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PROGRAMA IDENTIDADES EN TRÁNSITO

  NACE UN CURUZÚ - PROPUESTA PARA UN DICCIONARIO SOBRE RELIGIOSIDAD POPULAR PARAGUAYA (NANDA LEONARDINI)

NACE UN CURUZÚ - PROPUESTA PARA UN DICCIONARIO SOBRE RELIGIOSIDAD POPULAR PARAGUAYA (NANDA LEONARDINI)

NACE UN CURUZÚ

PROPUESTA PARA UN DICCIONARIO

SOBRE RELIGIOSIDAD POPULAR PARAGUAYA

NANDA LEONARDINI

"IDENTIDADES EN TRANSITO"

CENTRO DE ARTES VISUALES/MUSEO DEL BARRO

auspiciado por la FUNDACIÓN ROCKEFELLER

ASUNCIÓN, PARAGUAY

Agosto del 2002

 

El programa "Identidades en Tránsito" consiste en un espacio de formación, investigación e intercambio académico internacional que comprende seminarios, conferencias, coloquios, invitación a becarios y publicaciones. Este programa se desarrolla como parte de las actividades del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro con auspicios de la Fundación Rockefeller.

 

PROGRAMA "IDENTIDADES EN TRÁNSITO"

Coordinación general: TICIO ESCOBAR

Concordia 420, Asunción, Paraguay

Telefax: 595-21-208 787/ Teléfono: 595-21-229 884

Emails: museobecas@webmail.com.py/ ticio@pla.net.py

Centro de Artes Visuales/Museo del Barro

Director del Centro de Artes Visuales: CARLOS COLOMBINO

Director del Museo del Barro: OSVALDO SALERNO

Director del Museo de Arte Indígena: TICIO ESCOBAR

Calle Grabadores del Cabichuí entre Emeterio Miranda y Cañada

Asunción, Paraguay

Telefax: 595-21-607 996

 

 

 

© Nanda Leonardini y Centro de Artes Visuales/Museo del Barro

Hecho el depósito que marca la ley.

Diseño gráfico: O. Salerno

Las fotografías que ilustran esta edición forman parte del Departamento de Documentación e Investigaciones del CAV/Museo del Barro.

Impreso en Imprenta Editorial Arte Nuevo

Asunción, Paraguay, 2002

 

PRESENTACIÓN

Como lo es, en general, en América Latina, en el Paraguay la religiosidad constituye uno de los escenarios privilegiados en donde se constituye la cultura popular. Los ritos y otras formas expresivas vinculadas a la devoción de ciertas figuras y lugares (santos patrones, personajes milagrosos y protectores, espacios de culto) configuran constelaciones fuertes de sentido que movilizan representaciones, creencias y prácticas de grandes sectores rurales y suburbanos. Se considera a éstos como "populares" en cuanto organizan sus experiencias, memorias y deseos según claves diferentes a las manejadas por la cultura hegemónica y según sensibilidades que corresponden a percepciones particulares de la realidad.

El devenir de lo religioso popular supone tanto la adopción de un culto extranjero, el cristiano, como la activa presencia de diversos procesos transculturativos basados en la continuidad, el cambio y el reajuste de creencias y formas de procedencia indígena, básicamente guaraní. A partir de esta historia problemática y de cara a las transformaciones que exige la modernidad, la religiosidad popular se encuentra ante el desafío permanente de reafirmarse como producción simbólica alternativa.

Nanda Leonardini estudia algunos ejemplos específicos en los cuales se manifiesta hoy esa producción alimentada de la memoria y abierta a apropiaciones y cambios. Su estudio no pretende cubrir un espectro muy amplio de situaciones sino detectar algunas figuras del culto popular (especialmente las relativas a la devoción de la cruz) para promover, en el contexto de un seminario, la realización de investigaciones en un ámbito poco relevado aún. Dada la duración de su trabajo, la Prof. Leonardini optó por levantar casos que tienen por sede la propia ciudad de Asunción y ciertas localidades relativamente cercanas a ella. Esta selección tuvo como objetivo, por otra parte, ilustrar la posibilidad de encontrar señales de la cultura popular no sólo en las regiones rurales, tradicionalmente comprendidas como espacios naturales de las mismas, sino en cualquier sitio de un territorio animado por convicciones, credos y tradiciones plurales.

