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DIONISIO VILLAMAYOR (+)
09 de Octubre de 1943 - 20 de Febrero de 2020
 
DIONISIO VILLAMAYOR (+)


Datos biográficos:

Arroyos y Esteros 9 de Octubre de 1943 (Paraguay)

Asunción 20 de Febrero de 2010 (Paraguay)

 

VILLAMAYOR , DIONISIO: Cantante y Compositor. Nació en Arroyos y Esteros el 9 de octubre de 1943.

De niño participó de las tradicionales veladas acompañando a su abuela Mercedes Candia de Cañete, actríz. 

A partir de 1958, en Asunción formó parte del conjunto de José L. Melgarejo, posteriormente Gerardo Arroyo y luego los Mensajeros del Paraguay.

Durante ese tiempo estudió música con Cristín Palma. En 1961 formó parte de Los Ases de América, junto a Nicolás Barrios, Aparicio Martínez y Oscar Cardozo Ocampo en Buenos Aires, Argentina. Regresó al Paraguay en 1966 y junto a Amado del Paraguay y Adrián Barreto realizó una gira de cuatro años por Medio Oriente.

En 1970 se incorporó al conjunto Los Paraguayos de Luis Alberto del Paraná.
En 1974 formó Los Mágicos Paraguayos con Tony Martínez, Fausto Franco, Martín Samudio y Angelito Pérez, recorriendo Europa y Medio Oriente hasta 1987.

Con el conjunto de Paraná participó de la grabación de cuatro LP para el sello Philips de Alemania, con los Mágicos Paraguayos seis LP para el sello CBS de Alemania y la PICK de Suiza. En Munich, Alemania continuó sus estudios de música especializándose en arreglos musicales. En 1988 regresó al Paraguay donde fundó su sello discográfico Libra.
Es autor de canciones como MITÄ OKARAGUÄ con Adrián Barreto; CAMPESINITO DE MI TIERRA, BIANCA,  A MI ARROYOS Y ESTEROS y NUMA´I con Tony Martínez; ARRIVEDERCI (grabada en Inglaterra por Tony Cristi); ALBORADA, OCASO, SOY LATINOAMERICANO CON MARIZZA, CHACO, GUARANIA Y CORAZÓN  y otras.

Fuente: DICCIONARIO DE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY  por LUIS SZARAN. Edición de la Jesuitenmission Nürnberg, Alemania 2007. 507 páginas. Edición digital: www.luisszaran.org.

 

 

DIONISIO VILLAMAYOR: Esto no se trata de un obituario a destiempo, ni mucho menos. Ni el impulso de una actitud motivada por aquello de que la desaparición física, suele limpiar las asperezas del ser humano y quedan como memorias la luminosidad de sus mejores tiempos, actos u obras. Tampoco eso, ya los pliegues de la prensa diaria se habrá encargado de evacuar tales esos elementos que a la vuelta de hoja se olvidan sin contemplación, hasta el siguiente personaje que ocupa la larga fila de los que irán sucediéndose generacionalmente. Es triste pero es verdad.

Nuestra relación con el recientemente desaparecido cantante y compositor Dionisio Villamayor nos obliga a buscar otros enfoques, a conocer más adelante.

La primera vez que lo conocimos fue en una situación bastante complicada para nosotros – entonces bisoño aprendiz perpetuo de cronista -, pues, habíamos publicado una serie de artículos periodísticos basados en las circunstancias de lo que realmente viven los artistas compatriotas en el exterior, y aún, cuando teníamos al alcance de las manos una enorme cantidad de testimonios, que con mucha autoridad nos hubiera permitido publicar con nombres y apellidos reales, pero decidimos en honor a la tremenda susceptibilidad que existía en ese entonces y hasta hoy día, lanzar una serie de capítulos semanales en la revista de espectáculo de dicho medio, pero con un estilo que cabalgaba entre la ficción y la realidad, más o menos como para que “aquel” que le sienta el sayo que se lo ponga, y aparecieron muchos que sencillamente pedían nuestra cabeza en un plato, como Salomé por Juan el Bautista, para lavar supuestamente tantas injurias. La delegación que se sintió afectada por aquello que llamamos “Nosotros también vendemos espejitos”, estuvo integrada por varios connotados representantes de nuestra música popular, entre los que recordamos, Alberto de Luque, José Magno Soler y un Dionisio Villamayor de ensortijada cabellera y una remera al estilo hippie. Todo paso por un proceso de aclaraciones varias, que quedo en agua en borraja la aparente revolución que se nos venia encima, cuyas consecuencias eran imprevisibles, pues el régimen omnipotente de aquellos años podía hacer desaparecer con tanta facilidad a un modesto principiante.

No sabemos porque regla de tres nos quedamos ligados a Dionisio Villamayor que en esos días estaba de paso por Asunción, tal vez por los comentarios que le hicimos sobre sus trabajos musicales no muy difundidos, que sabíamos de rebote gracias a los comentarios de su compañero de camino en la composición Adrian Barreto. Siempre nos habló de sus ganas de retornar por siempre al país y reencontrarse con sus amigos de su Caraguatay natal, y en cierta forma nos dio la razón de que afuera nunca es oro lo que reluce y que las carreras artísticas siempre están apuntaladas por un historial sobre la cual mejor dejar un piadoso manto de silencio y un pastoso y espeso maquillaje.

