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JUAN BAUTISTA GILL AGUINAGA (+)

  LA BATALLA DEL RIACHUELO, NARRADA POR PRACTICOS INCORPORADOS A LA ESCUADRA BRASILEÑA - Por JUAN B. GILL AGUÍNAGA


LA BATALLA DEL RIACHUELO, NARRADA POR PRACTICOS INCORPORADOS A LA ESCUADRA BRASILEÑA - Por JUAN B. GILL AGUÍNAGA

LA BATALLA DEL RIACHUELO,

NARRADA POR PRÁCTICOS INCORPORADOS A LA ESCUADRA BRASILEÑA

Por JUAN B. GILL AGUÍNAGA

 

Academia Paraguaya de Historia

Asunción 1968 (16 páginas)

 

Vamos a referirnos a laactuación de la Escuadra brasileña en la batalla del Riachuelo, tomando como base las narraciones de tres Prácticos, incorporados a aquella Escuadra, uno de nacionalidad argentina y dos italianos.

Para el efecto, nos hemosvalido de los siguientes informes: "El Practico Bernardino Guastavino. Datos suministrados ,por su viuda e hijos, en 1889, al Doctor Estanislao S. Zeballos"; "Capitán Antonio Valentino, Practico de la Corbeta Paranahyba, en el Combate del Riachuelo, dictadas al Doctor Estanislao S. Zeballos - 1888"; "Declaraciones tomadas a Santiago Giudice, testigo ocular de los hechos referidos, o amigo personal de los actores, de quienes oyó los relatos que dá, dictadas al Doctor Estanislao S. Zeballos - 1888".

Estos relatos, inéditos hasta la fecha, pertenecieron a la importante colección de documentos inéditos, sobre "PARAGUAY Y GUERRA DEL PARAGUAY", del mismo Doctor ESTANISLAO S. ZEBALLOS, eminente personalidad argentina, muy vinculado a nuestro país, que visitó en varias oportunidades, para tomar datos de los principales sobrevivientes de la contienda, a fin de escribir una obra sobre la aludida guerra. Actualmente, este importante fondo documental forma parte de nuestro archivo particular.

Antes de referirnos a las declaraciones de los Prácticos, daremos una idea generalde la situación de ambas Escuadras, y las Unidades que participaron en la Batalla.

La Escuadra paraguaya estaba comandada por el Capitán de Fragata Pedro Ignacio Meza, formada por tres divisiones, a saber: Primera División de Vanguardia, al mando del Teniente de Navío Pedro V. Gill, e integrada por los barcos Yberá, Marquez de Olinda y Jejuy; la Segunda División, comandada por el Capitán de Corbeta Remigio Cabral, formada por el Ygurey, Salto Oriental e Ypora; la Tercera División al mando del Capitán de Fragata Pedro Ignacio Meza, integrada por las siguientes Unidades: Tacuary, Paraguary y Pirabebé.

El día 11 de junio, a las 5 de la tarde, el Mariscal López llamó a una reunión a los Capitanes Meza y Cabral y al Teniente Gill, para ordenarles el ataque a la Escuadra brasileña, surta en el Riachuelo. Como el Capitán Cabral y el Teniente Gill eran los Marinos que mejor conocían la navegación del río Paraná, López les preguntó a qué hora creían más conveniente atacar al enemigo, a lo que contestaron que sería oportuno hacerlo entre las tres a cuatro de la mañana, y que si zarpaban de Humaitá, a primera hora de la noche, en siete horas harían el trayecto, para caer de sorpresa sobre el enemigo, e ir al abordaje, pues éste contaba con mejor artillería, y barcos muy superiores a los de la Armada Nacional. El plan propuesto fue aceptado.

El Coronel de Ingenieros Francisco Wisner de Morgenstern, presente en la reunión, con otros altos jefes de tierra, propuso que nuestros barcos remolcasen tres chatas armadasa cañón, que se encontraban en Humaitá, y otras tres más, también con artillería de 68, atracadas éstas en el Paso de la Patria, hacia la costa argentina. Los Marinos se opusieron a estas proposiciones, alegando que ellas entorpecerían el movimiento de la Escuadra; sin embargo, prevaleció la proposición del Ingeniero Wisner de Morgenstern.

