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TOMÁS L. MICÓ (+)

  TESOROS ENTERRADOS EN EL PARAGUAY (TOMÁS L. MICÓ)


TESOROS ENTERRADOS EN EL PARAGUAY (TOMÁS L. MICÓ)

TESOROS ENTERRADOS EN EL PARAGUAY

EN LAS COORDENADAS DE LA


HISTORIA Y LA GEOGRAFÍA.

TOMÁS L. MICÓ

Intercontinental Editora

Caballero Nº 270 – Tel.: 595 21 496991

Foto de tapa: “LIBRO DE ORO”, obsequio de las

Mujeres paraguayas al Mariscal López.

Asunción – Paraguay

2000 (87 páginas)


ÍNDICE

-        DEDICATORIA

-        PLATA YVYGUY RECÁ (FRAGMENTO)

-        PRÓLOGO

-        INTRODUCCIÓN

-        SUPERANDO LEYENDA Y FOLKLORE

-        JOYAS Y ALHAJAS

-        ORIGEN DE TANTA JOYA

-        ¡MIREN LO QUE ENCONTRAMOS!

-        TESTIMONIOS DE GRANDES PUBLICISTAS

-        UN HALLAZGO INTERESANTE A PRINCIPIOS DE SIGLO (POR CARLOS PUSSINERI SCALA)

-        PLANOS 

-        BIBLIOGRAFÍA


BIBLIOGRAFÍA

-        JULIO CÉSAR CHÁVEZ, "Descubrimiento y conquista". Ediciones Nizza, Asunción, 1968.

-        FÉLIX DE AZARA, "Descripción Histórica del Paraguay". Imprenta Nacional, Asunción, 1960.

-        FEDERICO FOSTER. Monografia inédita; G.L.G.

-        EFRAÍM CARDOZO. "Hace Cien Años". EMASA. Asunción, 1970.

-        WILLIAM BARRET. "Una Amazona", Buenos Aires.

-        CARLOS PUSSINERI SCALA. "La devolución de las joyas del Paraguay". Asunción, edición del autor.

-        CARLOS PUSSINERI SCALA, otras publicaciones.

-        Revista del Touring y Automóvil Club Paraguayo, Año 1, N° 1. Nota de Carlos Pussineri Scala.

-        JUAN E. O'LEARY. Revista de Policía, Asunción, año 1, N° 1.

-        ING. RAMÓN BENÍTEZ CIOTTI. "Monedas y medallas", Conferencia, CONAGUE, 1998.

-        Cien entrevistas personales del autor.

-        Mapas de la Municipalidad de Asunción.

-        Mapas de la Dirección de Turismo. Asunción.

-        Mapas del Instituto Geográfico Militar. Asunción.

-        Mapa del Paraguay, 9º edición, 1995.


PRÓLOGO

El tema de los tesoros enterrados en el Paraguay que con este trabajo de relevamiento primordial nos presenta Tomás L. Micó luego de otros escritos sumamente interesantes, sale de la mitología para convertirse en realidad. No sólo es una novedad en la amplitud expositiva, sino que es un impactante motivador de nuevos emprendimientos de dorada cosecha, que indudablemente está llamando a la acción consecuente o valientes exploradores.

Así como está planteada la exposición, el tema despierta interés desde las primeras palabras. Es incuestionable que la progresión en una senda demarcada con documentos jalona los pasos del lector hacia distintas etapas de una marcha a lo que puede ser el buen puerto del sueño dorado de antiguos buscadores; unos, que han colgado las herramientas de zapa y otros que los van a tomar, tienen necesidad de un punto de referencia sólida para hacerse de un itinerario algo más firme que una versión popular, de modo que pueda tener idea del itinerario que le tocará recorrer. El autor avanza por el campo de la historia y va sembrando puntos relevantes por toda la geografía del Paraguay tocando con un bastón de fichas, personas y lugares que actúan de eslabones en que se enredan el tiempo y el hombre en sucesos de un mismo afán fundamental: La prospección.

Al asumir el compromiso de entretejer un prólogo a este trabajo de Micó, he formulado el voto de veracidad, en primer lugar tomando cuenta de cada uno de los datos consignados para que verdaderamente sea tratarse este volumen de unas coordenadas, cuya consulta llevará a la ecuación precisa, como se toma con lupa y pinza la gema que se muestra al experto para su calificación en verdaderos quilates. Puedo asegurar que he hallado concordantes estos informes y están transcriptos en la historia auténtica que ha vivido la patria siglo y décadas atrás. Los volúmenes que cita, existen y están al alcance de todo lector interesado en varias de las buenas bibliotecas paraguayas, especialmente en las de nuestra ciudad de la Asunción.

Personalmente satisfecho con esta compulsa que deja en claro la pureza de la verdad prometida, paso a considerar lo que la lectura de este tratado ha significado o, mejor dicho, ha venido a constituir como material útil y adecuado marca-rumbos antes de todo emprendimiento que requerirá, a no dudarlo, un germen motivador para mover al circunspecto cohabitante del terruño a acometer empresas de valer.

