LOS ADIOSES
Poemario de MIGUEL ANGEL CABALLERO FIGÚN
Ediciones LA REPÚBLICA
Volumen XII
Asunción - Paraguay
Abril 1987 (94 páginas)
PRÓLOGO
Lo más característico de la poesía de Miguel Ángel Caballero Figún es que en ella el amor se transforma en verso y en cada verso hay amor. Sus versos son libres, fluidos. El poeta paraguayo José-Luis Appleyard, de la generación del 50, dijo de él que "marca un hito en la poesía joven paraguaya y no sólo en la joven sino en la producción total poética nacional". Su tercer libro "Los otoños", ganó el Segundo Premio Municipal de Poesía en 1978.
Al leer su obra, de las palabras se desprende fácil y espontáneo todo el sentimiento. Si bien Caballero Figún asegura que la poesía no debe ser solamente subjetiva y debe cumplir una función social y orientadora, aún en aquellos poemas en que esta preocupación se advierte, su decir está lleno de imágenes. Acerca la naturaleza hasta hacerla parte o esencia del hombre. Pone en palabras la expresión del alma y en una poesía que es sentimiento total, ser completo, humanidad universalizada, exprime la patria, la historia, el amor, la mujer, los hijos, entre lunas y mares, soles y otoños que marcan los hitos de su camino. Describe el paisaje, la ciudad o la naturaleza, teñidos del color de los recuerdos, brillantes de vida interior, de gozo y sufrimiento. Asunción es una madre a la que vuelve para encontrar la propia orientación. A esta realidad se aferra el poeta mientras su guitarra canta otras lunas y hace vibrar las cuerdas más íntimas de su propio ser y de quien lo lea. En todos los poemas de Caballero Figún hay una mistificación de la realidad, hay un decir en la belleza, una confesión del alma que se derrama en palabras para hacerse comprender. En sus versos se da toda la soledad del ser y toda la ternura del amor vivido. Vida y muerte se tocan en ese punto en que el yo y el infinito se confunden.
"LOS ADIOSES"
En su última obra, "Los adioses", el estilo es todavía más definido. No se advierten otras influencias, se vuelve más abstracto y menos romántico. Enfrenta la muerte porque ha sabido vivir. Busca más allá de lo inmediato y laten los ideales en cada sílaba. El autor se desangra en versos que han debido madurar largamente. Versos que se nutren del amor, que nacen para cantarlo. Son naturales y fuertes, como todo lo que es primitivo, esencial en el hombre. A veces con tres palabras: "Mi tierra azul" resume pensamiento, sentimiento, color y ser. "Llévate mis huesos, mis fuegos, mis leños"... La tierra es siempre roja, la eternidad está hecha de silencios, el adiós no existe y el poeta se identifica con el otoño mientras su soledad se convierte en un grito de amor y libertad. Un ideal informa y alienta toda esta poesía como para revelar el alma misma del Paraguay, escapando gota, a gota de un surco rojo sangre, abierto hacia aquellos que lo quieran y puedan comprender.
Elisa Roubaud
Diario "El País"
Montevideo - Uruguay
I
DESPUÉS DEL INFINITO
DESPUÉS DEL INFINITO
Después de ti
los árboles sin hojas,
as arenas sin fin.
Un canto solitario
y mi lengua reseca junto al mar.
Antes de ti
las notas que en el aire
se pierden como el aire
sin norte y sin destino.
Después de ti
la selva lujuriosa
la tierra fecundada
y un canto sideral.
Después de ti
la luna enamorada.
Sinfonía de amor que lleva el viento...
Después
el infinito...
Después del infinito
sólo tú.
TIEMPO DE VIVIR
Y quedé fulminado por tu rayo
mientras llegaba el tiempo de morir.
Volvieron las imágenes de mayo
y otra vez todo el tiempo de vivir.
MUERTE DE ABRIL
Ha muerto abril ...
Tus flores germinando. ..
Vuelan las hojas heridas de tormenta.
Sol escondido.
Un tiempo de naranjos
bajo el otoño
y un solo beso
de soles fulminados
llegando a ti.
SI TU QUIERES...