Pero de apoco nos fuimos enterando en otros encuentros, ya en la parrillada de su prima Marizza y la pasión salsera de su también pariente Tony Martínez, que no se trataba de ningún improvisado, incluso su abuela era una de aquellas actrices indomeñables de las veladas de José L. Melgarejo, nuestro gran bufo y que tenía una foja de servicio donde justamente figuran las agrupaciones del mencionado José L., Gerardo Arroyo, o sea aquellos que hacían teatro popular y música, ahí en el más lejano pueblo o bajo el árbol, donde le tomaba la noche, lo que sería el basamento cultural de varias generaciones, antes del internet y la tele. Igualmente ya radicado en nuestro país cerca de los 90, fuimos armando un rompecabezas revelador de un músico que prefirió el trabajo del obrero, antes que la falsedad de los oropeles mediáticos que siempre fue apabullante. Estando en una emisora de radio, nos envió su innovadora canción “Bianca”, dedicada a su hija y que nos sorprendió gratamente porque estaba en consonancia de lo que se hacía musicalmente en el planeta, y aquí estábamos todavía sobre patrimonios o pequeñas o grandes ganancias de un ayer que se resiste a dar paso al presente por comodidad de los gurúes y de los dueños de las prebendas del gobierno de turno.

Por temor a presumir no queremos abundar en detalles de algún encuentro fortuito en algún país europeo, que nos permitió traer en la maleta los primeros esbozos de lo que después sería la agrupación Los Mágicos Paraguayos, o sus consecuencias en cuanto a la estética de lo popular, no recordamos demasiado, pero entonces nos pareció una salida a tanto barato patrioterismo que condenaba definitivamente a la música nuestra al purgatorio de la nostalgia. Sin duda compartir un cafecito o un vinito con un artista de la talla y nivel de Dionisio Villamayor, de casualidad como en aquellos personajes que figuran en la imaginación del  escritor Julio Cortázar, no pareció enriquecedor.

Y en Paraguay, varias veces acudió sin ningún tipo de escusas, para actuar en festivales varios o en espacios televisivos, donde la paga es nula y los diplomas son enormes, y nos alimentamos con la mayor parte de sus creaciones, entre las cuales escuchábamos con la devoción de aquel que cuenta sus verdaderas raíces, su tema “Mita Okaragua” en colaboración de Adrian Barreto. Ahí se notaba perfectamente la experiencia y el talento de alguien que fue aprendiendo de todo un poco, desde Los Mensajeros del Paraguay de Agustín Llanes o el injustamente olvidado cuarteto Los Ases donde asomaba tímidamente Oscar Cardozo, con arreglos de otra galaxias, según los testigos privilegiados, y el Trío Los Millonarios con Barreto y Amado del Paraguay, que significó aventuras por el Líbano y su trabajo en los años 70 con Luís Alberto del Paraná, quien siempre tuvo la inteligencia de rodearse por buenos músicos y de quien decía el propio Dionisio, tenía una fortaleza para sobrellevar los trotes de la buena vida y las exigencias de los compromisos artísticos, que como se sabe en los países de primer mundo, están escrito con otras reglas muy diferentes a las nuestras. En más de una ocasión sugerimos nuevos artistas para su sello discográfico Libra y lo hacía con total desinterés, creyendo firmemente de que la novedad es la solución de la industria del espectáculo y de que encerrarnos en valores y figuras caducas, significan un lento e inexorable suicidio.

Sin duda al hacer un recuento de todo lo vivido con Dionisio Villamayor, que no fue demasiado, pero aporto muchísimo a nuestro formación, está aquel pequeño guiño cómplice de cuando nos quisieron enjaular, cuando pusimos el dedo en la llaga sobre una realidad, hoy irrefutable por aquello de que el mundo tecnológicamente es una aldea, de que no todo los que nos cuentan los que vienen de lejos son las que pasaron, de que están adornadas con muchas mentiras.

Y ahora que partió el artista y nos decidimos rememorar a grandes rasgos su trayectoria, donde además de cantante y compositor sobresale su habilidad como arreglador  y los altos estudios en sonido que aprovecho para absorber en un gran Instituto de Alemania. No nos resistimos en poner en un viejo tocadiscos un vinilo de colección que tiene en uno de sus lados una hermosa canción suya cantada por el británico Tony Christie que sobresale sobre la superficie del disco vinilo con el conmovedor tema “Arrivederchi” o Adiós.

Fuente. JUAN PASTORIZA - jpastoriza.2008@gmail.com

 

 

DIONISIO VILLAMAYOR 

Falleció hoy (20 de Febrero de 2010) el destacado músico Dionisio Villamayor 

Uno de los músicos más reconocidos en las últimas décadas en nuestro país, Dionisio Villamayor, falleció hoy como consecuencia de una enfermedad renal. Era integrante del recordado grupo “Los Mágicos Paraguayos” que se formó en 1975 en la ciudad de Londres.

Según informó radio Cardinal, el artista nacido en la ciudad de Arroyos y Esteros estaba internado desde enero en el Instituto de Previsión Social (IPS) como consecuencia de la grave enfermedad renal que padecía.

Aunque en las últimas semanas estaba lúcido, y tarareando sus viejas canciones, la salud del maestro se deterioró hasta que finalmente en la fecha encontró la muerte luego de más de cuatro décadas de carrera musical que le permitió recorrer numerosos países.

Villamayor formó parte de Los Mensajeros del Paraguay, de Agustín Llanes, junto con Marizza y el arpista Atilano Brítez Cabral.

También integró el conjunto de Chingola Irala y con Los Ases de América, donde estaban Tucho Rivera, Nicolás Barrios, Aparicio Martínez y  Oscar Cardozo Ocampo.

Recordó también al recordado grupo "Los Paraguayos" de Luis Alberto del Paraná, con quien recorrió toda Europa. A la muerte de  Paraná, integró Los Mágicos Paraguayos con Tony Martínez, Fausto Franco, Martín Samudio y el percusionista chileno Angelito Pérez.

Fuente Digital: Paraguay.com - 20 de Febrero, 2010  

 

 

 

 

 




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