Portal Guaraní - Imaginación y talento en colección de cuento - JOSE MANUEL PEREZ REYES Y SU LIBRO LADRILLOS DEL TIEMPO

La recuerdas? Aquella pieza que duró la noche entera. No fue algo que pasó hace mucho tiempo. Ayer, hoy, hace un minuto... qué importa! Ya es parte del recuerdo y de eso todos estamos hechos.

LA ULTIMA PIEZA

Los recuerdos son como los cimientos que nos aferran al suelo pero al mismo tiempo estamos en permanente movimiento por todo lo que llevamos adentro, ese cúmulo de deseos, sueños y anhelos.
La memoria no es otra cosa que ese pesado bagaje de emociones e imágenes (combinadas y guardadas como zapatos y ropa en maleta de equipaje) que transporta nuestro ser entero cual barco, que a veces va tan cargado que no llega al puerto anhelado, aunque lleve el velamen completamente desplegado.

Por esa misma terca quietud el pasado nos empuja hacia el futuro, quiere librarse de nosotros y no conseguimos librarnos de él...
Así también la luz nos arroja a veces a un sitio más oscuro.
¿La recuerdas, entonces? Aquella pieza, la última, la que duró la noche entera. Entramos al salón, tú y yo, tan juntos. Nadie nos conocía. Entramos con buen aspecto y profusión de caricias. Recuerdo que llevabas puesto ese ceñido vestido a tono con el color de tus relucientes ojos y tu cabellera cual cascada de miel bañaba de suave perfume tus níveos hombros.

Nos miraron con el recelo característico de los extraños, después nadie se volteó a vernos... al fin y al cabo, ahora con el paso de los años lo pienso mejor: ¿y quiénes eran ellos? El valor o la importancia que les damos a las personas que apenas conocemos es vano, así como ponerse a contar las personas que uno ve pasar, no volverás a verlas, ¿acaso de ellas hoy queda algo?.

Pero volvamos a aquel acto. Cuando entramos al salón éramos dos jóvenes desconocidos para el montón, de ahí en más los caminos serían distintos.
Bailaríamos juntos, tú te volverías más bella a medida que la noche se adentraba y la danza se volvía más ligera, más cercana, menos por cumplido y más sincera.
Aislados en tal intimidad forjada por esos gestos en silencio que las miradas codifican en besos. En un mar de gente una isla de placer, un hombre y una mujer.En el medio de esa multitud bulliciosa, entre espejos y luces de gala; tantas estrellas queriendo brillar en un mismo lugar.

Cuando ya se hacía tarde, ellos se fijarían en nosotros porque éramos los únicos que permanecíamos allí bailando abrazados, la música era nuestra, cada pieza que sonaba parecía llenar nuestra existencia.
Hasta que nos apagaron las luces, se empañaron entonces los espejos por el vaho del silencio y la penumbra dándose un último beso. Era la señal de que debíamos partir.
Esa noche nos hicimos conocer ante los demás pero también esa noche nos volvimos desconocidos que abandonan sus otrora comunes motivos y toman diferentes caminos.

Como un sueño que se ha cumplido pero que a la vez se ha esfumado antes de conocer su profundo significado.
Salimos del salón ya a oscuras pero por caminos distintos, tú creíste ver más luz hacia la puerta del fondo y saliste por allí; yo creí ver más alumbrada la calle hacia la parte del frente, y salí por donde entráramos.
Ambos nos equivocamos; afuera la oscura noche era la misma sin importar cuál haya sido ya la salida escogida.

¿QUIEN ES JOSE
MANUEL PEREZ REYES?

Abogado, cuentista y profesor de Talleres Literarios. Nació en Asunción el 18 de enero de 1972. Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Dante Alighieri de Asunción donde se desempeñó como vicepresidente y luego presidente de la Academia Literaria. Sus trabajos literarios aparecieron publicados en la revista estudiantil “Inquietudes y Cultura”, entre otros medios. Miembro fundador y vicepresidente de la Academia Universitaria de Artes, Ciencias y Letras del Paraguay en el período 1993 - 1995.

El autor del libro es admirador de la obra literaria de Maupassant, Horacio Quiroga, Juan Rulfo, Edgar Allan Poe y Jorge Luis Borges, entre otros escritores.

IMAGINACION Y OFICIO

La fuerza conductora de estos cuentos, reunidos en el libro “Ladrillos del Tiempo”, está muy relacionada con el hábito literario de una persona que se inició escrituralmente en el estilo de Edgar Allan Poe.
Edgar Allan Poe es, indudablemente, un cuentista que marcó profundamente a generaciones de escritores. Tiene la imaginación de José Manuel Pérez Reyes, la suficiente libertad para ir -paralelamente a Edgar Allan Poe- por un “pasillo” donde su estilo entra en una suerte de “familiaridad” con el cuentista argentino Jorge Luis Borges.
Al leer los cuentos del autor que ocupa estas líneas uno no puede dejar de hacer estas sinceras referencias. Independientemente de lo mencionado, es de saludar la imaginación del autor de “Ladrillos del Tiempo”. José Manuel Pérez Reyes escribe muy buenos cuentos.

¿Por qué? Porque utiliza la imaginación y el oficio. Por otra parte es llamativo su ingenio al intentar adentrarse en el plano de lo que ya no puede ocuparse el razonamiento humano.
Le gusta la constelación. Pareciera que hay una empatía natural entre el cuentista y los astros. En algunos relatos suyos se siente una presencia anímica que muestra una curiosidad por el universo, los astros y su infinitud.

Acaso uno de sus cuentos más llamativos es “La biógrafa”. El mismo contiene “llaves”, que el lector debe saber usar para disfrutar cabalmente de su lectura.

José Manuel Pérez Reyes consigue conquistar el interés del lector. Eso es muy bueno. Sus trabajos nos van hablando, a través de su mismo lenguaje, de la atención que pone el autor en la pulcritud de la redacción.
“Ladrillos del Tiempo” es una buena obra.

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