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Gustavo Beckelmann (+)

  EL ASESINATO DE SOLEDAD BARRET, 2009 - Por JORGE CORONEL PROSMAN - Escultura de tapa: GUSTAVO BECKELMANN


EL ASESINATO DE SOLEDAD BARRET, 2009 - Por JORGE CORONEL PROSMAN - Escultura de tapa: GUSTAVO BECKELMANN

EL ASESINATO DE SOLEDAD BARRET

Y LAS TRAICIONES EN LA LUCHA ARMADA

Por JORGE CORONEL PROSMAN

Colección NOVOPOLIS

Revista Web de Estudios Políticos Contemporáneos

Arandurã Editorial,

Asunción-Paraguay 2009

Ilustración de tapa: “BAILE IMPOSIBLE”,

escultura de GUSTAVO BECKELMANN

 

 

ÍNDICE

PRÓLOGO: Memorias de luchas que la delación no quebró - ALFREDO BOCCIA PAZ

PRESENTACIÓN – INTRODUCCIÓN

BREVE CONTEXTO POLÍTICO: La lucha armada y la nueva izquierda revolucionaria// La vida en dictadura // Coordinación continental// Los militares - el partido militar y la democracia// La CIA y la embajada americana// La iglesia// El Che Guevara// Movimientos guerrilleros

LAS TRAICIONES EN LA LUCHA ARMADA EN AMÉRICA LATINA:

Brasil, Soledad y el Cabo Anselmo// Brasil y sus luchas// La izquierda en el Brasil Soledad y el cabo Anselmo

Uruguay, Amodio y los Tupamaros Uruguay y su historia// Tupamaros, anarquistas, izquierda Amodio Pérez y la entrega

El Salvador y la muerte del poeta// El ERP- Salvadoreño// El revolucionario poeta

Chile, la Flaca Alejandra y el MIR// Chile y la democracia consolidada// La izquierda y el MIR// La Flaca Alejandra y los estragos de la Tortura

Argentina, el ERP y Monte Chingolo// Perón y la política Argentina// La disputa en el Campo Popular// El ERP - Los últimos guevaristas// El Oso, Monte Chingolo y la traición

Paraguay, Stroessner y la izquierda// Política y dictadura// La izquierda en la dictadura// Movimiento 14 de Mayo, M14// FULNA// OPM

CONCLUSIÓN

 

 

PRÓLOGO

MEMORIAS DE LUCHAS QUE LA DELACIÓN NO QUEBRÓ

 

Resulta difícil escapar de las celadas que el tiempo y la memoria ponen en el camino de quienes se proponen analizar los hechos y las decisiones de una época pasada sin considerar el contexto social y político que los justifica. Juzgar los años sesenta y setenta con los conceptos de comienzos del siglo siguiente es cuando menos complicado, no tanto por el tiempo que ha pasado sino por el significado que las generaciones dan a los valores por los que valía la pena luchar. Este libro de Jorge Coronel tiene una primera virtud: la de advertir al lector desde las primeras líneas sobre este sesgo inexorable.

Con tiempos históricos absolutamente diferentes a los actuales, a los jóvenes de aquella época les tocó vivir en un mando polarizado y en el que tenía cabida la utopía de que era posible cambiarlo a través de la entrega personal al ideal de la revolución. El concepto de esa lucha sustantiva, impostergable, comprometida hasta el punto de arrastrar detrás de sí a proyectos de vida, afectos y comodidades familiares explica que tantos, en tantos países, hayan asumido riesgos que hoy serían considerados irracionales en pos de un mundo más igualitario.

Este libro nos recuerda algunos aspectos de esa lucha revolucionaria y nos introduce en algunas de sus historias, con sus heroísmos y sus dogmas, así como también con sus monumentales errores de evaluación a la hora de calibrar las reales fuerzas del enemigo.