Sí tú quieres violar el sueño mío
y apagar mis suspiros con tu boca,
sí quieres empaparme en el rocío
de tu cuerpo de nube que provoca.
Si tú quieres llorar mientras yo río
o reír mientras llora mí alma loca
y arder junto a los fuegos de mi estío
o estrellarte en el alma de mi roca,
no olvides que también yo soy poeta
que buscando el amor, eterno esteta,
dejaré en tu vergel mí llamarada.
Y que por fin tal vez, mientras tu nube
desde mis sombras hacia el alba sube
me besará la luz de tu mirada.
CUANDO LLEGA EL TIEMPO
¿Si por qué tú me quieres?
Porque quiero a la vida...
Porque soy como el viento
que te mueve las alas
y un destello de luna
que tu sombra escondida
buscará fecundar.
Si al mirarte en los ojos
siento fuego en los míos,
si tú tiemblas al verme
y tus manos nerviosas
sienten sed de mis manos,
sí mi piel vagabunda
siente sed por tu piel
es que el tiempo ha llegado
Y tu boca de abril
será el fruto maduro
que muriendo en mi boca
sentirá entre relámpagos
todo el tiempo de amar.
POR BUSCAR AMOR
Por buscar amor
se mueren mis lirios.
Por buscar amor
tus labios de sueño
se alejan
tal vez.
Por buscar amor
he muerto de abril...
Al caer la noche
mojada de luna
vivo en tu sonrisa.
Mis flores de otoño
mueren en silencio
de tanto partir.
SUEÑO Y OLVIDO
Guardar algo,
recordarte...
Admitiría el olvido.
Olvidar todo,
dejarte...
Amar tu tiempo y el mío
MIENTRAS BUSCO TUS VERSOS
Mientras busco tus versos
sólo encuentro palabras,
una copa de vino
derramada en el alma.
Dos manos que se tocan
lejos, en la distancia,
donde se pierde el tiempo
mientras se acerca el alba.
ABRIL DE SANGRE
Hoy, tibia noche de infecunda luna
fecundos muertos de cenizas yertas
bajo la roja tierra, quizás muerta
bajo un otoño que nació entre brumas
está llorando el surco de amargura,
más la semilla joven ya despierta
y su germen cual nubes descubiertas
traspasó nuestro polen de ternura.
Quizá todos los cuerpos ateridos
quizá sus ojos siempre amanecidos
son tiempo de dolor desesperado,
pero el dolor es llama transparente,
es fuego, es un infierno ya muriente
y un grito de presente ensangrentado.
II
LOS ADIOSES
TIERRA...
Llévate mis huesos, mis fuegos, mis leños,
mis hojas de otoño besando tu piel.
Llévate mis sombras, mi amor y mis sueños,
déjame mis hijos... Los tendrás después.
CUANDO TE DIGA ADIOS
Cuando te diga adiós palpitará la tierra...
Mí canto
tal vez olvidado
será nueva y extraña melodía.
Seis cuerdas y un latido,
él silencio,
mi voz,
mi oscuridad.
Crepúsculos
ávidos de sombras,
gotas de amor nutriéndonos de vida.
Tú lejos...
Y más cerca,
por fin,
la libertad.
TEMPESTAD
Tempestad,
cielo gris,
explosión de nubes...
Soledad,
tú y el sol.
Tempestad,
se apagó una estrella...
Pólvora encendida,
nosotros
y el mundo,
el mundo que tiembla,
que llora,
que grita,
que mata y que muere.
Nosotros,
el río,
la luna y el mar...
PRELUDIO
Preludio,
vuelve el amor.
Escucho
las calladas campanas
del crepúsculo,
los silencios metálicos
del alba.
Un sueño,
tus labios,
tus ojos distantes,
tu vientre y la luna.
Mi silencio gris
cubrirá tu olvido.
Tú serás el viento,
buscarás mi voz.
Preludio,
la muerte,
otoños perdidos.
Muros,
balas,
sueños,
tu dolor y el mío.
Y luego el silencio.
Por fin
nuestro grito.