Superado el capítulo de extensa geografía que lleva al lector por gran parte de la región Oriental-dejando quizá para más adelante lo referente al Chaco- acerca al debutante a una mínima geología y topografía, en que se puede advertir que no es lo mismo excavar e introducirse en los hoyos de la tierra atendiendo a la composición del suelo y su estructura a veces rocosa, comprendiendo campos específicos de la geotecnia, donde la tarea de cavar el suelo a músculo y pala no es lo mismo que herir la tierra con pico y barreta tratando de romper el velo de los misterios que su seno guarda.

La tercera cuestión que propone una consulta inquisitiva, es decir, llevada a la escrupulosidad indagatoria, es la referente al verdadero monto del oro y la plata que "debía haber habido" en esos tiempos y lugares de nuestra paraguaya tierra para satisfacer a cuanto interesado armado de coraje, pico, morral y tiempo haya hecho el periplo imprescindible para llegar al envidiable rango de afortunado o nuevo rico.

He aquí que un minucioso estudio de antiguos tratados nos acerca a la formidable figura del presidente Carlos Antonio López, que comprendió lo que debía traerse al país antes de incrementar positivamente la producción, la industriosidad y el comercio: La planificación y la infraestructura. Así se justifica la inversión progresiva en barcos para la flota mercante; el ferrocarril y el telégrafo; la planta de fundición de hierro; el malecón del puerto; las progresivas estaciones de ferrocarril y las artesanías o industrias caseras que animaron el movimiento económico del bello Paraguay de entonces, ofreciendo un comercio activo a pocos años de iniciada esta transformación que produjo dos décadas de vida civilizadora, mejorando la producción y las condiciones de vida del pueblo, laborioso y eficiente cuando está bien conducido.

Esta figura de tan enorme significado como la de don Carlos estabilizó al pueblo en nuevas estructuras económicas y en cuatro lustros la nación fue una potencia comercial que cobraba en libras esterlinas y Carlos cuartos una abundancia de cueros, algodón, maderas, tabaco y almidón que compraban en Asunción los agentes comerciales para lejanas hilanderías, hoy llamadas industrias textiles, amén de la exquisita yerba mate, conocida en el mundo como Illex Paraguaiensis, estimulante y laxante de gran mercado. Todo esto puede verse en antiguos registros de comercio y aduana y más que esto, se verá en el frondoso libro de Juan Francisco Pérez Acosta, referido a Carlos Antonio López, al que llamó "Obrero máximo", en valiosa obra documental.

Había entonces abundante metálico para mover la vida económica del Paraguay, como después, en su momento, la diligente señora Linch, instaló la primera "oficina" de cambios del país, donde trocaba libras esterlinas por útiles, apreciadas y oportunas órdenes de compra, al solo objeto de que el metal acumulado no se dispersara... Por eso podemos ver que en aquella postrera gira nacional hacia su destino, en tal estación fueron dejados tantos vagones, en aquel otro pueblo tantas carretas y así tenemos un rico historial, cerrando Micó la cuenta para este primer volumen con la referencia histórica del último entierro en vísperas de Cerro Corá.

Advertido por el autor de que se prepara una obra más amplia, complementaria de este serio relato que es una introducción a la riqueza histórica y geográfica del Paraguay, de antes y de ahora, quedo, como el anhelante lector, aguardando el segundo volumen de rico contenido y certero en datos del cual sabrá dar razón el mismo sello editor.

GUMERSINDO VERA


INTRODUCCIÓN

AL LECTOR


No son meras fantasías estas referencias acerca de entierros y tesoros ocultos. Forman parte de una realidad palpable laboriosamente documentada, especialmente cuanto afecta a los caudales -no diríamos públicos del gobierno, como se entendía en esos tiempos, un oficioso amanuense se ocupaba en consignar los datos precisos de cuanto en materia de caudales se debía poner a buen recaudo a causa de la Guerra Grande. Había que hallar seguro resguardo, tanto a los paquetes o arcones de la Tesorería de Gobierno, como a cuanto se hacía familiarmente, para no perder esos bienes confiados a la discreción de la tierra. Existe una larga lista de bagajes confidenciales y de alto valor que no podían quedar librados al acceso fácil de los invasores.

Las ganancias comerciales de diversa especie y de variado origen tampoco podían dejarse al alcance de la mano. Todo eso, en los tres campos: gubernativo, familiar y comercial, fue puesto a distancia entre propietarios y pretendientes. Los caudales de gobierno comenzaron a tiempo a ponerse a salvo, los caudales de comercio casi a última hora fueron puestos, según refieren las cartas de los cónsules, en lugar y depósito confiable; de ello abundan notas y declaraciones oficiales y mediante ellas algunos caudales han sido devueltos al país por vía diplomática, como se verá más adelante.

El Paraguay tenía activo comercio, de otro modo don Carlos Antonio López no se hubiera ocupado en comprar barcos para el intercambio comercial, por no llamarlos mercantes, pues algunos detalles del modo de operar aún no se conocen debidamente. Pero hablando de las joyas y alhajas familiares, hay constancia de que gustaba a las familias paraguayas, tenerlas y lucirlas, aun la gente de condición humilde. Alguna referencia sobre este punto traeremos más adelante.