Sobre esos aciertos y errores, construidos colectivamente, se edificó la vivencia de parte de una generación que honró la vida defendiendo ideales, pero al costo enorme de pagar con frustración y dolor sus equivocaciones.

Jorge Coronel nos ofrece en este libro una visión particularmente llamativa de ese contexto. Centra su enfoque en los casos emblemáticos de las caídas, las delaciones y las traiciones que golpearon fuertemente a los movimientos insurgentes de Latinoamérica. Tiene el mérito de que esa mirada no pierda de vista las contingencias inevitables en ese tipo de enfrentamientos. Donde hay clandestinidad, existe delación, recuerda el autor. A lo que se podría agregar que esta es hasta lógica cuando existe tortura sistemática. Y los combatientes populares de esos años la conocieron en una dimensión infernal, con la gama de suplicios humanos perfeccionada a su máxima expresión. Basta recordar la cifra de miles de sudamericanos desaparecidos para matizar los juicios que se pueden hacer sobre las conductas humanas.

Estas páginas, con objetividad y un estilo ameno, nos sumergen en la cotidianidad y peligros de la vida clandestina de los grupos latinoamericanos que se lanzaron a la lucha armada durante los años sesenta y setenta. La lectura se desliza con naturalidad recogiendo una gran cantidad de informaciones y una lúcida descripción del contexto político que marcaba la época. Necesario es decir que, en nuestro país, ha sido muy escasa la literatura publicada sobre estos temas.

Como ha sido también escaso el conocimiento que se tiene de la figura de Soledad Barrett, una paraguaya singular que entregó su vida en pos del ideal revolucionario. En realidad, Jorge Coronel rinde con este libro un justo homenaje a esa mujer con físico y personalidad notablemente atractivos. Era bella Soledad, pero más cautivante resulta descubrir la integridad de su entrega solidaria. Soledad poseía tina sólida conciencia moral que le impedía permanecer indiferente ante el despotismo y la empujaba a colocarse al lado de los oprimidos.

Era, después de todo, nieta del escritor anarquista RAFAEL BARRETT, autor de "EL DOLOR PARAGUAYO", esa aguda denuncia de las injusticias que ocurrían en nuestro país. Soledad Barrett murió a los 28 años de edad en Recife, el 8 de enero de 1973. Ha tenido que pasar más de tres décadas para que su heroísmo revolucionario empezara a ser conocido en su país natal. Antes, Mario Benedetti y Daniel Viglietti inmortalizaron en letras y músicas su personalidad cautivante.

El relato de Jorge Coronel, sin embargo, no se detiene allí. Ya señalamos que había elegido una senda novedosa: las defecciones que ocurrieron durante la lucha por transformar la realidad social. Era inevitable, pues, que junto a la trayectoria límpida de Soledad se trace un paralelo ominoso con la vida de su entregador, su propia pareja, el cabo Anselmo. Se trata de un líder revolucionario odiado por una generación de brasileños, pues fue el delator de sus propios compañeros, llevando a muchos de ellos a un destino fatal.

Nadie, en el Brasil, conoce su cara. Sigue viviendo, cercano ya a los 70 años, con el rostro cambiado por la cirugía plástica y protegido por la inteligencia de la Marina brasileña y la CIA. El cabo Anselmo dos Santos es solo un espectro que en nada recuerda al joven que encabezó la rebelión de los marineros en 1963 e integró la Vanguardia Popular Revolucionaria, una fuerza de izquierda brasileña sumada a la guerrilla. Soledad, embarazada de cinco meses, fue muerta a raíz de la delación de este hombre que indicó a los militares la ubicación de la chacra de São Bento donde ocurrió la masacre.

En este mismo estilo, están relatados los casos que siguen. Encontramos allí la historia de Amodio Pérez, el traidor de los Tupamaros que señaló a los militares uruguayos la identidad y paradero de decenas de sus compañeros; la del infiltrado en el ERP argentino que advirtió del ataque al cuartel de Monte Chingolo, ocasionando el mayor desastre bélico de la organización subversiva; de la mítica "Flaca Alejandra", entregadora de varios luchadores chilenos; y la del curioso personaje salvadoreño llamado Roque Dalton.