Nanda trabaja a partir de la memoria local y propone un diccionario hecho con historias pequeñas y anécdotas que conservan el tono de sus informantes. Registra, en general, casos poco conocidos de la religiosidad popular, situaciones ligadas a barrios concretos y a menudas historias suburbanas, sucesos ocurridos en los lindes del espacio público y mucho más allá, o más acá, de la acción oficial de la Iglesia. A veces, consigna figuras reconocidas por el culto eclesiástico (como la de la Virgen de Caacupé) pero sólo en cuanto las mismas se encuentran resignificadas popularmente y en la medida en que sus devociones rebasan los contornos canónicos.

Mucho más que pretender cubrir un temario, tarea que resultaría inabarcable, este breve diccionario busca despertar miradas capaces de divisar los signos, intensos, median te los cuales ciertos sectores postergados inventan formas para reponer sus amenazados armazones de sentido.

TICIO ESCOBAR

1-) El trabajo realizado por NANDA LEORDINI se realizó en el curso del seminario titulado “ IDENTIDADES EN TRÁNSITO” organizado por el CENTRO DE ARTES VISUALES/ MUSEO DEL BARRO y auspiciado por la FUNDACIÓN ROCKEFELLER. La beca, obtenida por ella, contemplaba una estancia de un mes en el Paraguay, durante el año 2.000.

 

ÍNDICE GENERAL

EPÍGRAFE

CONSIDERACIONES

PRELIMINARES DICCIONARIO

ÁNGEL ANDRÉS TIRADO : Gral. Santos 910, Barrio Jara, Asunción

ÁNGEL ANTONIO ANGELITO : Talla policromada de Cándido Rodríguez, c. 1960

ANSELMO PINO BARTOLO: Emboscada, Paraguay

CADETE ALBERTO ANASTACIO BENÍTEZ : Barrio Las Lomas, Asunción

CALAVERITA : Cementerio de La Recoleta, Asunción

CAYETANO, SAN : Talla de Alcides Acosta, Trinidad

CIRILO DUARTE MARTÍNEZ : Iglesia de la Santa Cruz, Asunción

CRUZ MILAGROSA : Curuzú Crucecita, Cementerio de La Recoleta, Asunción

CURUZU CERRO : Camino Caacupé y Piribebuy

CURUZÚ PEREGRINO : Km. 55, Caacupé, Paraguay

CURUZÚ MANUEL GONZÁLEZ : Doctor Pino Km. 55, Caacupé, Paraguay

CURUZÚ YEGUA : Significa en guaraní “Cruz adornada”

ESPÍRITU SANTO : Simbolizado como una paloma blanca, aunque también se lo representa como una persona igual al Padre y al Hijo. Su fiesta: 7 de junio.

FRANCISCA VILLALBA : Cementerio del Sur, Asunción

FRANCISCO BENÍTEZ : Ciudad de Villarrica, fiesta: 4 de octubre

INFANTE : Eusebio Ayala, Paraguay

JULIÁN OVIEDO : “Crucecita milagrosa”, se lo venera en una ermita del Barrio Pettirossi, Avenida Próceres de Mayo casi Ana Díaz, Asunción

LIBRADA, SANTA : Defensora ante las adversidades varias y conocida bajo el nombre de “Peligro rerekuá – La que te libra del pedido”

LIDIA ROSA : Calle Fray Luis de Granada 673, Barrio Mariscal López (Hasta 1970)

MÁRTIRES DE LA DEMOCRACIA : Plaza del Congreso, Asunción. Mártires del marzo paraguayo: Armando Daniel Espinoza Cardozo, Cristóbal Espínola, Henry David Díaz Bernal, Víctor Hugo Molas Gini, Tomás Rojas, Manfred Patric Stark González, José Miguel Zarza Caballero.

