EL TPV, A 50 AÑOS DE UNA QUIJOTADA ARTÍSTICA
Por ANTONIO V. PECCI
antoniopeccipy@yahoo.com
Las peripecias del Teatro Popular de Vanguardia, un grupo de teatro independiente que buscó romper la mediterraneidad, haciendo un largo recorrido sudamericano hasta llegar al Festival de Manizales, donde presentaría 'Un puñado de tierra".
Un miércoles 16 de junio partía del puerto de Itá Enramada, rumbo a la Argentina, un grupo de soñadores teatristas, con una gran ambición: Llegar al Festival Latinoamericano de Teatro de Manizales-Colombia. Era el más importante espacio de expresión que congregaba a grupos de todo el continente en setiembre de cada año. El Festival había iniciado sus actividades en 1969 con una veintena de elencos, los cuales presentaban sus trabajos que eran evaluados por un jurado calificado. Ése año asistiría nada menos que Pablo Neruda, el celebrado poeta chileno, presidiendo el mismo y, además, ofreciendo un recital de sus textos.
Como TPV aspirábamos a llegar al Festival con una obra nacional y un elenco sólido y, a falta de dinero para costearnos el pasaje aéreo, planeamos un osado plan, cual era salir tres meses antes e ir actuando a lo largo del camino para de ésa manera ir solventando los gastos de pasaje y comida. El recorrido de unos 9 kilómetros hasta llegar al objetivo, comprendía transitar por ciudades de Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Lo cual exigía una cuidadosa planificación. En 1969 un grupo se había propuesto lo mismo y quedó varado a mitad de camino. En 1970.
bajo el liderazgo de Hugo Herrera, su pareja y actriz Elida Capisano, ambos argentinos y el actor y maquillador Juan Ramón Benítez, pudieron llegar al evento con la obra ‘La cantante calva’, de Ionesco.
Antecedentes. El estreno de ‘Un puñado de tierra’.
Nuestro objetivo era presentar el espectáculo poético-musical ‘Un puñado de tierra’, obra de creación colectiva concebida en base a una idea original de Hugo Herrera. Se trabajó sobre una selección para unir las voces del exilio interior con la de nuestros poetas exiliados en la Argentina, así como evidenciar el bilingüismo y la raíz popular.
Algunos textos fueron musicalizados, ya que teníamos la posibilidad de contar con un destacado joven músico, Víctor Pato Brítez, quien además realizó la selección de temas de José Asunción Flores, Agustín Pío Barrios y motivos populares, que se insertaban en la obra. Una atípica conjunción de actores y músico desgranando poemas y canciones entrelazadas; lo que resultó en un espectáculo de gran plasticidad escénica, un juego de luches dinámico y el fondo del escenario cubierto por una tela rasgada en sus bordes, sostenida con cuerdas que tensaban ése mapa en disputa.
Años de intensa movilización social
El país vivía momentos turbulentos con un régimen que apelaba a la represión como forma de respuesta a los reclamos sociales y de libertad de expresión. Las comisarías estaban atestadas de presos y presas, la mayoría sin derecho a juicio. Los estudiantes universitarios liderados por el Movimiento Independiente salían a las calles para reclamar libertades, la Facultad de Medicina y el Hospital de Clínicas, -focos de la protesta de médicos y enfermeras-, era rodeada cada tanto por fuerzas parapoliciales comandadas por el seccionalero Ramón Aquino. La cúpula de obispos católicos, por su parte, denunciaba la situación de campesinos sin tierras, de presos políticos y la falta de libertades, generando un claro distanciamiento con el gobierno autoritario. Además se vivía la dolorosa situación de miles de compatriotas echados al exilio, que no podían volver al país. Lista que encabezaban destacadas figuras de la música y las artes como José Asunción Flores, Herminio Giménez, Carlos Lara Bareiro, Teodoro S. Mongelós, Carlos Martínez Gamba, así como líderes políticos y sociales.
Esta era la realidad que, en cierto modo, se quería reflejar en la propuesta escénica y se escogió un título que condensara ese anhelo.
Se reunían las voces de los ya citados con las de Josefina Plá, José Luis Appleyard, René Dávalos, Manuel Arguello, Ramiro Domínguez, Emilio Pérez Chaves, Adolfo Ferreiro, Guido Rodríguez Alcalá y Santiago Dimas Aranda; los del exilio interior.