En concreto, los objetos de valor y de buen resplandor serían buena pesca en río revuelto..., aun en cualquier revuelta, como lo fue siempre en todo el globo.


SUPERANDO LEYENDA Y FOLKLORE PLATA YVYGUY


Esta versión folklórica pertenece a la inventiva popular nacida con posterioridad a la Guerra del Setenta, la cual refiere haber en todo el país tesoros ocultos. La corriente más fuerte toma raíces firmes en el hecho de que durante la llamada Guerra Grande, iniciada en 1865, las familias paraguayas debieron poner a salvo sus caudales, grandes o pequeños, para impedir que los invasores se apoderaran de ellos. Estos generalmente se enterraban cerca de algún punto de referencia concreta y permanente, que hiciera posible ubicar y recuperarlos más tarde.

Pueblos enteros, como Luque, Piribebuy, Caacupé, y muchos otros (casi todos los del Paraguay del 1800) tienen alguna tradición que referir respecto a estos caudales. La campiña en estos relatos no se queda atrás sumando detalles de su propia cosecha y abundancia inventiva. Así hay gentes que en sus referencias insisten haber visto luces en el campo, resplandores fugaces, que son para ellos señal cierta y valedera de haber joyas y metales preciosos bajo la tierra en cofres de cedro o vasijas de barro.

Se dice que un perro blanco, sin cabeza, ronda esos depósitos ocultos, custodiándolos, y que pocas personas están en condiciones de hallarlos y disfrutar de ellos, pues estas advenedizas dotes van destinadas a premiar las prendas morales de los hombres. Estos favorecidos de la suerte, generalmente -en la leyenda-, dan con los tesoros enterrados fácil y ocasionalmente, en tanto que tenaces, incansables buscadores, muchas veces resultan burlados. Cabe señalar que la gran familia Guaraní no trae esas referencias, al menos en cuanto a metales preciosos o bienes materiales, a los cuales no eran afectos. La leyenda de los tesoros ocultos, tan expandida, tan fundamentada por los narradores, es útil sicométricamente para sopesar el influjo de una idea clara y determinada.

Esto prueba el impacto subliminal, Su arraigo popular y dispersión geográfica, como también estratográfica. La temática es apta para un estudio de mayores alcances en sicología pura y aplicada, al igual que motivación fundamentada.

El tema se profundizó al aparecer en "Mitos y Leyendas del Paraguay", datada en el año 1980. A partir de esta publicación, comenzamos a recibir gran cantidad de comentarios populares sobre estos casos y lo sorprendente fue recibir en forma confidencial abundantes datos, artículos periodísticos y referencias de valor histórico acerca de los famosos entierros, que apasionan al pueblo.

Este material era proveniente de fuentes serias y responsables, que incluso ratificaba con su nombre la indudable validez de la información, armando un respetable fichero de casos concretos que no pudimos dejar de acercar al público lector. Dimos así estructura formal y nuevo rumbo a los objetivos precisos de una operación de rescate de la verdad, con indicios muy ciertos de ser de verdadera utilidad a interesados capaces de emprender el operativo, unos con pico y pala y otros con instrumentos técnicos de alta valía.

Otro factor será el de preparar debidamente el espíritu en el crisol auténtico para tener éxito. Acompaña a esta primera presentación un grupo de grabados que ayudan a aproximar la localización de la riqueza yacente, salvados los requisitos impuestos por ley.

Siendo de utilidad un diálogo más amplio, éste deberá convertirse en tiempo, forma y especie a convenir. Sean pues la esperanza y la suerte joviales compañeras de tan atentos lectores, de valiosa información.


OTRA RAÍCES INFORMATIVAS

Hará algo así como una cuenta de treinta años, entregamos al público un breve estudio de túneles en el Paraguay, con el deseo de allegar información acerca de estas excavaciones existentes desde hace muchísimo tiempo en nuestro país; a tal punto llega la antigüedad, que Félix Muñoz menciona esos aportes incluyéndolos en lo que con personal fundamento propone tratarse de un emprendimiento de "Los misteriosos antepasados", siendo éste el título de su obra que reúne material resultante de investigaciones a profundidad. En esa entrega inicial, que denomináramos "Antecedentes históricos de Itapúa", dábamos cuenta de haber llegado al cateo de muestras de material extraído de -apenas la entrada- de esos túneles, existentes en varios lugares de nuestro territorio como: Asunción, Coronel Oviedo, Tejas-cué, Trinidad y la antigua Itapúa, entre otros; tratando de hallar una razón que justifique la existencia de esos túneles, tanto a la luz de la historia, como a la sombra de la prehistoria. El resultado de esa intromisión en antiguas cosas nuestras fue el contacto con un nutrido grupo de gente interesada en mayor información, lo que nos llevó a contar con la feliz cooperación de don José Segundo Decoud, entonces intendente de Coronel Oviedo, con quien hemos realizado algunos viajes y en especial tomando razón, apuntes y dimensiones de lo que se encontraba muy cerca suyo y que también le había interesado profundamente; se trata del pequeño corredor subterráneo que, partiendo de atrás de la iglesia de Oviedo, rompe los muros de la misma, se dirige oblicuamente rasgando los cimientos del edificio municipal, sale a dos centenas de metros más allá, en dirección a la central de Antelco de esa localidad. Para facilitar esta prospección, el diligente señor José Segundo Decoud había hecho limpiar las partes accesibles de esos túneles, que aún se pueden ver en la ciudad. Estuvimos allí varias veces en diversas circunstancias atmosféricas y en opuestas condiciones climáticas que puedan dar mayor amplitud y particularidad a ese estudio de aproximación. Más tarde nos acompañaron el perito geólogo Palmerola y el animoso señor Rojas Silvera, llegándose a conclusiones muy cercanas al aprovechamiento de algunas venas de minerales apreciados.