ONOFRE, SAN : Se lo representa como un hombre anciano, semidesnudo, que porta como atributos un crucifijo, un cráneo humano, un libro abierto y una corona.

PA'Í PUKU : Sacerdote misionero Padre Shaw, debido a su gran estatura, la gente lo denomina PA’I PUKU (PADRE ALTO). En 1984 muere en un accidente de tránsito, sus tres curuzú, erigidos en señal de gratitud, se localizan a 21 kilómetros de Asunción, sobre la ruta 6, después del Puente Remanso.

PABLITO GATTI : Conocido como “CURUZÚ PABLITO”, lugar de culto en Ypacaraí, kilómetro 42 de la carretera a Caacupé

PATRICIO JOSÉ LUIS RIGONI MURDOCH : Parque Ñu Guasú

SALVADOR : Barrio Sol Naciente de Emboscada, Paraguay. La historia popular narra que una mujer desamparada alumbra en un camino y abandona allí al niño recién nacido.

SAN LA MUERTE : Conocida también como “Señor La Muerte”, Capitán de la Muerte”, “Señor de la Buena Muerte”. Se presenta como un esqueleto de cuerpo entero, parado o sentado. A veces lleva una capa negra; otras, se encuentra vestido con la indumentaria episcopal.

SAN SÓN : Considerando como una palabra la sílaba “SAN”, la cultura popular paraguaya hace de este personaje bíblico un santo.

VIRGEN DE ITACUÁ : Responde a una advocación local de la Inmaculada Concepción.

VIRGEN DE ITAPÉ : El vocablo “ITAPÉ” es guaraní y significa “SU CAMINO”

VIRGEN DE LA APARECIDA Responde a una advocación local de la Inmaculada Concepción. En el Brasil, donde es venerada, tiene como característica la piel negra.

VIRGEN DE LOS MILAGROS DE CAACUPÉ : Responde a una advocación local de la Inmaculada Concepción. Venerada en el Santuario de Caacupé, fieta principal: 8 de Diciembre.

VIRGEN DESATANUDOS : En la parroquia de San José del Tallar, barrio porteño de Villa Devoto, Buenos Aires, Argentina, existe una copia de un cuadro que representa a esta Virgen. Pintado alrededor de 1700, el original, de factura anónima, se encuentra en la iglesia de St. Peter Am Perlach, Ausburgo, Alemania. Este óleo, conocido como Virgen Desatanudos, Santa María Desatanudos, o Nuestra Señora de Knotenloserin, tiene características barrocas. En él, la Madre de Jesucristo aparece rodeada de ángeles: uno de los cuales le entrega una cinta con nudos de diversos tamaños y ella los desata con paciencia.

GLOSARIO

ENTREVISTAS

BIBLIOGRAFÍA

 

¿Por qué no nos dejan vivir como nosotros queremos?

¿Por qué tienen que interferir en nuestras vidas y

hacernos hacer lo que nosotros no queremos hacer?

Shaman Tupá Yuay Kunimí

Yua-y (etnia Ava Guaraní)

 

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

La religiosidad en América Latina constituye un tema rico, candente, repleto de creencias con vigencia total, parcial o que pierden su valor al ser reemplazadas por otras. En ellas se entrecruzan dos vertientes: la occidental, impuesta por el sable a partir de la Colonia, y la indígena, a veces sincretizada o disfrazada para sortear imposiciones y vasallajes. Es esta última la encargada de otorgar a las creencias la diferencia local que las distingue sutilmente en cada área, aunque siempre conjuguen ellas en un camino común.

En el caso del Paraguay, la religiosidad popular cristiana se halla influida y expresada por la forma guaraní, lenguaje a veces no fácil de interpretar (González, 1981:205). Estos mundos (católico y guaraní), muchas veces se entroncan en símbolos e imágenes de fe imposibles de sustituir o suprimir por su arraigo.

Ambas creencias veneran el curuzú (cruz), así como las almas de los difuntos; sin embargo, ocurren manifiestas desemejanzas en las profundidades del complejo mundo de los ritos populares (González, 1981:204).

