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Historia Política


La Naturaleza del Régimen Stronista - Por Diego Abente Brun
(12/09/2014)

LA NATURALEZA DEL RÉGIMEN STRONISTA

Por DIEGO ABENTE BRUN


¿Cuál fue la naturaleza del stronismo como régimen político y la razón de su durabilidad? ¿Fue una dictadura militar? ¿Fue una dictadura de partido hegemónico? ¿Fue una dictadura personalista? ¿Fue un régimen patrimonialista? ¿O fue un régimen neosultanista?

La suerte de rompecabezas que representa la caracterización del régimen stronista en particular y de la política paraguaya en general llevó a algunos académicos, como el argentino Francisco Delich, a pensar que el Paraguay era el "cementerio de las teorías". En realidad el caso paraguayo es una muestra casi químicamente pura de lo que el politólogo norteamericano Charles Anderson llamó un "museo viviente", es decir una superposición de actores, estructuras, procesos y conductas del pasado conviviendo "en tiempo real" en funcional armonía con los de la contemporaneidad.


¿DICTADURA PERSONALISTA?

Si bien Stroessner ejerció el poder de una manera marcadamente personalista y caudillista, el stronismo no puede ser definido solo como una dictadura personalista, como por ejemplo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. En el caso paraguayo en la cúspide del sistema estaba el líder "único", "corazón de acero y león guaraní", el general Alfredo Stroessner, pero su rol era el del gran mediador: el hombre de los militares para el partido, y el del partido para los militares. Cuando asumió el poder real el 4 de mayo de 1954 luego de liderar una revuelta cuartelera él se presentó ante el partido a informar que había resuelto "el problema militar" y que ahora ellos debían resolver el "problema político". El Partido Colorado lo adoptó como su candidato presidencial y esto le permitió volver a los cuarteles con el endoso del mismo y presentarse como el hombre del partido.

Este doble rol se visibilizaba en su vestimenta. Él era el único que podía lucir uniforme militar o traje civil en las circunstancias que estimara apropiadas. Ningún otro militar podía presentarse en traje civil, salvo en la más privada de las circunstancias. La línea de separación estaba clara y solo él podía cruzarla discrecionalmente.


¿RÉGIMEN DE PARTIDO ÚNICO O HEGEMÓNICO?

Por otra parte, aunque Stroessner gobernó con el Partido Colorado "en función de gobierno" el stronismo tampoco puede ser definido únicamente como régimen de partido hegemónico, como el priismo de México. El Partido Colorado estaba en el poder solo romo parte de una troika. Aseguraba el apoyo político al régimen y la necesaria dosis de movilización de masas. El Partido Colorado era un partido tradicional, decimonónico, de élite en su dirección pero de masas en su estructuración y funcionamiento. Un partido de notables, como los del siglo XIX latinoamericano, pero con un funcionamiento propio de los partidos de masas del siglo XX. Con el stronismo el Partido Colorado fue militarizándose gradualmente y fortaleciendo una estructura de 229 seccionales de gran poder que penetraba todo el tejido social, tanto vertical como horizontalmente pues llegaba hasta los más remotos pueblos y compañías del interior. Las seccionales cumplían un doble rol: eran las administradoras del clientelismo político y a la vez se constituyeron en un ejemplo de aplicación de la doctrina de la contra insurgencia aplicada por una burocracia civil.


¿DICTADURA MILITAR?

Finalmente, pese al importante rol de las Fuerzas Armadas en asegurar el recurso de la fuerza para su sostenimiento y la administración de su dimensión coercitiva, el Stronismo tampoco puede ser caracterizado simplemente como una dictadura militar pura y dura, como los regímenes militares del continente americano, ni como los tradicionales, como la de Juan Vicente Gómez en Venezuela o Jorge Ubico en Guatemala, ni tampoco como los burocrático-autoritarios de las décadas de 1960 y 1970. No puede decirse que las Fuerzas Armadas como institución gobernaron el país. Es más, las mismas fueron mantenidas al margen del proceso de gobierno per se y fueron desnacionalizadas para reconvertirlas en fuerzas armadas partidarias, es decir asimiladas a simples milicias partisanas. Este proceso se formalizó con una decisión adoptada por la Junta de Gobierno del Partido Colorado de realizar un censo partidario y formalizada por el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas por medio de las Circulares No. 24 y 26 del 22 y 23 de julio de 1955 de realizarlo también en los cuarteles.