El autor deja en claro, sin embargo, que no se puede atribuir a estas claudicaciones la derrota de esos intentos revolucionarios. Esas son contingencias propias de la lucha. El sentido de esa lucha, los ideales que llevaron a una generación a emprender el camino del enfrentamiento armado, subsisten pese a las fulgurantes traiciones. Justamente por eso mismo, es preciso reivindicar la motivación de este libro. Es Luz homenaje a los caídos, a toda esa pléyade de jóvenes que, más allá de sus errores, se convirtió en modelo de generosidad y entrega por lo que consideraban justo.

Es imposible abordar la realidad de esa época de modo fragmentario. Ese es el motivo por el cual a los jóvenes de nuestros días les cuesta comprender cómo aquellos llevaron hasta consecuencias definitivas la integración de la palabra y la acción; cómo subordinaron hasta el extremo lo individual a la organización.

Esa lucha, que cambió parte de la historia de esta parte del continente, marcó para siempre a sus protagonistas. Muchos de los que sobrevivieron, mantienen la misma llama de pasión y contribuyen hoy a construir caminos de paz, equidad social y democracia. Han dejado jirones de sus vidas en el esfuerzo por cambiar esa realidad. Frente a la grandeza de los ideales que enarbolaron, puede decirse que los traidores no fueron capaces de detenerlos.

Este ameno libro de Jorge Coronel, demuestra que es posible bucear en episodios paradigmáticos de traición, como un rescate de episodios poco conocidos, sin caer en el simplismo de señalar los como la única causa de las derrotas. Es también una invitación para profundizar investigaciones similares en luchas populares paraguayas. ** En cualquier caso, es un aporte valioso para que los jóvenes de hoy conozcan algo de la entrega a la lucha de sus antecesores de ayer.

ALFREDO BOCCIA PAZ

 

 

 

PRESENTACIÓN

Río de Janeiro- 4 (AP)- El embajador de los Estados Unidos en Brasil, Charles Burke Elbrick, fije secuestrado hoy en Río de Janeiro. El portavoz de la embajada confirmó la noticia. En el automóvil Cadillac del embajador, abandonado en pleno centro de la ciudad, se encontraron copias del manifiesto: La vida y la muerte del señor embajador están en las manos de la Dictadura. Si ella atiende las exigencias, el señor Elbrick será liberado. En caso contrario, seremos obligados a cumplir la justicia Revolucionaria. Firmado: Acción Liberadora Nacional (ALN).

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945), quedó instaurada una nueva contienda conocida como la Guerra Fría. El mundo resultó dividido en dos grandes bloques, el Capitalista, con las democracias denominadas occidentales, lideradas por los Estados Unidos y los países europeos «capitalistas», y el grupo de países Comunistas o democracias socialistas, liderados por la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS), Rusia y los países europeos del Este. Esta Guerra Fría constituía un estado de enfrentamiento permanente, pero sin llegar a enfrentamientos bélicos directos, sino a guerras de posicionamiento, espionaje y sabotajes mutuos.

Las décadas de los años sesenta y setenta tuvieron la particularidad de la generalización de la guerrilla, como método de lucha de la izquierda revolucionaria. Hubo importantes sectores políticos que se adhirieron a las Tesis de la Lucha Armada, como forma más efectiva para derrotar a los gobiernos conservadores y oligárquicos y así transformar la sociedad. Esta forma de enfrentar a las fuerzas políticas tradicionales, representantes de los sectores privilegiados, fue producto de varias coincidencias, económicas, sociales y políticas, en los años sesenta y setenta. Y produjo importantes renovaciones en la izquierda política latinoamericana, sobre todo en los partidos comunistas de los distintos países.