En San Joaquín tuvimos un apreciable concurso de gente, que permitió movernos por esos lugares observando las inmediaciones, especialmente del viejo camino de San Joaquín a Tejas-cué, distante algunos kilómetros, felizmente pocos; señalándonos las distintas características de lomas y capas de tierra con su color cambiante y compactación de arenisca, gris, granito, caolín y lagunas que había secado el sol, donde sus barreros reunían en las mañanas gran cantidad de aves de toda especie.

Las muestras de piedras logradas allí entregamos a diversos colegios y escuelas. El metal amarillo y el metaloide también habían permitido lograr un empaste ricamente dorado, muy cercano al oro de fundición; con él se daba brillo a las imágenes que el taller de artesanía de los religiosos entregaba para su envío a las distintas iglesias que se construían en una vasta comarca de esa región central del país. Evidencias ligeras acerca de oro y pedrería calentaron la cabeza de más de un expedicionario en procura del rico metal.

El túnel de San Joaquín acusa aún hoy un rumbo que se descubre golpeando la superficie con una especie de pisón, que da un eco profundo, indicador de haber pasadizos sobre los cuales germinaban interrogantes que imponían singular cavilación. La variedad de tierra y piedras está a un paso de llevar a alguno a cambiar de vida y hábitos.

Jesús y Trinidad, como también la segunda Itapúa -acuende del Paraná-, no podían hasta hace poco disimular sus túneles. Llamando la atención de los viandantes que se acercaban en busca de algún doblón de oro, por si acaso. Serias expediciones se han movido en esos lares.

Muchos estudios se han llevado a cabo sobre estos puntos geográficos sin llegar a conocerse los resultados, tratados siempre como un secreto de Estado. Pero se han recogido los nombres de técnicos y científicos que pusieron los pies en esos lugares y las manos en las muestras del material subyacente.

En Asunción, donde siempre hubo mucho que contar, se acercan apuntes -léase a Pussineri- que hablan de intensas búsquedas en diversos barrios. El material resultante de estas observaciones se agotó pronto, generalmente adquirido por interesados de lejanas tierras dueños de tiempo y recursos para una prospección perseverante y tecnificado. Todo esto ayudó a hacer creciente acopio de temas de interés subsolador, que aparecerán en el volumen II de esta temática. Dios lo quiera así.


DUDAS Y AFIRMACIONES

Dice un distinguido escritor en su trabajo, acerca de este esclarecido tema: "Con frecuencia suele hablarse en nuestra sociedad que tal o cual ricacho ha enterrado su fortuna". Sabiendo extraer lo esencial de cada párrafo, hallamos aquí dos afirmaciones de valor positivo. Lo primero es que ha habido "ricachos" en esta tierra paraguaya, y la segunda aseveración consiste en que "era costumbre enterrar su fortuna".

Lo interesante es saber recoger la información. Por ejemplo, consultando A-A: Ecar, en la ficha 5a-070- H-C A, donde podríamos ayudar a los amables y animosos lectores a recibir mejor información. Consulta mediante, claro, donde el tiempo es oro, como es sabido.

Las dudas de fecha y lugar pueden disiparse dedicando tiempo material y recursos a obtener frutos de la higuera informativa mediante un diálogo constructivo y por demás edificante, donde las dudas desaparecen cuando el tema es tratado con respetable seriedad y sanos deseos de compartir opiniones que hacen la escala ascendente a la meta de las realizaciones.

Esto mejora mucho cuando puede presentarse sobre el tapete un ligero mapa señalando las variantes del terreno a reconocer. Debemos aclarar que no siempre se encuentran dudas en este transitar, lo que más abunda es la información discreta, que se debe saber recibir, respetar y aplicar el estetoscopio al latir del corazón de la tierra, que siempre tiene secretos que entregar al hombre.

Hecha la operación de cateo, las dudas se disipan y las muestras de metal de diverso color y piedras también quedan en la palma de la mano firme y laboriosa que no sabe de flojedades.