La División de Vanguardia recibió orden de levantar presión, a las 10 de esa misma noche, zarpando de Humaitá a las doce y media. En Paso de la Patria fondeó la Escuadra, para remolcar las chatas, anclando la Vanguardia en la Punta de Santa Ana, teniendo Corrientes a la vista, oportunidad en que el Teniente Gill se apercibió que la hélice de su barco, el Yberá, había zafado de su eje, cayendo sobre la quilla, lo que comunicó de inmediato al Jefe de la expedición, quien ordenó que se reconociera el desperfecto, y en vista de la avería sufrida, ordenó el Capitán Meza que el Marquez de Olinda ocupase el puesto del Yberá, zarpando la Flota de Paso de la Patria, a las nueve de la mañana, teniendo que disminuir la marcha, a causa del remolque de las chatas.

Los barcos que componían nuestra Flota tenían las siguientes características:

1°. Cañonera Tacuary: Buque insignia, comandado por el Capitán de Fragata Pedro Ignacio Meza; desplazaba 421 toneladas, armado con 6 cañones;

2o. Paraguary-Mercante: Comandante Teniente de Marina José M. Alonso, y como Segundo el Alférez de Navío Ezequiel González; de 627 toneladas y 4 bocas de fuego;

3°. Ygurey -mercante: Comandado por el Capitán de Corbeta Remigio Cabral; de 548 toneladas y 5 cañones;

4o. Yporá - mercante: Comandado por el Teniente de Marina Martínez, llevando de segundo al Alférez de Navío Domingo A. Ortiz, de 205 Toneladas y 4 cañones;

5° Marquez de Olinda -Mercante: Bajo el gobierno del Teniente de Navío Ezequiel Robles, de 300 toneladas y 4 piezas de artillería;

6° Jejuy -Mercante: Bajo las órdenes del Teniente de Marina Aniceto López; desplazando 120 toneladas, y 2 bocas de fuego;

7° Salto Oriental-Mercante: Al mando del Alférez de Marina Vicente Alcaraz; de 250 toneladas y armado con 4 cañones;

8° Pirabebe-Mercante: Bajo el gobierno del Teniente de Marina Toribio Pereira, desplazando 120 toneladas, y una pieza de artillería;

Chatas a Remolque: Eran en total seis chatas, que iban remolcadas por nuestros barcos, armada cada una con un cañón de 68; una de las chatas estaba bajo las órdenes del Sargento José María Fariña.

La Escuadra paraguaya estaba integrada por 8 vapores, con 30 bocas de fuego, más 6 chatas a remolque, con 6 cañones, haciendo un total de 36 piezas de artillería.

Los 8 buques que componían nuestra Flota tenían una dotación de 400 tripulantes, más 72 marineros en las 6 chatas, haciendo un total de 470 hombres, que era la dotación de los mismos; a estos marineros había que sumar 500 hombres, que componían el 69 Batallón de Infantería, embarcados para la acción del Riachuelo, contando así la Escuadra paraguaya en esa acción, cerca de 1000 hombres.

De los 8 vapores, sólo el primero, la Cañonera Tacuary, era de guerra, siendo mercantes los 7 restantes, casi todos de madera y a rueda, con sus maquinas sobre la línea de flotación. Los grandes tambores de las ruedas de nuestra naves dificultaron la unión estrecha que necesitábamos, para saltar sobre las cubiertas enemigas,facilitando a los buques brasileños zafarse y evitar el abordaje, que los paraguayos buscaban, sabiendo que en esto eran irresistibles.

De Paso de la Patria, nuestra Flota zarpó a las nueve de la mañana, rompiendo la marcha el Paraguary, seguido del Ygurey, el Yporá, el Salto Oriental, Pirabebé, Jejuy, Marquez de Olinda y el Tacuary.

Debemos aclarar que delas 6 chatas remolcadas, 3 fueron a pique, al pasar nuestra Flota frente al enemigo, otra embicó en la isla Palomera, y las dos restantes fueron abandonadas en la costa del Riachuelo. Las chatas entorpecieron el movimiento de la Escuadra, como habían expresado nuestros Marinos, al oponerse en Humaitá al remolque de las mismas.

La Flota brasileña, bajo el mando del Capitán de Mar y Guerra Francisco Manuel Barroso da Silva, después Vice Almirante, y Barón de Amazonas, compuesta por la Segunda

y Tercera División de la Escuadra, se encontraba apostada en el Riachuelo, bloqueando la navegación del Río Paraná, integrada por 9 barcos de guerra a vapor, siendo capitana la Fragata Amazonas; las Corbetas Beberibe y Jequitinhonha; y las Cañoneras Belmonte, Araguary, Mearin, Ipiranga, Paranahyba e Iguatemi.

