LA PATRIA POÉTICA
Por MARIBEL BARRETO
maribel.barreto.r@gmail.com
En el Día del Poeta Paraguayo, la escritora Maribel Barreto presentó esta ponencia en un foro web, en la misma reflexiona sobre las patrias que conviven en el ser paraguayo.
Entre las patrias que conviven en el ser paraguayo cabe afirmar la existencia de una patria poética, según Raúl Amaral, basado en el libro del pensador novecentista Gualberto Cardus Huerta, quien decía a su vez que en el Paraguay existe una patria afectiva y una patria corpórea alojada en su realidad geográfica.
Los paraguayos convivimos pues en una patria poética que nos une, en las expresiones del canto y la poesía, que palpita en alma popular, en las creaciones individuales y colectivas a través de cuatro siglos. Esa patria poética que ha superado los asedios de la fatalidad, emociones y sentimientos que se han traducido en el folclore o en la poesía hablada o escrita en castellano o en guaraní, o en castellano y guaraní, relacionada con la vida misma.
EL GUARANÍ EN TIEMPOS DE GUERRA
Puede decirse que la expresión poética y su mismo amanecer literario más que histórico, se hunde en la noche de los tiempos y que será preservado por el uso de la lengua guaraní, codificada en 1639 por el jesuita peruano Antonio Ruiz de Montoya, y permaneció en la sombra hasta la exaltación romántica acicateada por el fragor de la guerra (1865-1870) que la sacó de su sombra, a través de un periodismo de combate, prohijado por su adalid romántico Francisco Solano López. Un hecho sintomático que se debe destacar es que el poeta guaireño Natalicio Talavera escribió sus poemas en castellano y guaraní, acentuando el guaraní en tiempos de guerra.
El tramo inicial del romanticismo paraguayo ya tiene por obra los claros y sencillos poemas de Natalicio Talavera. Luego aparecerán en la posguerra otros románticos como Enrique Parodi, José de la Cruz Ayala (Alón), Diógenes Decoud y otros.
El segundo lineamiento corresponde a la corriente romántica nacida en el Colegio Nacional de la Capital (1878), con Juan E. O’leary, Ángel I González, Herib Campos Cervera (padre), Ignacio A. Pane, integrantes de la generación del 900 que albergó a estos poetas románticos y a los premodernistas Alejandro Guanes, y Francisco Luis Bareiro.
El poeta más popular, Manuel Ortiz Guerrero, suscita la admiración de distintas promociones porque su poesía deja entrever el dolor en que vive con dignidad y espíritu sereno.
Con el posmodernismo se inician Julio Correa, Herib Campos Cervera y Arnaldo Valdovinos.
A la poesía de la Guerra del 70 puede considerársela emblemática, la mayoría de autores anónimos y escrita en guaraní. En cambio la de la Guerra del Chaco no mereció mayor atención, salvo un poema suelto de Pedro P. Domínguez, El mutilado del agro de Arnaldo Valdovinos y los poemas testimoniales y valiosos como todo lo suyo de Hugo Rodríguez Alcalá.
VY’A RAITY
El grupo Vy’a Raity no se caracterizará como agrupamiento generacional. La nómina es la siguiente: Julio Correa, Josefina Plá, Herib Campos Cervera, Augusto Roa Bastos, Hugo Rodríguez Alcalá, José Antonio Bilbao, Óscar Ferreira y Elvio Romero; una brillante nucleación que avanza a partir de 1940, en su mayoría poéticamente autodidactas.
Correa quedó constreñido a la expresión teatral donde triunfó con su teatro en guaraní, Josefina Plá, salvo publicaciones esporádicas, no ejerció su magisterio sino a partir de los 60, aclarándose en su libro El precio de los sueños. Herib Campos Cervera y Augusto Roa Bastos, volcaron sus quehaceres fuera del país. Hugo Rodríguez Alcalá no residió en el país desde 1946, Bilbao desarrolló una obra muy personal, lo mismo que Óscar Ferreiro y Elvio Romero.
