CANTO DE MI TIERRA
Poemario BRÍGIDO BOGADO
Editado con el apoyo del FONDEC
Diseño: Cecilia Rivarola,
Fotos: Víctor Achucarro/ Fernando Amengual
Edición al cuidado de Susy Delgado
Arandurã Editorial,
Asunción – Paraguay
2007 (130 páginas)
ÍNDICE:
Presentación (Por Víctor Achucarro);
El canto múltiple de Brígido Bogado (Por Susy Delgado);
Un alto en la vida; La poesía y el indio; Quién eres Mbyá Guaraní; El indio de aquí; El yo dentro de una cultura; La pregunta del ser humano; Sueños de un Maestro Mbyá Guaraní; Soy el hombre que se vuelve avá; Yo; tú; Una cruz y una espada; La historia; Mi cuerpo; Poesía; Ya nunca seré lo que soy; La cultura del desnudo; Génesis simple; Indio; Tú y yo (Un génesis diferente); Una razón para el encuentro; Un lamento del Mbyá para escuchar; Entre el ser y el no ser; Hermano Indio; Una pregunta; La agonía de la tierra; Ayer; Mi madre; Una paradoja sobre la tierra; ¿Predestino?¿Tiempo?; Y Ñande Rú dijo; Una historia desde abajo Paraná; El gran Karaí; Te pido; La naturaleza implícita en el hombre; La experiencia de la naturaleza; Madre: Yvy; Natura-Indio; Matar al árbol; Poesía; y Glosario.-
PRESENTACIÓN
VÍCTOR ACHUCARRO
Kuaray, despliega sus alas para ubicarse en lo alto, y mirar con sabiduría el despertar de la vida y rendir un homenaje al ser humano, a la Madre Tierra y a todas las criaturas sagradas que en ella habitamos.
Kuaray, despliega sus palabras, Palabras Verdaderas puestas por Ñamandu en su corazón y que con dulzura él nos entrega como gotas de rocío, gotas cuya fragancia es capaz de reverdecer la esperanza, Nuestra Esperanza, en la vida, en la tierra, en el hombre y en la mujer.
Kuaray, nos da una gran lección de humanidad, nos enseña que nuestra historia y la del Guarani ... la del nativo ... la del hombre del monte ... es la misma. Una historia que por demasiado tiempo ha permanecido olvidada y que debe ser restaurada para propiciar un gran encuentro con nosotros mismos, con nuestra humanidad, con nuestra identidad.
Kuaray, llora a Ñamandu por una tierra devastada, por Ñande Sy -Nuestra Madre ultrajada. Kuaray sangra, siente, escucha voces y silencio, sonríe, camina y sueña en que un día podamos juntos redescubrir el camino del Yvy Marae'y ... de la Tierra sin Mal.
Kuaray, es el RERAITE de Brígido, es su nombre autentico, su nombre del monte... del monte que le vio nacer y que él con tanta ternura defiende.
Kuaray, es nuestro amigo, nuestro hermano ...Kuaray se hace poesía para entrar en cada uno de nuestros corazones, para CORAZONAR la Tierra... para CORAZONAR la Vida.
EL CANTO MÚLTIPLE DE BRÍGIDO BOGADO
SUSY DELGADO
Un libro inusual, de valores también inusuales es éste que presentamos con unas breves palabras a sus futuros lectores. Brígido Bogado, indígena mbyá de la comunidad de Pastoreo, Obligado, ha lanzado su canto en este poemario, un canto que se levanta ante nosotros alto, rico y conmovedor. Y el poeta ha escogido el castellano para su canto, algo que resulta llamativo en cierto modo, pero que se comprende perfectamente cuando se conoce el deseo de ser escuchado por quienes hablan esta lengua.