PRIMERAS REFERENCIAS

Uno de los ilustres hombres que visitaron Paraguay en misión de alta relevancia fue don Félix de Azara (1746-1821). Su tarea principal consistió en aguardar integrar la comisión demarcadora de límites entre las respectivas colonias de España y Portugal. Don Félix permaneció durante varios lustros en Paraguay. A su arribo a la ciudad de Pilar, fue recibido en una casa de familia, siendo atendido a cuerpo gentil. Este distinguido ciudadano español escribió en sus memorias haber sido gratamente sorprendido por la cordialidad paraguaya y haberse servido el almuerzo en su honor en rica vajilla de plata.

El texto completo de este develador acontecimiento se encuentra en uno de sus incunables, fáciles de consultar en nuestro país en bibliotecas de historia muy conocidas.


ORGANIMÉTRICA...

A fin de poder canalizar la inquietud consultiva del lector o de todos los lectores -que todos son uno- procederemos a sistematizar nuestra información mediante fichas numeradas, en clave, por supuesto, no sea que las grullas se lleven las semillas que se intenta sembrar a páginas llenas, generosamente, en pasajera curiosidad.

Primer caso a concretar en fichas, para su asimilación:

C-8=145-0

El ministro americano Wasburn deja esta interesante observación: "Los paraguayos tenían una gran cantidad de hermosas alhajas que estimaban con una devoción idólatra".

Comentario          anexo 0-1-0

A) Cabe destacar ser notable el gusto muy extendido en el país por las joyas de verdadero valor.

B) Las fantasías, que el pueblo clasificaba como "chafalonía", no eran estimadas en lo mínimo. Las alhajas más usadas en todas partes eran de oro, plata, coral. En caso contrario los anillos más modestos eran llamados "cuairú mbocayá", es decir, anillo de coco. El mismo consistía en un anillo logrado a corte de un carozo de coco, pulido, dando un aspecto de ébano.

C) En cuanto a vajilla y virolas, éstas eran piezas pequeñas de adorno en los cabezales de caballería; también hebillas anchas, estribos y taleros, o fustas, eran populares las de plata labrada tan abundantes en el Paraguay.

D) Tenía su preferencia el mundo femenino en hacer notar ya en altura su hermoso peinado realzado con un peinetón de oro tan brilloso que se denominaba Kyguá verá, peine brilloso o dorado.

Estos cuatro breves apuntes nos servirán para conocer los usos generalizados de la población paraguaya de la ciudad y la campaña.


LA VERSIÓN POPULAR Y LA HISTORIA

El pueblo acostumbra hacer un resumen, escueto por demás, acerca de cosas y datos importantes; no está obligado a más, por supuesto, debiendo nosotros, ávidos lectores -usted y yo, amable lector-, darle las debidas gracias por lo que logran aportar.

La diferencia entre lo popular y lo histórico hallamos en esta breve nota, debidamente cotejada y apuntada.

Versión popular: "Un rico poblador de Ajos, estanciero de renombre, por un disgusto con don Carlos Antonio López, carga en una carreta siete cofres de caudales, enterrándolos en un lugar ignorado de sus tierras y sale del país...".


LA HISTORIA EN LA REFERENCIA DOCUMENTAL

"Don Benito Varela, domiciliado en Ajos, propietario de un extenso campo de treinta leguas cuadradas, dueño de 50.000 cabezas de ganado, por un disgusto con el presidente don Carlos Antonio López, empaquetó sus siete cajones de caudales y los enterró yéndose a vivir lejos..."

Este dato se encuentra en el libro: "Patria y Símbolos" del escritor Marcelino Machuca Martínez.

Nuestro comentario al margen sería que este caudaloso hombre de campo, ganadero, para más señas, enriqueció el limo de sus praderas con el oro de sus arcones.

Bueno y conveniente, además de prudente, será siempre escarbar suficientemente en los textos hasta descubrir mayores y verdaderos indicios de áureo y argentado son. Es decir, debemos buscar la mayor verdad contenida en el indicio popular.


PERENNE BUSCAR

“Hombres hay, que buscan en la tierra

Un tesoro de sospechada existencia”

 JAIME  BALMES, en "El Criterio"


Unos buscan la verdad, otros la salud, otros la felicidad, cada uno por un camino determinado. Buscar es la misión del hombre, no todos buscan lo mismo; pero sí lo hacen en un estrecho sendero de probabilidades. Aquí acude a completar nuestra cita el filósofo español:... "de sospechada existencia, pero de inseguro lugar". Es verdad, nada es seguro, menos en estos campos de los anhelos humanos y de las apetencias. La cosa requiere -o mejor dicho, el tema-un poco de pensamiento, plan, predisposición, tiempo y recursos; cada uno de estos puntos se consolida con una preparación metódica y sistemática, tanto en lo espiritual como en la logística, de los enseres materiales.