Honrado desde épocas inmemoriales en América, el curuzú alude a la constelación de la Cruz del Sur, su base matemática y religiosa, que se encuentra ligada de manera íntima al control de las estaciones y al año agrícola, sirve para indicar los puntos cardinales y orientar a los caminantes (Milla, 1992:31).

A la llegada de los misioneros su culto es reemplazado por la cruz cristiana que, junto a la imagen de la Virgen María, es objeto esencial para la misión.

"Una gran cruz y una iglesia eran lo primero que se construía en el lugar en que se fijaba la misión y la nueva reducción, como signo de identificación y de algo nuevo que comenzaba" (González, 1981:174).

Entonces no resulta extraño que la cruz goce de un inmenso respeto por parte de los guaraní; respeto que continúa vivo, tanto como el interés en levantar, con grandes sacrificios y esfuerzos, oratorios y capillas (González, 1981 :174, 204).

El mundo sagrado, referido a personas o cosas relacionadas con Dios, posee un contenido espiritual necesario para la comunicación religiosa.

Dicho contenido es el conjunto de expresiones desglosadas en distintos niveles de intensidad, adoración, petición, arrepentimiento, agradecimiento, miedo. Las actitudes externas que lo expresan en forma espontánea o codificadas, son los ritos repletos de sensibilidades y sentimientos (Pedrozo, 1981:20), signos que se convierten en puentes visibles para unirse con la realidad oculta. Asimismo, aunque en algunos casos pueden hacerlo, las condiciones o factores que permiten aparecer un culto o creencia no responden necesariamente a las circunstancias económicas, políticas o sociales en que se ubica el grupo humano.

Se debe recordar además que la religión del pueblo no transcurre en un nivel intelectual; más bien, lo hace apoyándose en formas sensibles y dramáticas. Mientras dolores, trabajos y amores intentan homologarse con la vida de los "santos" (Pedrozo, 1981 :25), las biografías populares, novenas y ejemplos sobre ellos recalcan lo legendario, lo extraordinario y, por tanto, lo poco imitable (Martínez, 1981 :71). Como, por otro lado, a Dios eterno, descarnado y grande, se lo siente lejano, entonces los "santos" fungen como intermediarios poderosos ante Él; por eso los fieles insisten mucho en los poderes de los "santos", pues buscan perdón contra posible castigo, así como gracias o milagros, bienes gratuitos y amorosos que sirven para cubrir las grandes necesidades.

En este complejo universo se podría hablar de tres niveles de "santos": en tanto el primero como el segundo otorgan dádivas positivas, es decir hacen el bien, el tercero es ambivalente. Los límites propuestos corresponden sólo a operaciones formales pues demarcar fronteras de modo tan simplista corresponde en realidad a un albur lanzado tras la mera idea de intentar obtener un orden cientificista en un intrincado cosmos, donde los "santos" pueden trasladarse según la demanda del creyente.

El primer nivel lo constituyen los "santos formales", canonizados o en proceso de serlo debido a sus virtudes, después de largo y complejo trámite que puede durar siglos en su tránsito como siervo de Dios, beato y santo. Reconocidos por la Iglesia Católica, son objeto de culto público, difundido de manera legal. En ellos se incluyen Cristos, como el Señor de las Palmas; Vírgenes, como la de Caacupé; Santos, como Cayetano, Liberata, Onofre y Pantaleón, quienes tampoco escapan de las encomiendas de la gente común.

El segundo, es ocupado por los "santos informales", en su mayoría procedentes de estratos humildes. El fervor hacia ellos también es popular y goza de un prestigio milagroso libre del beneplácito de la Iglesia, que por diversos y variados motivos los ignora. Sirven como elementos importantes de identidad para el pueblo pues el "almita" posee carácter martirológico atribuido a una muerte por asesinato o accidente, o bien por su vida sencilla repleta de sacrificios y carente de posibilidades en una sociedad intolerante. Entre éstos encontramos el Curuzú Anselmo, Curuzú Benítez, Curuzú Infante, incrementados con la presencia de los "Angelitos", criaturas fallecidas antes de los ocho años.