Brígido, quien siendo pequeño fue adoptado por una familia de blancos, y se educó al estilo de los blancos hasta el nivel universitario, un día sintió el llamado de sus raíces e inició el camino de regreso a ellas, hoy nos cuenta de ese viaje hacia sus orígenes. Este libro es, en cierto modo, un recuento de ese regreso a la sabiduría profunda de sus hermanos mbyá, a ese arandú donde laten y brillan los valores de la tierra, de la vida sencilla y respetuosa de la naturaleza, del amor y el pan compartido con el semejante. Y Brígido hace ese recuento que es reencuentro, desde dos perspectivas: la personal, del indígena que redescubre su identidad, y la comunitaria, del redescubrimiento de las creencias, los saberes, las angustias y los sueños que guardan el universo cultural mbyá. Se pregunta quién es, como ser humano y como indígena, y palmo a palmo va recuperando su rostro y su voz verdadera.
“Basta de hablar por mí” dice en un momento Brígido, porque está cansado de que los demás hablen por él y porque su decisión de esgrimir la palabra es firme. “Déjame escribir libre/mis poesías,/y déjame llorar/por la sangre vertida... ; y habla a su propio hermano mbyá para recordarle: “éres para ser La Palabra”.
El canto de este mbyá se abre en un caudal torrentoso, capaz de decir la rebeldía, la angustia, la tristeza, el amor, la ternura, el llanto, el ruego... A veces su canto contiene todos estos tonos, como cuando dice: “No destruyas el monte/porque ése es mi hogar,/ es donde mís hijos duermen/ y se guarecen de la lluvia/ (..) No vendas la tierra/ porque no puedes vender/lo que no es tuyo ni mío...” . Y su canto llega a adquirir un tono apocalíptico cuando predice por ejemplo, que “El sol se ira./La tiérra ya no será/y los muertos no tendrán tumbas./ (..)y cuando se lleven toda la tierra/será el fin”
Pero si bien este canto es capaz de expresar lo más oscuro del ser humano y el entorno que su inconciencia ha generado, muestra también anchos espacios de esperanza. Por eso alienta a su hermano indígena: “!Duerme y levántate con tu piel dorada!/!Para madrugar con la nueva alborada...”. Reata una y otra vez su lazo profundo con la Madre Tierra para declarar: “Solo soy aquella semilla/ puesta en la tierra por Ñande Ru Tenondé” Y proclama: “!Quiero defenderte con mi pensamiento y mís poemas!/ !Porque tú eres mi madre.!/ (..)/Porque en ti es donde dormiré el sueño eterno!”.
¿Qué más podríamos agregar sobre esta palabra cuyo rescate solo puede tener el espíritu de una sentida celebración? ¿Qué agregar ante esta palabra cuya sinceridad, profundidad y potencia finalmente nos despierta el pudor y el impulso del silencio para escucharla mejor? Tal vez simplemente darle la razón cuando equipara la raíz al canto y dice que el mismo “no pasa./ ¡Está la fuerza/ entre el avá y el monte!”. Entre el avá y los últimos montes laten todavía los grandes secretos, la posibilidad de la armonía y la plenitud; por eso tal vez el tono final que nos queda de este canto es el de la oración, tal como lo entendían nuestros abuelos guaraní.
UN ALTO EN LA VIDA
Hoy despliego mis alas,
para ubicarme en lo alto,
en lo lejano,
y mirar con sabiduría
el desfile de la vida,
rindiendo un homenaje
al ser humano.
Este ser humano
vestido de colores diferentes,
con sus sueños rotos,
con un profundo dolor
en el alma,
enajenado quizás
por los sueños ajenos,
que lo amamantó
por tantos años.
En el universo de las cosas,
despliega cada uno sus alas,
y quizás en el raudo vuelo,
vea al alfa y al omega,
que una vez dio inicio
a esta multitud.
Hoy desfila sin una lógica,
y camina hacia el fin,
o quizás al inicio de la vida.
Nunca puede decirse
todo
lo que ven los ojos,
porque ensombrecido
por los sentidos
que limitan la razón,
en ausencia del
pensamiento,
no puede con certeza
juzgar
a la sensación.