ADIOS AL AMIGO
A Jorge Agustín Zavala Esquivel
El adiós es tan sólo una palabra
y es todas las palabras.
Es una nota,
la última
y es una sinfonía.
El adiós es decir hasta muy pronto,
decir que no te has ido,
soñar que estás muy cerca.
Es un rayo buscándote en la niebla,
es grito en el silencio,
sonido de tu voz nunca olvidada,
tus ecos que retornan...
El adiós es encuentro en lo perdido.
Espérame aquí cerca,
nos daremos la mano en una esquina,
recordaremos juntos un otoño
de otro tiempo
volviendo hacía la vida.
Manos libres,
cadenas,
un fusil.
El último viaje
violando las fronteras del olvido.
Relámpagos de sombras,
primaveras,
una lágrima ardiendo...
El adiós,
el adiós es decir que no te has ido.
CANTO A LA MUERTE
Dentellada,
feroz dentellada...
Inútil ramera de sombras,
te llevas la luz.
Triste vientre
nunca fecundado,
violenta mirada sin gloria,
parto de tinieblas.
Oscura princesa sin reino,
grito del vacío,
lágrima sin ojos,
ojos sin mirada.
Estúpida dama,
sueño interrumpido.
Más allá
la vida,
más allá de ti...
ADIOS...
Mientras copos de nieve se incendian en mi pecho
me acerco hacia otros mundos en alas del amor.
He de dejarte un lirio abrazado a un recuerdo,
un pedazo de carne sangrando de ilusión.
HOY, QUE EL VINO...
Hoy, que el vino recorre los antiguos caminos
hollados con pisadas de ausencia
vuelves
simplemente.
La ausencia es el retorno,
el pensamiento, olvido.
Hoy, que el vino desanda los senderos vacíos
de arterias ateridas,
de células maduras,
me acarician tus manos
desde el ayer sin rumbo.
Y ya no importa el tiempo,
se ha perdido,
el tiempo es una estrella ya apagada.
Mí camino es la luz,
el infinito
comienza a perfumar la madrugada.
ABRAZO...
Y se ha roto la tarde,
huelo un aire de noche.
El aluvión del día
se transformó en murmullo...
En el río de estrellas
nace un manto de plata
donde deja la luna
su espada silenciosa.
Adiós,
adiós al día,
al huracán de llamas
bienvenidas las sombras...
Ya nos dejó la vida
su corazón de aurora.
Un llanto de tinieblas
oscurece los párpados.
Mañana
un viento de centellas
envolverá la luz.
En un último abrazo
del vientre de la noche
saldrá la madrugada...
TODO EL SUEÑO
Y bien, ya te llevaste, princesa, todo el sueño;
toda la luz en sombras de mi loca verdad
y las palabras ígneas, los verbos que no existen,
me robaste mis brumas perfumadas de azahar.
Tal vez me han desterrado tus labios iracundos
y tal vez me enloquezca tu piel, tu olor a sal.
Tal vez estén perdidos mis ojos vagabundos
tocando ya la roca de la inmortalidad,
NOCHE ROJA
Otra vez
la nube loca,
la insistente sinfonía,
la terrible mordedura donde muere la verdad
y por fin la noche roja,
la dialéctica ternura,
los jazmines delirantes con sabor a eternidad.
RAYOS
El horizonte está perdido en llamas
mientras el hielo reina en el vacío.
En la noche imantada surgen fuegos,
rayos de eternidad del amor mío.
DESPUES...
Después estará el sueño, la cúspide del alba,
tus ojos imposibles, tu inmenso manantial.
Tus manos infinitas, mis mármoles sangrientos
y un mundo delirante de ciega eternidad.
CLAVEL
Y cuando yo me vaya
(porque me iré algún día
llamado por un tiempo que llamará a los dos),
me llevaré tus ojos, camino a las estrellas,
te dejare mi verbo,
rojo clavel de sueños prendido al corazón.
Y LA LUZ...
Una calle,
un jazmín,
la primavera,
tus pasos apuntando hacia el azul.
Una lágrima antigua,
tu blancura
la noche de tus ojos
y la luz...
III
DESDE LA LUZ
DESDE LA LUZ
Y comienzo a escribir desde la luz
donde tiembla en su esfera el firmamento.