LA TRILOGÍA

En síntesis, el régimen stronista no puede ser caracterizado simplemente como una dictadura militar, ni como una dictadura de partido único, ni como una dictadura puramente personalista. Dicho régimen combinó elementos de esas tres formas de dominación de una manera muy peculiar. El recurso discursivo de la trilogía granítica, Stroessner - Fuerzas Armadas - Partido Colorado, fue por lo tanto no solo un recurso simbólico para consolidar el régimen y pretender amilanar a quienes luchaban por la democracia sino también la expresión de una realidad política, la base misma de la estructura que lo sustentaba.

Dos desarrollos históricos claves deben ser tenidos en cuenta para entender el éxito de esta fórmula: la evolución del sistema de partidos políticos y la transformación del aparato militar. En primer lugar el stronismo solo puede ser comprendido si se entiende el sistema de partidos paraguayos, uno de los más antiguos y fuertes del continente americano. Los partidos colorado y liberal han compartido históricamente el apoyo de entre el 80 y el 90 por ciento de la población. Surgidos formalmente al final de la década de 1880 desarrollaron vastas redes clientelistas, verdaderas maquinarias políticas que por mucho tiempo a diferencia de sus contrapartes urbanas de países desarrollados eran esencialmente rurales. Esto no fue una mera coincidencia ni solo producto del hecho que el 90 por ciento de la población era rural sino también en función del carácter leseferista del Estado.

Aunque originalmente las relaciones clientelistas estuvieron ancladas sólidamente en el ámbito privado, un grado importante de solapamiento entre el clientelismo político y el económico se desarrolló muy pronto. Las lealtades políticas, así, reflejaban la estructura social del Paraguay. La naturaleza duradera de las afinidades partidarias, por otra parte, reflejaron el lento ritmo de camino social que es en última instancia el proceso que genera nuevos Actores sociales liberados de viejas lealtades y les abre a nuevos y distintos patrones de socialización política.

En segundo lugar es importante aquilatar la transformación de las Fuerzas Armadas y el surgimiento del militarismo. Durante las primeras décadas del siglo XX las Fuerzas Armadas experimentaron un proceso de institucionalización y profesionalización. Cuatro fueron los hitos más importantes de este proceso: el envío de oficiales paraguayos a formarse en el exterior, a la Argentina, Chile y Francia, la adopción de la Ley del Servicio Militar Obligatorio, la creación de la Escuela Militar y la adquisición de armamento militar moderno. Aun con sus marchas y contramarchas, este proceso, realizado bajo un liderazgo político y económico de alto nivel, hizo posible la victoria en la Guerra del Chaco contra una Bolivia con mayor población y con un aparato militar más grande, mejor equipado y muy generosamente financiado.

La victoria del Chaco trajo consigo numerosas consecuencias colaterales, incluyendo la creciente militarización de la sociedad pues toda ella se socializó militarmente a través de la guerra. Al finalizar la misma, miles de veteranos, para quienes la distinción entre la esfera civil y militar había sido desdibujada por la experiencia del Chaco, fueron desmovilizados pero se incorporaron a una arena política en expansión.

Por otra parte las Fuerzas Armadas victoriosas adquirieron una gran autoestima, un creciente espíritu corporativo, y un nuevo y fuerte sentido de misión. Habiendo vencido al enemigo externo, una buena parte de la oficialidad veía ahora la necesidad de derrotar al enemigo doméstico: el atraso económico producto del carácter leseferista del Estado. La difusión de las ideologías nazi- fascistas, muy en boga en dicha época, ejercían una creciente fascinación intensificando el sentimiento antiliberal y antidemocrático en algunos de sus círculos principales.

Finalmente, cuando el 18 de febrero de 1940 el Partido Liberal virtualmente abdica el poder, se abrieron las puertas que en pocos meses llevaría a la primera y única dictadura verdaderamente militar del Paraguay, la del general Higinio Morfínico. Los liberales llamados "cuarentistas", por haber promovido este curso de acción, alegan en su descargo que contaban con la razón pero no contaban con la muerte: el accidente aéreo que costó la vida al entonces presidente general José Félix Estigarribia. Muy rápidamente Morfínico consolidó su poder y se rodeó de un entorno políticamente corporativista y antipartido. Durante toda la década de 1940 Morfínico y una parte importante de la élite militar intentó imponer un modelo corporativista-militar. Sin embargo, los partidos políticos habían penetrado tan profundamente el tejido social y las identidades partidarias eran tan intensas y extensas que el "mercado" para nuevas fórmulas políticas estaba simplemente saturado. El intento militar al aliarse con el 'tiempismo', una élite política católica conservadora no identificada con los partidos tradicionales, fue tan efímero como infructuoso.