Lamentablemente, con estos grupos armados, que actuaban en forma clandestina, también aparecieron los delatores y las traiciones en las filas revolucionarias. Donde existe clandestinidad, existe delación. Aquí contamos algunas de esas historias, en especial la de Soledad Barrett, que murió asesinada estando embarazada, cuando su propia pareja, el Cabo Anselmo, la delata y entrega a la policía. Si bien las traiciones resultan tan sólo anécdotas en la impresionante historia de entrega y valentía de los militantes de los grupos armados, rescatamos estas historias para recordar que no fue fácil la labor de estos héroes, que no sólo lucharon contra los regímenes represores, sino también contra ex compañeros.

Son seis relatos los presentados aquí, que se ubican en América, en plena época de guerra fría, especialmente entre principios de los años 60 y fines de los años 70, cuando la permanente tensión entre los dos bloques políticos hegemónicos, amenazaba al mundo con tiza hecatombe nuclear.

Este escrito tiene dos intenciones principales: Primero, rendir un homenaje a Soledad y sus demás compañeros y compañeras militantes, como Sendic, Iara, Pauline, Santucho, Da Costa, Cores, Agapito, Marighela, Enríquez, Dalton, que entregaron todo por sus ideales. Militantes revolucionarios que vivieron y lucharon por transformar la sociedad, que no se conformaron con la mera observación o análisis, sino trataron de hacer realidad una sociedad más justa. Hoy muchos sectores políticos han estigmatizado a los revolucionarios, ya sea caracterizándolos como grupos de sangrientos y violentos inadaptados, o como desubicados y trasnochados políticos. Sabiendo, como lo dice el cineasta chileno Patricio Guzmán, que el poder cultiva el olvido, elevamos este homenaje.

En segundo lugar, recordar que hubo compañeros que lucharon y que también, como todos los seres humanos, en algún momento se equivocaron. Hoy entre los grupos de izquierda, en demasiadas ocasiones, las autocríticas son tan lapidarias, tan descalificadoras entre los propios compañeros, que da la impresión que los militantes de izquierda nunca se deben equivocar, ni se equivocaron, y no siempre fue así. Esta segunda intención es mostrar que se luchó y no se debe tirar al olvido toda esa rica experiencia, que las dificultades, improvisaciones o errores, no desacreditan a los héroes combatientes, sino al contrario, demuestran que el camino de la transformación de la realidad social no es fácil, y muchas veces se debe luchar inclusive contra los propios dogmas y prejuicios de antiguos compañeros.

Los seis relatos fueron específicamente rescatados de la rica historia de la Izquierda Revolucionaria Latinoamericana, por presentar las siguientes características:

1- Soledad y el Cabo-Líder Traidor: en Brasil. El caso de Soledad es el que motiva este escrito, pero al mismo tiempo aparece la figura del Cabo Anselmo, que representa al Líder Revolucionario que traiciona. No es una traición cualquiera. Anselmo, aparte de ser un dirigente de la lucha armada, era sobre todo un líder, y es esa la característica que lo diferencia de las demás historias hoy relatadas.

2- Amodio - el Dirigente Traidor: en Uruguay, el caso de Amodio Pérez es el caso del dirigente de primera fila, que traiciona y prácticamente ayuda a desmantelar la organización. No era un líder, ni tenía carisma, pero sí mucho poder en la organización clandestina, a la que acaba traicionando.

3- ERP y Monte Chingolo - El Nuevo judas: en Argentina, es el caso del grupo ERP y la traición del militante «Oso», a cambio, directamente, de prebendas y promesas de futuras recompensas. Es la traición sin más vueltas, la vuelta del Judas.

4- La Flaca Alejandra - quebrada por la tortura: de Chile es el caso más patético, los colaboradores con el enemigo, quebrados por medio de las torturas. Resulta difícil hacer juicio de valor sobre esta actitud, pues la misma Alejandra se define como reducida a un ser, un «ente», luego de entregar a los compañeros.