Nadie puede acudir a estos emprendimientos con la alforja vacía; no se puede emprender nada tan sólo con un manojo de ilusiones y de floja información. Pero tampoco hay que buscar en demasía, pasando inoperantemente al costado de la buena información. Hay toda una secuencia de factores que se deben tener en cuenta antes de emprender lo que llamaríamos "la marcha" hacia estos lindes de la realidad y del misterio. Sería imprudente hacerlo, buscar y rebuscar, dando vueltas en el mapa, o dando vueltas el mapa mismo haciéndolo girar a ver si cae alguna clave prometedora, no será esa la técnica, sino la serena búsqueda, la paciente información y, de ser posible, buscar y hallar la veraz documentación. Saber buscar es el principio del saber hallar. Procedamos aún en estas cosas, con calma, en paz y sobre todo en orden prudente y perseverante; nunca las consecuencias se logran de buenas a primeras, sino en la senda de las serenas tareas consecutivas.


LA DISCRECIÓN DE LA TIERRA

De una necesidad de información seria, documentada, como exige la historia, nos ocupamos seguidamente, en el punto y lugar y con el mismo lenguaje con que fue escrito, tanto en aquel tremendo tiempo, lleno de apremios y apresurones, con alguna referencia a la topografía, la más aproximante que fuere posible, para encaminar un operativo de prospección en algunas apuntadas tierras. Así vamos citando algunas claras señales de cuanto se ha ido dejando librada a la discreción de la tierra -la única discreta, que la guarda y salvaguarda de los adornos en oro y coral de la familia paraguaya.

Algunas personas nos han autorizado a dar nombres, fechas, lugares y las mencionamos en su oportunidad, pero otras, conocedoras de las precauciones que se deben tomar en estos y similares casos, no han querido salir de la información anónima. Seamos, pues, discretos. Pero algunos datos venían filtrándose en la comunidad acerca de una u otra familia que ha recuperado lo suyo, o tal o cual descendiente que ha vuelto a identificar el arcón familiar de que hablaban sus abuelos.

Estamos aquí pisando en homenaje al caro lector el terreno firme de la reseña documental en este primer volumen, resultado de una tarea de varios lustros cotejando escritos, monografías de historia e inventarios familiares y de comercio algunas veces, que nos llevarán a presentar algún tiempo más adelante, un segundo volumen complementario, con mayor abundamiento de datos, lugares, nombres para reavivar el tema y disponer ánimo y recursos para encarar la tarea cuando fuere menester, claro está.

En cuanto a la tierra, ciertamente es discreta en grado sumo, hasta que el afán o el acaso descubren sus entrañas reclamando acción. Reiteramos entonces que con el fin de ser útil en cierto grado, presentamos el primer volumen de un tema sumamente interesante sobre las sorpresas que nos guardan a una, la historia y la geografía de este connotado corazón de América.


¡MIREN LO QUE ENCONTRAMOS!

Con este grito, comenzó a juntarse gran cantidad de curiosos, llegaron en poco tiempo algunos fotógrafos y con escasa demora unos cuantos periodistas. Los tobas mostraban puñados de los objetos hallados cerca del lugar en que se estaba realizando una excavación para formar un reservorio de agua, lo que generalmente se conoce como tajamar. Un tractor que fue llevado a ese campo con el fin de desarraigar viñales fue utilizado en la excavación para aumentar la capacidad de la lagunita cercana que servía junto a unos árboles aislados, del refugio de animales. Pasto, sombra y agua fueron siempre los tres grandes recursos de los ganaderos. Mejor dicho, esos tres factores constituían la mejor riqueza de los hacendados. Pero desde que los dos viejos indios tobas dieron ese grito, el lugar "cambió de fisonomía", como dice la buena gente, cuando en verdad comenzó a cambiar el paisaje, con la introducción del tractor y sus grandes palas que dejaban montones de tierra en todas partes...

Y todo comenzó con un puñado de monedas que este par de tobas habían hallado mientras trabajaban en la colocación de grandes postes para renovar toda la instalación de un potrero. Las monedas no corrieron de mano en mano, porque no se acostumbraba dejar tocar estas cosas a terceros, pues según dicen quita la suerte. Pero la verdad es que de una u otra forma cada uno defiende lo suyo. Si estas monedas pasan de mano de mano, o "corren" de mano en mano, ¿cómo las va a controlar? y... ¿volverían todas a la mano de origen? ¡Mmmm...!

Este título quizá sea muy largo, porque los halladores sólo habrán atinado a decir: "¡Maemí...!", o lo que parece ser igual: "¡Miren...!", con lo que se armó un descomunal alboroto, trayendo en pocas horas a la prensa, la fotografía; las carpas de curiosos y avivados, pescadores de río revuelto y gentes deseosas de hacer fortuna rápida. Lo rescatable de este apunte es la realidad física de las monedas halladas, lo que avala la operación y el afán obsesivo de desenterrar.


SERÍA MEZQUINO CALLAR

Es imposible a estas horas callar el abundamiento informativo que por confiada benevolencia nos hicieron llegar los antiguos depositarios del sigiloso saber de dorado resplandor. Algunos ya han partido al reino donde nada es menester; otros están a medio punto de hacerlo, pero hay quienes con uña y diente se aferran a los riscos lustrosos del acantilado de la vida, con deseos de ver a toda luz en el crepúsculo de una final presencia del pináculo piramidal luminiscente, cuyo orden de compensaciones es simplemente el feliz regreso a la generosa y silente madre tierra que, paciente, nos aguarda.