He escrito desde sombras,
desde grutas sin sol,
desde la bruma.
Se aproxima otra vez la melodía
del eterno cristal del pensamiento.
El rayo de otra Edad
ha nacido en el fondo de los sueños.
Nubes de eternidad van dibujando
los confines geométricos del cielo.
Melodía y ausencia,
nocturna soledad,
la cósmica ternura de tus labios.
Desde las sombras
un viento sideral,
tus cabellos de ayer bajo los árboles.
Mí tempestad apunta hacia la cruz
de los brazos cerrados en tu pecho.
Florecen los naranjos,
mañana ya es ayer,
en la agonía
del futuro que fue crecen los mangos.
Y las sombras regresan desde el sur
con la tenaz presencia de su tiempo.
Son las bodas del viento y de la luz,
espérame en el mar,
te abrazará otra vez mi fuego eterno.
Tacumbú, 27-6-1981
SONETO DEL PEON DE DAMA
El flanco izquierdo se prepara, duro,
el peón de mí dama hacia el gambito.
Planteada tu defensa como un muro
arengas los caballos con un grito.
El invicto peón valiente, puro,
muere en su intento sosteniendo un mito.
Contraatacas. Sonríe el rey oscuro,
cruel Atila por su atroz delito.
Tu alfil artero derribó mi torre,
¿No habrá castigo sideral que borre
la afrenta vil? El corazón me late.
Surge mi dama, celestial quimera,
y franqueando la última trinchera
captura al rey ya delirante. Mate.
ENTONCES
Entonces
estallaba de amor toda mí furia,
la sangre derramada en cataratas
era inútil espuma.
Una futura música sin notas
taladraba la noche,
los leños apagaban lentamente
su caricia de llamas.
En la agónica espera
un tic-tac permanente,
alucinante,
medida de minutos que no fueron,
satánica blancura en las tinieblas.
Entonces
mi corazón bebía
antiquísimos fuegos derrotados,
el mar embravecido
batía un murallón de piedra y sueño,
el espacio infinito
me quemaba en su sed de finitud.
¡Entonces era el tiempo!
Los átomos girando
sobre soles de hielo en el vacío,
los lirios derramando
sus escarchas de luz.
El futuro era el viento.
el vendaval la voz del infinito,
la tierra sin fronteras
y mi sangre,
mi sangre,
y más cerca tu sangre.
Entonces
yo robaba a tu pecho sus latidos,
frenaba el movimiento de los astros
y tus ojos,
sus ojos,
fulminados carbones de martirio.
Entonces,
cuando el amor mordía,
cuando el sexo era imán de metal rojo,
frenético estallido de locura
entonces
éramos
lágrimas de la luz,
erupción de un volcán sobre la vida.
Seremos otra vez...
Está lejos el mar.
Me cubriré de arena
para atrapar el tiempo del delirio.
Cuando llegue, por fin,
el parto germinal de las estrellas
será nuestro el espacio
y su silencio,
madurará tu amor prendido al mío.
NO TODO ESTA PERDIDO
Yo llevo la amargura del grito y el silencio,
me han clavado en el vientre la espada del dolor.
Pequeña tierra roja de nervio fecundante,
fecundada ternura que el odio eternizó.
Ya tengo la conciencia por fin de haber caído
y haber vuelto a las cumbres a desafiar el sol,
de ser como los árboles y por buscar estrellas
sentir sobre mis hombros la cólera de Dios.
Mujer, mujer, tu boca, el sexo que te inunda,
olvidado perfume que mi cuerpo empapó,
me queda tu mirada de bíblica ternura,
el mar, el mar profundo que amábamos los dos.
Imágenes muy blancas se agitan en la niebla,
mis semillas brotaron... ¿Dónde están? ¿Dónde estoy?
Tal vez estén bebiendo relámpagos heridos
de este mármol sangriento, de este páramo en flor.
(Quisiera ser conducto de eléctrica ternura
y en átomos de sueños partir el corazón).
Yo he perseguido, padre, el rayo de tus días,
me ha perseguido el mundo porque encontré el honor.