Los barcos que componían la Flota brasileña tenían las siguientes características:

1° Fragata Amazonas: Buque insignia, en donde se encontraba el jefe de la Flota, Capitán de Mar y Guerra Francisco Manuel Barroso da Silva; y la comandaba el capitán de Fragata Theotonio Raimundo de Brito, después Capitán de Mar y Guerra, armado con 6 cañones, y una tripulación de 186 hombres;

2ºCorbeta Beberibe: Al mando del Capitán Teniente Bonifacio Joaquín de Sant'Anna, con 7 bocas de fuego, y tripulada por 132 marineros;

3ºCorbeta Jequilinhonha: Bajo el gobierno del Capitán Teniente Joaquín José Pinto, con 8 cañones y 138 marineros;

4ºCañonera Belmonte:A las ordenes del Teniente Primero de Marina Joaquín Francisco de Abreu, con 8 piezas de artillería, y 14,3 tripulantes;

5ºCañonera Paranahyba: Comandada por el Capitán Teniente Aurelio Gacindo de Sá, con 7 cañones, y 132 marineros;

6° Cañonera Mearin: Bajo el gobierno del Teniente Primero de Marina Elizardo José Barbosa, con 7 bocas de fuego, y 101 marineros a bordo;

7° Cañonera Araguay: Al mando del Teniente Primero de Marina Antonio Luis Honnooltz, armada con 4 cañones y 102 tripulantes;

8° Cañonera Iguatemi: A las ordenes del Teniente Primero de Marina Justino José de Macedo Coimbra, con 5 piezas de artillería, y 102 hombres;

9ºCañonera Ipiranga: Bajo el comando del Teniente Primero de Marina Alvaro Augusto de Carvalho, armada con 7 bocas de fuego, y 105 marineros.

La Flota brasileña, compuesta por 9 barcos de guerra, contaba con 59 bocas de fuego, teniendo una dotación de 1.141 tripulantes, a los quedebían sumarse 1.320 hombres de desembarco, haciendo un total de 2.461 hombres a bordo, que actuaron en la Batalla del Riachuelo.

De los 9 barcos brasileños, sólo uno era a rueda, la Fragata Amazonas, siendo los demás a hélice; todos de guerra; 5 acorazados, a saber: Fragata Amazonas, Corbeta Jequitinhonha,y Cañoneras Belmonte, Mearin y Araguary; y 4 de maderas: Corbeta Beberibe, Cañoneras Paranahyba, Iguatemi, e Ipiranga. No se trataba de una Flota improvisada, pues sus unidades eran buques de guerra, con armamentos modernos

El Riachuelo queda a dos leguas aguas abajo de la ciudad de Corrientes, en cuyo lugar se encontraba la Flota brasileña en línea de combate, compuesta, como ya hemos dicho, por 9 barcos de guerra a vapor, encabezando la columna la Cañonera Belmonte, estando a retaguardia la Cañonera Araguary, y en el centro, la Fragata capitana Amazonas. A intervalos, y siguiendo a las tres naves, se encontraba la Cañonera Mearin, la Corbeta Beberibe, la Cañonera Ipiranga, la Corbeta Jequitinhonha, encontrándose a bordo, además de su comandante, el Capitán de Mar y Guerra José Segundino de Gomensoro, luego la Cañonera Parahyba, y por último la Cañonera Iguatemi.

El río Paraná, frente al Riachuelo, es muy ancho; cubierto de muchas islas, siendo la mayor de ellas la Palomera, que divide el río en dos brazos, llamado uno de ellos Brazo Mayor, que es el que corre del lado correntino, siendo el más profundo y ancho, y el otro llamado el canal de Palomera, más angosto y menos profundo; no debe olvidarse que entonces el río Paraná estaba crecido, de manera que ambos canales tenían agua suficiente para navegar cualquiera de los barcos, de ambas Flotas.

La Escuadra brasileña estaba fondeada hacia la costa del Chaco, poco más al Norte del Riachuelo, frente a la Punta de Santa Catalina, y teniendo a la vista Corrientes, de manera que desde muy lejos avistaron a la Flota paraguaya, teniendo suficiente tiempo para alistarse a la lucha.

Al no llevarse el ataque a la madrugada se había perdido el factor sorpresa, cosa que ya no fue posible, desde el primer momento, por la hora que habían zarpado de Humaitá, por la demora en el Paso de la Patria y la lentitud de la marcha, por el remolque de las chatas.