Pero he aquí el hombre -los hombres- en todas sus especies y variedades y aún símiles silentes, que pronto habrá de volverse polvo, haciendo pluscuamperfectamente admirable aquella verdad de las verdades: "Polvo eres y en polvo te convertirás". Pero, cuasipolvo al fin, quiere untarse de terso metal y lograr la felicidad dorada en oro; él, que como hombre es más valioso que el oro, pero no lo sabe. Sólo quiere riquezas, abundantes, espesas, ubicuas, pronto.

Hemos logrado unas datas, gracias a los donantes de datos, y queremos ponerlas en remojo, como motivación para que puedan-semilla al fin hacer crecer a la sombra de abnegadas aspiraciones un montículo de monedas, joyas y alhajas en algún rincón de la casona. Aquí van esos datos, esas datas, esos lugares, para que nadie se pierda la espléndida oportunidad de, pico y pala, bolso y pan a cuestas, hacer suya la alforja de los desenterramientos. Sirva de aliciente una foto recientemente tomada a la vera de un transitado camino, de donde se ha extraído un cuévano de oro. Cerca, muy cerca, de donde tuvieron la raíz de su imperio, el señor Patri y el portugués Rodríguez.

Amigos lectores, la tierra generosa los aguarda para entregarles buena pitanza a manera de feliz cosecha. Es para usted, amigo lector, que nos pusimos a coser, letra a letra, esta extensiva información.

¡Ánimo!, que todo le sea propicio y tenga feliz exploración.

Posdata:

Sólo falta combinar tres palabras proactivas: Dónde, cuándo y cómo.


EXPEDICIÓN PROMISORIA

Hay mucho que descubrir en esta bella y generosa tierra. Sólo faltan emprendedores, a los que -de haber- quisiéramos dar una mano, un rumbo, un comentario con marcada tendencia a la probabilidad de acierto. Se tratará de una expedición modelo, con apoyo de la tecnología necesaria: brújula, mochilas, detectores, carpas, baterías de manducar, bebestibles, recurso y reservas pecuniarias; buen espíritu, camaradería, honestidad y buen tiempo... Quizá esto sea mucho pedir, pero, empero y empeorando, de algún modo habrá que intentarlo y acometer la empresa con potenciales visos de certería.

La región a peregrinar sería Arrondo, un capítulo aún no debidamente procesado en Baranda granulométrica, de modo que tal acometida promete la disciplina de hacer, saber hacer, coordinar y acercarse a la meta de las aspiraciones. De haber gente dispuesta, quisiera ver cuánta predisposición ostenta y cuánta acción aplica.

Arrondo es un punto geográfico que, en vera coordinación con la historia, pasó a la realidad de las cosas practicables. Paralelos, meridianos; antecos y periecos deberán ser considerados y sincronizados clara y debidamente para poner los pies en buena tierra y las manos en el cofre dormido a la vera del viejo camino.

Cuanto es posible saber acerca de Arrondo, Piragua cué, o Laguna Sirena, será puesto a este servicio como factor de progresión hacia la meta anhelada, quedando muchos otros puntos geográficos a visitar.

En la operación Arrondo habrá un pliego de cuatro páginas, que deberán completarse, a saber: l) interés auténtico; 2) capacidad de recibir y asimilar información; 3) organización cabal y adiestramiento; 4) real emprendimiento en tiempo y espacio, con auxilio del método P.LM.,  reconocido internacionalmente.

Piragua cué tiene su ubicación y su historia; su itinerario, tiempo y forma de acceso; preparativos y disponibilidad de tecnología electrónica, de tres especies diferentes.

Laguna Sirena, toda una leyenda que está a punto de descubrirse como una excitante realidad. Invito a contactar positivamente.


SERENIDAD Y PRUDENCIA

Siempre se encuentra alguna dificultad en la senda de nuestras marcadas aspiraciones. La cuesta no será fácil, la falda del cerro no estará libre de tropezones... Por eso, señores, recomendamos un adarme de prudencia, acerca de hallazgos, luces, evidencias.

La Ley de Minas exige una entrega al ente superior de cuanto sea hallado en tierra. Mucha gente se da a la evasiva cuando se le pregunta acerca de tesoros y entierros rebuscados, responden: "¡Sí, algo se dice!; parece que alguno... pero yo no escuché nada; hay algunos que saben algo... pero yo me dedico a otra cosa...".

Así responde la población de la campiña -y de la ciudad también cuando se intenta sonsacarle algo positivo. Entonces, lo mejor es adquirir información de esta especie, para que no haya tiempo perdido y valor olvidado.

¿Sería usted capaz de iniciarse en prudencia? Anímese. Servida sea la nación con el debido asesoramiento.