Mi voz está temblando, se agita con los siglos,
la eternidad florece pues reencontró tu voz.
Y ya no queda nada, el tiempo está perdido,
me queda sólo el Verbo que el tiempo desgarró.
Qué roja está la nieve... Se desangra la vida
la maternal mirada me alumbra todavía...
No todo está perdido... Aún nos queda el amor.
ILUSIÓN
Y te siento otra vez
pequeña,
leve,
jazmín que se ha prendido en mí dolor.
Otra vez la terrible llamarada,
la ilusión, la ilusión atormentada,
la ternura violenta de mi amor.
Ya no tengo tus ojos nocturnales
ni tu esencia de nieve
ni tu pálido sol.
Sólo queda el delirio de tu vientre,
la pasión abismal y allí en tu frente
un beso despiadado como yo.
RAQUEL
(Génesis, 29.9-35,20)
Y me ofreciste el trigo,
el maná celestial del arameo.
El té de oriente,
su fuerza elemental, afrodisíaca,
tu cabellera antigua y su misterio.
Espero
como espera al oxígeno la llama
para estallar en fuegos.
Estás, Raquel, llenando con tus sombras
la calcinada paz de los desiertos.
Está cercando el alba
la luz del tiempo nuevo.
La libertad errante
herida, triste, desflorada y virgen
va sosteniendo un antifaz de sueños.
Nuevo Jacob,
floreceré en las brumas de tu vientre
llenándolas de tiempo.
Labán está perdido...
Oye los gritos de Canaán sedientos.
Escúchalos, Raquel, mientras persiguen
atar con sus cadenas nuestro viento.
Y cuando vuelva a desgarrar la pluma
el alma del papiro con su beso
fecundará otra vez la primavera
el instinto otoñal que llevo dentro.
Dos estelas de luz serán los frutos
hacia el final: la libertad y el sueño.
Tu soñarás con pétalos caídos
mientras brotan estrellas de mi pecho.
SUEÑOS
Son mis átomos rojos perfumados de selva
la frecuencia de sombras de una oscura deidad,
un satánico verbo prisionero entre rejas
y una tea de sueños que se apaga en el mar.
IN MENIORIAM
A Espartaco Martínez
Espartaco
bebo por tu silencio,
por el grito que dejas
Fuiste libre en las sombras.
En la paz de las tumbas
guerrero del delirio.
Ya te has ido, soldado
labrador de las tablas,
soledad y martirio.
Verdugo de los miedos,
clavabas esperanzas
sobre cruces de acero.
Perdidos los fusiles
inútiles buscaban
tu fantasma en el viento.
Ráfagas de palabras
contestaron al plomo.
Tu voz en el recuerdo...
En esta Roma pútrea
pretéritos esclavos
siguieron tu sonrisa
tu espada damasquina,
tu camino de sueños.
La libertad, vestida
con harapos sangrientos
creció con tu presencia.
Hoy, todo el infinito
aguarda con sus luces
tus átomos de niebla.
No digo adiós hermano...
¿Cómo decirte adiós
sí estás siempre presente?
¡Presente,
compañero,
soldado y capitán,
eternidad sin tiempo!
Espérame en el mar
de las eternas olas.
Dile a Caronte
que pronto iré a alquilarle
su barca
en el viaje
que no tiene regreso.
Allí estaremos juntos
por siempre,
para siempre...
Espérame en el sueño.
MI PATRIA
I
Y vuelvo al infinito
desde la eternidad.
Al camino de cruces,
a tu cañaveral de sangre,
a la herida creciente de tus pechos
abiertos hacia el sol.
Vuelvo a besar tu carne
de tierra condenada,
a fecundar tu estrella que desangra
los rayos imantados de la luz.
Surco tu edad sangrienta,
amordazada,
la humedad de tus selvas centenarias
y tu jazmín eterno.
Desesperado llanto,
sonrisa de profundas latitudes,
lapachales en flor.
Te persigo
frutal intensidad de primavera,
milenaria ternura,
espada estremecida del ayer.
Yo soy tu misma sombra,
tu fantasma,
el viejo tronco
que germina ante el paso de los siglos.