Quizás el hilo conductor de este culto hacia los "Angelitos" devenga de las situaciones en las cuales los guaraní demuestran su practicidad frente al peligro. Durante la Colonia, obligados a huir para no convertirse en esclavos de los conquistadores, muchas veces estos indígenas abandonan a los niños imposibilitados de valerse por sí mismos.

Obviamente, esta medida desesperada no se basaba en la falta de amor sino en la necesidad de sobrevivencia de la etnia: ante el riesgo de que sucumbiera el grupo entero, éste decidía sacrificar a los más débiles para que pudiese salvarse el resto. Aún hoy en el Paraguay empujadas por una realidad económica injusta que compromete la supervivencia de los otros menores de la familia, ciertas mujeres pertenecientes a sectores indigentes optan por "dejar partir" a un hijo enfermo cuando éste es un infante pequeño y su tratamiento médico resulta tan absurdamente costoso que amenaza la sustentabilidad familiar. Por compensación,

 el niñito muerto se transforma en un "angelito", alma capaz de intervenir ante la divinidad para proteger a los mortales (Escobar, entrevista). Así nacen Curuzú Ángel Andrés, Curuzú Ángel Antonio, Curuzú Pablito, Curuzú Salvador, y San Calaverita.

Finalmente, el tercer nivel constituye una variante del segundo; comprende los "santos maleros", también santificados por la devoción popular en un acto libre y autónomo, pero cuyos favores se mueven como péndulo entre el bien y el mal: matan o sanan, como San La Muerte, convertido en tabú, o la Virgen Desatanudos. Tal vez el pueblo cree esta imagen en un intento desesperado de suplantar a su manera al shamán, intermediario entre el mundo invisible -el de los encantos- y el visible -el terrenal-, importante figura, encargada de usar sus poderes para beneficio de la comunidad o de su paciente. Así, el shamán defiende con el bien, pero cuando es necesario sus armas se transforman en mortales para el adversario.

Este exuberante panteón se halla permanente-mente incrementado por "santos" recientes, nacionales o extranjeros venidos de preferencia de Brasil o Argentina.

Por lo general, los santos nuevos desplazan a los antiguos, como si fuese necesario este ir y venir, aparecer y desaparecer, para demostrar la gran elasticidad que dispone el pueblo a la hora de incorporar nuevas figuras y desatender a las que pierden fuerza en su capacidad milagrosa. Según su fantasía, cada devoto usa las imágenes como talismanes, a los que se aferra para hacer la vida más llevadera.

Para los seres humanos, la muerte discurre en dos planos: uno personal íntimo y otro social. El segundo, que es el de nuestro interés, está integrado por símbolos y conductas públicas focalizadas en las concepciones colectivas de la muerte y el muerto que priman en la sociedad.

El investigador Edgardo Cordeu en su artículo "El duelo y el luto" escribe que en el luto el detalle relevante es el grado de "actividad atribuido a los muertos y su influencia consiguiente sobre los vivientes, cualquiera que sea la naturaleza benigna o maligna de sus disposiciones. Vale decir, que aunque los muertos puedan ser concebidos ya sea como "angelicales y favorables a los humanos", "indiferentes o neutrales", o aún, como "diabólicos y perversos" la magnitud de su incidencia en el destino de los vivientes depende en última instancia del empeño con que actúen.

De esto deriva, correlativamente, la fuerza e importancia de las fórmulas religiosas o rituales con que los vivos responden" (Cordeu, 1994:139).

Así, existen sistemas religiosos capaces de otorgar un lugar muy escaso a los difuntos; mientras que en otros (como el nuestro), aquellos ocupan un sitio intermedio, poseen cierto ceremonialismo ritual dirigido hacia ellos, cuya importancia ha cambiado bastante a lo largo de la historia.

Un tercer sistema atribuye a los finados una influencia extrema sobre el destino y la conducta de los vivos (Cordeu, 1994:140); y es que la creencia en algo invisible que anima el cuerpo humano y supervive a su muerte es común en todas las civilizaciones, a veces con las mismas características aun en épocas y regiones distantes (Barboza, 1957:37).