Nuestra Escuadra, continuando su marcha, pasó aguas abajo, frente a los barcos brasileños, recibiendo el fuego de toda la Escuadra enemiga, yendo a fondear, al Sur de las barrancas, ocupadas por la artillería paraguaya, en la canchallamada de Lagraña, donde formaron en línea de combate, aoportunidad en que el jefe de la Escuadra, Capitán Meza, llamó a reunión de comandos, a bordo del Tacuary. En ella se resolvió ir al abordaje. El comandante del Yporá, Teniente de Marina Martínez, ya no pudo regresar a su barco, quedando a bordo de la nave capitana, correspondiendole, en consecuancia, el mando del Yporá al Alférez de Navío Domingo Antonio Ortiz.

El enemigo, a su vez, se dirigió aguas abajo, por el mismo Brazo Mayor del Paraná, por la orilla opuesta, en que se encontraba nuestra Flota, en el siguiente orden, y en torno a su capitana, la Fragata Amazonas: la Cañonera Belmonte, la Corbeta Jequitinhonha, que la denominaban los brasileños, navío jefe de Gomensoro, por encontrarse a su bordo el Capitán de Mar y Tierra José Segundino de Gomensoro, seguían las Cañoneras Paranahyba e Iguatemi, la Corbeta Beberibe y por último las Cañoneras Mearin, Ipiranga y Araguari.

La Cañonera Belmonte, cabeza de columna, recibió fuego concentrado de nuestros cañones, sufriendo importantes desperfectos, yendo a embestir en los bancos, entre las islas Palomeras y el Riachuelo.

Las 22 piezas de artillería, que ocupaban las barrancas del Riachuelo, al mando del Teniente Coronel Bruguez, despues General, así como los cañones de nuestros barcos, se trabaron a duelo con los de la Escuadra brasileña. Cuando aún faltaban pasar 4 buques brasileños, el Tacuary hizó la bandera de abordaje.

El Ypora persiguió a la Corbeta Jequitinhonha, y al darle alcance, ésta varó, esquivando el barco paraguayo, para evitar igual percance. El Tacuary abordó a la Paranahyba. Al percatarse la Escuadra enemiga de la aludida varadura, viró aguas arriba, entablándose así una combate general. El Paraguary, averiado desde un principio, embicó en un banco vecino, desembarcando su tripulación en la isla. La acción dio por saldo la avería de cuatro de nuestros buques.

La retirada paraguaya se realizó en el siguiente orden: Pirabebé, Tacuary, Ygurey e Ypora. El Jequintinhonlia fue desartillado por nuestra Escuadra, apoyada por nuestra batería de costa.

Seguidamente nos referiremos en primer término a losdatos suministrados a Estanislao S. Zeballos por la viuda e hijos de Bernandino Guastavino, de nacionalidad argentina, nacido en la Provincia deCorrientes, Práctico de la Fragata a vapor Amazonas, capitana que enarbolaba la insignia del jefe de la Escuadra, Capitán de Mar y Tierra Francisco Manuel Barroso da Silva, posteriormente Vice Almirante y Barón de Amazonas.

Nos dice el Doctor Zeballos que en 1889 viajó a Montevideo, a visitar a la viuda e hijos del Práctico Guastavino, quienes quedaron en la indigencia, al fallecimiento de éste, reclamando inútilmente al gobierno brasileño una pensión militar, a la que eran acreedores.

Toda la familia se muestra muy quejosa del Almirante Barroso, a quien Guastavino "dió la pagina de gloria, y el título de Barón de Amazonas". La viuda asegura que este jefe no expresa, en su parte oficial, "la verdad y lo merecido sobre Guastavino, en el Combate del Riachuelo". Tiene documentos para comprobar la conducta de éste en aquel momento y "me los ha ofrecido".

Guastavino tenía el empleo de Teniente de Navío en la Armada brasileña, como Práctico Mayor de la misma, en el Río de la Plata y sus afluentes, con treinta años de servicio; pero el gobierno Imperial, que lo halagaba con los honores de aquel rango militar, "nunca le dió despachos". La familia conserva la tradición, de labios del mismo Guastavino, de que él sugirió al "Almirante Barroso, la idea del ataque de proa; pero aquel jefe ejerció siempre tal acción sobre su subalterno, que lo tuvo a sus órdenes, hasta que murió; que mantuvo cerrados los labios de Guastavino, y másbien lo hizo declarar favorablemente a su gloria de Jefe superior."

