el cielo [llega], con que aquellas pobres almas y los ángeles de su guarda están clamando por su remedio, y con ellas puesto a los pies de V.S. con el rendimiento debido a su carácter y persona, pido con toda la provincia se conduela más que de la pérdida de todos los bienes temporales, y aun de las vidas de aquellos pobres neófitos de la ruina eterna de sus almas» (2).

La situación es de una gravedad extrema y el padre Barreda teme que se produzca un enfrentamiento armado en el que, evidentemente, los indígenas saldrán perdedores. No solo perderán sus pueblos, sus casas, sus sembradíos, sino también sus propias vidas.

«Hago presente a V.S. –sigue el padre Barreda dirigiéndose al marqués de Valdelirios– que por ellas derramó Nuestro Señor Jesucristo su preciosa sangre, y por ellas su divino respeto vuelvo a suplicar a V.S. en descargo de mi conciencia, y so pena del cargo que se nos ha de hacer en el tribunal de Dios Nuestro Señor de tan irreparable pérdida, se sirva suspender la guerra que previene, hasta dar parte al rey nuestro señor, cuyo supremo tribunal apelo en nombre de estos pobres desvalidos protestando violencia y fuerza en cualesquiera disposición que sea en servicio de sus almas, puesto que el rey nuestro señor nos tiene mandado que se entreguen los pueblos en paz, y esto mismo me tiene ordenado M.R.P. General [padre general de los jesuitas]» (3).

Ya hacia el final de este largo memorial de más de treinta folios, el padre Barreda, presintiendo que no conmoverá al marqués de Valdelirios con razones humanitarias, apela a la autoridad del rey y a motivos religiosos. «Habiendo hasta el presente concurrido a esta debida obediencia, y estando también pronto para continuarla hasta derramar la sangre y perder la vida en fuerza de una lealtad, debo recordar a V.S. que el rey nuestro señor no manda, ni debemos presumir mande concurramos a que con detrimento de la gloria de Dios y contra el católico fidelísimo ánimo de ambas Coronas, se expongan al peligro cierto de subversión más de cien mil almas, cuya cristiandad es la más florida en las Indias, y por este único motivo, quedando en lo de más pronto para obedecer a V.S. con toda esta provincia en lo que no se opusiese al servicio de Dios Nuestro Señor» (4).

En los párrafos finales, el padre Barreda vuelca todo su sentimiento de impotencia ante los acontecimientos que se avecinan, y que quiere evitar aunque lo ve imposible. «A V.S. pido y suplico se sirva proveer esta mi rendida súplica por ser de caridad y justicia, y se digne mandar se me dé testimonio para ocurrir al rey nuestro señor a quien será V.S. responsable si antes de emprender la guerra no le da parte del peligroso estado en que se ha puesto este negocio que cuando se concibió muy distante de ser en perjuicio de las almas, y por eso debemos proponer que en las presentes circunstancias cualesquiera acción que las perjudique será contra la mente del católico ánimo del rey nuestro señor» (5).

Notas 

1. Legajo 1157,43. Archivo de España de la Compañía de Jesús en Alcalá de Henares.

2. Ibdm.

3. Ibdm.

4. Ibdm.

5. Ibdm.

 

 

 

Fuente: Suplemento Cultural de ABC Color - Página 1

Domingo, 02 de Julio de 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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