5- Roque Dalton- la izquierda se equivoca: desde El Salvador rescatamos la historia del poeta ajusticiado por sus compañeros acusado de «traición». Demuestra hasta dónde llega la intolerancia y la facilidad de encontrar excusas para terminar divergencias políticas.

6- El Paraguay de Stroessner: un breve relato de la larga dictadura en el Paraguay y los movimientos armados, con sus respectivas traiciones y delaciones, que contribuyó a dejar a la izquierda sin presencia real en la política del país.

Este es un pequeño homenaje a estos hombres y mujeres, como Soledad, que no renunciaron nunca a sus ideales, aun en los momentos más duros de la salvaje represión, que no se cansaron de luchar, que no encontraban excusas, que no argumentaban «falta de tiempo», que no priorizaron sus proyectos personales, que se entregaron a luchar por los más débiles, por los no visibles, sin pedir nada, es un homenaje a los que piensan que no tirar la toalla, no rendirse, ¡¡VALE LA PENA!!

** Hoy la lucha de los socialistas continúa, es distinta pero igualmente válida. Posiblemente más efectiva, en América Latina se ha logrado poner freno al neoliberalismo, los socialistas están llegando al poder, pero la pasión y la entrega total y absoluta de hombres y mujeres por hacer triunfar sus ideales, una de las características de esos años, hace que se extrae tanto a esos héroes. Para los que continúan la lucha, para los que la Revolución sigue siendo posible, para los que siguen agitando a las masas, para los eternos creadores de utopías, hoy como nunca viene bien el grito de los luchadores Anarquistas de los sesenta:

 ¡¡¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!!!

 

 

 

INTRODUCCIÓN

La vida de Soledad Barrett es taza de las historias que mejor refleja el tema central de este escrito: el idealismo de los jóvenes y las traiciones en la que quedaron atrapadas sus vidas.

Soledad había nacido en Paraguay, nieta del poeta anarquista RAFAEL BARRETT. Siendo aún muy pequeña, toda su familia se exilia en la vecina Argentina, a raíz de la violencia política que azotaba al Paraguay al finalizar la guerra civil de 1947. Militó en movimientos de izquierda, en Uruguay, Cuba y Brasil, y terminó asesinada por la policía brasileña, que llegó hasta ella mediante la traición de su pareja, a los 28 años de edad.

Esta hermosa paraguaya, inteligente, decidida y con una tremenda sensibilidad social, terminó asesinada por pretender justicia para los demás. El escritor Mario Benedetti le dedicó un poema cargado de ternura y fascinación. Daniel Viglietti, el eterno enamorado de Soledad, con quien compartieron la incipiente militancia, le agregó música al sentimiento, legándonos una hermosa canción. Soledad, como muchos otros compañeros de ideales, fue traicionada por integrantes de su propia organización clandestina, integrantes, ya ex compañeros, que habían decidido pasar al bando de los represores. A la muerte de Soledad, Benedetti escribió:

 

MUERTE DE SOLEDAD BARRETT

 

Viviste aquí por meses o por años

trazaste aquí una recta de melancolía

que atravesó las vidas y las calles.

 

hace diez años tu adolescencia fue noticia

te tajearon los muslos porque no quisiste

gritar viva hitler ni abajo fidel

 

eran otros tiempos y otros escuadrones

pero aquellos tatuajes llenaron de asombro

a cierto uruguay que vivía en la luna

 

y claro entonces no podías saber

que de algún modo eras

la prehistoria de Ibero

 

ahora acribillaron en recife

tus veintisiete años

de amor templado y pena clandestina

quizá nunca se sepa cómo ni por qué

 

los cables dicen que te resististe

y no habrá más remedio que creerlo

porque lo cierto es que te resistías

con sólo colocárteles en frente

sólo mirarlos

sólo sonreír sólo cantar cielitos cara al cielo

 

con tu imagen segura

con tu pinta muchacha

pudiste ser modelo 

actriz

miss paraguay 

carátula almanaque quién sabe cuántas cosas

 