Solo es este el
momento
en que me visto de
prepotencia,
para dejar hablar al
pensamiento
que subyace en el
recodo de la vida,
de seres sin importancia,
olvidado en la multitud,
en la búsqueda afanosa,
de un fin en lo
cotidiano,
y entender que todo
tiene un porqué.
Quizás los escritos
deban tener un fondo
o quizás deban tener
una forma según
piensan los otros,
pero quisiera que la
libertad pura
arrebate mi alma,
que me llene de mí
mismo.
Entonces seré yo mismo
en la esencia,
sin rendir culto a otros,
solo a mi propio
corazón,
germinando de los
escombros,
lleno de vida,
aunque solo sea por un
instante.
Hoy despliego mis alas
sin vacilaciones
y presto con mis
harapos
dejo volar al espíritu
en el viento de la vida
que en sueños
vio una multitud,
que hoy se llena de
rostro,
para rendir un
homenaje
al ser humano,
con sus nombres
propios.
LA POESÍA Y EL INDIO
Desde tiempos
remotos,
la voz de los pueblos
habló al viento,
deshojando la vida,
entre canto y poesía.
Voces, gritos, cañones,
la cruz y la espada
confundidas,
canto y muerte,
que juntos
acallaron la voz,
la voz rota de los
sueños.
Mis hermanos que vieron
a sus propios muertos,
en los campos de
batalla,
que buscando libertad
fueron.
Y mi hermano
ya no fue mi hermano.
¡Codicia! ¿Por qué has
existido?
El agua divide,
la tierra divide,
al fin solo son uno,
la tierra y el agua,
el avá y el hombre.
Durante muchas guerras,
yo gritando estuve.
¡Déjame existir!
¡No me mates!
Que existan ambos,
que siempre existan
“el blanco y el indio”.
Yo soy el primer
hombre,
el que vio la primera
mujer morena,
con sus ojos de noche
serena
y a ella me uní,
y juntos fuimos el
milagro
de las generaciones.
Amores son amores,
en el tiempo,
en el espacio.
Solo es el amor,
y Amor soy yo,
bello y eterno,
no importa la lengua,
ni la piel.
Soy dueño de los
nombres,
nacido en los montes,
no conozco de piel,
ni de los años que
envejecen,
ni del espacio que limita,
no conozco quién es
blanco
y quién es indio.
Soy la vida
en un ser,
aparente muerto,
no soy visto
desde afuera
porque no soy
cualquiera
soy el blanco,
soy el gitano,
soy el negro,
o soy el indio.
Dirán ¡poesías
olvidadas!
Dirán ¡poesías de
otros tiempos!
Dirán ¡poesías que no
existen!
Sin saber,
que soy la misma,
vestida con brillantes
o harapienta,
que descubre su alma,
en la forma
del ser terreno,
que escribe y no escribe.
Voy cruzando la vida
de los hombres
del pasado, presente y
futuro,
estoy en cada
pedazo de historia
sabida
y no sabida
por generaciones
contadas
y otras escritas.
Estoy en las casas
de los poetas muertos
y de los vivos,
y estoy en los poetas
conocidos
y en los sin nombre.
Soy en el canto,
vivo luchando,
en las guerras
vivo tiritando,
muerto,
y soy el florido tajy,
silvestre como
sentimiento del indio.
Te preguntarás:
¿Será que escribe?
¿Será que piensa?
¿Será que en él habita
la poesía?
Sin saber
que seguimos
cantando
a nuestra Madre Tierra
por darnos vida,
y seguiremos juntos
mientras nazcan seres
en la escarcha
blanquecina,
cual muchachas de
alma tranquila,
sonriendo con pureza y
picardía.
Cantamos en
melodías,
somos alma de las
letras no escritas,
de un poeta no blanco
que dejó dormidos
el hu’y y el buyrapá
al costado del camino,
entre la civilización
y la no civilización.