Entre el 40 y el 50 se produce una leve mutación representada por los poetas de la Facultad de Filosofía, entre los que figuran Rodrigo Díaz Pérez, Elsa Wiezell, María Luisa Artecona, Rubén Bareiro Saguier, Carlos Villagra Marsal, independientes de Vy’a Raity, pero sin abjurar de los cuarentistas. La nucleación mayor de estos años y cuya aura perdura hasta hoy: José Luis Appleyard, Ramiro Domínguez, José María Gómez Sanjurjo y Ricardo Mazó, ellos dan un nuevo cauce a la poesía y han merecido el interés crítico en nuestro país y en el exterior.
Así mismo están expresados con sobriedad los antiguos reflejos del amor y la muerte, con los que la poesía gana en hondura y al mismo tiempo en altitud. El poeta se busca a sí mismo, y puede calificarse como una revelación el título del poemario de Francisco Pérez Maricevich Paso de Hombre. A veces subyace por debajo de la letra la inquietud metafísica nimbada de interrogantes. No hay en estos poetas inclinación al localismo o pintoresquismo, sino un benéfico aire de universalidad. Alcándara supo brindar el milagro de los 60 volúmenes, un panorama amplio con intención antológica.
Será preciso mencionar a las revistas Alcor, Criterio, Diálogo, Péndulo y Pulso, más adelante, Hoy y Signos de efímero andar. Trabajos fragmentarios de Hugo Rodríguez Alcalá, Josefina Plá, Augusto Roa Bastos, más los aportes del padre Alonso de las Heras han contribuido a la formación de una historiografía de la poesía Paraguaya que en mucho ayuda a las promociones de poetas. Y se suma el libro de Maribel Barreto, cuya segunda parte está dedicada a la poesía del S. XXI.
LOS JÓVENES POETAS
El hombre entra en el artista para ser testimonio de aconteceres históricos, socioculturales e ideológicos. Enfatiza la pérdida de valores dentro del ser humano, lo absurdo de la existencia la duda sobre la inmortalidad, se muestran agnósticos, se oponen a la improvisación y exigen calidad intelectual. Están Renée Ferrer, Esteban Cabañas, Raquel Chaves, Luis María Martínez, Francisco Pérez Maricevich, Jacobo Rauskin, Roque Vallejos, Víctor Casartelli, Miguel Ángel Caballero Figún, Rene Dávalos, Aurelio González Canale, Juan Manuel Marcos, Emilio Pérez Chávez, Nelson Roura y Osvaldo González Real.
Con la promoción del 80, aparecen jóvenes poetas que expresan ideal común, solidaridad y acción para difundir el trabajo poético: Mario Rubén Álvarez, Amanda Pedrozo, Mabel Pedrozo, Moncho Azuaga, Delfina Acosta, Susi Delgado, Victorio Suárez y otros. Según el crítico Osvaldo González Real algunos caben en la poesía posmoderna como Victorio Suárez y Nila López.
El grupo cumplió con el objetivo de que cada uno tuviera una voz propia dentro de la sociedad y empezara su propio caminar por su cuenta como poeta.
En el S. XXI hay voces femeninas singulares como Lourdes Espínola, María Eugenia Ayala, María Eugenia Garay, Maricruz Méndez Vall, y otros poetas bilingües como Feliciano Acosta, Lucio Marecos y Mauro Lugo.
Es imprescindible reconocer que el Paraguay es un rico venero de poesía, en su atmósfera lírica resuenan poesías en dos idiomas que navegan con altivez en la corriente internacional para orgullo de esta bendita tierra, donde la luz de la palabra seguirá derramándose ahora y en la hora de la esperanza.
Un decidido reconocimiento a poetas nacionales por expresar en un variado espectro la condición del ser paraguayo con la fuerza que enciende su luz cada mañana. ¡Salud poetas paraguayos!
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
www.ultimahora.com
Sección CORREO SEMANAL
Sábado, 06 de Noviembre de 2021