pero el abuelo Rafael el viejo anarco 

te tironeaba fuertemente la sangre

y vos sentías callada esos tirones

 

soledad no viviste en soledad

por eso tu vida no se borra

simplemente se colma de señales

 

soledad no moriste en soledad 

por eso tu muerte no se llora 

simplemente la izamos en el aire

 

desde ahora la nostalgia será

un viento fiel que hará flamear tu muerte

para que así aparezcan ejemplares y nítidas

las franjas de tu vida

 

ignoro si estarías

de minifalda o quizá de vaqueros

cuando la ráfaga de pernambuco 

acabó con tus sueños completos

 

por lo menos no habrá sido fácil

cerrar tus grandes ojos claros

tus ojos donde la mejor violencia

se permitía razonables treguas

para volverse increíble bondad

 

y aunque por fin los hayan clausurado

es probable que aún sigas mirando

soledad compatriota de tres o cuatro pueblos

el limpio futuro por el que vivías 

y por el que nunca te negaste a morir

Mario Benedetti

 

Pero no es una historia aislada, la historia de la izquierda tiene numerosos ejemplos de traidores que entregan a sus ex compañeros a manos de la tortura, cárcel o directamente a la muerte, como el caso de Soledad. Donde hay clandestinidad, inevitablemente hay delación. El escritor anarquista Gilbert K. Chesterton describió magistralmente, con humor e ironía, en su novela EL HOMBRE QUE FUE JUEVES, una historia de traiciones y agentes de policía, dentro de una organización clandestina, donde finalmente todos resultan ser infiltrados. En la vida real las consecuencias fueron más crudas, que en la referida novela.

Delaciones, infiltrados y traidores famosos por el daño hecho a sus compañeros, son numerosos. Algunas traiciones emblemáticas fueron el asesinato del General de hombres libres, el nicaragüense Augusto Sandino, luego de la traición de los militares somocistas, la del revolucionario Emiliano Zapata y sus compañeros en México asesinado a traición para acabar con la Revolución, o el asesinato de Trotski por su más cercano colaborador, son muestras de una manera burda e indisimulada de traicionar.

También están los traidores más refinados: el ruso Malinovski, hombre de confianza de Lenin y principal representante de los Bolcheviques en el Parlamento. Días después del triunfo de la Revolución de Octubre, se descubre en los archivos de la policía secreta, que en realidad era un agente informante de la policía de los Zares. También la traición del integrante de la organización vasca ETA, que mantuvo en sus filas al dirigente conocido como Lobo, encargado de misiones tan importantes dentro de ETA, que cuando llegó el momento de traicionar, prácticamente descabezó la organización. A Malinovski, la justicia popular lo sentenció y fusiló; el Lobo, hasta hoy tiene una jubilación de la policía española.

Soledad y sus compañeros de causa, luchaban por cambiar la realidad de pobreza, miseria y lacerantes diferencias sociales que se vivía, y se vive, en toda América. Numerosos activistas políticos y sociales, muchos de ellos jóvenes, se lanzaron a la lucha por construir una sociedad mejor. Entregaron todo, porque no concebían la vida de otra forma.

Todas estas luchas fueron frontalmente resistidas, y violentamente combatidas por las oligarquías locales, quedando sus ideales estigmatizados por mucho tiempo. Raúl Sendic, fundador de los Tupamaros, expresaba en una entrevista: «¿Por qué en Europa los milicianos y guerrilleros son héroes y en América se debe hablar de los militantes en voz baja?; porque en Europa el fascismo fue derrotado y en América los militares fascistas triunfaron en los años 70». Esta fundamental diferencia hace que se tenga que hacer mucho aún por reivindicar a los que entregaron todo, sus energías, su creatividad, su juventud y muchos murieron por lograr roza vida digna para sus compatriotas.

 

 

 

 

Para compra del libro debe contactar:

 

 

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