Existe una "especie", de hombres que son, lo que en esta tierra llamamos "tarará", exaltados; apurados, desprendidos de toda noción de seguridad, que salen a correr en busca de tal o cual posibilidad o aventura; para ellos, toda fórmula o invitación a la calma y al obrar sereno y planificado, es letra muerta. Con este modelo antropológico, bastante ilógico, por cierto, no es posible, emprender nada. Aquí vale una vez más aquella frase que se ha hecho célebre: "Más vale solo que mal acompañado".

Más de una vez hemos escuchado de algunas personas que se desprendieron de un operativo de rescate, como el que tratamos, por tener un compañero, o simple consumidor de la despensa, que produce más barullo que favor, anulando un operativo por falta de lo que podríamos llamar -perdonen los galenos-: "insuficiencia cardíaca", es decir, no tener suficiente corazón.

La elección de compañía adecuada lleva al éxito, y lo contrario al más triste y rotundo fracaso. Consejo este que vale mucho y no cuesta nada poner en práctica. Valga pues para todo momento y lugar.


UN HALLAZGO INTERESANTE A

PRINCIPIOS DE SIGLO


Por CARLOS ALBERTO PUSSINERI SCALA


Hace sesenta y tres años, un acontecimiento por demás curioso atrajo a la Asunción enorme cantidad de gente, incluso procedente de los pueblos de nuestra campaña.

Sucedía algo inusitado, de relieves hasta novelescos si se quiere. En un terreno de la calle Ygatimí, entre Hernandarias y Colón, un grupo de obreros efectuaba una excavación, con el propósito de colocar cimientos para una edificación que habría de levantarse. Estos hombres, trabajando hasta después de que el Sol se ocultara, iban ya a soltar sus herramientas, cuando el pico de uno y la lampa de otro tropezaron con algo durísimo. Lanzaron un grito de asombro, y los demás compañeros, al percatarse de lo sucedido, aunaron esfuerzos y lograron sacar un cajón grande, desdibujado por el tiempo, ya un tanto carcomido por la humedad del ambiente, pero que dentro de su cavidad guardaba miles de monedas de oro, las cuales, a pesar de la tierra que las cubría, relumbraban brillantemente. En menos tiempo del que tardamos en narrarlo, aquellos hombres se lanzaron ávidamente sobre el cajón y se apoderaron de casi todo el tesoro. En su precipitada huida dejaron algunas piezas como mudos testigos de la ambición humana. Desaparecieron los obreros como por arte de magia, y nunca se supo adónde dirigieron sus pasos. El maestro de obras, impulsado por la curiosidad y, sobre todo, atenaceado por la codicia, ordenó a otros obreros proseguir la excavación, y de nuevo, pero más hondo aún, las herramientas tropezaron con bloques compactos. Tratose de llegar a un nuevo tesoro, pero esta vez la suerte no deparó esa circunstancia, y los otros hombres, menos afortunados por cierto, encontraron gruesas piedras en lugar de monedas. Mas, la codicia humana es grande, y así fue como se prosiguió el trabajo a la luz de fantasmagóricas teas. Se halló después de mucho sudar, algo como si fuera una visión de los cuentos de hadas; las absortas miradas de los hombres vieron artísticas arcadas pertenecientes tal vez a un antiguo convento o a alguna casa de un personaje legendario. Casi contigua, y a la luz vacilante de las teas, aparece luego una portada de artísticos detalles, joya de la arquitectura antigua verdaderamente primorosa.

De estos singulares hallazgos hablaron los diarios de la época y "La Tarde" del miércoles 28 de diciembre de 1904 publicó un suelto titulado "La Riqueza Oculta" que narraba suscintamente el hecho.

Hasta tener conocimiento de este hallazgo, no sabíamos que en ese lugar hubiera una edificación de tal magnitud. No pasaron muchos años, cuando un señor de apellido Valiente compró una propiedad vecina al lugar de que hablamos, y haciendo los pozos para los cimientos, encuéntranse con un baúl lleno de papeles y libros, que según afirma el señor Valiente eran antiguos y estaban en muy mal estado. No podemos dudar de este aserto, por cuanto nos merece fe la palabra de este respetable anciano de 85 años, y tanto más cuanto que sus familiares corroboran todos los datos que él nos ha suministrado. Se sabe así que el señor Valiente, libre de las cadenas de la codicia, no quiso encontrar tesoros y dispuso enterrar nuevamente el baúl, que hoy descansa en paz, a cubierto de la indiscreción humana, guardando muchos secretos de la historia.

Hay que acotar esto: desde esa calle hasta las márgenes de nuestro gran río las tierras pertenecieron a Hernandarias, primer gobernador criollo.

Sería muy interesante hacer hoy nuevas excavaciones y estudiar ese lugar, escenario de los hechos narrados; desenterrar aquellos vestigios de un pasado que se recuerda siempre y tal vez encontrar tesoros históricos en vez de cofres de fortuna.


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LECTURA (ENLACE) RECOMENDADO:


¿A DÓNDE YA PARAGUAY?



ROBERTO PAREDES


Diagramación y armado:

CAYO AMARILLA

Asunción – Paraguay

Marzo, 2007 (191 páginas)






Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
INTERCONTINENTAL
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