Refieren que un folleto, titulado "El Baron de Amazonas yel Combate Naval del Riachuelo", aparecido en 1878, en Río de Janeiro, en contestación a publicaciones, que en el "Jornal ó Comercio",hizo el Barón del Pasaje, referente a esa memorable Batalla del 11 de junio, el Almirante Barroso escribe en la página 7: "El ilustre Barón del Pasaje, intrépido marino y bravo jefe, hombre de honor, ante todo, en las publicaciones que dió a luz", - y que motivaron la aparición del folleto referido, - "reclama para el Practico Bernardino Guastavino, la inmensa gloria de haber dirigido las maniobras, en la tremenda Batalla del 11 de junio de 1865. . . ". Y en las mismas páginas 27 y 80 del mismo folleto se lee: "Muchas y muchas veces, la intrepidez del Práctico Bernardino, se hace notar por elogios, prodigados por el Almirante Barroso, en el Orden del Día, ya por desempeño de arriesgadísimas comisiones, ya por un heroico valor, para tomar torpedos. . .". "A los acordes del himno brasilero, en el fragor de la Batalla del 11 de Junio, jefes, Oficiales y soldados, mezclaban los gritos de: ¡viva o Practico Bernardino!, ¡viva o heroe!, posponiendo la espectabilidad, la fuerza moral del jefe Superior, el Almirante Barroso...". "Siempre voluntario, el Práctico Bernandino iba de acá para allá, a objeto de desempeñardifíciles -comisiones. El Almirante Barroso jamás quiso que su Práctico Bernardino expusiera su vida fuera de su nave. Y así, en sus muchos pasos y encuentros, se deben añadirlos pasajes, dos veces, de Curupayty. . . ".

El Práctico Bernardino Guastavino poseía seis condecoraciones, otorgadales por el gobierno brasileño; fallecido a los 54 años de edad, en Montevideo, muchos años después de terminada la guerra. Inmediatamente que se tuvo aviso de su fallecimiento, en Río de Janeiro, el Almirante Tamandaré inició una suscripción nacional, a objeto de auxiliar a su familia, que quedaba en la indigencia, pero el Emperador se opuso a la humanitaria idea, manifestando que "creía desdoroso para el gobierno brasilero que tan sólo la iniciativa privada tratase de recompensarlos relevantes y dilatados servicios prestados al Brasil por Guastavino; que el gobierno concedería una pensión a la viuda". y hasta que ella no se decretara, el Emperador, de su bolsillo, le asignaba 100.000 Reis, equivalente a 100 pesos, pues consideraba justísimo se le dispensara un premio.

Otro de los informes dictados al Doctor Zeballos, y que se refiere al Combate del Riachuelo, es el del Práctico Capitán Antonio Valentino, de nacionalidad italiana, quien recordaba que la Escuadra brasileñaestaba dotada de los mejores Prácticos de estos ríos, afirmando que ellos han salvado a la Escuadra en el Riachuelo, y en varios otros momentos difíciles, como el pasaje de Humaitá.

El Capitán Valentino actuó en el Combate del Riachuelo,en calidad de Práctico, a bordo de la Cañonera Paranahyba, comandada por el Capitán Teniente Aurelio Gacindo Fernández de Sá. Los brasileños no esperaban tener un combate naval, y creían que les sería fácil imponerse a los paraguayos, con el poder de sus buques.

"El Almirante Barroso, no tenía aptitudes para dirigir, ni se preocupaba de reconocer el rio, de modo que no sacó partido del Canal Chico de la Palomera, que tenía suficiente agua para sus buques, pues el día antes fuimos a sondarlo. Tampoco se tomaba medidas de conservación; el Ejército paraguayo, ocupaba la retaguardia de la Escuadra, y los vapores mercantes, que traían provisiones para la Escuadra, se detenian abajo, y la Escuadra no tenía víveres, y reciéndespuésde la batalla, fuimos con mi buque a traer esos paquetes".

"Malogrado el primer momento, por la Escuadra paraguaya -continúa el relato del Capitán Valentino-, el Comandante brasilero ordenó levantar vapor, y zarpamos hastaenfrentar a la batería enemiga, donde hicimos alto, virando aguas arriba y trabando combate. A la media hora de comenzada la lucha, el espacio estaba, materialmente cubierto de humo, al extremo de no vernos nosotros, ni divisar al enemigo, ordenandose cesar el fuego, y una vez disipadoel humo, el Almirante mandó virar aguas arriba, ocurriendo esto, cuando varó la Corbeta a vapor Jequitinhonha, comandada por el Capitán Teniente Joaquin Jose Pinto, quien no cumplió la orden recibida, y su Practico Andrés Motta, santafecino, fué muerto. Nosotros, que habíamos ocupado antes, la cabeza de la línea, recibimos orden de mantenernos proa aguas arriba, mientras ellos iban a virar abajo de la Palomera".