Fue así que ni los partidos políticos -incapaces de controlar los cuarteles- ni los militares -incapaces de generar apoyo político- podían gobernar solos. Esta suerte de empate estratégico en la correlación de fuerzas entre las instituciones políticas y la institución militar fue un elemento central en el surgimiento del régimen stronista.


EL STRONISMO COMO APARATO DE DOMINACIÓN: PATRIMONIALISMO Y SULTANISMO

Esclarecida en términos generales su morfología política, es decir su estructuración y ubicación básica en el universo de regímenes políticos, resta ahora examinar otros aspectos de su especificidad ¿Fue un régimen patrimonialista? Menos utilizado en el debate cotidiano que los tres arriba mencionados, este concepto amerita una breve aclaración. Para el sociólogo alemán Max Weber, los regímenes patrimonialistas constituyen un subtipo de los regímenes basados en sistemas de dominación tradicional, en contraposición a los sistemas basados en la dominación racional-legal y los basados en la dominación carismática. Esta caracterización de los regímenes políticos según su forma de dominación son recursos metodológicos que Weber denominaba "tipos ideales", es decir constructos puros de una lógica a los que los regímenes realmente existentes solo se aproximan, o de los cuales se distancian, en mayor o menor medida, por ejemplo a lo largo de un continuum.

En los tipos de regímenes de dominación tradicional la legitimidad

"descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad tradicional)".

A partir de esta legitimidad tradicional, los mismos desarrollan aparatos civiles y militares de gobierno.

Como he señalado en otro trabajo, "Weber entiende por patrimonialista al Estado que se constituye como extensión del patrimonio de un jefe, sultán, o caudillo, en el que las relaciones entre lo privado y lo público se desdibujan y confunden constante y sistemáticamente y en el que las decisiones públicas son arbitrarias, subjetivas y altamente discrecionales." En palabras de Weber:

Hablamos de una organización estatal-patrimonial cuando el soberano organiza en forma análoga a su poder doméstico el poder político [...] El cargo patrimonial carece ante todo de la distinción burocrática entre la esfera «privada» y la «oficial» pues la misma administración política es considerada como una cuestión puramente personal del soberano [...] y por lo tanto la forma de ejercer el poder depende enteramente de su libre albedrío, siempre que la eficaz santidad de la tradición no le imponga, como suele suceder, límites más o menos fijos o elásticos.

Sin duda el régimen stronista poseía fuertes rasgos patrimonialistas, pero es igualmente cierto que el desarrollo político paraguayo y su armazón jurídico, político e institucional imponía límites al ejercicio puramente patrimonialista del poder. En ese sentido sería más apropiado hablar del stronismo como un régimen neo-patrimonialista. Pero además, y quizás más importante desde el punto de vista teórico, la pregunta crucial considerando la historia política del Paraguay es: ¿fue el patrimonialismo un elemento suficientemente relevante como para distinguir al régimen stronista de otros, anteriores o posteriores, y ubicarlo en una categoría distinta? ¿O ha sido el patrimonialismo una característica presente, en mayor o menor medida, tanto en el stronismo como en otros regímenes anteriores y posteriores al mismo?

Por las mismas razones tampoco podría ser caracterizado como un régimen "sultanista" aunque también haya poseído algunos rasgos propios de dicho régimen, especialmente en su etapa terminal. Max Weber denominaba regímenes sultanistas a una forma extrema de regímenes patrimonialistas. Como bien argumentan Houang Chehabi y Juan Linz en su Sultanistic Regimes, los regímenes sultanistas, como los de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana, Frangois Duvalier en Haití, Fulgencio Batista en Cuba, Ferdinand Marcos en las Filipinas y los shas Phalavi en Persia

"basaban su poder personal no en la ideología que encarnaban, ni en una misión especial que debían cumplir, ni en atributos personales carismáticos sino en la combinación de temor y fervor (castigo y premio) que instilaban a sus seguidores. Ellos ejercían su poder sin restricción alguna, de manera absolutamente discrecional, y completamente indiferentes a cualquier regla o compromiso con una ideología o sistema de valores. Su staff no estaba constituido por personas provenientes de algún tipo de carrera, sea una burocracia civil o armada [...] sino por funcionarios elegidos directamente por el gobernante. El y sus asociados no representaban interés de clase o corporativo alguno".