Llamadas "espíritu" o "ánima", estas figuras asumen un género de existencia distinto "y pasan a desempeñar otra clase de roles respecto a los vivos; por lo tanto, tienen un significado cultural diferente" (Cordeu, 1994:134).

El constante enlace entre el más allá y este mundo, ocurrido a través de invocaciones, rezos, ceremonias y ritos mortuorios, permite unir lo intangible manifestado en el animismo, con lo material expresado en el curuzú, posibilitando un enlace permanente con el finado, expresado en el curuzú yeguá ("gala de la cruz", ritual), ocasión durante la cual, año tras año, parientes y amigos vivos comparten un tiempo con los muertos; de esta manera se ratifica un vínculo indestructible. Por otra parte, la ingestión de alimentos en memoria de los fallecidos durante un ceremonial al cual éstos también son invitados, significa en cierto sentido comérselos a ellos para no olvidarlos, adquiriendo así el rito un sutil sentido antropofágico. Lo mismo ocurre en el Jekarú Guasú, banquete ceremonial realizado por los familiares al final del novenario para reafirmar el contorno social dentro de un espíritu generoso.

Con la idea de enfrentar cuestiones como ¿cuál es la vida, milagros y leyendas de estos "santos"?, ¿dónde se localiza su culto?, ¿cuáles son los elementos autóctonos que superviven y cuáles los católicos?, se inicia la presente obra que intenta discurrir entre esta diversidad de creencias y el fenómeno específico de los santos nacidos o recreados en el Paraguay.

A fin de cubrir estas expectativas se realiza un trabajo de campo visitando diversos centros de culto en los cuales se veneran curuzú, almitas, vírgenes, "santos", espacios en donde se efectúan entrevistas informales a devotos, encargados o vecinos, varios de los cuales resultan ser testigos de los acontecimientos acaecidos en torno a la víctima. Así, por ejemplo, se habla con el hermano del Cadete Benítez, un compañero de aulas de Francisco Benítez, un vecino de la misma edad de Lidia Rosa, una abuelita que se hace cargo de la inhumación de Ángel Antonio, una señora que de niña presencia el accidente de Anselmo Pino y socorre, en la medida de sus posibilidades, a los heridos que caen junto a él.

Es así como se descubre que la mayoría de los curuzú corresponde a hombres. El cuadro que a continuación se presenta, lo detalla.

CURUZÚ DE HOMBRES : 21

CURUZÚ DE MUJERES : 2 

TOTAL : 23

Esto podría demostrar que en la sociedad paraguaya el hombre es más importante que la mujer, incluso después de la muerte, cuando hasta los angelitos son varones; tal vez es una más de las consecuencias de la Guerra contra la Triple Alianza durante el siglo XIX, cuando la población masculina es alarmantemente diezmada. Los dos únicos casos femeninos registrados conciernen a mujeres que luego de ser ultrajadas fueron asesinadas; alusión directa a la pérdida del honor que afecta el prestigio de la familia.

A continuación se entrega un segundo cuadro en el cual se señala el tipo de muerte y de víctimas.

 

Como se constata en las cifras, el número mayor de casos corresponde a civiles fallecidos por razones políticas, incrementados por los caídos durante los acontecimientos del "Marzo Paraguayo" (1999), aunque sean las cruces de éstos las menos visitadas. Les siguen los angelitos (todos varones) recién nacidos, asesinados y abandonados en una quebrada, yuyal o basurero; negados así en su posibilidad de vida terrenal y transformados en mediadores divinos.

Por medio de los textos recogidos a través de agradecimientos, misivas y oraciones, que, citados, mantienen redacción, puntuación y ortografía originales, se vislumbra el nivel escolar elemental de los creyentes, en su mayoría paraguayos.

Asimismo, se trasluce la asistencia constante de residentes en Argentina (Tucumán, Buenos Aires), hecho que no determina la nacionalidad del devoto, pues éste puede ser paraguayo radicado en el vecino país por motivos laborales.