Somos los dueños
de las almas pensativas
preguntándose el
porqué del mal en esta vida,
somos la palabra en
los labios
y somos la realidad
en la piel de la Madre Tierra,
donde se levanta
sólido, fuerte y
amarillento pindó,
dulzura, manjar y aloja
que alimenta nuestras vidas.
Hemos estado en
silencio,
como semilla muerta,
abrigados por la tierra,
abrigados por el
silencio,
que hoy es escrito.
Cegaron nuestras voces
con pueblos
que se volvieron
muerte y silencio,
solo quedaron cenizas
y recuerdos
que se convirtieron en
lluvias,
elevándose brillantes y
eternas.
Y otros que huyeron
despavoridos,
por montes más
tupidos
y fue la herida
y fue el tiempo,
nuestra cicatriz
signo de unidad
entre el sentimiento
y el tiempo.
En cada letra no
escrita
nos volvemos historias,
entre la noche y la
danza confundida.
Soy la danza y el canto,
en el hombre
harapiento,
en el hombre con
plumas,
descubriéndose en la
civilización,
queriendo volverse
autómata,
con la mente híbrida,
tomando herrumbre en la piel,
en la lozanía del rostro,
del monte y la tierra.
Habrá muchos
pensares,
habrá muchas voces,
pero soy la misma,
soy la blanca y soy
india,
soy el dueño del
hombre,
del hombre primero.
En sus labios estoy
cantando a sus dioses,
por la Madre Primera,
llorando a sus mujeres,
rezando con ellos:
¡Oh! Ñamandú que das
la vida.
¡Oh! Eres tú que curas
mis heridas,
que en el árbol
te vuelves sombra,
que de la lluvia me
cobijas,
y entre tus ramajes
escondes el dulce el
que me vuelve tenaz
en las luchas fratricidas,
de los pueblos sin
nombre,
“de las indias”.
Llorando estoy
por los hombres,
en el Paraíso perdido,
descubierto y
conquistado
en una noche
por la codicia de los
hombres
que han venido.
Yo soy el indio,
que dijo:
Basta de desprecio,
basta de hablar por mí.
Déjame escribir libre
mis poesías,
y déjame llorar
por la sangre vertida,
volviéndome pluma y
tinta,
relatando las
verdaderas historias,
de estas Américas
Indias.
¡Rompan todas
cadenas!
¡Ya tiene voz el
hombre!
¡Y avá es el hombre!
que fue silencio
que fue herida.
Que fue muerto
sin decir nada,
que murió simplemente,
sin dejar nada escrito
en la piel,
en los ojos contenidos
de los que hoy
caminan,
cuya historia
en la piel está escrita.
Voces, silencio,
historias, sueños,
quietud en la noche.
¡Todos libres!
Nuestros hijos,
mientras exista el
monte,
mientras exista el
animal salvaje,
mientras exista la
Tierra Madre,
aunque no esté escrita,
nuestra alma la
grita.
¡Siglo XXI!
¡Ya te acercas!
Con pasos
gigantescos,
dominando los
espacios
con satélites y cohetes,
con tus computadoras,
con tus conocimientos
de la cosmogonía,
hablando de una segunda,
tercera, cuarta,
y más dimensiones de
la vida.
Ya nos quieres perder
entre los inventos,
a veces con la fuerza
del dominio,
queriendo borrar de mi
mente
la capacidad del
asombro,
diciéndonos con ello:
“Deja tus creencias,
es mejor que tus
dioses
no existan
ni que exista la poesía”.
Dirán: ¡Poesías
olvidadas!
Dirán: ¡Poesías de
otros tiempos!
Dirán: ¡Poesías que no
existen!
Sin saber
que soy la misma
del ayer, hoy y
siempre,
que descubre su alma,
para ser en almas y
voces diferentes.
¡Voces indias!
¡Voces nuevas!
¡Voces no escuchadas!