Y llego desde el fondo
de tu raíz de mar,
desde la nieve,
desde el tiempo que fue.
II
Te encuentro al fin
polvo absurdo trepando hasta mis sueños
con tu nueva estructura de metal rojo,
en niveles de acero,
de diamante,
de carbón encendido.
Te invade
la eléctrica frecuencia de un presente
de celdas y de tumbas,
de sepultada paz.
Aquí
desde el infierno
estoy contigo,
estallan las palabras,
tiembla el silencio en su nivel profundo
y un rugido de pueblo
escupe desde el fango su Verdad.
¡Estoy aquí contigo
grandiosa comunera,
con tu sombra de nubes ancestrales,
con tu perfil llameante!
Símbolo oscuro de presente oscuro,
polvo infinito que horadó la gloria,
eternidad nacida en los sepulcros.
III
Surco tu Edad,
mi Patria.
Ya he encendido los fuegos de la luna
para quemar tus piedras.
Aquí
en tu noche
te reencuentro en un sueño de naranjos,
de algodonales rojos,
de fusiles en flor.
Tierra incestuosa,
desgarrada virgen,
metal fundido en un crisol de muerte,
lirio sangriento,
parto de la luz.
Guitarra y canto,
violenta nota del amor perdido,
pentagrama encendido de guaranias
de un tiempo de dolor.
Nuevamente
la sangre,
la madera templada en el vacío,
el viento del pasado,
el índice apuntando al infinito.
Por fin
estás conmigo,
compañera,
mujer nacida entre quebracho y pólvora,
sexo del tiempo,
sideral sonrisa,
entraña oculta de mi oculto amor.
IV
Hidra del sol,
la de invisible espuma,
tiempo sereno, ofrenda desangrada,
desesperada palidez de selva...
Sobre camino muertos va mi sombra
ya rendida en tu espacio...
Bajo la vida el pensamiento inerme
y tu centella inmensa.
Se aproximan las teas de la Muerte
terrible soberana,
el aire huele
a futuros cadáveres,
un solsticio de imágenes en sombras
regresa desde el tiempo,
desde tu origen cósmico.
Es la brutal Justicia,
la reacción animal de loba herida,
tu bíblica venganza...
Bajo las armas sin piedad ni gloria,
bruma espantada de una edad perdida
estás sangrante,
tierra,
daga antigua
ajusticiando el Verbo del dolor.
Bebo tu vino,
tu grandeza amarga
triste cautiva,
roja materia de inmortal presencia.
V
Y ya he llegado al límite
en el cual agonizan las palabras,
tiembla mí pluma
rígida,
impotente,
en el fuego las letras de tu nombre
y tu esencia en la luz.
Asunción, Junio 1° de 1983
I N D I C E
Prólogo
I- DESPUÉS DEL INFINITO
Después del Infinito
Tiempo de Vivir
Muerte de Abril
Si tu Quieres
Cuando llega el Tiempo
Por buscar Amor
Sueño y Olvido
Mientras busco tus Versos
Abril de Sangre
Premonición
La Catedral del Llanto
Guerrillera, Soledad
Elegía a Febrero
II- LOS ADIOSES
Tierra
Cuando te diga Adiós
Tempestad
Preludio
Adiós al Amigo
Canto a la Muerte
Adiós
Hoy, que el Vino
Abrazo
La Rana
Sueños
Mientras llega el Sol
Sueño y Olvido
Herida está la Noche
Navidad
Padre Nuestro
Tu Corazón y mí Espada
Adiós, mi guitarra, adiós
Caos
Verdad
Ser
Todo el Sueño
Noche Roja
Rayos
Después
Clavel
Y la Luz
III- DESDE LA LUZ
Desde la Luz
Soneto del Peón de Dama
Entonces
No todo está Perdido
Ilusión
Raquel
Sueños
Tiempo
Tu corazón de Luna
Delirio
Cuando Parta
Muerte y Amor
Es ya el Tiempo
Poema Pi-erre-Dos
Y todo tiene un Tiempo
Tiempo de Luz
Génesis
In Memoriam
Mi Patria