De manera paralela se fotografían los sitios de culto, y cuando se presenta la oportunidad, se adquiere todo tipo de material, como pequeños folletos, cassettes, fotos, calcomanías y estampas. Los datos recabados son complementados con la consulta bibliográfica de estudios sobre religiosidad albergados en la Biblioteca Nacional, el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro y el Museo Etnográfico Dr. Andrés Barbero.

Para facilitar la consulta, el texto se entrega a modo de diccionario con entradas ordenadas alfabéticamente por nombre de pila, pues así es como se identifica a los "santos". Incluye además un glosario con el afán de explicar algunos conceptos culturales, aspectos históricos, personajes o vocabulario no fácil de dilucidar por el extranjero frente a la compleja cultura paraguaya. En lo referente a las entrevistas, no siempre resulta posible conseguir el nombre de las personas con quienes se mantiene trato coloquial en tiendas, colectivos u oratorios; por lo tanto, algunas de ellas no son nombradas. Finalmente, la bibliografía y la hemorografía se entregan mezcladas en un mismo acápite.

El citado esfuerzo no habría sido posible sin el apoyo del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro y del Programa de Becas "Identidades en Tránsito", auspiciado por la Fundación Rockefeller, a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que me otorgó una licencia e instalados en el barrio; molestos ellos por el talante popular de gente extraña que "afea" el sector, logran erradicarlo. Sin embargo, la más común nace cuando el "santo" deja de ser visitado por la pérdida de su fuerza milagrosa arrebatada por las nuevas figuras santificadas. Esta situación es explicable si se considera el hecho de que los devotos buscan en la "crucecita" no sólo el milagro, sino la contemporaneidad con ella para sentirse partícipes históricos de su vida.

Los curuzú poseen diferentes posibilidades de ser leídos. Fuera de la religiosa, es factible hacerlo a través de las artes plásticas, manifestada en los exuberantes curuzú yeguá confeccionados con deliciosas chipas de variadas formas y tamaños, o en cruces por lo general elaboradas de madera, adornadas con lienzos y encajes de ñandutí. Cuando de imágenes se trata, resaltan opulentos trajes a veces bordados o andas procesionales decoradas con arreglos multicolores de flores para pasear la imagen durante el acto litúrgico.

Aparecen asimismo los edificios funerarios, capillas y oratorios erigidos por el fervor popular; algunos más grandes, otros más humildes; en ellos se entremezclan soluciones espaciales interesantes de analizar, embellecidas al azar con los mismos milagritos o exvotos, enriquecidos con textos fluidos por su sinceridad e inocencia, así como por las polícromas instalaciones de sus interiores, con una explosión de colores dada en flores, estampas religiosas, esculturas de santos, candelabros, fotografías, lienzos con encajes de ñandutí, juguetes o cualquier elemento considerado por el fiel como prenda digna de ser obsequiada a su "crucecita" milagrosa. Todos estos elementos, de lectura fácil de decodificar por su mensaje directo, no requieren intermediarios para los creyentes, quienes pueden participar activamente y apropiarse de la imagen. Conscientes de que esta corta investigación de un mes sólo entreabre la puerta del maravilloso, inmenso e indescifrable universo religioso del que somos partícipes, la entregamos para incentivar futuros aportes y orientar a mucha gente que, como nosotros, deambula por el mundo de la religiosidad en busca de una infinidad de verdades, ninguna mejor que la otra. Maduradas y ancladas todas en el imaginario colectivo, estas verdades son difíciles de desraizar, a pesar de los muchos intentos arrasadores que, como los de la globalización hoy, ven en los credos y religiones un peligroso obstáculo a su sueño: unificar en una misma red disímiles comportamientos humanos para convertirlos en gestos mecánicos, adecuados a la lógica de la rentabilidad y sus intereses extraños.

Nota:

Considerando que este texto circulará entre lectores -entre quienes me ubico yo misma- que desconocen la grafía guaraní llamada "científica", he decidido emplear en este texto la escritura que mejor se adapta a su lectura en español.

 

 ALGUNAS IMÁGENES DEL LIBRO:

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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