Aunque el régimen stronista exhibía algunos de esos rasgos no representó stricto sensu un caso de sultanismo. Chehabi y Linz, siguiendo una aguda observación de Alan Rouquié en su L'Etat Militaire en Amerique Latine, coinciden en señalar que si bien en principio podrían considerar al stronismo como un caso borderline, los desarrollos posteriores a la caída de Stroessner demuestran que no es así puesto que claramente el Partido Colorado poseía una identidad independiente del régimen de Stroessner. Y lo mismo puede decirse de las Fuerzas Armadas que aunque no lo afirmen dichos autores, cae de maduro. Esta conclusión ex-post, como lo demostraremos más adelante, en realidad podía extraerse ex-ante a través de un análisis del desarrollo político paraguayo post-1870.


DE LA DEFINICIÓN POR NEGACIÓN A LA DEFINICIÓN POR AFIRMACIÓN

Hasta aquí se ha puesto el énfasis en distinguir la naturaleza del régimen stronista de ciertas definiciones clásicas de regímenes políticos y mostrar en qué medida y por qué el mismo, aun compartiendo algunos o muchos de sus rasgos, no representaba una expresión acabada de ninguno de ellos en particular.

¿Cómo conceptualizar entonces a este régimen? Más que como un cementerio de teorías, el régimen stronista se manifestó como una casi perfecta prueba de laboratorio de lo que Juan Linz denominó régimen autoritario, en contraposición a los regímenes democráticos por una parte y los totalitarios por el otro. Stroessner fue construyendo lo que Linz ha dado en llamar un "régimen autoritario" que, a diferencia de las dictaduras puras, o de los regímenes totalitarios, se caracterizan por ser:

"sistemas políticos con un pluralismo político limitado y no responsable; sin una ideología elaborada (sino con mentalidades características); sin una movilización política intensa o vasta (excepto en algunos momentos de su desarrollo), y en los que un jefe (o tal vez un pequeño grupo) ejerce el poder dentro de límites que formalmente están mal definidos pero que de hecho son fácilmente previsibles".

Aunque Linz nunca se aparta de la tradición weberiana que caracteriza su producción académica, en esta temprana caracterización del régimen franquista elaborada en su capítulo “An Authoritarian Regime: The Case of Spain", que la amplía y desarrolla una década más tarde como tipología general, Linz pone un acento más fuerte en el CÓMO SE EJERCE el poder que en el CÓMO SE LEGITIMA su origen o ejercicio. En el desarrollo de esta taxonomía los tipos de dominación weberiana, legal-racional, tradicional y carismática, pasan a un segundo plano y se los sustituye por tres tipos de regímenes políticos: democráticos, autoritarios y totalitarios. Analicemos las características principales de esta definición de régimen autoritario.

Pluralismo limitado. Esto hace referencia a que los regímenes autoritarios no constituyen la encarnación de un único y monolítico centro de poder sino que articulan de alguna manera un conjunto de actores y por tanto de intereses. En el caso paraguayo el pluralismo limitado se dio no solo al interior del régimen sino también en el sistema en general que, a modo de válvulas de escape, poseyó desde principios de la década de 1960 partidos de oposición, alquilados en algunos casos, o severamente restringidos en otros.

Mentalidades características, pero no ideologías elaboradas. Lina realiza esta distinción basándose en las puntualizaciones realizadas por el sociólogo alemán Theodor Geiger. Para este último, las mentalidades son maneras de pensar y sentir más emocionales que racionales y que carecen de la estructuración lógica y teleológica de las ideologías. En una palabra, la mentalidad es una actitud mientras que la ideología es un contenido.

Esta distinción, como bien señala Linz, es importante no por razones puramente de definición sino porque revela la estructura de poder de la coalición e, igualmente importante agregaríamos nosotros, sus condiciones de reproducción. La "compleja coalición de fuerzas, intereses, tradiciones políticas e instituciones -parte del pluralismo limitado- requiere que los gobernantes usen como referente común de la coalición un mínimo común denominador".

Mientras que la ideología plantea un máximo común divisor, y por la tanto es más rígida y excluyente, la mentalidad requiere un mínimo común denominador, y luego es más ambigua e incluyente. Y es así que, por poner solo un ejemplo, el stronismo utilizará el llamado "agrarismo colorado" para a la vez cantar loas al campesino pynandi con el arpa y la guitarra y rendir pleitesía al terrateniente poguasu con las políticas públicas. De esta manera, la ambigüedad intrínseca de la mentalidad le permitía opacar los clivajes entre componentes de la coalición facilitándole así la retención de sus lealtades.