El enemigo, después de batirse con los que pasaban, y "viéndonossolos, se lanzó consus principales buques al abordaje".

El comandante del Paranahyba, "no tomaba disposición, y entonces yo, que comprendía todo el peligro, le expliqué la angostura del canal, y la desventajosa posición, de seguir proa aguas arriba, y recibir el abordaje del enemigo. Le dije que apurar la máquinaen el mismo sentido era peor. El Comandante ordenó entonces, llevar toda la artillería a una banda, a lo cual le contesté, que con la artilleríano hacíamos nada, pues eran muy superiores las fuerzas, que se disponían a abordarnos al arma blanca. El Segundo Comandante, observó a su jefe, que en el mar las cosas, pasaban de una manera muy diferente, que en el rio, y que debíaatenderse al baquea no. Entonces el Comandante, que nada resolvía, viendo el peligro que nos apremiaba, me dijo: Haga Ud. lo que crea conveniente. Seguidamente, salíde la toldilla, y me fuí al timón, porque los Timoneles estaban desmoralizados, sin prestar casi atención a mis órdenes, y para evitar que una guiñada, o un descuido cualquiera, nos hiciera varar entre los vapores enemigos. Me puse aguas abajo a toda fuerza, y encontramos que el enemigo, venia cerrándonosla salida, pues navegaban aguas arriba, por el centro del canal".

"Yo entonces iba calculando lo que venía; si tomaba el lado del canal de la costa, meponía bajo el fuego de las barterías y de la Escuadra enemiga; si ganaba la costa opuesta,o de la isla, me exponía á ser oprimido por todos los buques enemigos v varar, estando va muy lejos, el resto de la Escuadra; entonces me pareció el peligro menor, despejar el camino, atropellando al buque másfuerte del enemigo, y puse la proa al Paraguary, que no esquivó el golpe, y por el contra-rio. venia sobre nosotros. El choque fué tremendo; agarramos al Paraguay por el tambor, yle echamos abajo parte del aparejo de corbeta, que fue al agua".

El Comandante, que estaba en el puente, cayó sobre la cubierta por el choque, golpeándose, y los paraguayos, "que creían que su buque se perdía", se echaron al agua, subiendo por la cadena de proa del Paranahyba. El Comandante golpeado, se retiró a la sala de armas, ysu Segundo ordenó a la tropa, que acudiera a proa a defender contra el abordaje, aquella parte de la nave.

Este movimiento dejó desguarnecida la Corbeta, desde el palo mesana a la popa, y entonces "nos abordaron los otros vapores. Los paraguayos saltaron furiosos, con unos machetes enormes, que cortaban un pelo en el aire, ydestrozando las redes de abordaje, invadieron la cubierta". Los marineros y tropas peleaban solos, pues, al retirarse el Comandante a la sala de armas, le siguieron todos los Oficiales. "Yo abandoné el timón, y corrí hacia proa,encontrando cerradas herméticamentetodas las escotillas, exceptola boca de la escalera de la sala de armas. Los paraguayos se dirigieron a ella, y me amenazaban ya con sus sables, así es que yo me tiré allí, y cerré por dentro la entrada".

"De este modo, quedamos todos abajo", y los paraguayos, peleando y concluyendo a los brasileños, que habían permanecido en cubierta, sin poder ganar el interior, quienes se apoderaron del timón, izaron la bandera paraguaya, y dieron orden a la máquina de ir ¡Adelante!. En aquella tremenda confusión, "como no he visto en mi vida, ni creo que volveré a ver jamás, se me ocurrió ordenar lo contrario a los maquinistas, por una claraboya, que comunicaba, a la sala de armas con la máquina. Despuésveía yo, el estado del buque por la costa, valiéndomede los ojos de buey, y ordenaba a la maquina, combinaciones de atrásy adelante, para evitar una varadura. El barco quedaba así á camalote, trenzado con sus enemigos, y en el canal".

"En esta situación estábamos, cuando llegó el Amazonas y demásbuques y nos salvaron, Guastavino fué nuestra providencia, porque él avisó al Almirante, que la Paranahyba estaba abordada, y que era preciso ir sobre los enemigos. - ¿Y es posible ir?, - dijo Barroso, refiriéndose al río.- Si Señor, y allá vamos, dijo Guastavino, cargando el timón"-.

De 280 hombres que tripulaban la Paranahyba entre plazas y guarnición de tierra, solamente 80 pudieron formar a la tarde. Había másde 70 heridos graves, y la cubierta estaba, sembrada de cadáveres.

