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JESÚS RUIZ NESTOSA

  LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (LXVI) - Los portugueses habían traído bastante artillería - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 07 de Julio de 2019


LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (LXVI) - Los portugueses habían traído bastante artillería - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 07 de Julio de 2019

LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (LXVI)

Los portugueses habían traído bastante artillería

 

Por JESÚS RUIZ NESTOSA

 

jesus.ruiznestosa@gmail.com

El Tratado de 1750 dispuso el abandono, por parte de los indígenas que los habitaban, de siete pueblos de las reducciones de la provincia del Paraguay.

El manejo de los tiempos por parte de los europeos y los nativos de América era diferente. Así, los comisarios enviados por la corona portuguesa juzgaban suficiente un plazo de tres meses para que los indígenas abandonasen sus pueblos. Por su parte, ellos pensaban en años, de tres a cinco, para abandonarlos cómodamente y trasladar todas sus pertenencias sin sufrir grandes pérdidas en la mudanza. Llegó el momento en que los demarcadores comenzaron a hacer su trabajo y también aparecieron las primeras amenazas de que los portugueses podían recurrir a la fuerza, vale decir, a las armas, para echarlos de aquellas tierras que pasarían a ser parte de Portugal gracias al Tratado de 1750 firmado con España.

«Decía también el señor comisario real en una de sus dos dichas cartas, sino para aterrar al padre comisario (que para esto tenía otro mayor cual era el de decirle y repetirle que se acordase e hiciese cargo del fin para que lo había enviado su majestad) a lo menos para aterrar a los indios, y a sus padres misioneros, que el comisario portugués había prevenido y traído bastante artillería, y estaba pertrechado de tropas, y él también de las suyas, si fuese menester hacerles a los indios dejar por fuerza sus tierras y pueblos. Y después de haber dicho estas y varias otras cosas en las dos cartas, con ninguna de ellas respondía directa ni aun indirectamente al punto principal que el padre comisario le había propuesto de que si a su señoría le parecía, desistiría desde luego la Compañía (como ya antes,y desde que su señoría llegó a Buenos Aires se lo había propuesto) y dejaría el cuidado de dichos siete pueblos,y si era menester el de todos los otros; sino que por no parecer que del todo se daba por defendido a lo que se le preguntaba o proponía respondió a lo que ni se le proponía, ni era menester proponerle, ni pedirle su parecer, ni consentimiento para ello. Y como si no hubiera entendido el sentido de la cuestión, decía que en el punto de mudar o sacar de los siete pueblos a los padres curas y sustituir a otros padres misioneros por curas de los mismos pueblos, el mismo padre comisario viese si tenía otros más a propósito, y los pusiese, si lo juzgaba conveniente. Y era (como solemos decir) echar la conversación a otra parte, o darse por desentendido de la cuestión. Y todo era antes, para sí, como quien no hace nada ni quiere la cosa, cargar o dejar cargado sobre la Compañía todo lo más difícil y lo más odioso que había que vencer, hacer y padecer en toda la ejecución del tratado, como ya en nuestra corte, o no sino en la de Portugal se había ideado antes que se condujese el tratado mismo. Y aun respondió con esta sola mira las veces que se le tocó en Buenos Aires antes de irse a Castillos este punto mismo de que la Compañía hacía de buena gana dicha cesión de pueblos, si su señoría juzgase ser del servicio de su majestad católica, ni aun oír quiso tal propuesta sin rebatirla con desagrado» (1).

«Mas por lo que toca a ahora, estuvo tan lejos el padre comisario de consultarte a su señoría el punto a que desde Castillos le respondía, que sin ofrecérsele razón en contra, y antes de esta su respuesta, había ya mudado ya al cura de San Miguel y puesto en su lugar a otro, como vimos; y porque el de San Nicolás le pedía con más instancia que otros lo sacase de aquel pueblo siempre pertinaz con no querer ya mudarse, ni de prisa ni despacio, ni de modo alguno, le tenía ya señalado también su sucesor, y aun lo había ya llamado al Paraná; aunque después pensadas mejor las cosas, se dejaron como estaban, porque se vio que no adelantaba nada el negocio, antes se atrasaban y dificultaban más las mudanzas de los indios con semejantes mudanzas de curas. Porque en suma allí el padre comisario y todos los demás verían que la dificultad de la evacuación de los pueblos y tierras tan pronto como se pedía o se mandaba, no estaba de parte de los curas o misioneros sino solamente de parte de los indios por más que allá en Castillos se dijese o se calumniase todo lo contrario, y el señor marqués lo oyera. Todo lo cual aunque su señoría en lugar de admirarlo, lo hubiera solamente despreciado, no les hubiera hecho la menor injuria a los que lo decían ni demasiado a favor a los padres aun sin constarle tanto como decía que le constaba de los preceptos que con evidencia moral sabía que tenían» (2).

«Aunque el padre comisario se iba de las doctrinas porque confesaba (y con toda verdad) que ya no podía hacer en ellas más de lo que había hecho, quiso antes de partir probar fortuna y ver si podía antes y por medio de otro hacer algo de lo que no había podido hacer presente por sí mismo. Y así trató de sustituir en lugar suyo y con todos sus poderes al ya dicho padre Bernardo Nusdorffer que acababa de llegar del Miriñay al Yapeyú con los luisistas. Mas el padre Bernardo se le excusó de aceptar el cargo con urgentísimas razones que le propuso, y tales que al padre comisario le hicieron desistir de este su intento. Con que dejó por vice comisario a otro padre también extranjero que estaba de cura en uno de los siete pueblos: señal bien clara de que aunque el padre hubiese venido de la Europa con alguna preocupación de la no poca que parece había en nuestra corte contra los padres misioneros extranjeros, estaba ya bien desengañado y seguro de que en orden a obedecer y servir a nuestro rey y señor si podía fiar no menos de los extranjeros que de los mismos españoles, como ya se lo había hecho ver la experiencia, lo que yo también con sinceridad religiosa les había asegurado ya aun antes que fuese a dichas doctrinas o misiones. Y este mismo desengaño creo yo que fue una de las causas porque aun pidiéndole el cura de San Nicolás, extranjero también, que lo sacase del curato de dicho pueblo no tuvo por conveniente el sacarlo ni por entonces ni después. Y si después estando ya de vuelta en Buenos Aires despachó de allí otro vice comisario que fuese español; fue acaso solamente por darle gusto a aquel gobernador al comisario real que por ventura (o por desgracia) estaba todavía teñido, o preocupado de las mismas desconfianzas de la dicha corte o de las que le habían puesto los portugueses en Castillos» (3).

Notas

(1) Legajo 120, 54, Archivo Histórico Nacional de España, Madrid.

(2) Ibid.

(3) Ibid.

 

Misión Jesuítica Guaraní de la Santísima Trinidad del Paraná

(Foto: Unesco).

 

 

 

 

Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Domingo, 07 de Julio de 2019

Página 2

www.abc.com.py

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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