Sin una movilización política intensa o vasta (excepto en algunos momentos de su desarrollo). A diferencia de los regímenes totalitarios, los regímenes autoritarios recurren a la movilización de masas solo ocasionalmente. Esto se ve claramente en el régimen de Stroessner que realizaba masivas marchas de apoyo al régimen en ocasiones especiales, en particular para celebrar acontecimientos especiales, movilizando algunos recursos simbólicos como la "caballería republicana" y en particular los "macheteros de Santaní". que cumplían la doble función de evidenciar apoyo e infundir temor al mismo tiempo. A estos eventos se sumaron con el tiempo procesiones de cortesanos que desfilaban ante Stroessner el 3 de noviembre, día de su natalicio.

En los que un jefe (o tal vez un pequeño grupo) ejerce el poder dentro de límites que formalmente están mal definidos pero que de hecho son fácilmente previsibles. Esta es una característica clave de los regímenes autoritarios y del stronismo en particular. El régimen practicaba una arbitrariedad limitada y previsible. Existía un ámbito de la acción pública en la cual de manera más o menos regular imperaba un cierto orden legal-racional. La propiedad privada estaba a salvo, quizás siguiendo el consejo de Maquiavelo que el Príncipe no debe apropiarse de los bienes de sus súbditos puesto que los hombres olvidan más rápido la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio. Las actividades sociales, deportivas, recreativas y económicas se realizaban con normalidad, sujetas ciertamente a una coima institucionalizada y a un sistema de padrinazgos del que lucraba el entorno del régimen, pero limitados y controlados desde arriba. Se podía ganar dinero durante el stronismo y "ser feliz". Algunos lo hicieron y probablemente lo fueron.

Pero este ámbito relativamente abierto coexistía con otro vedado a la gente: la política de oposición. Por eso la consigna del Gobierno, socializada por mil conductos, era "no te metas en política". El régimen era perfectamente predecible: todos sabían a qué atenerse, cuál era la fórmula para "vivir tranquilo" y cuál la que "metía en problemas". Con el tiempo se fue abriendo un espacio para la política complaciente y las estructuras políticas de alquiler que servía para demostrar qué bien funcionaba con Stroessner "la democracia sin comunismo". Pero toda actividad política verdaderamente orientada a un cambio de régimen era combatida ferozmente, con saña, a sangre y fuego.

De la misma manera, pero en el campo de la política exterior, utilizaba una cantinela "nacionalista" para combatir a los "comunistas apátridas" mientras entregaba Itaipú a los dictados del régimen militar brasileño y sus socios paraguayos y forjaba una estrecha alianza con los Estados Unidos de la Guerra Fría, con el Taiwán del Kuomintang pre perestroika, con el franquismo español, y con cuanto régimen militar surgiera en la región.

Un régimen de esta naturaleza no puede surgir y mucho menos sostenerse tanto tiempo en ausencia de condiciones estructurales que lo hagan viable. La astucia de un líder puede ser grande, su Capacidad de manipulación e inescrupulosidad pueden ser ilimitadas y hasta la suerte le puede sonreír con demasiada frecuencia. Para usar la conocida expresión de Maquiavelo, virtú e fortuna pueden ir de la mano. Sin embargo, en última instancia, regímenes de esta naturaleza, especialmente en países pequeños y dependientes como el Paraguay, solo pueden establecerse cuando hay condiciones socioeconómicas, políticas, e internacionales favorables a su surgimiento y consolidación.

En el caso del stronismo hay tres constelaciones de factores estructurales interdependientes particularmente relevantes. En primer lugar debe mencionarse el carácter tradicional y poco desarrollado de la estructura demográfica y económica y de su correlato, la estructura social y la sólida alianza del stronismo con las élites económicas dominantes. En segundo lugar es preciso comprender la naturaleza del sistema de partidos políticos y el surgimiento de las Fuerzas Armadas como actor político autónomo. Por último, debe analizarse el impacto del contexto internacional, la Guerra Fría, y la doctrina de seguridad nacional.

 

 

 

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EL RÉGIMEN STRONISTA. Por DIEGO ABENTE BRUN

Colección 60 AÑOS DEL STRONISMO N° 3

Editorial EL LECTOR

Directores de la Colección:

HERIB CABALLERO CAMPOS / IGNACIO TELESCA

Asunción – Paraguay. Mayo, 2014 (88 páginas)

 

 

 

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