El grupo humano que se involucró en los trabajos incluía en la parte actoral a Erenia López, Marta Almada, Estela Lamar, así como Ramón del Río, Alejo Pesoa, Antonio Pecci, Martín González y Antonio Ayala. En la parte técnica daban su aporte Ñeco Rabito, en iluminación; Ignacio Santiviago en diapositivas, Julia Tavarelli en sonido, Juan Ramón Benítez en maquillaje, Jenaro Pindú en la escenografía y diseño del programa.
Así se llegó al estreno en el Salón de las Américas del CCPA, en noviembre de 1970. La ambiciosa propuesta fue recibida con entusiasmo por el público. Uno de los comentarios críticos, del diario La Tribuna, señalaba: ‘La selección de poemas de autores paraguayos, escenificada con un ritmo que se mantuvo durante la hora y cuarto que dura el espectáculo, permitió a la dirección del elenco y a este en sí, un lucimiento poco frecuente en nuestro medio. El TPV recurrió a todos los elementos necesarios desde la luz y el sonido, hasta la plasticidad del movimiento de los intérpretes para crear un todo perfectamente orgánico que mereció la salva de aplausos con que el público premió al espectáculo’.
Preparativos de la gira
Tras el éxito de la temporada se hizo llegar a la Embajada de Colombia la solicitud para la presentación del espectáculo. Al poco tiempo los directivos del festival aceptaron el pedido del grupo.
El operativo para alistar el viaje incluyó reuniones con amigos y colaboradores; se lanzó una campaña de bonos para recaudar un fondo mínimo para la etapa inicial de la gira, y además se tuvo el apoyo de dos organizaciones sociales destacadas, el Servicio de Extensión Universitaria, SEU, con José Pepe Arnella a la cabeza y la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, a través de su presidente, Jorge Lara Castro, se impulsaron trabajos de apoyo económico.
Así llegamos a esa mañana del 16 de junio de 1971 cuando partía una delegación de once personas: Erenia López, Ramón del Río, Alejo Pesoa, Estela Lamar, Antonio Ayala, Ñeco Rabito, Óscar Ramos, Martín González, Antonio Pecci y Pupi Riveros, cantante y como adelantado Federico ‘Pibe’ Segovia para los contratos y actuaciones. Aquí quedaba un equipo grande de colaboradores que nos impulsaron el proceso como Marta Almada, Julia Tavarelli, Alejandro González, Ethel Stahllar, Nils Wiezell, Ignacio y Teri Santiviago, Viki Franco, entre otros.
El festival y la fiesta de teatro
Se iniciaba una gran aventura con un objetivo claro y un formidable espíritu de equipo. Una aventura incierta, como manifiesta la compañera Erenia López, pero muy motivadora pues deseábamos romper el aislamiento artístico al que se hallaba sometido nuestro país a causa de la dictadura, confraternizar con los artistas latinoamericanos y exponer nuestro trabajo a la consideración de otros públicos.
En el repertorio se llevaba también la obra El hueco del autor compatriota Ovidio Benítez Pereira, dos obras para niños y la película El Pueblo de Carlos Saguier, que se proyectó en diversas universidades y cinematecas.
El grupo, sorteando numerosas dificultades y trabas, realizó actuaciones a lo largo de su ruta, llegando a la ciudad de Manizales y logrando actuar en el Teatro Los Fundadores el 17 de setiembre de 1971, con excelente respuesta de público y el saludo personal de destacadas figuras como María Escudero, Enrique Buenaventura, Augusto Boal, el crítico español José Monleón y el director del festival, Carlos Ariel Betancur. En cuanto a los comentarios de prensa, el diario El Espacio, de dicha ciudad, señalaba: Con la presentación de la obra Un puñado de tierra, el Cuarto Festival Latinoamericano de Teatro recobró su calidad artística… ‘Un puñado de tierra’ es una realización colectiva de los paraguayos que caló hondo en el ambiente del teatro’. A esos días intensos de encuentros y debates con artistas de México, Perú, Chile, Brasil, siguió luego una serie de invitaciones para que el grupo se presentara en Bogotá y luego en ciudades venezolanas como Mérida, Barquisimeto y Caracas. Pero, al llegar diciembre se decidió el retorno a Asunción, vía terrestre, ya próximo a las fiestas de fin de año. Luego de casi siete meses y casi 20 mil kilómetros recorridos, el elenco regresaba y daría una rueda de prensa días después para dar cuenta del objetivo cumplido.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
www.ultimahora.com
Sección CORREO SEMANAL
Sábado, 30 de Octubre de 2021