¡Hablando de poesía,
diciendo con ella,
que no existe frontera
para sentir,
no escribiendo,
sí escribiendo,
simplemente
siendo parte inmortal,
del avá y del hombre!
Quién eres tú Mbyá Guaraní
Solo puede conocerte
el que tiene tu misma
esencia
en cuya simplicidad
tu Palabra-Alma
es el soplo divino
que custodia la natura.
Confundido con el
monte,
eres para ser
La Palabra en la expresión
de la vida,
que en cada amanecer y
atardecer,
en el Opy has de elevar tu
oración,
para que las generaciones
sigan en el tangará.
Si tu cuerpo sufriera,
las calamidades del
tekoasy,
Ñande Rú te ha de levantar,
solo por la fuerza de tu
jerovia,
sin los otros
tratamientos.
Si el monte polvo se volviera,
con tu ser también
lo será,
y el que te envió una vez
del mismo modo te
elevará,
en el silencio de una
noche cualquiera.
Tu ser es sinónimo de
silencio,
es tu forma y tu fin,
en el monte has
de nacer y morir,
el desprecio es tu diario
vestir,
¡Esa es tu esencia Mbyá Guaraní!
SUEÑOS DE UN MAESTRO MBYÁ GUARANÍ
Quisiera quedarme adormecido
y no sentir el rigor de mi corazón
cuando veo a mis alumnos y alumnas
con hambre,
tratando de aprender… “una educación”..
Quisiera ver a mis niños y niñas
liberados de tantas ataduras,
sin el grillete que ahoga
la ilusión de una mañana pura.
Quisiera que los niños y niñas
siempre amen sus raíces,
que la fuerza de la conciencia,
que es la savia de una vida completa,
siendo libre… desde la misma esencia.
Quisiera pintar con mis niños y niñas,
Siendo el lienzo de la vida,
un planeta con una sonrisa,
mirando el futuro,
y con el rostro triste… de tantas guerras.
Quisiera ver un día flamear la bandera,
que represente a todas las culturas,
sin que haya cultura superior
y que tan solo importe… el ser humano.
Quisiera sobre la tierra no el frío gobierno
de un sistema económico planetario,
dividiendo al mundo
en “un centro” y la “periferia”
abriendo un abismo
entre los ricos… y los proletarios.
Quisiera tocar el sentimiento
de hombres y mujeres
que no saben del hambre y su dolor,
y quitarles un poco la mezquindad del
corazón.
No quiero quedarme adormecido.
Quiero sentir siempre el rigor de mi corazón
creer en el flameo de la bandera
de la justicia
y que alguna vez habrá un equilibrio
entre el egoísmo y el amor.
LA HISTORIA
Desde hace 500 años
estoy muerto.
He muerto en manos
de capangas y capataces,
de terratenientes,
quienes compraron mi hogar
y la convirtieron en cenizas,
fui muerto
por querer salvar a mis hijos.
He muerto
por defender
las bellezas de mi Madre
que fue y es ultrajada
desde entonces,
y aún no se contentan,
aunque ya no tenga
belleza su cuerpo,
la han hecho pedazos
cruzándola de alambradas
que destrozan su cuerpo,
llenándola de heridas.
He muerto por querer vivir.
Más vivo muerto,
Más muerto vivo.
POESÍA…
… que has tomado forma
en mi mente
y en mi ser.
… En pañales te sentí
y te vi crecer
al tiempo de madurar
la vida y los sentimientos.
… Desde entonces vives en mi alma
como ventana abierta
hacia un querer y soñar.
… Surgida en mí sangre
empapas mi vida
como los ríos de mi Patria
dando vida a las cosas inertes.
… Tan hondo te siento
que no veo de dónde surges
entre mi alma y la nada.
… Tú conoces mi canto
de canciones compartidas
en letras libertarias,
con otros de iguales sueños.
… Eres mi voz,
voz de pueblo
¡grito de Paz y Justicia!.
En ti poesía,
dormiré
en el sueño eterno,
al arrullo de tu canto moreno.
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