Cuándo tuvo lugar el abordaje, "en cada cofia habíaocho marineros, con una caja de municiones, y ellos rompieron el fuego, sobre los puentes y tambores, de los buques paraguayos, eligiendo a los oficiales. En este momento, fué herido el jefe paraguayo, Capitán Meza. Los de las cofias, fueron desalojados". Los paraguayos, dueños de la cubierta del Paranahyba, pretendieron bajar por las claraboyas rotas, pero los Oficiales y tropas, hacíanfuego de fusileríadesde la plaza de armas, impidiéndolo. "El combate fué desigual, pues las fuerzas enemigas eran muy numerosas, y los brasileros hicieron cuanto les fué posible, pero probaron que carecían de espíritumilitar, de serenidad y de disciplina. Si la tripulación, hubiera pertenecido a otra nacionalidad, el resultado hubiera sido siempre doloroso, dada la superioridad del enemigo, pero se habrían tomado medidas, y procedido con más acierto en la lucha. El hecho es que el barco salió libre, sin varar, habiendo estado desgobernado, lo cual en aquel lugar, era como ver una mosca blanca".

"Al rehacerse los brasileros, cuando sus asaltantes se echaronal agua, y se movíanlos vapores enemigos, les dispararon a boca de jarro, las andanadas de sus mayores piezas, cargadas a metralla, causándolesun estrago horrible. Vi volar la toldilla de uno de ellos, y con todos los que estaban arriba". "Mi Jefe se asustó, y no sabíaque hacer".

Hasta acá, los datos aportados por el Capitán Antonio Valentino, Práctico de la Cañonera Paranahyba, en el Combate del Riachuelo.

Escuchemos ahora los relatos, sobre la misma Batalla del Riachuelo, del Práctico Santiago Giudice, antiguo marino, también de nacionalidad italiana, residente en la Argentina, desde el año 1815.

En sus relatos refiere el Practico Giudice, que en la época de la guerra, comandaba el barco de su propiedad Maria, y antes del comienzo de ésta, hizo varios viajes hasta Asunción, fletado su barco por el Cónsul paraguayo en Buenos Aires, Don Feliz Eguzquiza, cargando materiales bélicos para el Paraguay; durante la lucha prestó servicios ocasionales a la. Escuadra brasileña, entre otros, salvando la Cañonera Yvahy, de una encalladura frente a Goa; conocía la navegación de los ríos desde Buenos Aires hasta el alto Paraguay.

En los años 1887 y 1888, nos dice el Doctor Estanislao S. Zeballos, haber hecho dos viajes de Buenos Aires a Asunción, en el vapor Cosmos, al mando del Práctico Santiago Giudice, con quien pasaba los cinco días de viaje en el puente, con planos y anteojos, dándole detalles y explicaciones sobre cada lugar del río donde hubo una acción importante, con el mayor esmero, haciéndole notar las circunstancias y accidentes transitorios o permanentes, que pudieron influir sobre los sucesos.

Continúa diciendo el Doctor Zeballos que de esta suerte, todo lo ha visto en el río con sus propios ojos con el guía más competente, por su práctica e inteligencia, y como actor de los sucesos, del gran drama.

El Doctor Zeballos, refiriéndose a la batalla del Riachuelo, que por dos veces ha examinado en el río Paraná, este famoso campo de batalla, acompañado de Giudice, que como conocedor del lugar en el cual estuvo pocos días después del combate, y como amigo de todos los Prácticos de las naves brasileñas, posee sobre esta acción naval una información admirable, que las consigna en estos relatos.

Informa que el río Paraná a la sazón estaba en agua para la Escuadra, cuyos principales buques, sin embargo, debían considerarse de mucho calado para una navegación que tiene pasos difíciles, de poca agua y angosto canal.

El paso mismo del río Paraná, frente al Riachuelo de Corrientes, es hondo, paso angosto y de cuidado, como lo demostró el desastroso fin de un buque brasileño, la Jequintinhonha. El rio Paraná al doblar aguas abajo, la Punta de Corrientes, dividelas aguas en un verdadero archipiélago, de islas y bancos, que corren hasta abajo mismo del Riachuelo, y pueden y deben llevar el nombre de la mayor, que es Palomera, pero esta misma isla encajona el río entre la costa correntina y sus bancos, dejando libre el canal principal.

Hacia la costa del Chaco, y donde está la otra isla, que las cartas brasileñas llaman Banco Chico de la Palomera, hay un canal menor, llamado arroyo, que es un ancho brazo del Paraná, navegable por todos los buques en épocas de creciente. Durante los días de la Batalla del Riachuelo, junio de 1865, había agua por este canal, y los brasileños, que pudieron bajar por él, no lo hicieron, prefiriendo sufrir el fuego del enemigo. Giudice, aseguró al Doctor Zeballos, dos y tres veces, que había agua en este canal.

Debe entonces deducirse, que el Almirante Barroso, llevó el ataque aguas abajo, en un acto primo, o creyendo que se las habría solamente, con débiles vapores mercantes paraguayos, y cuando notó que en tierra había una batería formidable, y fuerzas de infantería, trató de virar de bordo, como lo hizo el Amazonas, y este movimiento fue abandonado, por falta de anchura del canal costando el error, la varadura y perdida del Jequitinhonha, y las averías que sufrieron los buques, de los cuales resultó también fuera de combate la segunda nave de la Escuadra, el Belmonte.

El plan natural era haber tomado entre dos fuegos a la Escuadra paraguaya, dejando una División Naval arriba, y otra arrojada abajo, por el Canal Menor, en cuyo caso. "no se escapa uno solo de los buques paraguayos".

La Jequitinhomha varó teniendo Practico a bordo, era santafesino, de apellido Motta, y murió heroicamente en su puesto.

La Punta Sur del Riachuelo, llamada Santa Catalina, tiene una restinga de piedra, llamada también entre los Prácticos. Punta de las Piedras. Al descender aguas abajo los buques brasileños, no guardaban orden de fila, y lo hacían más bien individualmente, de donde resulta, que unos se atrasaban, y otros se adelantaban, haciendo difícil el gobierno, aguas abajo, en el canal angosto.

La Paranahyba, tenía a bordo de Práctico a un italiano, Antonio Valentino, y al pasar frente a Santa Catalina, chocó con el timón en las piedras, rompiéndolo.

Quedó sin gobierno, fue abordado, y tomado por los paraguayos, que después de un sangriento combate de arma blanca en cubierta, obligaron a la guarnición brasileña, a refugiarse en la máquina y sollado.

Dueños del buque los paraguayos, en cubierta, arriaron el pabellónImperial, izaron la bandera paraguaya, y ordena ron a la máquina ¡Adelante! Valentino, que se había apoderado del telégrafo abajo, ordenó lo contrario. En esto, y en preparar los paraguayos el remolque, para llevarse el buque, con la carga de gente abajo,estaban cuando apareció el Amazonas y otros buques, y los paraguayos sorprendidos, abandonaron su presa, dejando la cubierta llena de cadáveres.

El río empezaba a bajar en junio, dicen los escritores brasileños, pero Giudice y los Prácticos de entonces afirman, que su estado era muy bueno, para los movimientos de la Escuadra, y sucedía todo lo contrario, pues el río estaba muy alto, "de navegar sobre las islas"; según la expresiónde aquel y agrega que hacía tres años que no bajaba.

Refiere Giudice que el papel del Práctico Bernandino Guastavino en esta batalla, incuestionablemente fue sobresaliente y además era el más competente de los Prácticos de rio; eran amigos y le habia oído decir varias veces: "Que el jefe Barroso, carecía de iniciativa"; "Que Guastavino, tuvo que hablar fuerte en el puente, y poner la proa a los enemigos, siendo el único actor, en los abordajes famosos"; "Que tuvo con este motivo, un serio altercado con el jefe Barroso, y estuvo arrestado a causa de ello". Estas son versiones corrientes, entre los Prácticos de la Escuadra, así como de amigos, y parientes de Guastavino. Este murió al servicio del Brasil, con el alto cargo de Capitán de Navío, lleno de honores. Giudice lo conoció a bordo del Siete de Setiembre, acorazado brasileño, pero no ha tenido oportunidad, de conversar con él, sobre la Batalla del Riachuelo. La verdad es que los brasileños, hacían siempre lo posible, por tenerlo a mano, contento y en su seno.

¿"Temerían que hable"?.

Estos relatos de Prácticos, conocedores de las condiciones del río Paraná, y de la actuación de los combatientes, en la Batalla del Riachuelo nos dan una idea clara y exacta de lamagnitud de la célebre acción fluvial la más importante librada, durante la guerra contra la Triple Alianza. Y ellos fijan en verdadera forma cómo se desempeñaronlos Jefes brasileños, y el heroísmo conque se batieron los marinos paraguayos.

Asunción, agosto 24 de 1967





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